miércoles, 14 de septiembre de 2022

Maniqueísmo: Vida de Manes



El maniqueísmo fue una religión fundada por el persa Manes en la segunda mitad del siglo III. Llegó a ser una síntesis aceptada por muchos de las creencias religiosas conocidas hasta entonces, alimentándose principalmente del dualismo zoroástrico, el folclore de Babilonia, la ética budista y de unos pocos elementos cristianos. 

La teoría de dos principios eternos, el bien y el mal, está presente en todas sus doctrinas. El maniqueísmo se extendió en Oriente y Occidente, manteniendo una existencia intermitente en Occidente (África, España, Francia, el norte de Italia, los Balcanes) durante mil años. Fue muy popular en Mesopotamia, Babilonia, Turquestán, en el norte de la India, China occidental y el Tíbet.

Vida de Manes

Manes (o Mani), en san Agustín siempre Manichaeus, no es un nombre personal sino un título que revela la identidad de quien lo sustenta. Deriva probablemente del babilonio-arameo Mânâ, que entre los mandeanos era el Mânâ Rabba o Rey de la Luz. No se conoce el nombre del fundador del maniqueísmo pero nos han llegado dos formas latinizadas: Cubrico y Ubrico.

El padre de Manes

El padre de Manes se llamada Fâtâk Bâbâk, ciudadano de la antigua capital de Media. Su hijo nació en el año 215 o 216 d.C. en la villa de Mardinu en Babilonia, de una madre de ascendencia noble (arsácidas) cuyo nombre aparece de diferentes formas: Mes, Utâchîm, Marmarjam y Karossa. 

El padre de Manes, muy religioso, salió de Ecbatana con su hijo para unirse a los puritanos del sur de Babilonia, o bautistas mandeos, y educó a Manes con sus principios. Antes, había sido un idólatra que, mientras ofrecía culto a los dioses, oyó una voz que le instaba a abstenerse de carne, vino y mujeres. 




Revelación, persecución y crucifixión de Manes

A los doce años, Manes recibió su primera revelación. El ángel Eltaum (Dios de la Alianza; Tamiel en la tradición rabínica judía) le ordenó que dejara a los mandeos y viviera castamente, pero que esperara doce años antes de revelarse al pueblo.

Babilonia era un centro del sacerdocio pagano. El domingo, 20 de marzo de 242 d.C., día de la coronación de Sapor I, cuando se reunía una multitud venida de todas partes, Manes proclamó su evangelio por primera vez en la residencia real: “Como una vez Buda llegó a la India, Zoroastro a Persia y Jesús a las tierras de Occidente, así vino en el momento actual, esta profecía a través de mí, el Manes, a la tierra de Babilonia", así sonaba la proclamación de este "Apóstol del Dios verdadero". 

Parece que tuvo poco éxito y se vio obligado a salir del país, convirtiéndose en un maestro itinerante con éxito. Fundó comunidades en Turkestán y la India. Cuando regresó a Persia logró la adhesión a su doctrina de Peroz, el hermano de Sapor I, pero el favor de la monarquía persa hacia Manes nunca fue incodicional y sufrió persecución. En el exilio, diseminó y afianzó su doctrina escribiendo epístolas. 

Finalmente, después de numerosas peregrinaciones, entradas y salidas de Persia, el rey Bahram I ordenó la crucifixión de Manes, desollar el cadáver, disecar su piel y colgarla en la puerta de la ciudad, como advertencia para sus seguidores. La fecha de su muerte se fija en el año 276 a 277 d.C.


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