Hoy celebra la Iglesia el nacimiento de la Virgen María y también las llamadas “Vírgenes encontradas” que son todas aquellas advocaciones de la Virgen cuya imagen había sido escondida para preservarla de los actos vandálicos de los enemigos de la fe y que fueron encontradas generalmente por un pastorcillo o gente del campo en general.
Entre ellas, tenemos la Virgen de Tíscar, la Fuensanta, la de Gracia, Meritxell, Nazaret, Núria, del Pino, de los Llanos, de los Afligidos, Covadonga, Guadalupe (la original, la extremeña) el Puig, Montiel, la Caridad del Cobre, la Victoria, De la Luz…
Algunas de ellas tienen una celebración propia como la de La Cabeza, Montserrat, Aránzazu, la Candelaria o la Bien Aparecida.
A todas se las celebra hoy, tal vez, porque el hecho de ser encontradas puede considerarse como un nuevo nacimiento.
Del nacimiento de la Virgen los evangelios no dicen ni una palabra. Eso sí, hay una leyenda muy antigua y preciosa que nos hace saber que Joaquín y Ana, sus padres, formaban un matrimonio de bandera. Eran lo mejor de lo mejor en el mundo judío. Honrados y creyentes a carta cabal.
No eran felices del todo porque llevaban veinte años casados y no habían podido tener un solo hijo. Pero su confianza en el Señor era tan grande como su fe. Cada día le pedían a mi Dios que, si era su voluntad, les concediera la gracia de ser padres. Por su parte, se comprometían a consagrar a Dios el hijo que les naciera.
Un buen día, al entrar Joaquín en el templo, el sumo sacerdote que tenía malas pulgas, lo echó a cajas destempladas “Vete de aquí, desgraciado – le dijo - ¡A saber qué habrás hecho para que Dios te haya dejado seco lo mismo que a tu mujer!”
Nuestro viejito se retiró a un rincón con las orejas gachas, y se puso a llorar como una magdalena.
“Joaquín, alza la cabeza y no llores más - le dijo un ángel - Has de saber que Ana, tu esposa va a dar a luz una niña como un sol. Será la más hermosa de las mujeres. No ganará concursos de belleza porque no la vamos a apuntar a ninguno, pero desde ya tiene ganado el primer puesto en el corazón de Dios.
¡Ah! Ponle por nombre María porque está llamada a ser la señora de la creación”.
“Joaquín, alza la cabeza y no llores más - le dijo un ángel - Has de saber que Ana, tu esposa va a dar a luz una niña como un sol. Será la más hermosa de las mujeres. No ganará concursos de belleza porque no la vamos a apuntar a ninguno, pero desde ya tiene ganado el primer puesto en el corazón de Dios.
¡Ah! Ponle por nombre María porque está llamada a ser la señora de la creación”.
A Joaquín le faltó tiempo para ir a contárselo a su esposa, dando brincos de alegría; pero el ángel fue más rápido y cuando él llegó, Ana ya sabía que iba a ser madre de la bendita entre las mujeres y abuela del fruto de su vientre que iba a ser Jesús.
A los nueve meses justos nació la niña María y era un primor tal como el ángel había anunciado.
Cuando tenía tres años la destetaron y se fueron al templo a cumplir su promesa. La colocaron en el primero de los quince escalones de acceso y, en un santiamén, ella solita los subió todos tan campante con un desparpajo que dejó a todos con la boca abierta.
El resto de la historia ya lo explicaré otro día porque hoy lo que celebramos es el Nacimiento de la Virgen María.
Felicidades también a las Natis y buenos días.
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