martes, 13 de septiembre de 2022

La obra literaria de san Juan Crisóstomo


 
Representante de la escuela de Antioquía

Crisóstomo es el principal representante de la Escuela de AntioquíaDiodoro de Tarso lo había iniciado en el método gramático-histórico de esa escuela, en oposición a la interpretación alegórica y mística de Orígenes y la Escuela de Alejandría. Pero Crisóstomo no excluyó las explicaciones alegóricas o místicas aunque las confinó a casos en los cuales el propio autor inspirado sugería este significado.

Teólogo dogmático

Crisóstomo no era una mente especulativa, ni estuvo involucrado en grandes controversias dogmáticas. Desde sus comienzos fue considerado por los griegos y los latinos como un testigo de la fe.

En el Concilio de Éfeso (431) san Cirilo de Alejandría y los antioquenos lo citaban en favor de sus opiniones. En el VII Concilio Ecuménico, cuando un pasaje de Crisóstomo fue leído en favor de la veneración de imágenes, el obispo Pedro de Nicomedia exclamó: “Si Juan Crisóstomo habla de ese modo de las imágenes, ¿quién se atreverá a hablar contra ellas?”

En la Iglesia Latina, Crisóstomo fue citado incluso antes. El primer escritor que lo citó fue Pelagio, cuando escribió su perdido libro De Naturæ contra san Agustín (c. 415). Agustín, poco tiempo después (421), empleó la enseñanza de Crisóstomo en su controversia con Julián de Eclana.

Durante la Reforma, hubo ácidas discusiones sobre si Crisóstomo era protestante o católico. Las polémicas no han cesado. Es cierto que Crisóstomo tiene algunos pasajes que parecen ignorar la confesión privada a un sacerdote y que no tiene pasajes en favor de la primacía del Papa, pero reconoce la tradición de la Iglesia como una regla de fe. Esta Iglesia, dice, es sólo una, por la unidad de su doctrina; está esparcida por todo el mundo, es la única Novia de Cristo.

Con relación a la Cristología, afirma que Cristo es Dios y hombre en una persona, pero no ahonda en el modo de esta unión. 

Con relación a la Eucaristía enseña la presencia real y sus expresiones sobre el cambio forjado por las palabras del sacerdote son equivalentes a la doctrina de la transubstanciación.

Los escristos de san Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia, se clasifican en tratados, homilías y cartas.
Tratados

• Exhortación a Teodoro lapso y Contra los enemigos de la vida monástica:

Estas dos breves obras están dedicadas a defender la vida monástica. La primera está escrita con ocasión del abandono del monasterio por parte de su amigo Teodoro de Mopsuestia. Se trata, pues, de una exhortación para que vuelva a practicar la vida eremítica. 

La segunda, en cambio, está destinada a combatir los prejuicios de los paganos –e incluso de los cristianos– contra la vida monástica. Ambas obras son anteriores a su ordenación sacerdotal.

• Sobre el sacerdocio (373):

Entre los tratados, el más famoso es el que versa Sobre el sacerdocio, en el que diserta sobre los deberes del sacerdote siguiendo la pauta que le daba la Apología de fuga de san Gregorio de Nacianzo.

Es la obra del Crisóstomo más leída y traducida. Su influencia aún dura en nuestros días. Escrita posiblemente en torno al 373, adopta la forma de un diálogo entre él y su amigo Basilio. El motivo del diálogo es el comportamiento que deben seguir en caso de una eventual ordenación sacerdotal.

La obra expone la excelencia del sacerdocio y las cualidades y virtudes que el sacerdote debe poseer: santidad, paciencia, sabiduría, prudencia... Señala también el estilo de vida que ha de practicar el sacerdote y a qué tareas se ha de dedicar primordialmente. Entre éstas hace hincapié en la predicación: edificar la Iglesia, corregir a los descaminados, combatir a los herejes. Es, por tanto, un tratado de carácter práctico.

• Sobre la virginidad y la viudez:

Sobre la virginidad y la viudez, temas por los que muestra predilección, al igual que lo habían hecho los Padres Capadocios.

• Sobre la educación de los hijos:

Su obra acerca de la educación de los hijos tiene un especial interés tanto por lo que nos muestra de la situación real de la educación en Antioquía como por el énfasis que pone en que el tema se aborde con responsabilidad.

Dirigido a los padres, consta de dos partes: la primera –sobre la vanagloria– está destinada a combatir el principal vicio de la Antioquía de su tiempo, o sea, el lujo y el libertinaje. La segunda parte es una exhortación llena de consejos prácticos sobre la formación moral de los hijos: la principal función de los padres –enseña– no es proporcionar a sus hijos bienestar y riquezas, sino una sólida formación cristiana en cuanto a la fe y a la moral.

• Sobre el sufrimiento y contra los paganos y judíos:

Otros tratados tocan el tema del sufrimiento, o están destinados a refutar impugnaciones de paganos y judíos.

Homilias

Juan Crisóstomo puede ser considerado como el mejor orador de toda la antigüedad cristiana. Sus sermones son numerosísimos –predicaba todos los días–, y se han conservado un buen número de ellos. Muchos de los sermones eran revisados por Juan Crisóstomo antes de la publicación; otros, sin embargo, no fueron revisados; hay algunos de los que conservamos dos versiones: una revisada por él, y otra no.

Crisóstomo preparaba sus discursos con gran cuidado, mirando sobre todo el bien de sus oyentes, que jamás se cansaban de oírle, aunque los sermones frecuentemente duraban un par de horas. Es más, en no pocas ocasiones interrumpían el discurso con aplausos.

• Sobre los pobres:

En sus homilias encontramos vibrantes descripciones sobre las necesidades de los pobres, a quienes presenta medio desnudos, arrastrando sus miserias físicas y morales por las calles y plazas de la ciudad. Todo esto encaminado a mover el corazón de los ricos. Por su parte, Crisóstomo, predicaba con el ejemplo, socorriendo a muchas viudas, huérfanos, enfermos y necesitados.

 Homilias exegéticas:

El mayor número de homilías que conservamos –varios centenares– son comentarios sistemáticos a libros del Antiguo y Nuevo Testamento. El método utilizado por el Crisóstomo es el propio de la escuela antioquena: exégesis literal de carácter moral.

Sobre el Antiguo Testamento:

Los principales comentarios sobre el Antiguo Testamento son las sesenta y siete homilías Sobre el Génesis, cincuenta y nueve homilías Sobre los Salmos, un comentario sobre los primeros capítulos de Isaías. Los fragmentos de Job son espurios; la autenticidad de los fragmentos sobre Proverbios, sobre Jeremias y Daniel, y la Sinopsis del Viejo y Nuevo Testamento es dudosa.

Sobre el Nuevo Testamento:

Sus noventa homilias sobre el Evangelio de San Mateo son el comentario más antiguo que tenemos sobre este evangelio (alrededor del año 390). Su exégesis es de carácter moral, de acuerdo con el método propio de la Escuela antioquena. Crisóstomo mueve a la conversión a quienes, siendo cristianos de palabra, no lo son con sus obras.

Ochenta y ocho homilías sobre el Evangelio de San Juan, cincuenta y cinco homilías sobre los Hechos de los Apóstoles, y homilías sobre todas las Epístolas de San Pablo: Carta a los Romanos (32 homilias), Carta a los Corintios 1 y 2 (77 homilias), Carta a los Efesios (24 homilias), Carta a los Filipenses (15 homilias), Carta a los Colosenese (12 homilias), Carta a los Tesalonicenses 1 y 2 (11 homilias), Carta a Timoteo, Tito y Filemón (37 homilias), Carta a los Hebreos (34 homilias).

• Homilías dogmáticas:

Otra serie de homilías está dedicada a temas dogmáticos. Contra Eunomio, que sostenía que se puede conocer perfectamente a Dios en esta vida, predicó 12 sermones. Sobre la naturaleza incomprensible de Dios, en los que explica que el hombre no sólo no llega a comprender la esencia divina, sino tampoco todas las manifestaciones de su omnipotencia.

Ocho homilías bautismales, predicadas en Antioquía para instruir a los catecúmenos; tienen especial importancia porque dan a conocer la liturgia bautismal de finales de siglo IV.

• Homilías morales:

La predicación de san Juan Crisóstomo es de fondo moral y tiene algunas homilías cuya finalidad inmediata era combatir los vicios de sus oyentes y procurar su mejoramiento moral. Entre éstas destacan dos homilías Contra los juegos circenses y una Sobre la limosna.

 Homilías de circunstancias:

Otras muchas homilías fueron predicadas por diversos motivos: en fiestas litúrgicas –Navidad, Epifanía, etc.–, en la festividad de algún santo o con motivo de algún acontecimiento notable. Entre éstas últimas son célebres las 21 homilías por las estatuas. El motivo fue el motín del pueblo de Antioquía que llevó a derribar las estatuas del emperador porque había decretado una subida de impuestos. El pueblo, temiendo las represalias del emperador, se reunía en la iglesia, y Juan les confortaba y animaba a su mejoramiento moral. Estas homilías consagraron a Juan como gran orador.

Cartas:

El epistolario de Juan Crisóstomo consta de 236 cartas. Todas están escritas desde su destierro, y generalmente son breves y dirigidas a personas muy diversas. Las cartas dan a conocer la personalidad de su autor: su celo apostólico, su humanidad y santidad de vida, su entereza de ánimo ante la situación adversa.

Las cartas más importantes son dos, dirigidas al papa Inocencio. En la primera le informa de lo que había ocurrido desde su llegada a Constantinopla hasta su deposición. La segunda está escrita a finales del 406. En ellas reconoce la supremacía de la sede romana, pues su situación le hacía ver con evidencia que un simple patriarca no puede ser garantía suficiente de la unidad de la Iglesia.

EL ORADOR

El éxito de Crisóstomo predicando se debe a su gran facilidad de palabra, a la forma popular de presentar sus pensamientos y a la convicción con que comunicaba el mensaje, el cual sentía le había sido entregado a él. 

Las explicaciones especulativas no le atraían, ni se hubieran adecuado al gusto de sus oyentes. Prefería temas morales y pocas veces seguía un plan regular. Su oratoria provocaba los aplausos de su congregación.


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