Manes tenía la pretensión de fundar un sistema religioso comprehensivo de todas las religiones conocidas hasta ese momento e intentó incorporar el cristianismo a su doctrina. En el día de la coronación de Sapor I, Manes menciona a Jesús, integrándolo en sus enseñanzas.
La relación entre maniqueísmo y cristianismo era externa y artificial. La esencia del maniqueísmo era la astrología y el folklore caldeos colocados en un molde dualista rígido. Manes introdujo el cristianismo porque no podía ser ignorado. De este modo:
• Manes se proclamó a sí mismo como el Paráclito prometido por Jesús
• Rechazó el Antiguo Testamento, pero admitió gran parte del Nuevo a su conveniencia;
en particular, rechazó los Hechos de los Apóstoles, ya que habla de la venida del Espíritu Santo
en pasado. Los Evangelios fueron reinterpreatados en muchos lugares, y cuando un texto parecía
apoyar las enseñanzas, el maniqueo sabía cómo presentarlo.
Leyendo las disputas antimaniqueas de san Agustín vemos la habilidad con la que se recogieron y se interpretaron los textos de la Escritura:
• Manes se llamaba a sí mismo el Paráclito. No reclamaba ninguna divinidad pero se llamaba
a sí mismo “Apóstol de Jesucristo por la providencia de Dios Padre”. Manes era el apóstol
de Jesucristo, es decir el mensajero de la promesa de Cristo, el Paráclito enviado por Él.
La presunción blasfema de Manes se matizaba así un poco a los oídos de los cristianos.
• Para Manes, Jesucristo era un eón o personificación de la Luz en el mundo.
• Manes repudiaba al Jesús de Nazaret histórico. “El hijo de una pobre viuda (María)",
“el Mesías judío a quien los judíos crucificaron”, “un diablo que fue justamente castigado
por interferir en la obra del eón Jesús”, tal era, según manes, el Cristo que los cristianos
adoraban como Dios.
• La cristología de Manes era docética, su Cristo parecía ser hombre, vivir, sufrir y morir,
para simbolizar el sufrimiento de la luz en este mundo.
• Aunque Manes usaba la palabra “evangelio”, pero su evangelio no era en ningún sentido
el de los cristianos.
Manes engañaba a los incautos cristianos utilizando términos como Padre, Hijo, y Espíritu Santo para designar a las personalidades divinas; sin embargo, una ojeada a su cosmogonía muestra cuan dispar era su doctrina. Pero Manes hablaba con tanta cautela, enseñando sólo la fe en Dios (su luz, su poder y su sabiduría) que engañó a muchos.
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