jueves, 27 de febrero de 2014

8 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A, por Mons. Francisco González, S.F.

Isaías 49,14-15
Salmo 61: Descansa sólo en Dios, alma mía
1 Corintios 4,1-5
Mateo 6,24-34


Isaías 49,14-15

Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

Salmo 61: Descansa sólo en Dios, alma mía

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación;
mi alcázar: no vacilaré.
R. Descansa sólo en Dios, alma mía

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
R. Descansa sólo en Dios, alma mía

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón.
R. Descansa sólo en Dios, alma mía

1 Corintios 4,1-5

Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

Mateo 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos."

— Comentario por Mons. Francisco González, S.F.

En la primera lectura de Isaías (Is 49,14-15) percibimos el lamento del pueblo de Israel, el exilio ha sido algo catastrófico para ellos y todas aquellas proezas de Dios a favor de su pueblo no son suficientes para contentarlo: “Me ha abandonado el Señor, se ha olvidado de mí”.

La humildad puede ser la gran lección que nos deje la experiencia de ser olvidados y enriquece así nuestras vidas, pero también nos puede destruir. El Señor responde rápidamente a este clamor: “¿Puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas?” (Is 49,15).

Dios alude a sus instintos maternales, por eso dicen que el amor de una madre es el más parecido al amor divino, y Él le recuerda a su pueblo que aunque una madre se olvidara de su hijo (algo imposible) Él nunca lo hará.

San Pablo nos recomienda hoy dos virtudes en la segunda lectura (I Cor. 4,1-5): responsabilidad y fidelidad como buenos administradores de lo mucho que el Señor nos ha dado con la vida y con la vocación cristiana.

En el evangelio (Mt 6, 24-34), el Maestro recomienda a los suyos una confianza ilimitada en Dios Padre, que es la forma más humana de vivir la fe. Todo el Sermón nos ofrece un cambio radical de forma de pensar y actuar, pues no es simplemente hacer una decisión entre el bien y el mal, sino entre lo bueno y lo mejor.

No basta ser un buen hombre; no basta con colectar méritos y prácticas religiosas; hace falta lo esencial: la misericordia y la justicia con el prójimo, vender todo y darse todo a los demás.

Jesús advierte a sus discípulos acerca de servir con lealtad a dos amos que no se entienden. Pues llegará el momento que uno debe decidir por uno o por el otro, y llegará sencillamente a odiar a uno y amar o servir al otro. Leemos en Mateo: "Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero".

El Señor ha venido a establecer el Reino de Dios, lo anunció, lo explicó, lo presentó. Muchos seguimos todavía afanados por nuestro reino, el de aquí, el de los bienestares inmediatos, el que nos facilita, pensamos nosotros, y nos da satisfacción inminente.

Hablar de la nueva evangelización es importante, pero la nueva evangelización no puede ser sólo palabras. Ser discípulo significa que nos tenemos que parecer cada día más a Cristo en nuestras acciones y nuestras palabras, clero o laico. Los jóvenes necesitan ver líderes. Quien ha dejado la Iglesia le impresionan más nuestras acciones que nuestras palabras.

Estamos preocupados por el comer, vestir, divertirse, avanzar en nuestra carrera, el adquirir prestigio, en conseguir honores todo lo cual se quedará por aquí, sin embargo al preocuparnos por el reino de Dios actuamos, primero y ante todo, para que Él sea glorificado, y después para que haya justicia, para que los líderes mundiales trabajen por una justa distribución de los bienes y todos puedan comer.

Al trabajar por el Reino, o sea por crear un mundo justo, dedicado a la verdad, viviendo de acuerdo a la voluntad de Dios, donde se busca la paz y reina el amor, es confiar en el Dios que como madre “no nos va a olvidar”. Y así como Él no nos olvida, nosotros tampoco nos olvidemos en proclamar nuestra confianza en Él que nos salva.

La lectura y reflexión de este pasaje evangélico de San Mateo podría servirnos a todos a cuidar y usar las cosas de este mundo de acuerdo con nuestras verdaderas necesidades y no basados en el capricho que conduce al desperdicio y destrozo de gran parte de nuestro planeta y de sus recursos, todo lo cual fue creado por el Dios que nos ama.

Sólo quien es capaz de abrir toda su existencia al amor y a la solidaridad con los hermanos, especialmente con los más pobres, puede comprender y participar del Reino de Dios.

miércoles, 26 de febrero de 2014

La guía de ayuno de los monjes


Ayunar no es una cuestión de moda; es una costumbre que ha formado parte de casi todas las religiones durante miles de años. Sin embargo, en la actualidad se trata menos de una iluminación espiritual y más de perder peso.

Cada vez hay más evidencia que parece indicar que las dietas como las 5:2 -que restringen la ingesta de calorías dos veces a la semana- pueden ser una forma sana de eliminar algunos kilos. Aunque no es pan comido, pues la tentación está en todas partes.

¿Qué consejo pueden dar los monjes y curas que regularmente se privan de comida? El padre Alexander da Costa Fernandes, un monje católico de la abadía Worth, en Inglaterra, tiene una experiencia de 20 años de ayunos. Usualmente, los miércoles y viernes sólo toma agua y una taza de café. Un día a pan y agua es sensato, según el padre Alexander.

Al principio fue duro y le daban dolores de cabeza. Le tomó nueve meses poder ayunar seriamente. Él asegura que el truco está en acostumbrarse gradualmente a la idea de ayunar. El cuerpo "anhela lo que espera".

Aconseja con empezar dejando el desayuno o la galleta de media mañana. Una vez que se haya dominado eso, entonces se desiste de otra cosa. Una dieta de pan y agua es, según él, un enfoque sensato. Tomar mucho líquido es crucial, y el padre Alexander indica que ayuda a crear la ilusión de un estómago lleno.

Un ayuno absoluto, practicado por judíos durante 24 horas en Yom Kippur y Tisha B'Av, prohíbe tanto la comida como la bebida. Y durante el Ramadan, el noveno mes del calendario islámico, los musulmanes se abstienen de sólidos y líquidos durante las horas del día. El ayuno también es importante para los hindúes, y algunos monjes budistas y monjas renuncian a las comidas de la tarde.

En el mundo laico, la dieta 5:2 define el ayuno como una ingesta de 500 calorías para las mujeres y 600 para los hombres, durante dos días no consecutivos de la semana.

Este tipo de dieta no es apta para todo público, y no está exenta de críticas. La posición del sistema sanitario británico es que se necesita realizar más investigaciones sobre estas dietas intermitentes y aconseja a las personas consultar al médico antes de iniciar una.

El ayuno no es sólo físicamente exigente. También es psicológicamente duro, señala el obispo anglicano de Manchester, el reverendo David Walker, quien un día a la semana, y durante la última década, sólo toma té y agua.

"La noche antes de empezar piensas: '¿cómo voy a pasar el día?'", señala el obispo Walker. Pero asegura que nunca es tan difícil como esperas. La clave es -aconseja- asegurarse de mantenerse ocupado durante las horas de las comidas. El cuerpo está condicionado a querer comida de acuerdo a una rutina.

Y para eliminar los pensamientos de hambre de la mente, el obispo sugiere hacer algo que te tenga absorto -como un programa favorito de televisión o un Sudoku- en las horas en que normalmente se estaría sentado en la mesa para desayunar, almorzar o cenar.

Según el padre Alexander, cualquier persona sana y en forma puede ser capaz de hacer frente a un ayuno corto. El tiempo más largo que él ha logrado privarse de alimentos es cinco días. "Hay mucho bombo sobre la comida". No se puede ni pensar en tortas de chocolate, según el padre Alexander. El padre agrega que las personas están bombardeadas con mensajes sobre la necesidad de energía y vitaminas. "Lo que me enseñaron mis cinco días de ayuno es que tenemos tanta energía en nuestro cuerpo en forma de grasa que sólo la empiezas a usar tras unos días". Los pinchazos de hambre son inevitables, incluso para los más experimentados. Especialmente cuando hay un pan recién horneado o un sándwich de tocineta rondando cerca.

Cuando esto ocurre, ¿qué se puede hacer? Aprender la disciplina de la mente, aconseja padre Alexander. "Si en el día de ayuno piensas en una torta de chocolate o tener camarones de cena, entonces es totalmente inútil".

Este religioso sugiere eliminar sutilmente esos pensamientos y concentrarse en algo que se debería estar haciendo. Hacer algo como "parte de una comunidad" hace del ayuno menos pesado, dice por su parte el obispo Walker. Así que recomienda hacerlo con amigos o colegas para no sentirse aislado cuando las cosas se ponen duras.

Todas estas técnicas son útiles. Pero para los religiosos tener hambre es parte del trabajo. "Algunas veces la sensación de hambre ayuda desde el punto de vista espiritual", concede el obispo Walker. "Cuando tengo un puntazo de hambre me recuerdo que estoy ayunando por un propósito religioso. Hace que mi mente se vaya a Dios y se convierta en un momento de oración".

Todas las religiones importantes como el Sijismo han usado el ayuno para enfocar la mente de una forma parecida.

En la Biblia, Jesús dijo "No sólo de pan vive el hombre". Sus cuarenta días en el desierto fue la inspiración para la Cuaresma. Los cristianos usan el ayuno para pensar en los pobres, quienes tienen hambre no por decisión sino por las circunstancias. También es visto como una ayuda para la concentración que acerca a Dios.

Confidencialmente, uno de los beneficios es perder peso. El obispo de Manchester pierde unos 3 kilos en cada cuaresma. Pero hay unas diferencias de tono y doctrina entre católicos y anglicanos. "Una vida de auto indulgencia conduce al desastre", señala padre Alexander.

Habla de la "mortificación" de la carne -el ayuno como penitencia- pero los anglicanos evitan la palabra. "Es una disciplina espiritual, pero una alegre", aclara el obispo Walker.

Pero, ¿puede un laico sentir elevación espiritual con la dieta? El obispo Walker piensa que sí. "Si estás abierto al hecho de que este proceso de ayuno te abrirá las puertas a un encuentro espiritual, puede ser".

Romper el ayuno no es el fin del mundo, señala padre Alexander. Su plato favorito es pescado con papas fritas, el plato de los viernes por la noche en el monasterio. "Algunos días digo: 'Ok, me rindo, no puedo más. Necesito pescado con papas fritas'. Creo que en esto hay un poco de sabiduría. Es mi decisión personal. No creo que el ayuno sólo sea una cuestión de voluntad propia, se trata de crecimiento y de la Gracia Divina". Así que el padre señala que el beneficio del ayuno en ocasiones puede ser compensado por la compañía de compartir una buena comida. Especialmente si se trata de pescado y papas fritas.

Fuente: religiondigital.com

martes, 25 de febrero de 2014

Monseñor Agrelo: "Preferimos exponer doctrinas a compartir mesa, pero eso hace estéril la predicación"


El arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, ha defendido hoy en Valencia (España) la evangelización "mediante el testimonio de la caridad", que significa, en definitiva, "dar todo por nada".

En una conferencia titulada "Decir amar para decir evangelizar", que ha impartido en el Colegio Mayor Santo Tomás de Villanueva, monseñor Santiago Agrelo ha recordado que "la experiencia dice que a menudo la práctica de la caridad no es considerada como forma primera y esencial de evangelización, sino como alternativa pobre al ejercicio de la predicación".

En este sentido, monseñor Agrelo ha advertido que "hemos dado por cierto que las palabras tienen más fuerza que la vida, que los discursos son más elocuentes que los abrazos y preferimos exponer doctrinas a compartir mesa". Por eso, el arzobispo de Tánger ha lamentado que "gastamos demasiadas energías en defender doctrinas y dejamos de lado lo esencial, que es amar".

"Si no queremos hacer estéril la palabra de la predicación, hemos de considerar que el objeto de la fe, más que una doctrina , es una realidad", ha precisado monseñor Agrelo, que ha defendido que "a los pobres, los enviados de Cristo no les llevan palabras sino sacramentos, no llevamos doctrina, sino salvación".

lunes, 24 de febrero de 2014

FEBRERO 24: San Etelberto, por Celestino Hueso, S.F.

SAN ETELBERTO, Rey de Kent

Etelberto era rey de Kent, casado con Santa Berta, hija del rey de París. En su época podemos decir que este rey fue un ejemplo de respeto a la libertad porque, en primer lugar, permitió a su esposa practicar su religión sin cortapisas y en un segundo momento no quiso obligar a nadie a convertirse.

La reina, con su piedad y sus amables virtudes impresionó notablemente a su esposo. De todas formas no se convirtió hasta la llegada a Inglaterra de San Agustín y los misioneros enviados por el Papa San Gregorio el Grande. El rey les pidió que permanecieran en la isla hasta poder escucharlos personalmente. El encuentro tuvo lugar en el campo para que los misioneros no fueran a utilizar algún truco mágico (entonces se creía que la magia no funcionaba si no era bajo techo).

Etelberto se convirtió y facilitó a los misioneros su labor pero no obligó a nadie a bautizarse, pues había comprendido muy bien que el servicio de Cristo ha de ser voluntario. De todas formas fueron muchos los que abrazaron la fe.

Como rey se dedicó a mejorar las condiciones de vida de sus súbditos; y sus leyes le ganaron el aprecio y admiración de toda Inglaterra, en épocas posteriores.

Después de 56 años de reinado pasó al Reino del Padre para convertirse en San Etelberto que es el santo que celebramos hoy.

domingo, 23 de febrero de 2014

Mateo 5,38-48, por M. Dolors Gaja, MN




"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo  y odiarás a tu enemigo.  Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,  para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?  Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

Comentario por M. Dolors Gaja, MN

Jesús sigue haciendo gala de la autoridad que le da su vida y su mensaje y, sobre todo, la coherencia que hay entre ambos. Por eso es capaz de decir: Pero yo os digo…

NO-VIOLENCIA

La estatura moral de la persona humana es algo que se ha ido revelando lentamente, con el paso de los siglos. La Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente) a la que alude Jesús había sido ya un avance moral al considerar la venganza como un mal y establecer unas normas “justas” al que te hacía mal. Si alguien te arrancaba un ojo, por ejemplo, es desproporcionado matar a esa persona. Si es “justo” arrancarle tú un ojo, sólo uno. El Código de Hammurabi supuso un gran avance y era el que, en cierta forma, regía en tiempos de Jesús.

Pero Jesús da un paso más allá, un paso que distancia de cualquier regulación humana: Él ha venido a establecer la ley del perdón. Y cuando las cosas van en serio, esta es una de las exigencias más fuertes de todo el evangelio. Perdonar, perdonar siempre.

Y del perdón, al amor (aunque del amor al perdón, también) Las imágenes hiperbólicas que envuelven el mensaje de Jesús (ofrece la otra mejilla, da también el manto, camina otra milla…) es una manera de llamar a la no-violencia, de exigirnos que, cuando nos veamos envueltos en ella, rompamos la espiral. La violencia sólo engendra más violencia así que los cristianos estamos llamados a no responder nunca con violencia. ¡Si todos lo hiciéramos!

AMOR A LOS ENEMIGOS

¿Amar? ¿A esa persona que me calumnia, que me pone la zancadilla, que me machaca? Entendamos bien lo que es amar. Amar es la voluntad de hacer el bien a la otra persona, es la capacidad de alegrarme de sus aciertos y logros, es perdonar y ayudar…No es lo mismo que “cariño”.

Sobre los afectos no se manda, ni siquiera Jesús puede mandar que sintamos cariño por esa persona que es mi enemiga. Pero el amor está en la voluntad (algo que hoy cuesta de entender, pues parece que esté en los sentimientos que son, por sí mismos, inestables) y Jesús me pide que mi voluntad quiera siempre el bien, y lo haga, incluso cuando se trata de enemigos.

Nada más acertado que rezar cada día por esa persona que tanto me cuesta, que tanto detesto, a la que me gustaría no tener que tratar. Nada más acertado que imaginar con cuánto amor se la mira Dios e intentar buscar esa misma mirada…Nada más acertado que recordar que es imagen e Dios y aplicar ese principio de psicología que dice que rechazamos en la otra persona nuestro propio reflejo…

UNA LLAMADA A LA IGLESIA

La Iglesia está llamada a anunciar el evangelio entre aquellos que lo odian. Odiar, en lenguaje bíblico significa  “amar menos”, no dar valor, menospreciar. Hoy se nos llama a ir a esos ambientes donde lo cristiano es motivo de burla, donde se ignora, donde es irrelevante nuestro parecer.

El Papa ha denunciado repetidas veces una Iglesia encerrada, es decir, una Iglesia que anuncia a los ya convencidos, que gasta fuerzas y energías en preparar actos para los que nunca fallan, para los que siempre están. Encuentros diocesanos, de catequistas, procesiones, actos litúrgicos…Todo estaría bien si se equilibrara con diálogo con los no creyentes, encuentros interreligiosos… Salir a la periferia. Anunciar donde el mensaje no es bien recibido. ¿somos valientes? ¿somos coherentes?

UNA LLAMADA A LA SANTIDAD

El final del evangelio de este domingo puede parecer – y es- inalcanzable. Pero sólo nos recuerda un principio: un hijo debe parecerse a su padre. No será su copia pero hijo es aquel que ha interiorizado y hecho suyos los valores que el padre le ha transmitido. Si una jirafa-bebé se parece a la jirafa y un cachorro de león al león…si un manzano da manzanas (y no peras) y un almendro da almendras (y no sandías) ¿por qué nos cuesta tanto a los hijos de Dios parecernos a nuestro Padre Dios? Lo único que nos pide Jesús es eso: que nos parezcamos a Dios…

7 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A, por Mons. Francisco González, S.F.

Comentario por Mons. Francisco González

Cuando alguien va de compras trata de adquirir lo mejor, aunque en ocasiones, eso mejor, lo pone a uno en deuda por mucho tiempo. Es verdad que hay quienes gastan todo lo que tienen y más, porque quieren impresionar las amistades, pero también es verdad que los hay que se sacrifican y compran lo mejor que pueden porque lo bueno dura más, está mejor construido y no es un despilfarro, sino más bien una inversión para facilitar nuestro futuro.

Estos domingos estamos leyendo el evangelio de San Mateo, algo que continuaremos haciendo la mayor parte de este año. Para estas semanas son pasajes de lo que los expertos han catalogado como el primer discurso, de los cinco en que han decidido el santo evangelio.

Aquí Jesús nos dice que no ha venido a abrogar la ley sino a perfeccionarla. Dios no promulgó la Ley para quitar libertad a los seres humanos, sino para que pudieran vivir en paz y armonía. Jesús lleva un paso más adelante esa ley y por eso la frase: “Antes se os dijo, yo ahora…” y con ese “ahora” va añadiendo lo que, costándonos un poco más en nuestro comportamiento, nos va a traer una vida mucho mejor, o sea que siguiendo lo que Cristo nos enseña de palabra y obra, estamos haciendo una inversión para un mejor futuro.

Imaginemos por un momento si siguiéramos el mandato con el que comienza el pasaje evangélico de este domingo: “Ojo por ojo, diente por diente”. No deberíamos extrañarnos de vivir en una sociedad de ciegos, ni tendríamos que esperar a la madurez o vejez para ponernos una dentadura.

¿Quién es mi prójimo? Por lo pronto todos esos indocumentados no son de los míos; todos esos que se reúnen en esos lugares conocidos como sagrados y que no rezan como yo, no son de los míos; todos esos cuya piel es de diferente color de la mía, no son de los míos; esos que hablan en un idioma que yo no entiendo no son de los míos; esos que cantan, bailan y visten de una forma distinta que yo, no son de los míos. Todos esos y otros que no son de los míos, son mis enemigos y como a tales: “Ojo por ojo y diente por diente”. Si Dios actuara de la misma forma que nosotros, sería muy interesante caminar por la calle y ver personas a las que les daba sol o lluvia, según su necesidad, pues son los amigos de Dios, y al revés a los enemigos.

Ama a tu enemigo, perdona al que te ofende, da al que te roba, sana al que te hiere, saluda al que te rechaza, comparte con el que te estafa, reza con el que te maldice, ábrele tu puerta al que te rompió la ventana para entrar, sonríe al que te maldice y bendice (bene dicere) al que te insulta.

Parece ser que en lo referente a las relaciones humanas esperamos siempre a las rebajas, a lo que cuesta menos, y claro está a lo que se rompe antes, a lo que no nos sirve, a lo que nadie quiere, a lo que nadie vende ni nadie compra, a las baratijas, y claro está vivimos en una sociedad donde enfatizamos lo que nos separa, lo que nos aparta unos de otros, el individualismo, el egocentrismo, yo… yo… yo…

Hay terrorismo, hay crimen, hay rechazo, hay venganza, hay violencia, hay todas esas cosas que no son buenas. Cabe preguntarnos: ¿hemos o estamos contribuyendo a su desarrollo? ¿Hay algo que yo hago o pudiera hacer para erradicar todo ese pecado?

Este fin de semana se acaban los juegos olímpicos de invierno donde se premian a los mejores, y dentro de poco tendrá lugar los “Oscar” donde se premia lo mejor del cine. Ojalá busquemos y contribuyamos a manifestar lo mejor del ser humano, el amor, incluso al enemigo, como Jesús hace y manda.

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viernes, 21 de febrero de 2014

Febrero 21: San Pedro Damián, por Celestino Hueso, S.F.

SAN PEDRO DAMIÁN


Decía mi amigo el pirata que para ser santo hay que pasarlas canutas. No es eso exactamente pero ciertamente a muchos santos les ha tocado atravesar ese camino. San Pedro Damián no es la excepción. Miembro de una familia numerosa se quedó huérfano muy niño y tuvo que irse a vivir con el hermano mayor. El hermano no era Caín pero se le parecía mucho. Hacía trabajar a Pedro como un burro, lo alimentaba mal y siempre estaba harapiento y zarrapastroso.

Eso duró hasta que otro hermano se dio cuenta y se lo llevó para su casa. Y cambiaron tanto las tornas que Pedro, agradecido a todo lo bueno que hizo por él, decidió ponerse Damián, el nombre de éste hermano, como segundo nombre.

El buen ejemplo de vida cristiana recibido de él le decidió a hacerse ermitaño en el convento de Fonte Avellana, dedicándose a la oración y la meditación de la Palabra de Dios. La dicha le duró poco porque lo nombraron abad, muy a su pesar.

El olor a santidad se extiende como el aceite y, si va acompañada de la sabiduría, con más razón, así es que lo hicieron obispo y cardenal, podríamos decir que a la fuerza porque nuestro santo no quería aceptar ni loco y el Papa le tuvo que obligar por obediencia.

Sus principales virtudes fueron siempre la prudencia y la caridad.

El papa León XII lo canonizó y por sus brillantes sermones lo nombró doctor de la Iglesia.

+ San Pedro Damián  

lunes, 17 de febrero de 2014

VIERNES DE LA 6 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo II (Lecturas)

Santiago 2,14-24.26
Salmo 111: Dichoso quien ama de corazón 
los mandatos del Señor
Marcos 8,34-9,1

Santiago 2,14-24.26

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: "Dios os ampare; abrigaos y llenaos es estómago", y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: "Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe."Tú crees que hay un solo Dios; muy bien, pero eso lo creen también los demonios, y los hace temblar. ¿Quieres enterarte, tonto, de que la fe sin obras es inútil? ¿No quedó justificado Abrahán, nuestro padre, por sus obras, por ofrecer a su hijo Isaac en el altar? Ya ves que la fe actuaba en sus obras, y que por las obras la fe llegó a su madurez. Así se cumplió lo que dice aquel pasaje de la Escritura: "Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación." Y en otro pasaje se le llama "amigo de Dios". Veis que el hombre queda justificado por las obras, y no por la fe sólo. Por lo tanto, lo mismo que un cuerpo sin espíritu es un cadáver, también la fe sin obras es un cadáver.

Salmo 111: Dichoso quien ama de corazón 
los mandatos del Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
R. Dichoso quien ama de corazón 
los mandatos del Señor

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
R. Dichoso quien ama de corazón 
los mandatos del Señor

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
R. Dichoso quien ama de corazón 
los mandatos del Señor

Marcos 8,34-9,1

«Y llamando a la gente a que se reuniera con sus discípulos, les dijo: El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga. 35 Porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí y por la buena noticia, la salvará. 36 Y luego, ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si le falta la vida? 37 Pues ¿qué podrá dar para recobrarla? 38 Además, si uno se avergüenza de mí y de mis palabras entre la gente ésa, idólatra y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre.»

Los Sacramentos de la Familia: SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: La obsesiva dependencia...

Los Sacramentos de la Familia: SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: La obsesiva dependencia...: La obsesiva dependencia de la madre por parte de uno de los dos cónyuges puede considerarse una causa valida para que la Iglesia católic...

sábado, 15 de febrero de 2014

6 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A, por Mon. Francisco González, SF.

Eclesiástico 15,16-21
Salmo 118: Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor
1 Corintios 2,6-10
Mateo 5,17-37


Eclesiástico 15,16-21

Si quieres, guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puestos fuego y agua: echa mano a lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja. Es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones, él conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre, ni deja impunes a los mentirosos.

Salmo 118: Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
R. Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor

Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas.
R. Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor

Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad.
R. Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón.
R. Dichoso el que camina 
en la voluntad del Señor

1 Corintios 2,6-10

Hermanos: Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman." Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Mateo 5,17-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ["No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.] Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. [Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.] Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. [Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.] Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: [ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo.] A vosotros os basta decir "si" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno."

— Comentario por Mons. Francisco González, S.F.

Estamos en el sexto domingo del Tiempo Ordinario y continuamos leyendo del evangelio de San Mateo el “Sermón o Discurso del Monte”. Tal vez podamos encontrar la llave para abrir el mensaje de Cristo, en las palabras con que comienza la primera lectura: si quieres…

Jesús no impone, simplemente invita, al mismo tiempo que nos recuerda que hay que hacer una decisión y que de acuerdo con la decisión uno vive o malvive.

Las opciones son claras: “agua o fuego”, “vida o muerte”. Algunos decidimos salirnos por la tangente y optamos por la tibieza o la simple sobrevivencia, nos quedamos en el medio para poder así darnos la vuelta según vayan los vientos, según exija la moda. Evitamos los extremos, decimos, porque somos gente prudente: ni todo a Dios, ni todo al diablo; ni bien vivos, ni bien muertos, así un poquito de cada cosa, en otras palabras, nos vamos resbalando por la vida, sin nunca asentarnos profundamente en nada.

Muy lejos de esa clase de vida o comportamiento está el deseo del salmista (Sal 118): “Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón”.

Y hablando de la Ley de Dios, tan querida por el salmista, entramos en el evangelio de hoy. Jesús no puede ser más claro acerca de la misma: “No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolir, sino a dar plenitud”. Esta plenitud no se refiere que va a añadir unos cuantos mandamientos más a la lista de los ya dados en el monte del Sinaí, sino que se refiere a la calidad, diría yo, a un profundizamiento en los ya dados. Claro que la nueva exigencia es tan radical que casi podríamos decir que son nuevos mandamientos, dados por un nuevo legislador, desde un nuevo monte.

Estamos ante seis antítesis, así presenta Jesús el cambio radical del antes y del ahora, antes se os dijo… yo ahora os digo. En la Liturgia de la Palabra para hoy, tenemos cuatro de esas leyes o temas: homicidio, adulterio, divorcio y perjurio.

Antes se os dijo: “no cometerás adulterio”, “no matarás”, “el que se divorcie de su mujer, que le den acta de repudio”, y por último, “no jurarás en falso”. Ahora, Jesús, el nuevo Moisés, desde el nuevo Sinaí, dá la nueva ley, que es la antigua pero llevada a la plenitud.

En el ahora de Jesús, él va a la raíz, al interior de la persona, no es el formalismo lo que busca, sino la interioridad, el corazón y por eso a la prohibición del homicidio, se le añade la prohibición de la cólera, del odio, etc.

A la prohibición del adulterio, se le añade el no rotundo a los deseos del mismo, a la concupiscencia. Como escribe un autor moderno: “también los deseos ensucian”.

El divorcio se permitía al marido, ahora se exige completa fidelidad.

La ley antigua era dura y prohibía a rajatablas el juramento en falso. Jesús pide ahora que no se haga juramento alguno, pues la plenitud, la perfección de la ley exige que se diga siempre la verdad.

No podemos contentarnos con el mero formalismo. Jesús les advirtió: “Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos”.

Algo para pensar: “Ni ojo vió, ni oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman”. (2º lectura).

jueves, 13 de febrero de 2014

Mateo 5,13-16, por M. Dolors Gaja, MN


Mateo 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo."

Comentrario por M. Dolors Gaja, MN:

En el contexto del Sermón de la montaña, que se considera la síntesis del pensamiento y mensaje de Jesús, nos encontramos con dos imágenes cotidianas:

LA SAL

La sal era muy apreciada en el mundo antiguo (de ahí la palabra salario pues se pagaba a veces con sal) y se vendía en trozos en la plaza. Se cortaba y siempre caía sal al suelo que ya no servía pues era pisoteada. Así, el cristiano separado de Cristo…ya no da sabor.

Se consideran, para la sal, dos funciones básicas:

Conservar: en ese sentido ser cristiano es conservar y preservar la imagen de Dios que hay en nosotros. No dejar que nada divino se corrompa en nosotros.

Dar sabor: unida a esta función de conservar, la sal da sabor. La misión del cristiano consiste en transformar todo lo humano dándole sabor divino. Esta es una imagen muy querida para el laico que vive inmerso en un mundo a veces alejado de esa imagen de Dios. Con su testimonio, con su “estar”, todo debe transformarse. Los laicos son el sabor evangélico en el mundo.

Hasta después del Concilio la sal formaba parte del rito del bautismo. Se daba un poquito de sal al niño para indicar así que debía saborear las cosas de Dios. Era pues signo de sabiduría.

LA LUZ: 

Toda cultura crea sus propios símbolos. Pero hay símbolos universales y uno de ellos es la luz. La luz fascina, embelesa. La luz da vida e identidad pues bajo ella se revelan formas y figuras. La luz permite el camino. La Luz es libre, nadie puede poseerla (quizá por eso Jesús se define como Luz: Yo soy la Luz del mundo…).

En nuestro Bautismo aparece el símbolo de la Luz con gran fuerza. Por una parte indica que sólo Cristo es nuestra Luz y por la otra la misión que se nos encomienda: iluminar nuestro mundo.

Los santos son sólo eso: hombres y mujeres que dejan pasar, con su vida, la Luz de Dios y así se convierten, ellos mismos, en Luz para todos. Los santos no son Luz, la dejan pasar. Dios es la Luz.

Ni la sal ni la luz tienen sentido en sí mismas, no existen para sí. Son para dar sabor, para iluminar. Son para otros. Así el cristiano es para otros. Por eso se nos pide a todos el sentido misionero. Porque si soy sal es para otros, si soy luz es para otros.

Deberíamos revisar si nuestras comunidades parroquiales son comunidades cerradas…si siempre nos reunimos los mismos y sentimos el bienestar, el calorcillo…o somos sal y luz para el mundo porque salimos a las periferias, como insistentemente, pide el Papa.

martes, 11 de febrero de 2014

Francisco: "La misa en Santa Marta no es una parada turística"


El Papa Francisco advirtió hoy que la misa privada matutina que él preside en la capilla de su residencia del Vaticano no es una "parada turística" y llamó a recuperar el sentido de lo sagrado.

Durante la homilía de la celebración, en la Casa de Santa Marta, el líder católico precisó que la eucaristía "no es un buen acto social" ni una "reunión de creyentes para rezar juntos" .

"Por desgracia muchas veces durante la misa se mira el reloj, contamos los minutos, pero esta no es la actitud propia que nos pide la liturgia que es tiempo y espacio de Dios" , indicó.

"Por ejemplo, yo estoy seguro que todos ustedes vienen aquí para entrar en el misterio, pero tal vez alguno dice: ‘ahh, debo ir a Santa Marta porque en el recorrido turístico de Roma está el ir a visitar al Papa todas las mañanas: Es un lugar turístico, ¿no?" , agregó riendo.

Exhortó entonces a redescubrir la presencia real de Dios en la misa, que es un misterio porque durante la liturgia Dios está presente y su presencia es real.

Según Jorge Mario Bergoglio cuando se celebra la misa no se hace una representación de la última cena sino que es una nueva edición de la última cena, es vivir otra vez la pasión y la muerte de Cristo.

lunes, 10 de febrero de 2014

SABADO DE LA 5 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

I Reyes 12,26-32;13,33-34
Salmo 105: Acuérdate de mí, Señor, 
por amor a tu pueblo
Marcos 8,1-10

I Reyes 12,26-32;13,33-34

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: "Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá." Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: "¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!" Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.

Salmo 105: Acuérdate de mí, Señor, 
por amor a tu pueblo

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas.
R. Acuérdate de mí, Señor, 
por amor a tu pueblo

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.
R. Acuérdate de mí, Señor, 
por amor a tu pueblo

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
R. Acuérdate de mí, Señor, 
por amor a tu pueblo

Marcos 8,1-10

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos." Le replicaron sus discípulos: "¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?" Él les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos contestaron: "Siete." Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

VIERNES DE LA 5 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

I Reyes 11,29-32;12,19
Salmo 80: Yo soy el Señor, 
Dios tuyo: escucha mi voz
Marcos 7,31-37

I Reyes 11,29-32;12,19

Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: "Coge diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel."" Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy.

Salmo 80: Yo soy el Señor, 
Dios tuyo: escucha mi voz

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto.
R. Yo soy el Señor, 
Dios tuyo: escucha mi voz

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
R. Yo soy el Señor, 
Dios tuyo: escucha mi voz

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.
R. Yo soy el Señor, 
Dios tuyo: escucha mi voz

Marcos 7,31-37

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá", esto es: "Ábrete". Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos."

MIERCOLES DE LA 5 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

I Reyes 10,1-10
Salmo 36: La boca del justo expone la sabiduría
Marcos 7,14-23

I Reyes 10,1-10

En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver. Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey: "¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!" La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey Salomón.

Salmo 36: La boca del justo expone la sabiduría

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.
R. La boca del justo expone la sabiduría

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.
R. La boca del justo expone la sabiduría

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.
R. La boca del justo expone la sabiduría

Marcos 7,14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga." Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. El les dijo: "¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina." Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: "Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro."

domingo, 9 de febrero de 2014

5 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A, por Mons. Francisco González, SF.

Isaías 58,7-10
Salmo 111: El justo brilla en las tinieblas como una luz
1 Corintios 2,1-5
Mateo 5,13-16

Isaías 58,7-10

Así dice el Señor: "Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy." Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía."

Salmo 111: El justo brilla en las tinieblas como una luz

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz

El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz

Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz

1 Corintios 2,1-5

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Mateo 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo."

— Comentario por Mons. Francisco González, SF.

Quiero añadir mis palabras de admiración y agradecimiento a las de miles, millones de personas, que ya han pronunciado al referirse al papa Francisco. Me encanta su sencillez, su humildad, su sonrisa, su espontaneidad y sin olvidar su astucia. Cuando lo veo, y sobre todo cuando habla, me recuerda aquel predicador itinerante que iba casi siempre por la periferia, dando buenas noticias a todos los que le escuchaban. Una de las cosas que me impresiona de ambos es el lenguaje. Uno hablaba y otro habla hoy de una forma que todos pueden entender, pues sus ejemplos están sacados de la vida ordinaria.

Francisco nos habla de “oler a oveja”, de que la Iglesia es como un “hospital de campaña y que el primer objetivo es sanar la herida”, “Dios no se cansa de perdonar”, y otras muchas. No hace falta haber obtenido un grado teológico para entender lo que el Santo Padre nos quiere recordar con sus frases que hacen mella.

Estoy seguro que esa forma de hablar la ha aprendido de su cercanía al Señor, de su constante relación con Él.

Tanto en la primera lectura como en la segunda, la sencillez del mensaje es extraordinaria, la práctica del mismo parece ser que se nos escapa muchas veces. En una se nos pide que pasemos ya de las prácticas religiosas al servicio del pobre. En la segunda Pablo nos invita a confiar más en el poder de Dios, que en la sabiduría humana, y Jesús, en su lenguaje sencillo, pero que nos insta a ir siempre más allá nos habla a los bautizados a ser “sal de la tierra y luz del mundo”.

Es posible que algunos miren a la sal como algo peligroso para la salud. Tal vez no han vivido aquellos tiempos en que la sal se usaba en todas o casi todas las comidas, especialmente en ciertas áreas de nuestro mundo. La falta de la misma o la excesiva cantidad podía destrozar el sabor de una comida. Comer sin sal era resignarse a una comida sosa, sin gusto, sin sabor, algo que teníamos que aceptar y que debido a una enfermedad se toleraba.

La sal de la que nos habla el evangelio, tiene un sentido muy parecido a lo que se refiere a la vida: darle sentido, hacer que esa vida valga la pena vivirse, capacidad para disfrutarla, de saborearla. El cristiano se convierte en sal verdadera cuando hace posible o ayuda a que la vida de la comunidad disfrute de la experiencia de la justicia, decorada con el entendimiento comunitario, regada con la reconciliación y el bienestar del perdón, vivido todo, claro está, dentro del amor fraterno.

Hoy al hablar tanto de la nueva evangelización, debemos traer a la mente, que estamos llamados a hacer realidad esa “Buena Nueva” que Cristo trajo y era al mismo tiempo. Ser la sal de la tierra, es tener a Cristo en el centro de nuestras vidas y lo vamos poniendo en todo lugar y en todo corazón. No es cuestión de palabras y doctrinas, sino principalmente de vivencias y testimonio, pues en eso está el cumplimiento del mandato que nos dejó el Maestro: “Seréis mis testigos en Jerusalén… hasta los confines de la tierra”, ahí también encontramos el significado de ser “luz del mundo”.

No hay mejor lección que la impartida por el testimonio, pues las palabras, aunque importantes, no tienen el potencial, el efecto de la acción hecha por amor, con amor y en amor, pues como dice la sabiduría popular: “Las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran”.

Jesús se ha declarado ser la luz, una luz que brilla, una luz que nos guía, una luz que nos ilumina en nuestro camino. Como él también nosotros podemos iluminar para desplazar de la vida las tinieblas que a veces nos cubren. Pablo llega a Corinto llevando a la gente la luz, la luz verdadera, pero no una luz como algunos hubieran querido y esperado, sino una luz que ilumina desde lo alto de la cruz, la luz de Jesús crucificado. Esa luz es la que da vida pues, en las palabras del Papa, es Jesús quien vence el odio, la envidia, y la soberbia… esas son las que ensucian nuestra vida.