martes, 14 de diciembre de 2021

Miércoles de la 3 Semana de Adviento

Isaías 45:6b-8,18,21b-25
Salmo 84,9ab-10.11-12.13-14: 
¡Dejen, cielos caer su rocío y que las nubes lluevan al justo!
Lucas 7:18b-23

Isaías: 45, 6-8.18. 21-25

Yo soy el Señor y no hay otro. Yo soy el artífice de la luz y el creador de las tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan la justicia; que la tierra se abra y haga germinar la salvación y que brote juntamente la justicia. Yo, el Señor, he creado todo esto". Esto dice el Señor, el que creó los cielos, el mismo Dios que plasmó y consolidó la tierra; Él no la hizo para que quedara vacía, sino para que fuera habitada: "Yo soy el Señor y no hay otro. ¿Quién fue el que anunció esto desde antiguo? ¿Quién lo predijo entonces? ¿No fui yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro Dios. Soy un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí. Vuélvanse a mí y serán salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro. Lo juro por mí mismo, de mi boca sale la verdad, las palabras irrevocables: ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua, diciendo: ‘Sólo el Señor es justo y poderoso’.A Él se volverán avergonzados todos los que lo combatían con rabia. Gracias al Señor, triunfarán gloriosamente todos los descendientes de Israel.

Salmo 84,9ab-10.11-12.13-14: 
¡Dejen, cielos caer su rocío y que las nubes lluevan al justo!

Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra.
 ¡Dejen, cielos caer su rocío y que las nubes lluevan al justo!

La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo.
 ¡Dejen, cielos caer su rocío y que las nubes lluevan al justo!

Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas.
 ¡Dejen, cielos caer su rocío y que las nubes lluevan al justo!

Lucas: 7,19-23

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". Cuando llegaron a donde estaba Jesús, le dijeron: "Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte si eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro".
En aquel momento, Jesús curó a muchos de varias enfermedades y dolencias y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la vista. Después contestó a los enviados: "Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso el que no se escandalice de mí".

San Juan de la Cruz: orar, sufrir, callar



San Juan de la Cruz, doctor de la Iglesia y santo muy admirado por Juan Pablo II. Santo que tuvo mucho que ver en su vocación ya que fue leyendo un libro suyo cuando el joven Karol decidió hacerse sacerdote. Presbítero de la Orden de los Carmelitas, el cual, por consejo de santa Teresa, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y ásperas tribulaciones.

Infancia

Se llamó Juan Yepes. Nació en 1542 del matrimonio que formaban Gonzalo y Catalina; eran pañeros y vivían pobres. Su padre muere pronto y la viuda se ve obligada a grandes esfuerzos para sacar adelante a sus tres hijos: Francisco, Luis y Juan. Fue inevitable el éxodo cuando se vio que no llegaba la esperada ayuda de los parientes toledanos. Catalina y sus tres hijos marcharon primero a Arévalo y luego a Medina del Campo que es el centro comercial de Castilla. Allí malviven con muchos problemas económicos, arrimando todos el hombro; pero a Juan no le van las manualidades y muestra afición al estudio.

Estudia humanidades con los jesuitas

Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades. Se distinguió como un discípulo agudo.

Entra en la Orden del Carmen

Juan eligió la Orden del Carmen; tomó su hábito en 1563 y desde entonces se llamó Juan de Santo Matía; estudia Artes y Teología en la universidad de Salamanca como alumno del colegio que su Orden tiene en la ciudad. El esplendor del claustro es notorio: Mancio, Guevara, Gallo, Luis de León enseñan en ese momento.

Ordenado sacerdote y encuentro con la madre Teresa de Jesús

En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. Ella ha venido a fundar su segundo «palomarcico», como le gustaba de llamar a sus conventos carmelitas reformados; trae también con ella facultades del General para fundar dos monasterios de frailes reformados y llegó a convencer a Juan para unirlo a la reforma que intentaba salvar el espíritu del Carmelo amenazado por los hombres y por los tiempos. Llegó a exclamar con gozo Teresa ante sus monjas que para empezar la reforma de los frailes ya contaba con «fraile y medio» haciendo con gracia referencia a la corta estatura de Juan; el otro fraile, o fraile entero, era el prior de los carmelitas de Medina, fray Antonio de Heredia.

Inicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano.

La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo espíritu. Por cinco años Juan es el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará «senequita» para referirse a su ciencia, «santico de fray Juan» al hablar de su santidad, previendo que «sus huesecicos harán milagros».

Preso en Toledo

No podía faltar la cruz; llegó del costado que menos cabía esperarla. Fueron los hermanos calzados los que lo tomaron preso, lo llevan preso a Toledo donde vivió nueve meses de durísima prisión. Es la hora de Getsemaní, la noche del alma, un periodo de madurez espiritual del hombre de Dios expresado en sus poemas. Logra escapar en 1578 del encierro de forma dramática, poniendo audacia y ganando confianza en Dios, con una cuerdecilla hecha con pedazos de su hábito y saliendo por el tragaluz.

Cuida de la doctrina y el espíritu

En los oficios de dirección siempre aparece Juan de la Cruz como un segundón; serán los padres Gracián y Doria quienes se encarguen de la organización, Juan llevará la doctrina y cuidará del espíritu.

Se le ve presente en la serranía de Jaén, confesor de las monjas en Beas de Segura, donde se encuentra la religiosa Ana de Jesús. Después en Baeza; funda el colegio para la formación intelectual de sus frailes junto a la principal universidad andaluza. Y en Granada, en el convento de los Mártires, continuará su trabajo de escritor. En 1586 funda los descalzos de Córdoba, como los de Mancha Real.

Orar, sufrir y callar

Consiliario del padre Doria, en Segovia, por tres años. ¡Cómo no recordar su deseo-exponente de amor rendido- ante la contemplación de un Cristo doliente! «Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos». En 1591 la presencia de fray Juan de la Cruz empieza a ser non grata ante el padre Doria. La realidad es que está quedando arrinconado y hasta llega a tramarse su expulsión del Carmelo.

Marcha a la serranía de Jaén, en la Peñuela, para no estorbar y se plantea la posibilidad de marchar a las Indias; allí estará más lejos. Es otro tiempo de oración solitaria y sabrosa. La reforma carmelitana vive agitada por el modo de proceder de Doria; a Juan le toca orar, sufrir y callar. Quizá tenga Dios otros planes sobre él y está preparándolo para una etapa mejor.

Fallecimiento

Aquella inapetencia tan grande provocada por las calenturas persistentes provocó un mimo de Dios haciendo que aparecieran espárragos cuando no era su tiempo para calmar el antojadizo deseo de aquel fraile que iba de camino, sin fuerzas y medio muerto de cansancio, buscando un médico. Pasó dos meses en Úbeda. No acertó el galeno. Se presentó la erisipela en una pierna; luego vino la septicemia. Y en medio andaban los frailes con frialdad y era notoria la falta de consideración por parte del superior de la casa. Hasta que llegó el 13 de diciembre, cuando era de noche, que marchó al cielo desde el «estercolero del desprecio». Llovía.

Obra literaria

San Juan de la Cruz supo y quiso aprovechar el mal para sacar bien, el desprecio de los hombres para hacerse más apreciado de Dios, y el mismo lenguaje para expresar lo inefable de la misteriosa intimidad con Dios con lírica palabra estremecida.

Algunas de las obras que le han hecho figura de la cultura hispana del siglo XVI. Subida al Monte Carmelo y Noche oscura del alma que bien pueden considerarse tanto una obra como dos; el Cántico espiritual, Llama de amor viva y algunos poemas y avisos.

Canonización y patrono de los poetas

Lo canonizaron en 1726. Pío XI lo hizo doctor de la Iglesia en 1926. Su gran conocedor y admirador Juan Pablo II, lo nombró patrono de los poetas.


Fuente: Archidiócesis de Madrid

+ Sobre San Juan de la Cruz


jueves, 9 de diciembre de 2021

Isaías 40,27-31: Polémica de Dios con el pueblo

Isaías 40,27-31:
Polémica de Dios con el pueblo


27¿Por qué andas hablando, Jacob, y diciendo, Israel: Mi suerte está oculta al Señor, 
    mi Dios ignora mi causa? 
28 ¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído? El Señor es un Dios eterno 
     y creó los confines del mundo. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia. 
29 Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido; 
30 aun los muchachos se cansan, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; 
31 pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, 
     corren sin cansarse, marchan sin fatigarse.

Isaías 40,12-26: Polémica de Dios con los ídolos

Isaías 40,12-26:
Polémica de Dios con los ídolos


12 ¿Quién ha medido a puñados el mar, o mensurado a palmos el cielo, 
     o a cuartillos el polvo de la tierra? ¿Quién ha pesado en la balanza los montes 
     y en la báscula las colinas?
13¿Quién ha medido el Espíritu del Señor? ¿Quién le ha sugerido su proyecto? 
14 ¿Con quién se aconsejó para entenderlo, para que le enseñara el camino exacto?, 
     ¿para que le enseñara el saber y le sugiriese el método inteligente? 
15 Miren, las naciones son gotas de un balde y valen lo que el polvillo de balanza. 
     Miren, las islas pesan lo que un grano, 
16 el Líbano no basta para leña, sus fieras no bastan para el holocausto. 
17 Frente a él las naciones todas son como si no existieran, para él no cuentan absolutamente nada.
18 ¿Con quién podrán ustedes comparar a Dios, qué imagen van a contraponerle? 
19 ¿La estatua que funde el escultor y el orfebre recubre de oro y le suelda cadenas de plata?
     Ellos se ayudan uno a otro, dicen a su compañero: Ánimo, y el escultor anima al orfebre; 
     el que forja a martillo al que golpea el yunque, diciendo: 
     Buena soldadura, y la sujetan con clavos para que no se mueva.
20 El demasiado modesto para hacer esa ofrenda escoge una madera incorruptible, 
     se busca un hábil escultor que le haga una estatua que no se mueva. 
21 ¿No saben, no lo han oído, no se lo han anunciado de antemano; 
     no lo han comprendido desde la fundación del mundo?
22 El que se sienta sobre la cúpula de la tierra –sus habitantes parecen saltamontes–; 
     el que tendió como toldo el cielo y lo desplegó como tienda que se habita;
23 el que reduce a nada a los príncipes y convierte a los gobernantes en nulidad:
24 apenas plantados, apenas sembrados, apenas arraigan sus brotes en tierra, 
     sopla sobre ellos y se marchitan, y el vendaval los arrebata como paja. 
25 ¿A quién podrán compararme? ¿A quién me asemejo? –dice del Santo–. 
26 Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó aquello? El que cuenta y despliega su ejército 
     y a cada uno lo llama por su nombre; tan grande es su poder, tan robusta su fuerza, 
     que no falta ninguno.

Isaías 40,1-11: La Buena Noticia

Isaías 40,1-11:
La Buena Noticia


1 Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios:
2 hablen al corazón de Jerusalén, anúncienle que se ha cumplido su condena y está pagado su crimen, 
   ya que de la mano del Señor ha recibido doble castigo por sus pecados. 
3 Una voz grita: En el desierto preparen un camino al Señor; 
   tracen en la llanura un sendero para nuestro Dios; 
4 que los valles se levanten, que montes y colinas se aplanen, que lo torcido se enderece 
   y lo escabroso se nivele; 
5 y se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–. 
6 Dice una voz: Grita. Respondo: ¿Qué debo gritar? 
   Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: 
7 se seca la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos; 
8 se seca la hierba, se marchita la flor, pero la Palabra de nuestro Dios se cumple siempre. 
9 Súbete a un monte elevado, mensajero de Sión; alza fuerte la voz, mensajero de Jerusalén; 
   álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: Aquí está su Dios. 
10 Miren, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. 
     Miren, viene con él su salario, delante de él su recompensa. 
11 Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos 
     y hace recostar a las madres.

Isaías 39,1-8: Embajada del rey de Babilonia

Isaías 39,1-8:
Embajada del rey de Babilonia


1 En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos 
   al rey Ezequías cuando se enteró de que se había restablecido de su enfermedad.
2 Ezequías se alegró y enseñó a los mensajeros su tesoro: la plata y el oro, los perfumes y ungüentos, 
   toda la vajilla y cuanto había en sus depósitos. No quedó nada en su palacio y en sus dominios que 
   Ezequías no les enseñase. 
3 Pero el profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo: 
   –¿Qué ha dicho esa gente y de dónde vienen a visitarte?
   Ezequías contestó: –De una tierra lejana han venido a visitarme: de Babilonia.
4 Isaías preguntó: –¿Qué han visto en tu casa?
   Ezequías contestó: –Han visto toda mi casa; no he dejado de enseñarles nada de mis tesoros.
5 Isaías le replicó: –Escucha la Palabra del Señor Todopoderoso: 
6 Mira: llegarán días en que todo lo que hay en tu casa, cuanto atesoraron tus abuelos hasta hoy, 
   se lo llevarán a Babilonia. No quedará nada, dice el Señor. 
7 Y a los hijos que de ti salieron, que tú engendraste, se los llevarán a Babilonia para que sirvan 
   como palaciegos del rey. 
8 Ezequías contestó: –Es favorable la Palabra del Señor que has pronunciado. 
   Porque se decía: Mientras yo viva habrá paz y seguridad.

Isaías 38,9-20: Cántico de Ezequías

Isaías 38,9-20:
Cántico de Ezequías


9 Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y sanó de la enfermedad:
10 –Yo pensé: En lo mejor de mis días, tengo que marchar hacia las puertas del abismo; 
    me privan del resto de mis años. 
11 Yo pensé: Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres 
     entre los habitantes del mundo.
12 Levantan y enrollan mi morada como tienda de pastores. Como un tejedor enrollaba yo mi vida, 
     y me cortan la trama. Día y noche me estabas acabando, 
13 sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando. 
14 Como una golondrina estoy piando, gimo como una paloma. 
     Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí! 
15 ¿Qué le diré y qué pensaré si él es quien lo hace? Huye de mí el sueño por la amargura de mi alma. 
16 Los que Dios protege, viven, y entre ellos vivirá mi espíritu: me has sanado, me has hecho revivir.
17 La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda 
     a todos mis pecados. 
18 El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. 
19 Los vivos, los vivos son quienes te dan gracias: como yo ahora. 
     El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
20 Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.

Isaías 38,1-8: Enfermedad y sanación de Ezequías

Isaías 38,1-8:
Enfermedad y sanación de Ezequías


1 En aquel tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo 
   y le dijo: –Así dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio.
2 Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor:
3 –Señor, ten presente que he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, 
   y que he hecho lo que te agrada. Y lloró con largo llanto.
4 El Señor dirigió la palabra a Isaías:
5 –Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de tu padre David: 
   He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. 
6 Los libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, y la protegeré. 
21 Isaías ordenó: –Que traigan un ungüento de higos y lo apliquen a la herida para que se sane.
22 Ezequías dijo: –¿Cuál es la señal de que subiré a la casa del Señor?
7 Respondió: –Ésta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: 
8 En el reloj de sol de Ajaz haré que la sombra retroceda los diez grados que ha avanzado.
   Y desanduvo el sol en el reloj los diez grados que había avanzado.

Isaías 37,30-37: Signo para Ezequías y desenlace

Isaías 37,30-37:
Signo para Ezequías y desenlace


30 Esto te servirá de señal: Este año comerán el grano caído; el año que viene, lo que brote sin sembrar; 
     el año tercero sembrarán y cosecharán, plantarán viñas y comerán sus frutos.
31 De nuevo el resto de la casa de Judá echará raíces por abajo y dará frutos por arriba; 
32 porque de Jerusalén saldrá un resto, los supervivientes, del Monte Sión: 
     ¡el celo del Señor Todopoderoso lo cumplirá! 
33 Por eso, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, 
     no disparará contra ella su flecha, no se acercará con escudo ni levantará contra ella un terraplén; 
34 por el camino por donde vino se volverá, pero no entrará en esta ciudad –oráculo del Señor–. 
35 Yo defenderé a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi siervo.

Desenlace

36 Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio 
     a ciento ochenta y cinco mil hombres; por la mañana, al despertar, los encontraron cadáveres.
37 Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive, y se quedó allí. 
38 Y un día, mientras estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser 
     lo mataron con la espada, y escaparon al territorio de Ararat. Y le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

Isaías 37,21-29: Respuesta de Isaías

Isaías 37,21-29:
Respuesta de Isaías


21 Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías: –Así dice el Señor, Dios de Israel: 
     He oído lo que me pides acerca de Senaquerib, rey de Asiria. 
22 Ésta es la sentencia que el Señor pronuncia contra él: Te desprecia y se burla de ti la doncella, 
     la ciudad de Sión: menea la cabeza a tu espalda la ciudad de Jerusalén.
23 ¿A quién has ultrajado e insultado, contra quién has alzado la voz y levantado tus ojos a lo alto?      
     ¡Contra el Santo de Israel!
24 Por medio de tus servidores has ultrajado al Señor: Con mis numerosos carros yo he subido 
     a las cimas de los montes, a las cumbres del Líbano; he talado la estatura de sus cedros 
     y sus mejores cipreses; llegué hasta la última cumbre, hasta lo más denso de su bosque. 
25 Yo excavé pozos y bebí aguas extranjeras; sequé bajo la planta de mis pies todos los canales 
     de Egipto. 
26 –¿No lo has oído? Desde antiguo lo decidí, en tiempos remotos lo preparé, y ahora lo realizo; 
      por eso tú reduces las ciudades fortificadas a montones de escombros.
27 Sus habitantes, faltos de fuerza, con la vergüenza de la derrota, fueron como hierba del campo, 
     como verde de los prados, como grama de las azoteas marchitada antes de crecer.
28 Sé cuándo te sientas y te levantas, cuándo entras y sales; 
29 porque te agitas contra mí y tu arrogancia sube a mis oídos, te pondré mi argolla en la nariz
     y mi freno en el hocico, y te llevaré por el camino por donde viniste.

Isaías 37,14-20: Oración de Ezequías

Isaías 37,14-20:
Oración de Ezequías


14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó: 
15 después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:
16 Señor Todopoderoso, Dios de Israel, sentado sobre querubines: 
     tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo, tú hiciste el cielo y la tierra. 
17 Presta oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira.
     Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. 
18 Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todas las naciones y sus territorios, 
19 han quemado todos sus dioses –porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, 
     leño y piedra– y los han destruido. 
20 Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo 
     que tú sólo, Señor, eres Dios.

Isaías 37,8-13: Segunda versión de la embajada

Isaías 37,8-13:
Segunda versión de la embajada


8 El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba,
   porque había oído que el rey se había retirado de Laquis 
9 al recibir la noticia de que Tajarca, rey de Nubia, había salido para luchar contra él, 
   Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:
10 –Digan a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confían, 
     pensando que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. 
11 Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos,
     ¿y tú te vas a librar? 
12 ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que mis predecesores destruyeron: 
      Gozán, Jarrán, Résef y los adanitas de Telasar?
13 ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaín, de Hená y de Avá?

Isaías 37,1-7: Recurso a Isaías

Isaías 37,1-7:
Recurso a Isaías


1 Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal 
   y se dirigió al templo del Señor, 
2 y despachó a Eliacín, el mayordomo de palacio; a Sobná, el secretario, 
   y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, 
   hijo de Amós: 
3 –Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; 
   los hijos llegan al parto, y no hay fuerza para darlos a luz. 
4 Ojalá oiga el Señor las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, 
   ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. 
   Reza por el resto que todavía subsiste. 
5 Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías 
6 y él les respondió: –Digan a su señor: Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, 
   por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. 
7 Yo mismo les meteré un espíritu, y cuando oiga ciertas noticias, se volverá a su país, 
   y en su país lo haré morir a espada.

Isaías 36,1-22: Invasión de Senaquerib

Isaías 36,1-22:
Invasión de Senaquerib


1 El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra las ciudades 
   fortificadas de Judá y las conquistó. 
2 Desde Laquis el rey de Asiria despachó al copero mayor para que fuera con un fuerte destacamento 
   a Jerusalén, al rey Ezequías. El copero mayor se detuvo ante el canal del Estanque de Arriba, 
   junto al camino del Campo del Tintorero. 
3 Salieron a recibirlo Eliacín, hijo de Jelcías, mayordomo de palacio; Sobná, el secretario, 
   y Yoaj, el canciller, hijo de Asaf. 
4 El copero mayor les dijo: –Digan a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria: 
   ¿En qué fundas tu confianza? 
5 Tú piensas que la estrategia y la valentía militares son cuestión de palabras. 
   ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 
6 ¿Te fías de ese bastón de caña quebrada que es Egipto? Al que se apoya en él se le clava en la mano 
   y se la atraviesa. Eso es el faraón para los que confían en él. 
7 Y si me replicas: Confiamos  en el Señor, nuestro Dios, ¿no es éste el Dios cuyos lugares de culto 
   y altares ha suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a Jerusalén que se postren solamente ante ese 
   altar? 
8 Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, 
   si es que tienes quien los monte. 
9 ¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos siervos de mi señor, el rey de Asiria, 
   confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes? 
10 ¿Te crees que he subido a devastar este país sin contar con el Señor? 
     Fue el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país. 
11 Eliacín, Sobná y Yoaj dijeron al copero mayor: –Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos; 
     no nos hables en hebreo ante la gente que está en las murallas.
12 Pero el copero les replicó: –¿Crees que mi Señor me ha enviado para que les comunique a ti y a tu 
     señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y que con ustedes 
     tendrán que comer su excremento y beber su orina. 
13 E irguiéndose el copero mayor, gritó bien fuerte en hebreo: 
     –Escuchen las palabras del emperador, rey de Asiria:
14 Así dice el rey: que no los engañe Ezequías, porque no podrá librarlos. 
15 Que Ezequías no los haga confiar en el Señor, diciendo: 
     El Señor nos librará y no entregará esta ciudad al rey de Asiria. 
16 No hagan caso a Ezequías, porque esto dice el rey de Asiria: ríndanse y hagan la paz conmigo, 
     y cada uno comerá de su viña y su higuera y beberá de su pozo; 
17 hasta que llegue yo, para llevarlos a una tierra como la de ustedes, 
     tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas.
18 Que no los engañe Ezequías, diciendo: El Señor nos librará. ¿Acaso los dioses de las naciones 
     libraron a sus países de la mano del rey de Asiria? 
19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad, dónde los dioses de Sefarvaín? 
     ¿Han librado a Samaría de mi poder? 
20 ¿Qué dios de esos países ha podido librar sus territorios de mi mano? 
     ¿Y va el Señor a librar a Jerusalén de mi mano?
21 Ellos callaron y no le respondieron palabra. Tenían orden del rey de no responder. 
22 Entonces Eliacín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, Sobná, el secretario, 
     y Yoaj el canciller, hijo de Asaf, se presentaron al rey Ezequías con las vestiduras rasgadas 
     y le comunicaron las palabras del copero mayor.

Isaías 35,1-10: Vuelta a Sión

Isaías 35,1-10:
Vuelta a Sión

1 El desierto y la tierra reseca se regocijarán, el arenal de alegría florecerá, 
2 como flor de narciso florecerá, desbordando de gozo y alegría; tiene la gloria del Líbano, 
   la belleza del Carmelo y del Sarón; ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios.
3 Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas vacilantes.
4 Digan a los cobardes: Sean fuertes, no teman; ahí está su Dios, que trae el desquite, 
   viene en persona, los desagraviará y los salvará. 
5 Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, 
6 saltará como ciervo el tullido, la lengua del mudo cantará; porque ha brotado agua en el desierto, 
   arroyos en la estepa, 
7 el arenal será un estanque, lo reseco un manantial, la hierba cañas y juncos, 
   en la cueva donde se tumbaban chacales.
8 Lo cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra, no pasará por ella el impuro, 
   los inexpertos no se extraviarán. 
9 No habrá por allí leones, no se acercarán bestias feroces, sino que caminarán los redimidos 
10 y volverán por ella los rescatados del Señor: volverán a Sión con cánticos: en cabeza, 
     alegría perpetua, siguiéndolos, gozo y alegría; pena y aflicción se alejarán.

Isaías 34,1-17: Juicio

Isaías 34,1-17:
Juicio


1 Acérquense, pueblos, a escuchar; naciones, atiendan; escuche la tierra y los que la llenan,
   el mundo y cuanto produce; 
2 porque el Señor está irritado con todas las naciones, enojado con todos sus ejércitos; 
   los consagra al exterminio, los entrega a la matanza. 
3 Sus muertos son arrojados y de los cadáveres se levanta el hedor, los montes chorrean sangre 
4 y los valles se resquebrajan, el cielo se enrolla como un pliego y se marchitan sus ejércitos, 
   como se marchita el follaje de la vid, como se marchita la hoja de la higuera. 
5 Porque la espada del Señor se embriaga en el cielo: mírenla bajar hacia Edom 
   para ejecutar a un pueblo condenado. 
6 La espada del Señor chorrea sangre, está grasienta de sebo, sangre de corderos y machos cabríos, 
   sebo de entrañas de carneros. Porque el Señor hace carnicería en Bosra, gran matanza en Edom; 
7 y caen juntos búfalos con toros y novillos. Se empapa la tierra de su sangre, 
   el polvo está grasiento de su sebo; 
8 porque es el día de la venganza del Señor, año de desquite para la causa de Sión.
9 Sus arroyos se transforman en brea y el polvo en azufre, su territorio se vuelve brea ardiente, 
10 que no se apaga de día ni de noche, y su humareda sube perpetuamente; 
     de edad en edad seguirá desolada, por siglos de siglos nadie la transitará.
11Se adueñan de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo la habitan. 
    El Señor le aplica la plomada del caos y el nivel del vacío; 
12 y no queda nombre con que llamar a su reino, sus jefes vuelven a la nada.
13 En sus palacios crecen espinos; en sus torreones, cardos y ortigas; 
     se convierte en morada de chacales, en guarida de avestruces; 
14 se reúnen hienas y gatos salvajes, el chivo llama a su compañero, allí descansa el búho 
     y encuentra dónde posarse; 
15 allí anida la serpiente, pone, incuba y empolla sus huevos; 
     allí se juntan los buitres sin que falte a las hembras compañeros. 
16 Estudien el libro del Señor: ni uno solo de ellos falta, porque lo ha mandado la boca del Señor 
     y su aliento los ha reunido. 
17 Echa la suerte para ellos y con la cuerda de medir en su mano les reparte el país: 
     lo poseerán para siempre, de edad en edad lo habitarán.

Isaías 33,1-24: Esperanza en el Señor

Isaías 33,1-24:
Esperanza en el Señor


1 ¡Ay de ti, devastador, nunca devastado; saqueador, nunca saqueado! Cuando acabes de devastar 
   te devastarán a ti, cuando termines de saquear te saquearán a ti. 
2 ¡Piedad, Señor, que esperamos en ti!, sé nuestro brazo por la mañana y nuestra salvación 
   en el peligro. 
3 A tu voz atronadora se desbandaron los pueblos, al levantarte tú se dispersaron las naciones, 
4 y se recogía botín como se recoge la langosta, se abalanzaban a él como avalancha de saltamontes. 
5 El Señor es sublime, porque habita en lo alto, él ha llenado a Sión de justicia y derecho; 
6 la fidelidad será su adorno, la sabiduría y el conocimiento serán su provisión salvadora, 
   el respeto del Señor será su tesoro. 
7 Oigan, los enviados gimen en la calle, los mensajeros de paz lloran amargamente: 
8 están destruidas las calzadas y ya no transitan caminantes. 
   Ha roto la alianza, despreciando a los testigos y no respetando al hombre. 
9 Languidece y se marchita el país, el Líbano se decolora y queda mustio, 
   el Sarón está hecho una estepa, están pelados el Basán y el Carmelo. 
10 Ahora me pongo de pie, dice el Señor; ahora me yergo, ahora me alzo: 
11 Concebirán paja y darán a luz polvo, y mi aliento como fuego los consumirá; 
12 los pueblos serán calcinados, como cardos segados arderán.
13 Los lejanos, escuchen lo que he hecho; los cercanos, reconozcan mi valor. 
14 Temen en Sión los pecadores, un temblor se apodera de los perversos: 
     ¿Quién de nosotros habitará en un fuego devorador, quién de nosotros habitará 
     en una hoguera perpetua? 
15 –El que procede con justicia, habla con rectitud y rehúsa el lucro de la opresión; 
    el que sacude la mano rechazando el soborno y tapa su oído a propuestas sanguinarias; 
    el que cierra los ojos para no complacerse en el mal,
16 ése morará en las alturas: picachos rocosos serán su fortificación, 
     con abundancia de pan y provisión de agua. 
17 Un rey en su esplendor contemplarán tus ojos, verán un país dilatado, 
18 y te dirás sobrecogido: 
     ¿Dónde está el que contaba, dónde está el que pesaba, dónde el que contaba las torres?
19 Ya no verás al pueblo violento, cuya lengua es oscura y no se entiende, 
     que pronuncia de modo extraño e incomprensible. 
20 Contempla a Sión, ciudad de nuestras fiestas: tus ojos verán a Jerusalén, morada tranquila,
     tienda permanente, cuyas estacas no se arrancarán, cuyas cuerdas no se soltarán. 
21 Que allí el Señor es nuestro capitán, en un lugar de ríos y canales anchísimos, 
     que no surcan barcas de remo ni la nave capitana los cruza: 
23a están flojas sus cuerdas, no sujetan el mástil ni despliegan las velas. 
22 Porque el Señor es nuestro juez, el Señor nuestro gobernador, el Señor nuestro rey; él nos salvará: 
23b entonces el ciego repartirá enorme botín y hasta los cojos se darán al saqueo;
24 y ningún vecino dirá:  Me siento mal, porque al pueblo que allí habita le han perdonado la culpa.

Isaías 32,15-20: Restauración

Isaías 32,15-20:
Restauración


15 Hasta que se derrame sobre nosotros un aliento de lo alto; entonces el desierto será un jardín, 
     el jardín parecerá un bosque, 
16 en el desierto morará la justicia, y el derecho habitará en el jardín, 
17 el efecto de la justicia será la paz, la función de la justicia, calma y tranquilidad perpetuas; 
18 mi pueblo habitará en un lugar pacífico, en moradas tranquilas, en mansiones sosegadas; 
19 aunque sea talado el bosque, aunque sea abatida la ciudad. 
20 Dichosos ustedes que siembran junto al agua y dejan sueltos al toro y al asno.

Isaías 32,9-14: Contra las mujeres frívolas

Isaías 32,9-14:
Contra las mujeres frívolas


9 Mujeres despreocupadas, levántense, escuchen mi voz, damas confiadas, presten oído a mi discurso: 
10 Dentro de un año y unos días temblarán las confiadas, porque se consumirá la vendimia 
     y no habrá cosecha. 
11 Estremézcanse las despreocupadas, tiemblen las confiadas, desnúdense del todo y cíñanse un sayal, 
12 golpéense los pechos en duelo por los campos preciados, por las viñas fecundas, 
13 por las tierras de mi pueblo donde crecen zarzas y cardos, por las casas alegres y la ciudad divertida. 
14 Porque el palacio está vacío, la ciudad populosa desierta, la colina y la torre de guardia, 
     convertidos en cuevas para siempre, en delicia de asnos y pastizal de rebaños.

Isaías 32,1-8: Reino de la justicia

Isaías 32,1-8:
Reino de la justicia


1 Miren: reinará con justicia un rey y sus jefes gobernarán según derecho. 
2 Será cada uno como abrigo del viento, reparo del aguacero, como acequias en tierra seca, 
   sombra de roca maciza en tierra reseca.
3 Los ojos de los que ven no estarán cerrados y los oídos de los que oyen atenderán; 
4 la mente precipitada aprenderá sensatez, la lengua tartamuda hablará con soltura y claridad. 
5 Ya no llamarán noble al necio ni tratarán de excelencia al pícaro, 
6 porque el necio dice necedades y por dentro planea el crimen, practica el vicio 
   y habla perversamente del Señor, deja vacío al hambriento, priva de agua al sediento. 
7 El pícaro usa malas artes y maquina sus intrigas: 
    perjudica a los hombres con mentiras y al desvalido que defiende su derecho.
8 En cambio, el noble tiene planes nobles y está firme en su noble sentir.

Isaías 31,7-9: Conversión de Judá y fin de Asiria

Isaías 31,7-9:
Conversión de Judá y fin de Asiria


7 Aquel día todos rechazarán los ídolos de plata y los ídolos de oro que hicieron sus manos pecadoras. 
8 Asiria caerá a espada no humana, espada no de mortal la devorará; 
   y si sus mozos escapan de la espada, caerán en trabajos forzados. 
9 Despavorida escapará su Roca, sus jefes quedarán espantados de su bandera 
   –oráculo del Señor, que tiene una hoguera en Sión, un horno en Jerusalén–.

Isaías 31,1-6: Contra el pacto con Egipto

Isaías 31,1-6:
Contra el pacto con Egipto


1 ¡Ay de los que bajan a Egipto por auxilio y buscan apoyo en la caballería! 
    Confían en los carros, porque son numerosos, y en los jinetes, porque son muy fuertes; 
    sin fijarse en el Santo de Israel ni consultar al Señor.
2 Pero él también es hábil para enviar desgracias y no ha cambiado su palabra. 
   Se alzará contra la casa de los malvados, contra la ayuda de los malhechores. 
3 Los egipcios son hombres y no dioses, sus caballos son carne y no espíritu. 
   El Señor extenderá su mano: tropezará el protector y caerá el protegido, los dos juntos perecerán, 
4 porque me ha dicho esto el Señor: Como gruñe el león o el cachorro con su presa 
   y se reúne contra él un tropel de pastores, pero él no se asusta de sus voces 
   ni se intimida por su tumulto, así bajará el Señor Todopoderoso a combatir sobre el Monte Sión 
   y sobre su cima. 
5 Como un ave aleteando, el Señor Todopoderoso protegerá a Jerusalén: 
   protección liberadora, rescate salvador.
6 Hijos de Israel, vuelvan a él de lo hondo de su rebelión

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Isaías 30,27-33: Teofanía y castigo de Asiria

Isaías 30,27-33:
Teofanía y castigo de Asiria


27 Miren: el Señor en persona viene de lejos, arde su cólera con espesa humareda; 
     sus labios están llenos de furor, su lengua es fuego abrasador, 
28 su aliento es río desbordado que alcanza hasta el cuello: para zarandear a los pueblos 
     con zaranda de exterminio, para poner freno de extravío a la quijada de las naciones. 
29 Ustedes entonarán un cántico, como en noche sagrada de fiesta: se alegrará el corazón 
     al compás de la flauta, mientras van al monte del Señor, a la Roca de Israel.
30 El Señor hará oír la majestad de su voz, mostrará su brazo que descarga con ira furiosa y rayos 
     abrasadores, con tormenta y aguacero y granizo. 
31 A la voz del Señor se acobardará Asiria, a golpes de palo; 
32 y cada golpe de la vara de castigo que el Señor descargue sobre ella, 
     lo acompañarán con tamboriles y cítaras y danzas guerreras. 
33 Que está preparada hace tiempo en Tofet, está dispuesta, ancha y profunda, una hoguera 
     con leña abundante: y el soplo del Señor, como torrente de azufre, le prenderá fuego.

Isaías 30,18-26: Conversión del pueblo

Isaías 30,18-26:
Conversión del pueblo


18 Pero el Señor espera para apiadarse de ustedes, aguanta para tenerles compasión 
     porque el Señor es un Dios recto: dichosos los que esperan en él. 
19 Vecinos de Sión, habitantes de Jerusalén, no tendrán que llorar, porque se apiadará al oír tu gemido; 
     apenas te oiga, te responderá. 
20 Aunque el Señor les dé el agua tasada y el pan medido, ya no se esconderá tu Maestro, 
     con tus ojos verás a tu Maestro; 
21 si se desvían a derecha o izquierda, tus oídos oirán una llamada a la espalda: 
     Éste es el camino, caminen por él. 
22 Tendrás por impuros tus ídolos recubiertos de plata y tus estatuas revestidas de oro: 
     las arrojarás como inmundicia, las tratarás como basura.
23 Te dará lluvia para la semilla que siembres en el campo, el grano de la cosecha del campo será rico 
     y sustancioso; aquel día tus ganados pastarán en anchas praderas; 
24 los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, 
     aventado con pala y horquilla. 
25 En todo monte elevado, en toda colina alta, habrá acequias y cauces de agua, 
     el día de la gran matanza, cuando caigan las torres. 
26 La luz de la luna será como la del sol, la luz del sol será siete veces más intensa,
     cuando el Señor vende la fractura a su pueblo y le sane la herida que le causó.

Isaías 30,8-17: Testamento de Isaías

Isaías 30,8-17:
Testamento de Isaías


8 Ahora ve y escríbelo en una tablilla, grábalo en bronce, que sirva en el futuro de testimonio perpetuo: 
9 Es un pueblo rebelde, hijos renegados, hijos que no obedecen la ley del Señor; 
10 que dicen a los videntes: No tengan visiones, y a los profetas: No profeticen sinceramente;
     dígannos cosas agradables, profetícennos ilusiones; 
11 apártense del camino, retírense de la senda, dejen de ponernos delante al Santo de Israel.
12 Por eso, así dice el Santo de Israel: Ya que rechazan este mensaje, 
     y confían en la opresión y en la perversidad, y se apoyan en ellas, 
13 por eso esa culpa será para ustedes como grieta que baja en una alta muralla,
y la arquea, hasta que de repente, de golpe, se desploma; 
14 como vasija de loza rota, hecha añicos sin piedad, hasta no quedar entre sus añicos ni un trozo
     con que sacar brasas del rescoldo, con que sacar agua del pozo. 
15 Así decía el Señor, el Santo de Israel: La salvación de ustedes está en convertirse y tener calma, 
     su fuerza consiste en confiar y estar tranquilos. Pero no quisieron 
16 y dijeron: –No. Huiremos a caballo. –Está bien, tendrán que huir. –Correremos a galope. 
     –Más correrán los que los persigan. 
17 Huirán mil ante la amenaza de uno, huirán ante la amenaza de cinco, 
     hasta quedar como un poste en la cumbre de un monte, como señal sobre una colina.

Isaías 30,1-7: Contra el pacto con Egipto

Isaías 30,1-7:
Contra el pacto con Egipto

1 ¡Ay de los hijos rebeldes! –oráculo del Señor–, que hacen planes sin contar conmigo, 
   que firman pactos sin contar con mi profeta, añadiendo pecados a pecados; 
2 que bajan a Egipto sin consultar mi oráculo buscando la protección del faraón 
   y refugiarse a la sombra de Egipto; 
3 la protección del faraón los hará fracasar y el refugio a la sombra de Egipto los defraudará. 
4 Cuando estén sus jefes en Soán y lleguen sus embajadores a Janés, 
5 todos se sentirán defraudados por un pueblo inútil que no puede auxiliar ni servir, 
   si no es de fracaso y decepción.

Contra la embajada

6 Oráculo contra la Bestia del Sur: Por tierra hostil y siniestra, de leones y leonas rugientes, 
   de víboras y dragones alados, llevan sus riquezas a lomo de asno y sus tesoros a giba de camello, 
7 a un pueblo inútil, cuyo auxilio es vano y nulo; por eso lo llamo así: Fiera que ruge y no hace nada.

Isaías 29,1-14: Contra Jerusalén

Isaías 29,1-14:
Contra Jerusalén


1 ¡Ay Ariel, Ariel, ciudad que sitió David! Añadan años a años, gire el ciclo de las fiestas, 
2 y asediaré a Ariel, y habrá llantos y lamentos. Serás para mí como Ariel: 
3 te sitiaré en redondo, te estrecharé con trincheras y alzaré baluartes contra ti. 
4 Abatida, hablarás desde el suelo y tu palabra sonará apagada desde el polvo, 
   como voz de fantasma desde la tumba susurrarás tus palabras desde el polvo. 
5 El tropel de tus enemigos será como polvareda. El tropel de tus agresores como nube de polvo; 
   pero de improviso, de repente, 
6 te auxiliará el Señor Todopoderoso con fragor y estruendo de grandes truenos, 
   con huracán y vendaval y rayos abrasadores. 
7 Y acabará como sueño o visión nocturna el tropel de los pueblos que combaten a Ariel, 
   sus trincheras, sus baluartes, sus sitiadores.
8 Como sueña el hambriento que come, y se despierta con el estómago vacío; 
   como sueña el sediento que bebe, y se despierta con la garganta reseca, 
   así será el tropel de los pueblos que combaten contra el Monte Sión. 
9 Queden tontos y torpes, enceguézcanse y quédense ciegos; 
   se emborracharán, y no de vino, se tambalearán, y no por el licor; 
10 sino porque el Señor les derrama un viento de modorra que les embotará los ojos 
     y les cubrirá las cabezas. 
11 Cualquier visión les resultará como el texto de un libro sellado: se lo entregan a uno que sabe leer, 
     diciéndole: Por favor, lee esto; y él responde: No puedo, que está sellado. 
12 Se lo entregan a uno que no sabe leer, diciéndole: Por favor, lee esto; y él responde: Si no sé leer. 
13 Dice el Señor: Ya que este pueblo se me acerca con la boca y me glorifica con los labios, 
     mientras su corazón está lejos de mí, y su culto a mí es precepto humano y rutina, 
14 yo seguiré multiplicando prodigios, prodigios maravillosos: 
     fracasará la sabiduría de sus sabios y se eclipsará la prudencia de sus prudentes.

Sobre la Inmaculada Concepción de María, por Fray Abel de Jesús

+ Sobre la Inmaculada Concepción de María

martes, 7 de diciembre de 2021

Isaías 28,23-29: Instrucción agrícola

Isaías 28,23-29:
Instrucción agrícola


23 Escuchen, presten oído a mi voz, atención, escuchen mi discurso: 
24 El que ara, ¿se pasa los días arando, abriendo surcos, desterronando, para sembrar? 
25 Cuando ha igualado la superficie, siembra hinojo y esparce comino, echa trigo y cebada, 
     y en los bordes escanda y mijo; 
26 su Dios lo instruye, le enseña las reglas.
27 Porque el hinojo no se trilla con el trillo ni las ruedas del carro se pasan sobre el comino: 
     el hinojo se trilla con varas y el comino con látigo; 
28 el grano no se tritura hasta lo último, sino que se trilla arreando el rodillo del carro, 
     que lo rompe sin triturarlo. 
29 También esto es disposición del Señor Todopoderoso: su plan es admirable y es grande su destreza.

Isaías 28,20-22: Contra los cínicos

Isaías 28,20-22:
Contra los cínicos


20 Será corta la cama para estirarse y estrecha la manta para arroparse. 
21 Como en el monte Perasim se alzará el Señor, como en el valle de Gabaón se desperezará, 
     para ejecutar su obra, obra extraña, para cumplir su tarea, tarea inaudita. 
22 Por tanto, no se burlen, no sea que se aprieten sus cadenas, que me he enterado 
     de la destrucción decretada por el Señor Todopoderoso contra todo el país.

Isaías 28,14-19: Pacto con la muerte y verdadero cimiento

Isaías 28,14-19:
Pacto con la muerte y verdadero cimiento


14 Escuchen la Palabra del Señor, gente burlona, que gobiernan a ese pueblo de Jerusalén: 
15 ustedes decían: Hemos firmado un pacto con la muerte, una alianza con el abismo: 
     cuando pase el azote arrollador, no nos alcanzará, porque tenemos la mentira por refugio 
     y el engaño por escondrijo. 
16 El Señor dice así: Miren, yo coloco en Sión una piedra probada, angular, preciosa, de cimiento: 
     quien se apoya no vacila. 
17 Usaré como plomada la justicia, como nivel el derecho; el granizo arrasará el falso refugio de ustedes 
      y el agua arrollará su escondrijo. 
18 Su pacto con la muerte se romperá, su alianza con el abismo será anulada; 
     y cuando pase el azote arrollador los pisoteará, 
19 cada vez que pase, los arrebatará, y ha de pasar mañana tras mañana, de día y de noche; 
     entonces bastará el terror para aprender la lección.

Isaías 28,7-13: Contra los que se burlan del profeta

Isaías 28,7-13:
Contra los que se burlan del profeta


7 También éstos se tambalean por el vino y dan traspiés por el licor; sacerdotes y profetas 
   se tambalean por el licor, los aturde el vino, dan traspiés por el licor, se tambalean con la visión,  
   tartamudean al dar sentencias; 
8 todas las mesas están llenas de vómitos y suciedad, y no queda espacio libre. 
9 –¿A quién viene a adoctrinar, a quién a enseñar la lección?, ¿a recién destetados, apartados del pecho? 
10 Dice: ce con ce, ce con ce, pe con pe, pe con pe, chico aquí, chico allí. 
11 –Ahora bien con lengua balbuciente, en lenguaje extraño el Señor hablará a este pueblo, 
12 el que les había dicho: En esto está el reposo, den reposo al cansado, en esto está el descanso, 
     pero no quisieron obedecer. 
13 Entonces el mensaje del Señor les sonará así: ce con ce, ce con ce, pe con pe, pe con pe, chico aquí, 
     chico allí, para que vayan y caigan de espaldas y se destrocen y se enreden y queden atrapados.

Isaías 28,1-6: Contra el reino del Norte

Isaías 28,1-6:
Contra el reino del Norte


1 ¡Ay de la corona esplendorosa de los ebrios de Efraín y de la flor marchita, joya de su atavío, 
    que está en la cabeza de los hartos de vino!
2 Miren: Viene uno fuerte y robusto, de parte del Señor, como tormenta de granizo, 
   tormenta asoladora, como tormenta de aguas impetuosas y desbordadas, 
   con la mano derriba todo al suelo
3 y con los pies pisotea la corona fastuosa de los ebrios de Efraín
4 y la flor marchita, joya de su atavío, que está en lo alto del valle fértil. 
   Será como breva temprana, que el primero que la ve, apenas la agarra, se la traga. 
5 Aquel día será el Señor Todopoderoso corona enjoyada, diadema espléndida para el resto de su pueblo: 
6 sentido de justicia para los que se sientan a juzgar, valor para los que rechazan el asalto a las puertas.

Isaías 27,6-13: Renovación de Israel

Isaías 27,6-13:
Renovación de Israel


6 Llegarán días en que Jacob echará raíces, Israel echará brotes y flores, y sus frutos cubrirán la tierra. 
7 ¿Lo ha herido como hiere a los que lo hieren? ¿Lo ha matado como mueren los que lo matan? 
8 Lo castigas espantándolo, expulsándolo, arrollándolo con viento impetuoso en día de viento del este.
9 Con esto se expiará la culpa de Jacob, y éste será el fruto de alejar su pecado: 
   dejar las piedras de los altares como piedra caliza triturada y no erigir postes sagrados ni altares 
   de incienso.
10 La plaza fuerte está solitaria, como mansión despreciada, abandonada como el desierto: 
     allí pastan novillos, allí se tumban y consumen sus ramas. 
11 Al secarse el ramaje, se quiebra, vienen mujeres y le prenden fuego. Porque es un pueblo insensato, 
     por eso su Hacedor no se apiada, su Creador no lo compadece.

Reunión final en Jerusalén

12 Aquel día trillará el Señor las espigas desde el Gran Río hasta el Torrente de Egipto; 
    pero ustedes, israelitas, serán buscados uno por uno. 
13 Aquel día sonará la gran trompeta, y vendrán los dispersos de Asiria, los desterrados de Egipto, 
     para postrarse ante el Señor en el monte santo de Jerusalén.

Isaías 27,1-5: Canción de la viña

Isaías 27,1-5:
Canción de la viña

1 Aquel día castigará el Señor con su espada grande, templada, robusta, a Leviatán, 
   serpiente huidiza; a Leviatán, serpiente tortuosa, y dará muerte al dragón marino

Canción de la viña

2 Aquel día cantarán a la viña hermosa; 
3 Yo, el Señor, soy su guardián, la riego con frecuencia, para que no le falte su hoja, 
   noche y día la guardo. 
4 Ya no estoy irritado. Si me diera zarzas y cardos, me lanzaría contra ella para quemarlos todos. 
5 Si se acoge a mi protección, hará las paces conmigo, ¡sí, las paces hará conmigo!

Isaías 26,14-21: Resurrección

Isaías 26,14-21:
Resurrección


14 Los muertos no vivirán, las sombras no se alzarán, porque tú los juzgaste y aniquilaste 
     y extirpaste su memoria. 
15 Multiplicaste el pueblo, Señor, multiplicaste el pueblo manifestando tu gloria, 
     ensanchaste los confines del país. 
16 Señor, en el peligro acudíamos a ti, cuando apretaba la fuerza de tu escarmiento.
17 Como la mujer embarazada, cuando le llega el parto, se retuerce y grita de dolor, 
     así éramos en tu presencia, Señor: 
18 concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país, 
     no le nacieron habitantes al mundo.
19 ¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! 
     Porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra de las sombras parirá. 
20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra la puerta por dentro; 
     escóndete un breve instante mientras pasa la cólera. 
21 Porque el Señor va a salir de su morada para castigar la culpa de los habitantes de la tierra: 
     la tierra descubrirá la sangre derramada y ya no ocultará a los asesinados en ella.

Isaías 26,7-13: Los juicios del Señor

Isaías 26,7-13:
Los juicios del Señor


7 La senda del justo es recta, tú allanas el sendero del justo. 
8 En la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, invocamos tu Nombre con ansia:
9 mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti; 
   porque cuando tus juicios llegan a la tierra, aprenden justicia los habitantes del mundo.
10 Si se trata con clemencia al malvado, no aprende justicia, en un país honrado comete crímenes, 
     sin fijarse en la grandeza del Señor; 
11 aunque alces la mano, Señor, no la miran. Que miren confundidos tu celo por el pueblo 
     y que el fuego devore a tus enemigos.
12 Señor, tú nos gobernarás en paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú.
13 Señor, Dios nuestro, aunque fuera de ti nos dominaron otros señores, 
     nosotros invocamos solamente tu Nombre.

Isaías 26,1-6: Himno de victoria

Isaías 26,1-6:
Himno de victoria


1 Aquel día se cantará este canto en el territorio de Judá: Tenemos una ciudad fuerte: 
   le ha puesto para salvarla murallas y baluartes. 
2 Abran las puertas, para que entre un pueblo justo que guarda los compromisos; 
3 su voluntad es firme, tú velas por su paz, porque confía en ti.
4 Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: 
5 doblegó a los que habitaban en la cumbre, y a la ciudad inaccesible la abatió, 
   la abatió hasta el suelo, la tumbó en el polvo; 
6 y la pisan los pies, los pies del oprimido, las pisadas de los desvalidos.

Isaías 24,21-23: Juicio y reino del Señor

Isaías 24,21-23:
Juicio y reino del Señor


21 Aquel día juzgará el Señor a los ejércitos del cielo en el cielo, a los reyes de la tierra en la tierra. 
22 Se van agrupando y quedan encerrados, presos en la prisión; pasados muchos días comparecerán 
     a juicio. 
23 La luna se sonrojará, se avergonzará el sol cuando reine el Señor Todopoderoso en el Monte Sión, 
     en Jerusalén, glorioso delante de su senado.

Isaías 24,17-20: Destrucción

Isaías 24,17-20:
Destrucción


     Pero yo digo: ¡Qué dolor, qué dolor, ay de mí! Los traidores traicionan, 
     los traidores traman traiciones.
17 Pánico y zanja y trampa contra ti, habitante de la tierra:
18 el que escape del grito de pánico caerá en la zanja, el que salga del fondo de la zanja 
     quedará atrapado en trampa. Se abren las compuertas del cielo 
     y retiemblan los cimientos de la tierra:
19 se tambalea y se bambolea la tierra, tiembla y retiembla la tierra, se mueve y se remueve la tierra, 
20 vacila y oscila la tierra como un borracho, cabecea como una choza; tanto le pesa su pecado, 
     que se desploma y no se alza más.

Isaías 24,13-16: El resto

Isaías 24,13-16:
El resto


13 Sucederá en medio de la tierra y entre los pueblos lo que en el apaleo de la aceituna 
     o en la segunda pasada después de la vendimia. 
14 Ellos alzarán la voz vitoreando la grandeza del Señor: Aclamen desde occidente, 
15 respondan desde oriente glorificando al Señor; desde las islas del mar, al Nombre del Señor, 
     Dios de Israel. 
16 Desde el confín de la tierra nos llegan cánticos: ¡Gloria al Justo!

Isaías 24,7-12: La ciudad desolada

Isaías 24,7-12:
La ciudad desolada


7 Languidece el vino nuevo, desfallece la vid, gimen los corazones alegres; 
8 cesa el alborozo de los tamboriles, se acaba el bullicio de los que se divierten, 
   cesa el alborozo de las cítaras.
9 Ya no beben vino entre canciones y el licor es amargo para el que lo bebe. 
10 La ciudad, desolada, se derrumba, están cerradas las entradas de las casas; 
11 hay lamentos por las calles porque no hay vino, se apagaron las fiestas, 
     se desterró el alborozo del país. 
12 En la ciudad sólo quedan escombros y la puerta está herida de ruina.

Isaías 24,1-6: Catástrofe

Isaías 24,1-6:
Catástrofe


1 Miren al Señor que agrieta la tierra y la resquebraja, devasta la superficie 
   y dispersa a sus habitantes:
2 lo mismo pueblo que sacerdote, esclavo que señor, esclava que señora, 
   comprador que vendedor, prestatario que prestamista, acreedor que deudor. 
3 Queda la tierra rajada, queda saqueada –el Señor ha pronunciado esta amenaza–. 
4 Languidece y se debilita la tierra, desfallece y se debilita el mundo, desfallecen el cielo y la tierra, 
5 la tierra está profanada bajo sus habitantes, que violaron la ley, trastocaron el decreto, 
   rompieron el pacto perpetuo. 
6 Por eso la maldición se devora la tierra y lo pagan sus habitantes, 
   por eso se consumen los habitantes de la tierra y quedan hombres contados.

Isaías 23,15-18: Tiro, olvidada y restaurada

Isaías 23,15-18:
Tiro, olvidada y restaurada


15 Aquel día, Tiro quedará olvidada setenta años que es la duración de la vida de un rey, 
     y al cabo de setenta años aplicarán a Tiro la copla de la prostituta:
16 Toma la cítara, recorre la ciudad, prostituta olvidada, toca buena música, canta muchas coplas, 
     a ver si se acuerdan de ti.
17 Al cabo de los setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, y ella volverá a su antiguo comercio, 
     fornicando con todos los reinos de la superficie del mundo.
18 Pero las ganancias de su comercio serán consagradas al Señor, no serán almacenadas ni atesoradas. 
     Sus ganancias serán para los que habitan ante el Señor, para que coman y se sacien y se vistan con 
     esplendor.

Isaías 23,1-14: Contra Tiro y Sidón

Isaías 23,1-14:
Contra Tiro y Sidón


1 Oráculo contra Tiro: Lloren, naves de Tarsis, porque está destruido su puerto. 
   Al volver de Chipre lo descubrieron. 
2 Enmudezcan, habitantes de la costa, mercaderes de Sidón, que cruzan el mar 
3 y envían viajantes por el océano. Sacaba su ganancia del grano de Sijor, de las cosechas del Nilo; 
   llegaste a ser emporio internacional. 
4 Avergüénzate, Sidón, que habla el mar, la fortaleza marina: No me he retorcido ni he dado a luz, 
   no he criado muchachos ni sacado adelante muchachas.
5 Cuando los egipcios se enteren, se retorcerán por las noticias de Tiro. 
6 Vuelvan a Tarsis, lloren, habitantes de la costa. 
7 ¿Es ésta su ciudad divertida, de origen remoto, cuyos pies la llevaban a colonias lejanas? 
8 ¿Quién decretó tal cosa contra Tiro, la que regalaba coronas, cuyos comerciantes eran príncipes 
   y sus mercaderes grandes de la tierra? 
9 El Señor Todopoderoso decretó abatir el orgullo de los príncipes y humillar a los grandes de la tierra. 
10 Vuelve a tu tierra, ciudad de Tarsis, que el puerto no existe ya. 
11 El Señor extendió la mano sobre el mar, hizo estremecerse los reinos; 
     y mandó destruir el puerto de Canaán.
12 Dijo: No volverás a divertirte, doncella violentada, capital de Sidón;
     levántate y cruza hasta Chipre, que tampoco allí tendrás reposo. 
13 Mira el país de los caldeos: erigieron torres y devastaron sus palacios, lo entregaron a las fieras, 
     lo redujeron a escombros. 
14 Lloren, naves de Tarsis, porque está destruido su puerto.

Isaías 22,15-25: Contra el mayordomo de palacio

Isaías 22,15-25:
Contra el mayordomo de palacio

15 Así dice el Señor Todopoderoso: Anda, ve a ese mayordomo de palacio, a Sobná, 
16b que se labra en lo alto un sepulcro y se excava en la piedra un mausoleo: 
16a ¿Qué tienes aquí, a quién tienes aquí, que te labras aquí un sepulcro? 
17 Mira, el Señor te arrojará con violencia: te aferrará con fuerza 
18 y te hará dar vueltas y vueltas como un aro sobre la llanura dilatada. 
     Allí morirás, allí pararán tus carrozas de gala, vergüenza de la corte de tu señor.

Nuevo mayordomo

19 Te echaré de tu pueblo, te destituiré de tu cargo. 
20 Aquel día llamaré a mi siervo Eliacín, hijo de Jelcías: 
21 le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; 
     será un gobernante para los habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá.
22 Le pondré en el hombro la llave del palacio de David: 
     lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. 
23 Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a su familia; 
24 colgarán de él los nobles de su familia, vástagos y descendientes, toda la vajilla menor, 
     de bandejas a cántaros.
25 Aquel día –oráculo del Señor Todopoderoso– cederá el clavo hincado en sitio firme, 
     y la carga que colgaba de él se soltará, caerá y se romperá –lo ha dicho el Señor–.

Isaías 22,1-14: Contra Jerusalén

Isaías 22,1-14:
Contra Jerusalén


1 Oráculo del Valle de la Visión: pero, ¿qué te pasa que te subes en masa a las azoteas?, 
2 llena de ruido, ciudad estridente, ciudad divertida. Tus caídos no han caído a espada, 
   no han muerto en combate; 
3 todos tus jefes desertaron en bloque, sin un disparo de arco cayeron prisioneros; 
   todas sus tropas fueron apresadas cuando se alejaban huyendo. 
4 Por eso digo: Dejen de mirarme y lloraré amargamente, 
   no insistan en consolarme de la derrota de mi pueblo. 
5 Aquél era un día de pánico, de humillación y desconcierto que enviaba el Señor Todopoderoso. 
   En el Valle de la Visión socavaban los muros, y se oían gritos por los montes. 
6 Elam se cargaba la aljaba, había jinetes y carros de Aram, Quir desnudaba el escudo.
7 Tus valles mejores se llenaban de carros, los jinetes cargaban contra la puerta, 
8 dejando desguarnecido a Judá. Aquel día, inspeccionaban el arsenal en el palacio de columnas 
   de madera  
9 y miraban cuántas brechas tenía la ciudad de David; recogían el agua en la cisterna de abajo, 
10 hacían recuento de la casas de Jerusalén, demolían casas para reforzar la muralla, 
11 entre los dos muros hacían un depósito para el agua del pozo viejo. 
     Pero no se fijaban en el que lo ejecutaba ni miraban al que lo dispuso hace tiempo. 
12 El Señor Todopoderoso los invitaba aquel día a llanto y a luto, a raparse la cabeza y a ceñir sayal; 
13 pero ustedes, fiesta y alegría, a matar vacas, a degollar corderos, a comer carne, a beber vino,
     a comer y a beber, que mañana moriremos. 
14 Me ha comunicado su decisión el Señor Todopoderoso: Juro que no se expiará ese pecado 
     de ustedes hasta que mueran –lo ha dicho el Señor Todopoderoso–.

Isaías 21,11-17: Oráculos contra Duma y Arabia

Isaías 21,11-17:
Contra Duma y Arabia


11 Oráculo contra Duma: Uno me grita de Seír: Vigía, ¿cuánto queda de la noche? Vigía, 
    ¿cuánto queda de la noche? 
12 Responde el vigía: Vendrá la mañana y también la noche. 
     Si quieren preguntar, pregunten, vengan otra vez.
13 Oráculo contra Arabia: En la maleza del desierto pasarán la noche, caravanas de Dedán; 
14 al encuentro del sediento salgan con agua, habitantes de Tema, lleven pan a los fugitivos, 
15 porque van huyendo de la espada, de la espada afilada, de los arcos tensos, de la lucha encarnizada.
16 Esto me ha dicho el Señor: Dentro de un año, año de jornalero, se acabará la nobleza de Cadar,
17 y quedará de los arqueros de Cadar bien poca cosa –lo ha dicho el Señor, Dios de Israel–.

Isaías 21,1-10: Caída de Babilonia

Isaías 21,1-10:
Caída de Babilonia


1 Oráculo de la marisma: Como torbellinos que azotan al Negueb, viene del desierto, de un país temible. 
2 Se me ha manifestado una visión siniestra: el traidor traicionado, el devastador devastado. 
   ¡Adelante, elamitas; al asedio, medos!, acallen los gemidos. 
3 Al verlo, mis entrañas se agitan con espasmos, me agarran angustias como angustias de parturienta; 
   me agobia el oírlo, me espanta el mirarlo; 
4 se me turba la mente, el terror me sobrecoge, la tarde suspirada se me ha vuelto espanto. 
5 –¡Preparen la mesa, extiendan el mantel, a comer y a beber! –¡De pie, capitanes, a engrasar el escudo! 
6 Esto me ha dicho el Señor: Ve y coloca un vigía, lo que vea que lo anuncie: 
7 Si ve gente montada, un par de jinetes, montados en jumentos o montados en camellos, 
   que preste atención, redoblada atención, 
8 y que grite: ¡Lo veo! –Como vigía, Señor, yo mismo estoy de pie todo el día, 
   y en mi puesto de guardia yo sigo erguido toda la noche.
9 ¡Atención! Llega uno montado, un par de jinetes, y anuncian: Ha caído, ha caído Babilonia: 
   las estatuas de sus dioses yacen destrozadas por tierra. 
10 Pueblo mío, trillado en la era, lo que he escuchado al Señor Todopoderoso, Dios de Israel, 
     te lo anuncio.

Isaías 20,1-6: Acción simbólica: Contra Egipto y Nubia

Isaías 20,1-6:
Acción simbólica: Contra Egipto y Nubia


1 El año en que el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, llegó a Azoto, 
   la atacó y la conquistó. 
2 Entonces el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amós [antes le había dicho]:
   –Anda, desátate el sayal de la cintura, quítate las sandalias de los pies. 
   Él lo hizo y anduvo desnudo y descalzo.
3 El Señor explicó: –Como mi siervo Isaías ha caminado desnudo y descalzo durante tres años, 
   como signo y presagio contra Egipto y Nubia, 
4 así conducirá el rey de Asiria a los cautivos egipcios y a los deportados nubios, 
   jóvenes y viejos, descalzos y desnudos, con las nalgas al aire, las vergüenzas de los egipcios. 
5 Aquel día los habitantes de esta costa quedarán apenados y defraudados por la suerte de Nubia, 
   su confianza, y de Egipto, su orgullo; 
6 y dirán: Ahí tienen a los que eran nuestra confianza, a los que acudíamos en busca de auxilio 
   para que nos libraran del rey de Asiria; y ahora nosotros ¿cómo nos salvaremos?