Isaías 38,9-20:
Cántico de Ezequías
9 Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y sanó de la enfermedad:
10 –Yo pensé: En lo mejor de mis días, tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
10 –Yo pensé: En lo mejor de mis días, tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.
11 Yo pensé: Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres
11 Yo pensé: Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
12 Levantan y enrollan mi morada como tienda de pastores. Como un tejedor enrollaba yo mi vida,
12 Levantan y enrollan mi morada como tienda de pastores. Como un tejedor enrollaba yo mi vida,
y me cortan la trama. Día y noche me estabas acabando,
13 sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando.
14 Como una golondrina estoy piando, gimo como una paloma.
13 sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando.
14 Como una golondrina estoy piando, gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
15 ¿Qué le diré y qué pensaré si él es quien lo hace? Huye de mí el sueño por la amargura de mi alma.
16 Los que Dios protege, viven, y entre ellos vivirá mi espíritu: me has sanado, me has hecho revivir.
17 La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda
15 ¿Qué le diré y qué pensaré si él es quien lo hace? Huye de mí el sueño por la amargura de mi alma.
16 Los que Dios protege, viven, y entre ellos vivirá mi espíritu: me has sanado, me has hecho revivir.
17 La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda
a todos mis pecados.
18 El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.
19 Los vivos, los vivos son quienes te dan gracias: como yo ahora.
18 El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.
19 Los vivos, los vivos son quienes te dan gracias: como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
20 Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.
20 Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.
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