jueves, 2 de diciembre de 2021

Isaías 10,5-16: Asiria, instrumento de Dios


5 ¡Ay Asiria, vara de mi ira, bastón de mi furor!
6 Contra una nación impía lo despaché, lo mandé contra el pueblo de mi cólera, 
   para que entrase a saquear y lo despojase y lo pisase como barro de la calle.
7 Pero él no pensaba así, no eran ésos sus cálculos; su propósito era aniquilar, 
   exterminar no pocas naciones. 
8 Decía: ¿No son todos mis ministros reyes?
9 ¿No fue Calno como Cárquemis? ¿No fue Jamat como Arpad? ¿No fue Samaría como Damasco?
10 Como mi mano se apoderó de reinos insignificantes y de sus imágenes... 
11 Lo que hice con Samaría y sus imágenes, ¿no lo voy a hacer con Jerusalén y sus ídolos?
12 –Cuando termine el Señor toda su tarea en el monte Sión y en Jerusalén, 
     exigirá cuentas de sus conquistas a su orgullo, a la arrogancia altanera de sus ojos–. 
13 Él decía: Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi talento, porque soy inteligente. 
     Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé como un héroe a los jefes 
     de sus sitiales. 
14 Mi mano tomó, como un nido, las riquezas de los pueblos; como quien recoge huevos abandonados, 
     agarré toda la tierra, y no hubo quien batiese las alas, quien abriese el pico para piar. 
15 –¿Cómo?, ¿se envanece el hacha contra el leñador?, ¿se gloría la sierra contra quien la maneja? 
    Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara alzase a quien no es leño. 
16 Por eso, el Señor Todopoderoso meterá debilidad en su gordura, y debajo del hígado le encenderá 
     una fiebre como un fuego abrasador.

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