En general, en los sistemas gnósticos, el Eón Sabiduría–Sofía, o Achamoth, está siempre presente. Es el principio femenino supremo. En el sistema gnóstico ptolemaico, la Madre de los siete cielos se llama Achamoth; en el Arcotiano, encontramos la Madre Luz, y más allá de los cielos está la Madre de Todo; en la gnosis de Barbelo, la fémina Barbelos es la contrapartida del Padre Desconocido, también presente en los Ofitas, tal y como los presenta san Ireneo (Contra las Herejías III.7.4).
La oración eucarística en los Hechos de Tomás (cap.I) parece estar dirigida al principio supremo femenino.
Por otra parte, el Eón Sofía es una diosa que al perder su virginidad produjo la materia pecaminosa del mundo. Una de las primeras representaciones de este mito se encuentra en la gnosis simoniaza, en la que Simón encuentra a Helena, que ha sido una prostituta durante diez años en Tiro, y a la que sus seguidores adoraban bajo la forma de Atenea, la diosa de la sabiduría.
En la gnosis de Valentino, tal y como la presenta san Hipólito (Libro VI, 25-26), Sofía, la más joven de los eones, retorna al Padre e intenta emularle con emanaciones de hijos (sin coito conyugal), pero solamente produce un aborto, una sustancia sin forma. Entonces, Sofía es expulsada del pleroma. Según los valentinianos (siguiendo a Ireneo en Contra las Herejías I) y Tertuliano (Contra los Valentinianos 9), Sofía vivía en el cielo más alto cuando el demonio Autades la sedujo con un rayo de luz que ella tomó como una emanación del Padre. Sofía quedó presa por los poderes del mal. La materia es consecuencia del pecado de Sofía (novedad del Valentianismo ya que en las doctrinas más antiguas la materia se presupone eterna). Al pecar, Sofía cae del reino de la luz al caos o reino de la oscuridad.
El dualismo presente en la versión original de estos mitos fue transformado por el gnosticismo en un emanacionismo panteísta.
El Mito de Sofía no aparece en la gnosis de Basílides y sus afines. En muchos sistemas, esta Sophia, que es una emanación del Padre, se diferencia de la Sabiduría que está en el Padre, como en la fórmula mágica para los muertos que recoge san Ireneo (I.21.5): “Yo soy un bajel más precioso que la mujer que te hizo. Si tu madre ignora la fuente de la que viene, yo me conozco a mi misma, y sé de dónde vengo e invoco a la incorruptible Sofía , que está en el Padre, la madre de tu madre, que no tiene padre ni marido. Un hombre-mujer, nacido de una mujer te ha hecho. Yo invoco a su madre”.
Esto coincide con el sistema gnóstico descrito por Ireneo (I.4-5), en el que Sophia Achamoth, o Baja Sophía, hija de la Alta Sophía, es la madre del Demiurgo. En realidad, se trata de un torpe intento gnóstico de unir sistemas y doctrinas diferentes.
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