San Hipólito escribió desde los alrededores del año 200 hasta el 235 en que murió. Por la temática y la forma de sus escritos, por los autores que muestra haber leído, y por sus posiciones teológicas, es un escritor de mentalidad griega que vive y escribe en Roma. Parece que había mantenido una especial relación con Alejandría.
Hipólito es el último escritor que emplea el griego en Roma. El creciente desuso y desconocimiento de esta lengua en la Sede Romana se da como una de las razones que explicarían la pérdida del original griego de la mayoría de sus obras, tan numerosas quizá como las de Orígenes.
Hipólito, claramente contrario al modalismo que recientemente se había propagado en Roma, se acerca inclina peligrosamente al subordinacionismo, con una doctrina del Logos que no es ortodoxa.
El modalismo entendía las tres personas divinas como tres manifestaciones o modos de Dios, de manera que no habría distinción real entre ellas; mientras que el subordinacionismo sostenía, con diversos matices, que el Hijo es inferior al Padre y le está subordinado.
De suma importancia es el fragmento de una estatua de mármol descubierta en 1551 y que se conserva en el Museo de Letrán. El ciclo pascual computado por Hipólito y una lista de sus obras fue grabada sobre los lados de la silla donde aparece la figura de Hipólito; el monumento data del siglo III.
Hipólito fue el teólogo más importante y el escritor religioso más prolífico de la Iglesia Romana en la época anterior a Constantino. Sin embargo, muchas de sus obras se han perdido o son conocidas sólo a través de fragmentos dispersos. Otras han sobrevivido en antiguas traducciones a lenguajes orientales y eslavos; otros escritos están libremente interpolados.
El hecho de que Hipólito escribiera en griego hizo inevitable que cuando este lenguaje ya no se entendía en Roma, los romanos perdieran interés en sus escritos, mientras que en Oriente fueron leídos por mucho tiempo e hicieron famoso a su autor.
Sus obras tratan sobre varias ramas de la teología, como se pone de manifiesto en la mencionada lista del monumento, en la obra de Eusebio de Cesarea, san Jerónimo y de autores orientales.
El descubrimiento en 1851 del Philosophumean hizo también posible aclarar el período más importante de la vida de Hipólito, y al mismo tiempo examinar y corregir los relatos de la antiguedad que teníamos de él. Procedemos sobre la suposición de que Hipólito fue realmente el autor de esta obra, una hipótesis aceptada casi universalmente por los investigadores modernos.
La Tradición Apostólica
Hipólito escribió una obra de importancia fundamental para el conocimiento de la liturgia romana, conocida con el nombre de Tradición apostólica, contiene el más antiguo ritual con reglas fijas para la celebración de la Eucaristía, la ordenación sacerdotal y episcopal, etc.
Durante mucho tiempo se la consideró perdida, hasta que a principios del siglo xx se demostró que lo que se conocía con el nombre de Constitución de la Iglesia egipcia era la traducción a las lenguas copta y etiópica de la Tradición apostólica de san Hipólito. Este texto contiene la más antigua plegaria eucarística que ha llegado hasta nosotros.
Tratados exegéticos
San Hipólito escribió comentarios sobre varios libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Muchos sólo existen en fragmentos. El comentario sobre el Cantar de los Cantares, sin embargo, ha sido conservado íntegro; así como el comentario al Libro de Daniel en cuatro volúmenes.
Ocho de sus obras, conocidas por sus títulos, tratan de asuntos dogmáticos y apologéticos, pero sólo una nos ha llegado completa en el original griego: Sobre Cristo y el anticristo ("De Antichristo", ed. Achelis, op. cit., I, II, 1 ss.); se han conservado fragmentos de otras obras.
Philosophumena
De sus polémicas contra los herejes, la obra más importane es la Philosophumena, cuyo título original es Una Refutación de Todas las Herejías.
El primer libro se conoce desde hace tiempo; los libros IV a X, que fueron descubiertos poco tiempo antes, fueron publicados en 1851. Pero faltan los primeros capítulos del libro IV y los libros II y III completos. Los primeros cuatro libros tratan de los filósofos helénicos; los libros V al IX tratan sobre la exposición y refutación de las herejías cristianas, y el último libro contiene una recapitulación.
Esta obra es una de las más importantes fuentes para la historia de las herejías de la Iglesia durante los primeros siglos junto con Adversus Haereses de san Ireneo.
Otras obras
Un tratado más corto contra las herejías titulado Sintagma, escrito por Hipólito en una fecha anterior, se descubre a partir de adaptaciones posteriores.
Hipólito escribió una tercera obra contra las herejías llamada el Pequeño Laberinto. Además, Hipólito escribió monografías contra Marción, los Montanistas, el Alogi y Cayo. De estas obras sólo tenemos fragmentos. Hipólito también produjo un ciclo pascual, así como una crónica del mundo que fue usada por cronistas posteriores.
San Jerónimo menciona una obra de Hipólito sobre derecho canónico. Se han conservado tres tratados sobre derecho canónico con el nombre de Hipólito: las Constitutiones per Hippolytum, la Ordenanza de la Iglesia Egipcia, en copto, y los Canones Hippolyti. De estas obras, las dos primeras dos son espurias, y la última es con toda probabilidad del siglo V o al VI.
+ SOBRE SAN HIPÓLITO DE ROMA
No hay comentarios:
Publicar un comentario