El maniqueísmo, al igual que el gnosticismo, fue una religión intelectual que despreciaba la simplicidad e ignoracia de la mayoría. Profesaban la salvación a través del conocimiento y la ignorancia era un pecado.
El maniqueísmo fue literario y refinado. Su fundador fue un escritor prolífico al igual que muchos de sus seguidores. De su producción literaria hoy existen sólo fragmentos. No nos ha llegado ningún tratado maniqueo completo. Manes escribió en persa y arameo babilónico, usando ambos lenguajes con igual facilidad. Nos han llegado siete títulos de obras suyas:
• "Shapurakan", es decir, "Principesco", porque estaba dedicado a Peroz, el hermano de Sapor I (escrito en sirio). Era una especie de escatología maniquea, que trataba en tres capítulos sobre la disolución de los oyentes, los elegidos y los pecadores. Fue escrita alrededor del año 242 d.C.
• El Libro de los Misterios, de carácter polémico y dogmático.
• El Libro de los Gigantes, probablemente sobre figuras cosmogónicas.
• El Libro de Preceptos para Oyentes, con un apéndice para los elegidos.
• El Libro del Dador de Vida, escrito en griego.
• El Libro de Pragmateia, cuyo contenido es desconocido.
• El Evangelio, escrito en persa, cuyos capítulos comenzaban con las letras del alfabeto.
Además de estas obras más extensas, se enumeran no menos de setenta y seis cartas o tratados breves, pero no siempre está claro cuáles son de Manes y cuáles de sus sucesores.
La Epístola Fundamenti, conocida por los escritores latinos, es probablemente el Tratado de los Dos Elementos en las fuentes árabes. Esta obra es citada muchas veces por san Agustín en su refutación.
De los escritores maniqueos nos han llegado los siguientes nombres: Agapio (Focio, Cod. 179), de Asia Menor; Aftonio de Egipto (Filostorgio, "Hist. Eccl.", III, 15); Fotino refutado by Pablo el Persa (Mercati, "Per la vita de Paulo il Persiano"); Adimanto, refutado por Agustín.
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