domingo, 30 de abril de 2023

Sobre San José





San José, Patrono de la Iglesia Universal:











Fiesta de San José Obrero: breve reseña histórica


La Iglesia cristianizó una fiesta que para los obreros era una oportunidad para proclamar su descontento, sus reivindicaciones y anhelos. En las grandes ciudades los obreros hacían un paro general y también lanzaban calumnias contra la Iglesia presentada como una fuerza enemiga de los trabajadores.

Las familias habían salido perjudicadas con el cambio social de la industrialización y aparece el proletariado: la masa obrera. Por su parte, la propaganda socialista-comunista se pone del lado de los obreros echando más leña al fuego del odio y llamándoles a la lucha de clases.

El 1 de Mayo del año 1955, el papa Pío XII instituyó la Fiesta de San José Obrero. Una fiesta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y desde ahí promover:

• la dignidad del trabajo y del trabajador
• el derecho a una vivienda digna
• el derecho a formar familia
• el derecho al salario justo
• el derecho a la asistencia social
• el derecho al descanso
• el derecho a practicar la religión

La doctrina social de la Iglesia se expone en Rerum novarum, Mater et magistra, Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros documentos.

Enseñar donde está la justicia, señalar los límites de la moral, recordar la prioridad de la persona sobre el trabajo, el derecho a un puesto de trabajo, denunciar comportamientos abusivos, es misión de la Iglesia y su buena noticia es aplicable a las relaciones sociales en el campo de la industria, del comercio, de la universidad, del trabajo manual y la investigación científica.

Es natural que el titular de esta fiesta cristiana fuera san José. San José es uno más del pueblo, el trabajador que sufrió estrecheces con su familia y las enfrentó con dignidad; que sufrió la emigración forzada, que conoció el cansancio del cuerpo por su trabajo. José vivió como cualquier trabajador. Se le conoció en su tiempo como José «el carpintero» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del carpintero».

Fuente: Catholic.net

sábado, 29 de abril de 2023

Domingo del Buen Pastor

 


Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones:

Domingo del 4 Domingo de Pascua A,B,C,

Sobre el Domingo del Buen Pastor


El 4 Domingo de Pascua, llamado también del “Buen Pastor”, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de oración por las vocaciones, instituida por el papa san Pablo VI, y la Jornada de vocaciones nativas.

• La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, de carácter universal, llama a suscitar en todos los jóvenes la pregunta por su vocación, y que la comunidad cristiana promueva las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento.

• La Jornada de Vocaciones Nativas busca sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.

Domingo del Buen Pastor: ¿qué es la fiesta de Jesús, el Buen Pastor?

Tres semanas después de la Resurrección del Señor, el cuarto domingo de Pascua, la Iglesia Católica celebra el Domingo de Jesús, el Buen Pastor. Esta expresión hace referencia varios pasajes evangélicos, entre ellos: a san Juan (10,1-39):

“Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y bandido. Pero el que entra por la puerta es el pastor que cuida a las ovejas. El portero le abre la puerta y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, camina delante de ellas y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. En cambio, no siguen a un desconocido, sino que huyen de él. Porque no conocen la voz de los desconocidos… yo soy la puerta por donde pasan las ovejas, el que por mi entre será salvo… Yo soy el Buen Pastor”.

Todos los bautizados participamos de la triple misión de Jesús: Sacerdote, Profeta y Rey. Jesús es rey de una forma que no pueden igualar los reyes humanos. Y no me refiero aquí tan sólo a los que tienen el poder civil, sino a todos los que de alguna manera tenemos autoridad, incluyendo al padre o madre de familia, al hermano mayor... Todos tenemos en Cristo un modelo que nos dice que nuestra autoridad viene de Dios y consiste en servir a nuestros hermanos, lo cual no es un privilegio, sino un deber.

En el campo de la realeza de Cristo está su ser Buen Pastor. Es una misión de servicio para conducirnos a nosotros, las ovejas, hasta el dueño del rebaño: nuestro Padre Dios.

Pastores con el Buen Pastor

Participamos, pues, del ser Pastor de Cristo no sólo aquellos a los que llamamos pastores, como el Papa y los obispos, que llevan el báculo como signo de su oficio, ni sólo los presbíteros y diáconos que colaboran con el obispo, sino que incluyo a los religiosos y los laicos por participar también de ser Cristo, Buen Pastor.

Los religiosos, entre ellos las hermanas religiosas, ejercen su pastoral específica en hospitales, colegios, asilos, orfanatos y misiones.

El párroco tiene como misión organizar la Pastoral Parroquial con la ayuda de los laicos a los que trata de capacitar doctrinal y técnicamente para ejercer su misión de pastores unidos al Buen Pastor. La Pastoral Parroquial responde a las necesidades más importantes de la feligresía: la juventud, los niños, los ancianos, las familias, los pobres, los emigrantes, los presos y demás, según la parroquia. El laico o fiel cristiano que participa en esta pastoral debe hacerlo con el convencimiento de que no está solamente ayudando al párroco, sino que está ejerciendo una misión propia que le corresponde por el bautismo y que le hace participar de la misión de Cristo.

Pastoreo en la familia

Los padres de familia, por derecho propio, son los pastores de la familia, cargo que ejercen movido por el amor natural que sienten por sus hijos y por su cónyuge. Ellos mismos van haciendo a sus hijos mayores partícipes de esa misión de pastores de tal modo que la familia toda es una imagen de la Iglesia Universal unida al Buen Pastor. Los papás entienden muy bien que su autoridad es servicio u no privilegio, ya que, literalmente, se desviven por el bien de sus hijos. Que el Buen Pastor los ilumine y fortalezca en tan bella labor.

+ SOBRE EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR

Domingo de la 4 Semana de Pascua, Año A


viernes, 28 de abril de 2023

Domingo de la 4 Semana de Pascua, Año A (Lecturas)

Hechos 2,14a.36-41
Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
1Pedro 2,20b-25
Juan 10,1-10



El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos." Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: "Escapad de esta generación perversa." Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R.  El Señor es mi pastor, nada me falta

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R.  El Señor es mi pastor, nada me falta

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R.  El Señor es mi pastor, nada me falta

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R.  El Señor es mi pastor, nada me falta


Pedro 2,20b-25

Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.



En aquel tiempo, dijo Jesús "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."

Santa Catalina de Siena, Religiosa, Doctora de la Iglesia y Patrona de Europa


Nació en Siena, Italia, el 25 de marzo de 1347. Le urgía tanto la entrega de su vida a Dios, que le consagró su virginidad a los 7 años mediante voto privado. Lapa, su madre, ignoraba el fuego que latía en las entrañas de su pequeña, la penúltima de los veinticuatro hijos que daría a luz.

Cuando Catalina tenía 12 años, su madre y otra de sus hijas hicieron lo posible para encaminarla al matrimonio, aconsejándole que cuidase su aspecto. Entonces la santa realzó su indumentaria luciendo diversos aderezos conforme a la moda del momento. Pero enseguida se arrepintió de esta muestra de vanidad y quiso purgar su flaqueza con actos penitenciales.

A los 15 años ya era conocida por su heroica caridad con los pobres, prisioneros, enfermos y desahuciados. Todo lo asumía como vía de expiación de sus culpas. Al año siguiente tomó el hábito de la tercera Orden de Santo Domingo. Intensificó la oración y la penitencia realizada en la habitación que había convertido en una especie de eremitorio.

Punzantes tentaciones contra la castidad que brotaban de su mente de mil formas distintas le produjeron gran turbación y desasosiego. A ello siguió una profunda oscuridad que constituyó para la santa una prueba aún mayor. Le sostuvo su humildad y confianza en Dios. Al final de este túnel, cuando vislumbró el rostro resplandeciente de Cristo, le preguntó: «¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?». Él respondió: «Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia». Este amor fue singularmente correspondido en 1366 con su místico desposorio sellado con una alianza que siempre era visible para ella pero no para el resto de mortales.

A lo largo de su vida fue agraciada con numerosos éxtasis, así como dones de lágrimas, milagros y profecía.

En 1369 inició una intensa vida apostólica. Pasando por alto el gravísimo riesgo que corría de contraer la lepra, atendía a los enfermos. Doblegó su voluntad venciendo su natural repulsión en un hecho que la asemejó a san Francisco de Asís al aplicar sus labios a las llagas purulentas de uno de aquellos infelices. Su acción durante la peste que asoló el país fue también admirable.

Convirtió a muchos pecadores incapaces de sustraerse a sus exhortaciones, con las que les encaminaba a una vida de penitencia. Muchos la seguían porque les reportaba paz y consuelo abriéndoles el camino del amor a Dios. Había quienes la calificaban de hipócrita y fanática, y otros la consideraban santa.

El 1 de abril de 1375 fue bendecida con los estigmas de la Pasión, que en su caso no fueron de sangre sino de luz.

Fue una gran conciliadora en su entorno familiar y a otras escalas, como hizo cuando supo que Florencia estaba adherida a una liga contra la Santa Sede. Sus componentes desoyeron las demandas de Gregorio XI, residente en Avignon, y aceptaron la mediación de Catalina, que convenció a los magistrados.

El Papa, admirado por su prudencia y virtud, le dijo: «No deseo nada más que la paz. Dejo esta cuestión totalmente en sus manos; solo le recomiendo el honor de la Iglesia». Con todo, persistieron las desavenencias. Pero quizás el hecho más significativo fue su papel dentro de la Iglesia.

Arreciaron las quejas de los romanos por la ausencia de los últimos pontífices de la Sede de Roma, que duraba ya sesenta y cuatro años de residencias en Avignon, y con ello las amenazas de cisma. Gregorio XI se propuso regresar, pero este sentimiento confiado prudentemente en la corte no obtuvo su beneplácito. Consultó a Catalina quien, conocida por revelación la íntima decisión del pontífice, le dijo: «Cumpla con su promesa hecha a Dios». Su determinación y ternura calaron en el Santo Padre. Le había llamado «dulce Cristo en la tierra», diciéndole: «¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar». El papa quedó impresionado y se propuso volver a Roma.

La santa logró que en 1378 Florencia admitiera la autoridad del pontífice Urbano VI sucesor de Gregorio XI. Cuando aquél la llamó a través de su confesor para que fuese a Roma, al comienzo del gran cisma en el que estuvo implicado junto a Clemente VII, Catalina se trasladó allí, donde murió el 29 de abril de 1380, ocho días después de haber sufrido un ataque de apoplejía. Tenía 33 años.

Le había costado aprender a leer, y pudo escribir siendo adulta. Ente otras obras maestras, ha legado «El Diálogo de la Divina Providencia», dictado en su celda de Siena.

Pío II la canonizó el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto a san Francisco de Asís. El 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia. El 1 de octubre de 1999 Juan Pablo II la designó copatrona de Europa.

Fuente: Isabel Orellana, zenit.org

28 de abril: Santa Gianna Beretta Molla


jueves, 27 de abril de 2023

Ntra. Sra. de Montserrat


La Virgen de Montserrat, conocida popularmente como "La Moreneta" es la patrona de Cataluña y es una de las siete Patronas de las Comunidades Autónomas de España. Está situada en el Monasterio de Montserrat, es un símbolo para Cataluña y se ha convertido en un punto de peregrinaje para creyentes y de visita obligada para los turistas.

Según la leyenda, la primera imagen de la Virgen de Montserrat la encontraron unos niños pastores en el año 880. Tras ver una luz en la montaña, los niños encontraron la imagen de la Virgen en el interior de una cueva. Al enterarse de la noticia el obispo, intentó trasladar la imagen hasta la ciudad de Manresa pero el traslado fue imposible ya que la estatua pesaba demasiado. El obispo lo interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y ordenó la construcción de la ermita de Santa María, origen del actual monasterio.

La imagen que en la actualidad se venera es una talla románica del siglo XII realizada en madera de álamo. Representa a la Virgen con el niño sentado en su regazo y mide unos 95 centímetros de altura. En su mano derecha sostiene una esfera que simboliza el universo; el niño tiene la mano derecha levantada en señal de bendición mientras que en la mano izquierda sostiene una piña.

Con excepción de la cara y de las manos de María y el niño, la imagen es dorada. La Virgen, sin embargo, es de color negro, lo que le ha dado el apelativo popular de La Moreneta (la morenita). Pertenece al grupo de las llamadas virgen negra que tanto se extendió por la Europa románica y cuyo significado ha dado lugar a múltiples estudios. Si bien en este caso su color parece ser el resultado de la transformación del barniz de su cara y de sus manos a causa del paso del tiempo.

El 11 de septiembre de 1844, el papa León XIII declaró oficialmente a la Virgen de Montserrat como patrona de las diócesis de Cataluña. Se le concedió también el privilegio de tener misa y oficios propios. Su festividad se celebra el 27 de abril.

La Virgen de Montserrat fue la primera imagen mariana de España en recibir la Coronación Canónica ya en 1881, seguida de la Virgen de la Merced de Barcelona (1886), la Virgen de la Candelaria de Tenerife, Patrona de Canarias (1889), la Virgen de los Reyes de Sevilla (1904) y la Virgen de la Misericordia de Reus (1904).

En España existen otras vírgenes negras conocidas con el nombre de "morenita" o "moreneta", como la Virgen de Lluc (Mallorca) o la Virgen de Candelaria (Tenerife).

Más réplicas de la imagen se encuentran en Canarias (España), Perú, Guatemala, Colombia, El Salvador, Venezuela, Brasil, México y Argentina.

+ SOBRE NTRA. SRA. DE MONTSERRAT

martes, 25 de abril de 2023

MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA (Lecturas)

Hechos 8,1b-8
Salmo 65: Aclamad al Señor, tierra entera
Juan 6,35-40


Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres. Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.



Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: "¡Qué terribles son tus obras!"
R. Aclamad al Señor, tierra entera

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.
R. Aclamad al Señor, tierra entera

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna enteramente.
R. Aclamad al Señor, tierra entera



En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día."

Miércoles de la Tercera Semana de Pascua

lunes, 24 de abril de 2023

25 de abril: FIESTA DE SAN MARCOS, evangelista (lecturas)

1 Pedro 5,5b-14
Salmo 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Marcos 16,15-20


Queridos hermanos: Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.



Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad."
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor



En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.


domingo, 23 de abril de 2023

Lunes de la Tercera Semana de Pascua


"TRABAJAD POR EL ALIMENTO QUE PERDURA 
HASTA LA VIDA ETERNA"

Hechos 6,8-15: Arresto de Esteban

Hechos 6,8-15


En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: "Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios." Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: "Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés." Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.

SOBRE EL MISMO TEMA:

Juan 6,22-29: Discurso sobre el pan de vida

Juan 6,22-29

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado."

SOBRE EL MISMO TEMA:

LUNES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA (lecturas)

Hechos 6,8-15
Salmo 118: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Juan 6,22-29


En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: "Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios." Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: "Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés." Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.


Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor



Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado."

viernes, 21 de abril de 2023

Domingo de la Tercera Semana de Pascua, Año A


Domingo de la 3 Semana de Pascua, por Mons. Francisco Gonzalez

Comentario por Mons. Francisco González SF


Estamos en el Tercer Domingo de Pascua. Tanto en los días entre semana como los domingos una de las lecturas se toma siempre de los Hechos de los Apóstoles. Este librito, que a algunos les gusta llamar “el evangelio del Espíritu”, nos va relatando la experiencia de la Iglesia primitiva. Hoy vemos al apóstol Pedro (2,14.22-33) en su primer discurso misionero. Este primer Papa hace un discurso duro, enfrenta a su auditorio con la realidad que hacía poco había sucedido en medio de ellos, y como se suele decir, llamó las cosas por su nombre.

¿Cómo recibirían aquella gente estas palabras de Pedro? Posiblemente habría de todo, pero eso no importaba a Pedro, su deber era proclamar, anunciar a Jesús de Nazaret: sus obras, su muerte y su resurrección. Esta última verdad era importantísima, porque aunque “los malvados le dieron muerte”, Dios no le abandonó entre los muertos, ni permitió que su carne fuera corrompida, sino “que lo resucitó”.

La segunda lectura está tomada de la primera carta del apóstol San Pedro (1, 17-21). Nos habla del Padre y de Cristo. Cristo es el Cordero sin mancha, cuyo sacrificio fue para pagar nuestra deuda, un rescate más costoso que si lo hubiera conseguido con oro o plata. Al haber recibido tanto, nos dice que tomemos en serio estos años que vivimos fuera de la patria. El Padre va a juzgar a cada uno por sus obras, “no hace diferencias”, no acepta “influencias”, ni cae ante “las mordidas”, sino que “juzga a cada uno según sus obras”. Por eso nosotros tenemos una urgente necesidad de aceptar al Jesús Resucitado, y eso implica un cambio radical de nuestras vidas, para que sean vidas nuevas, al estilo de Nuestro Salvador.

¿Dónde encontramos al Señor?

El evangelio de hoy (Lc. 24, 13-35) nos da una ayuda muy grande. Aquí leemos el pasaje en el que San Lucas nos narra la historia de dos discípulos que abandonan Jerusalén, tal vez porque se creían que “todo había terminado” y en el camino a Emaus se encuentra con un extraño, que resulta ser Jesús mismo y que ellos lo reconocen “al partir el pan”.

¿Dónde encontramos al Señor Resucitado? En las Sagradas Escrituras: Jesús nos lleva, como de la mano, dando un paseo por las Escrituras y, “comenzando por Moisés y recorriendo todos los profetas, les interpretó todo lo que las Escrituras decían sobre él”.

¿Dónde encontramos al Señor Resucitado? En la Eucaristía: “contaron lo sucedido en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan”.

¿Dónde encontramos al Señor Resucitado? En la Comunidad. Jesús es comunitario. No acaba de salir del desierto y enseguida forma una comunidad. Por tres años de vida pública, de caminar por Judea y Galilea, va siempre acompañado de ese grupito de discípulos que le siguen día y noche, pues él los ha llamado primero al discipulado, después a la amistad y por último a la fraternidad consigo mismo.

El Papa Juan Pablo II dijo que Dios es familia. Nosotros, imagen de Dios, heridos por el pecado pero sanados por el Señor, estamos llamados a constituir familia, la familia de los hijos de Dios, siempre con Jesús, nuestro Hermano Mayor, a la cabeza.

Domingo de la 3 Semana de Pascua, Año A, por Mons. Francisco González, S.F.

Comentario de Mons. Francisco González, S.F.

En estos momentos de la historia estamos viviendo tiempos difíciles, lo cual no quiere decir que no haya habido en el pasado situaciones semejantes. La gran pena de estos tiempos difíciles, además del dolor y sufrimiento, es que hoy tenemos tantos medios para evitar el caos y la desesperación de mucha gente. La ciencia y la tecnología que pueden ser usadas para el bien de la humanidad, parece que tienen otro uso y la gente sigue siendo aguijoneada por el mal uso de las mismas, y como consecuencia muchos entran en ese estado de ánimo que llamamos desesperación, depresión, estrés.

La página evangélica que hoy nos ofrece la sagrada liturgia nos debe hacer pensar y mucho. Nos relata ese primer día de Jesús Resucitado. Dos de sus discípulos dejan la ciudad de Jerusalén y se van camino de un pueblo llamado Emaús. Si les miramos las caras, reflejan lo que sienten: desánimo, desilusión, fracaso. Habían seguido a Jesús, le creían el Mesías, habían aguantado tres días sin Él, pero ya era demasiado, las promesas que les había hecho no se habían cumplido. Sí es verdad que algunas mujeres les habían contado que Jesús ya no estaba en la tumba, que unos ángeles les habían asegurado que Jesús estaba vivo, pero…ellos no lo habían visto, y por eso se iban, y se iban desilusionados, con el ánimo por los suelos.

Es muy posible que algunos, tal vez muchos de nosotros, nos hallamos visto en una situación semejante por todas esas cosas que nos pasan, por no avanzar en nuestra vida espiritual, porque mirando a nuestro futuro no lo vemos muy claro, porque la enfermedad nos ha visitado, porque la familia no resulta como la habíamos soñado, etcétera.

Esos dos discípulos, se alejaron no solamente de lo que habían vivido, sino también de lo que habían soñado. Y aquí viene lo mejor, Jesús que se coloca al lado de ellos y les empieza a hablar, primero con un suave reproche, y después con una explicación de que todo lo acontecido en esos días había sido anunciado, insistiendo en la necesidad de lo sucedido.

Nosotros a veces nos alejamos, pero Jesús siempre nos busca, se nos acerca, nos llama la atención y se queda con nosotros. Esta es la oración que debemos decir siempre, especialmente, cuando estamos desorientados y nos sentimos desconsolados: “Quédate con nosotros”.

¿Cuáles son los beneficios? Estar junto a Jesús que para eso hemos sido llamados (Mc 3,13). Cuando estamos cerca de Él y especialmente cuando le escuchamos, nuestros desánimos desaparecen, y como los dos discípulos confiesan que sus “corazones ardían escuchando su palabra”, y es que Jesús verdaderamente tiene “palabras de vida eterna”.

Al escuchar la Palabra se nos disipan las dudas, comprendemos el mensaje, hay un profundo cambio en nuestro corazón, y nuestro abatimiento se convierte en esperanza, las nubes desaparecen y brilla un sol que nos ilumina, y hace que ardamos en el fuego del amor de Cristo.

Hay otro punto que creo nos debe hacer pensar. Cuando Jesús se sienta a la mesa con ellos, nos dice el evangelio: “Tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio. A ellos se les abrieron los ojos y le reconocieron”.

Por unos momentos los dos discípulos estaban encantados con este buen hombre que se les había acercado. Era todo un sabio pues conocía las Escrituras, hablaba con convicción, lo aceptaron como compañero con gusto, hasta al punto que cuando hizo el intento de seguir adelante cuando ellos dos habían llegado a su destino, le invitaron a quedarse, y no solamente porque se hacía de noche y viajar de noche por aquellos caminos podía ser peligroso. Le invitaron porque se sentían muy a gusto con Él. Sin embargo solamente lo reconocen “al partir el pan”, al partir ese pan bendecido, esa Eucaristía, ese Cuerpo del Señor.

¿Por qué hoy en día, a pesar de todo lo bueno que hay en la comunidad de fe, en esa comunidad de seguidores de Jesús, hay mucha gente que se marcha, hay mucha gente que se desilusiona, hay mucha gente que se seculariza, hay mucha gente que se mofa, hay mucha gente que critica? Es posible que nosotros no hayamos decidido partirnos por los demás, tal vez no sepamos o no queramos lavar los pies de algunos que no nos gustan, es posible que sigamos adorando ese diosito que yo me creo ser.

El día que nos decidamos a dar la vida por el hermano/a, a partirnos por ellos/as, ese día muchos reconocerán a Cristo, muchos volverán, pues la sangre de mártires, incruentos incluidos, es semilla de cristianos.

¿No nos ardía nuestro corazón mientas nos hablaba por el camino? Quédate con nosotros Señor, sin ti la vida es un constante anochecer.

Domingo de la 3 Semana de Pascua, Año A (Lecturas)

Hechos 2,14.22-33
Salmo 15: Señor, me enseñarás el sendero de la vida
1 Pedro 1,17-21
Lucas 24,13-35



El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia." Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que "no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo."

Salmo 15: Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte esta en tu mano.
R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha
R. Señor, me enseñarás el sendero de la vida


1 Pedro 1,17-21

Queridos hermanos: Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.



Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
— ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico:
— ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
Él les pregunto:
— ¿Qué?
Ellos le contestaron:
— Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo:
— ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
— Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:
— ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
— Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Hechos de los Apóstoles 2,12-36: Primer discurso de Pedro


12 Unos a otros se decían con asombro: "¿Qué significa esto?"
13 Algunos, burlándose, comentaban: "Han tomado demasiado vino".
14 Entonces, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: 
     "Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, 
     porque voy a explicarles lo que ha sucedido.
15 Estos hombres no están ebrios, como ustedes suponen, ya que no son más que las nueve de la mañana,
16 sino que se está cumpliendo lo que dijo el profeta Joel:
17 En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres 
     y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos.
18 Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán.
19 Haré prodigios arriba, en el cielo, y signos abajo, en la tierra: 
     verán sangre, fuego y columnas de humo.
20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, 
     día grande y glorioso.
21 Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
22 Israelitas, escuchen: A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes 
     realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen,
23 a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, 
     ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles.
24 Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, 
     porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él.
25 En efecto, refiriéndose a él, dijo David: Veía sin cesar al Señor delante de mí, 
     porque él está a mi derecha para que yo no vacile.
26 Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. 
     También mi cuerpo descansará en la esperanza,
27 porque tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción.
28 Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia.
29 Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, 
     y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy.
30 Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo 
     se sentaría en su trono.
31 Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, 
     cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción.
32 A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos.
33 Exaltado por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, 
     y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen.
34 Porque no es David el que subió a los cielos; al contrario, él mismo afirma: 
     Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
35 hasta que ponga a todos tus enemigos debajo de tus pies.
36 Por eso, todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, 
     Dios lo ha hecho Señor y Mesías".

Lucas 24,13-35 por M. Dolors Gaja, M.N.



Comentario por M. Dolors Gaja, M.N.

CAMBIO DE PERSPECTIVA

Sabemos por el evangelista Juan que entre las mujeres seguidoras de Jesús estaba María, mujer de Cleofás, que era hermana (pariente) de  la Virgen. La esposa de Cleofás es de las pocas que se mantiene al pie de la cruz (Jn 19,25).

Si señalo esto es porque el texto que este domingo leemos  ha sido reinterpretado, de manera muy hermosa, desde que las mujeres biblistas se han acercado a él. Hasta hace muy poco la biblia ha sido interpretada y explicada sólo desde una óptica masculina. Y esta óptica ha visto siempre, en los dos de Emaús, dos “discípulos”, es decir dos varones. Porque durante muchos siglos la mujer no ha contado mucho en la Iglesia (y sigue contando poco, teniendo en cuenta el gran número de mujeres que nos llamamos cristianas)

La reciente interpretación, llegada de la mano de mujeres, no ve, en este par de discípulos, dos hombres que huyen sino un matrimonio. La lógica es aplastante: entre los seguidores de Jesús está la mujer de Cleofás. Cuando las cosas se ponen feas ¿huiría Cleofás con un amigo, dejando a su mujer en Jerusalén? Lo normal es pensar que huyen los dos a una propiedad común que tienen en Emaús. Otro dato es el silencio del segundo – de la segunda – pues una mujer nunca hablaba en público con un hombre desconocido.

Debería variar el arte y pintar en esta maravillosa escena la aparición de Cristo resucitado a una familia: la de Cleofás y su mujer.

EL DIÁLOGO DE LOS ESPOSOS

Huyen de Jerusalén pero huyen hablando de Él. Es importante que en el diálogo entre esposos la fe desempeñe un papel primordial. ¿De qué hablan los esposos? De los hijos, el trabajo, el dinero, los proyectos…La escena de hoy nos habla de un matrimonio en el que hay un Tercero muy importante y, sobre todo, un Tercero al que los dos aman. Lo añoran, lo extrañan, lloran por Él…hablan de Él.

La fe (y no sólo el amor ) es el vínculo que debería unir a todos aquellos que deciden “casarse por la Iglesia”. Estas parejas se comprometen a hacer el camino de la vida hablando de Jesús, teniendo a Jesús entre ellos…Sólo así puede formarse una familia cristiana. Imaginen que Jesús pregunta a su matrimonio: «¿De qué discutís por el camino?» Si recordamos que “de la abundancia del corazón habla la boca” tenemos un buen examen de conciencia matrimonial: ¿qué tema es central con mi pareja?

JESÚS, EL FORASTERO

Los esposos se detienen cuando Jesús se une a ellos y les pregunta de qué hablan. Y Cleofás, que no reconoce a Jesús, le dice: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí éstos días?

Jesús, el Amigo, ha pasado a ser forastero. Estaría bien preguntarse quién es en realidad Jesús para mí. Los creyentes damos por sentado que es “alguien importantísimo” pero…también es importante el alcalde de mi ciudad y apenas sé nada de él. ¿Qué adjetivo o sustantivo define a Jesús en su relación conmigo? ¿Es amigo ocasional, vecino, conocido, esposo, maestro, amor, rival, fastidio, exigencia…? No pases de largo de estas líneas sin respondértelo.

JESÚS VIENE DISTINTO A CÓMO LO ESPERAMOS

El matrimonio de Emaús afirma: “nosotros esperábamos…” Tenían de Jesús una idea, la del Mesías libertador, que no ha sido cumplida. En lugar de triunfo han visto fracaso y humillación. María, la esposa, ha sido más capaz de amar incondicionalmente puesto que, aunque Jesús no respondió a su esperanza, ha permanecido al pie de la cruz. Para ella ya sólo contaba Jesús no la idea que tenía de Él.

Cleofás no. Cleofás ha desaparecido del calvario. Y ahora Jesús aparece como caminante, cuando ya no lo esperan. Y como no lo esperan, no lo reconocen. Algo parecido nos pasa a nosotros porque Dios nos habla “constantemente” y muchas veces no lo entendemos sencillamente porque no esperamos que nos hable. O que nos hable en cosas pequeñas…

CATEQUESIS EUCARÍSTICA

Lucas, maestro de la palabra, monta una perfecta catequesis de la misa en este relato. La parte de la Liturgia de la Palabra corresponde al camino en que, de la mano de Jesús, se repasan las Escrituras para ver, lentamente, como todo se ha cumplido. La explicación de la Palabra enardece el corazón del matrimonio que luego se preguntará: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Ojalá nuestra eucaristías hicieran arder nuestro corazón…Y ojalá los católicos diéramos centralidad a la Palabra en nuestra vida de fe. Da pena ver el desconocimiento que muchos tienen de la Palabra. El papa lo ha dicho recientemente. Es más: ha regalado a miles y miles de fieles un pequeño evangelio. ¡Para que se lea!

EL EVANGELIO, junto con la eucaristía, son  las dos alas que nos permiten volar. No dejan de tener valor las devociones (procesiones, novenas y santos particulares) pero sólo son eso: devociones. La fe se alimenta del Pan y la Palabra. Si al día sólo tengo unos minutos para rezar…llénalos con la Palabra. Cada vez que voy a Roma y visito las tiendas religiosas me sorprende la cantidad de rosarios que se venden. Millones. Se diría que todo el mundo lo reza. Pero en esas tiendas no hay un solo librito de los evangelios. ¿Qué nos está pasando? En nuestros círculos creyentes hay gente que te dice: yo no dejo pasar un día sin rezar el rosario. Pero no le crea inquietud alguna que pasen semanas sin leer el evangelio…

LA FRACCIÓN DEL PAN

Qué bonita la petición de los esposos: “Quédate con nosotros…”

Quédate en nuestro amor, en nuestras dificultades. Quédate en nuestros sueños, en nuestras discusiones. Quédate Señor en nuestro desencanto, en ese camino cansado que a veces es nuestro matrimonio. Quédate cuando se oscurece el amor, cuando cae la noche y pensamos que habíamos esperado otra cosa. Quédate en nuestra alegre mesa, comparte con nosotros y ábrenos los ojos para que en todo te veamos. Quédate en medio de nuestra familia y conviértete en su centro. Enséñanos a hablarles a nuestros hijos de Ti de manera que su corazón vibre por Ti.

Quédate en todas las familias, Señor.

LA FRACCIÓN DEL PAN Y LA VUELTA A JERUSALÉN

Sentados a la mesa, los esposos reconocen, finalmente a Jesús. En esta catequesis de la misa Lucas deja claro que la Eucaristía nos da el conocimiento íntimo de Dios. Habrá que recuperar la misa frecuente y la visita al Santísimo si queremos crecer en la fe.

Cuando se les abren los ojos el Señor desaparece de su vista. Y levantándose regresan a la comunidad de la que se habían ido. También las familias cristianas deben formar parte de la comunidad eclesial. Alimentar su vida de fe y su amor en la parroquia, con la Palabra y los Sacramentos.

DIOS ES FAMILIA

Cuando Dios se encarna, se encarna en una familia. Y Cristo resucitado se aparece a una familia. Cuidemos nuestra familia pues sólo en ella puede crecer Jesús y también en ella se manifiesta Glorioso. Seguir a Cristo “en familia” es lo que hoy nos pide el evangelio.

Lucas 24,13-35: Los discípulos de Emaús

Lucas 24,13-35


Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
— ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico:
— ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
Él les pregunto:
— ¿Qué?
Ellos le contestaron:
— Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo:
— ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:
— Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:
— ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
— Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.


Comentarios:

SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA, lecturas de la misa

Hechos 6,1-7
Salmo 32: Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti
Juan 6,16-21


En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: "No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra." La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.



Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la citara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
R. Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R. Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R. Que tu misericordia, Señor, 
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti



Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: "Soy yo, no temáis." Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

Sábado de la Segunda Semana de Pascua

martes, 18 de abril de 2023

Miércoles de la Segunda Semana de Pascua

MIÉRCOLES DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA, lecturas de la misa

Hechos 5,17-26
Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Juan 3,16-21


En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido -la secta de los saduceos-, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: "Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida." Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar: "Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro." El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando: "Los hombres que metisteis en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo." El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.


Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protégé.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha



Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.