jueves, 9 de diciembre de 2021

Isaías 36,1-22: Invasión de Senaquerib

Isaías 36,1-22:
Invasión de Senaquerib


1 El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra las ciudades 
   fortificadas de Judá y las conquistó. 
2 Desde Laquis el rey de Asiria despachó al copero mayor para que fuera con un fuerte destacamento 
   a Jerusalén, al rey Ezequías. El copero mayor se detuvo ante el canal del Estanque de Arriba, 
   junto al camino del Campo del Tintorero. 
3 Salieron a recibirlo Eliacín, hijo de Jelcías, mayordomo de palacio; Sobná, el secretario, 
   y Yoaj, el canciller, hijo de Asaf. 
4 El copero mayor les dijo: –Digan a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria: 
   ¿En qué fundas tu confianza? 
5 Tú piensas que la estrategia y la valentía militares son cuestión de palabras. 
   ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 
6 ¿Te fías de ese bastón de caña quebrada que es Egipto? Al que se apoya en él se le clava en la mano 
   y se la atraviesa. Eso es el faraón para los que confían en él. 
7 Y si me replicas: Confiamos  en el Señor, nuestro Dios, ¿no es éste el Dios cuyos lugares de culto 
   y altares ha suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a Jerusalén que se postren solamente ante ese 
   altar? 
8 Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, 
   si es que tienes quien los monte. 
9 ¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos siervos de mi señor, el rey de Asiria, 
   confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes? 
10 ¿Te crees que he subido a devastar este país sin contar con el Señor? 
     Fue el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país. 
11 Eliacín, Sobná y Yoaj dijeron al copero mayor: –Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos; 
     no nos hables en hebreo ante la gente que está en las murallas.
12 Pero el copero les replicó: –¿Crees que mi Señor me ha enviado para que les comunique a ti y a tu 
     señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y que con ustedes 
     tendrán que comer su excremento y beber su orina. 
13 E irguiéndose el copero mayor, gritó bien fuerte en hebreo: 
     –Escuchen las palabras del emperador, rey de Asiria:
14 Así dice el rey: que no los engañe Ezequías, porque no podrá librarlos. 
15 Que Ezequías no los haga confiar en el Señor, diciendo: 
     El Señor nos librará y no entregará esta ciudad al rey de Asiria. 
16 No hagan caso a Ezequías, porque esto dice el rey de Asiria: ríndanse y hagan la paz conmigo, 
     y cada uno comerá de su viña y su higuera y beberá de su pozo; 
17 hasta que llegue yo, para llevarlos a una tierra como la de ustedes, 
     tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas.
18 Que no los engañe Ezequías, diciendo: El Señor nos librará. ¿Acaso los dioses de las naciones 
     libraron a sus países de la mano del rey de Asiria? 
19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad, dónde los dioses de Sefarvaín? 
     ¿Han librado a Samaría de mi poder? 
20 ¿Qué dios de esos países ha podido librar sus territorios de mi mano? 
     ¿Y va el Señor a librar a Jerusalén de mi mano?
21 Ellos callaron y no le respondieron palabra. Tenían orden del rey de no responder. 
22 Entonces Eliacín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, Sobná, el secretario, 
     y Yoaj el canciller, hijo de Asaf, se presentaron al rey Ezequías con las vestiduras rasgadas 
     y le comunicaron las palabras del copero mayor.

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