Fabián fue el vigésimo papa de la Iglesia católica, ejerciendo entre los años 236 y 250. Sabemos muy poco de este pontífice pero figura en el Catálogo Liberiano y en el Liber Pontificalis, y dan testimonio de él san Cipriano de Cartago, san Jerónimo y el historiador Eusebio de Cesarea.
Una elección poco común
Sobre su pontificado
Fabián impulsó la construcción edificios sobre los cementerios o catacumbas, aprovechando un período de tranquilidad que gozó la Iglesia después de la persecución de Maximino Tracio.
Organización del clero:
Debido al crecimiento de Roma, el papa Fabián dividió la ciudad en siete distritos poniendo al frente de a un diácono para su gobierno y administración. Consagró a varios obispos, entre ellos a san Dionisio de París al que envió a misionar las Galias. Según la tradición, Fabián instituyó las cuatro órdenes menores.
Instituyó también siete subdiáconos, para que recogiesen y archivasen las actas y gestas de los mártires, redactadas asimismo por siete notarios. En toda esa organización podemos ver un esquema oficial del clero, necesario para el ordenado ejercicio del culto y de la caridad cristiana.
Hizo cinco ordenaciones, todas en el mes de diciembre, en las cuales creó veintidós presbíteros, siete diáconos y once obispos para diversas diócesis.
El Santo Crisma:
Controversia teológica con Novaciano:
Fue el suyo un tiempo de controversias en Roma. Uno de los efectos que las ocasionaron fue el cisma de Novaciano, que estalló en el pontificado siguiente (el de san Cornelio), pero se había incubado durante el de Fabián.
Novaciano, de Roma, y Novato, de Cartago, íntimos amigos, defendieron un error de tipo puritanista, enfrentándose al criterio del papa Cornelio. Consistía el error en acusar de indulgente al Papa con respecto a los lapsos, es decir, a los que apostataban o cometión otro pecado enorme, y en afirmar que la Iglesia debía estar formada por personas puras (cátaros), no debiendo ser readmitidos en su seno los que pecaban después del Bautismo porque el poder de perdonar no pertenecía más que a Dios.
El cisma de Novaciano no obedecía a una razón estrictamente doctrinal sino a una razón moral y psíquica. Novaciano era un escritor brillante, que en tiempo de san Fabián había escrito un tratado sobre la Trinidad, con el que refutó heréjías gnósticas. El papa Fabián, admirando el ingenio de Novaciano, dejó que fuese ordenado presbítero sin darse cuenta de que sus defectos pudieran hacer de él un antipapa. La soberbia de Novaciano le convirtió en tal, cuando en 251, vio que Cornelio había sido elegido para suceder a san Fabián en la silla de san Pedro.
Fuera del ámbito de Roma, el papa Fabián intervino en la deposición del obispo africano Privato, y mantuvo correspondencia con Orígenes, el pensador y exegeta de Alejandría.
A Fabián se le atribuye el primer envío de misioneros a las Galias.
Persecución y muerte
San Fabián murió mártir el 20 de enero de 250, bajo la persecución de Decio y fue enterrado en la catacumba de San Calixto.
El culto de san Fabián ha estado siempre unido al de san Sebastián, ambos se celebran el 20 de enero, en la festividad de los Santos Mártires.
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