Amar al prójimo, salir de la burbuja de nuestro ego para incluir al otro, perdonar incondicionalmente a los traidores, amar a los enemigos, escuchar y obedecer la llamada del Maestro y tratar como un hermano a todos los seres humanos, sea cual sea su condición y origen: aquí tenemos un programa ético difícil, entusiasmante, pero lleno de obstáculos.
Debemos reconocer que la propuesta ética que emana de el evangelio nos sorprende. Contiene una cierta sinrazón y exceso, como hace ver el filósofo francés Paul Ricoeur. En ella, no solamente se nos exhorta a amar a los amigos, sino también a los enemigos. No solamente se exige dar al que me da, sino también al que nunca me ha dado nada y muy probablemente no me devolverá el favor.
Uno de los pensadores que más me han interesado para ahondar en la noción de “infancia” es el filósofo alemán Peter Wust. A través de su obra muestra cómo el cristianismo no es una opción infantil, sino una opción que quiere descubrir al niño que todo ser humano lleva dentro. No asocia la infancia a la inmadurez sino a la apertura, a la admiración, al deseo de conocer, a la alegría, a la inocencia y a la seguridad.
La opción por el Cristo es un verdadero estímulo en mi vida intelectual. He tenido que pensar y leer mucho para tratar de entender mi fe y dar razones de mi opción. La opción por el Cristo es una opción por el amor más grande, para crecer cada vez más en el amor, para hacer de la vida una aprendizaje constante para amar más y mejor, pero, al mismo tiempo, es una opción por el pensamiento y la reflexión. Dios es amor, pero también es palabra, razón. El cristianismo es la religión del amor, pero también es la religión de la palabra, pero de una palabra que se somete al amor.
Sin embargo, no se llega a la fe solamente haciendo una profunda reflexión. La fe no es el resultado lógico de una meditación sobre el sentido de la existencia o el misterio de la realidad (...) Confiando solamente en las propias fuerzas no recibe uno el don de la fe. Tiene que ocurrir algo: ser tocado por Dios y por su Palabra. Esta es la fuente de la fe: el encuentro con Dios y su Palabra.
Fuente:
JESUCRIST 2.0. El cristianisme ara i aquí.
Francesc Torralba.
Raval Edicions, Portic.
Barcelona, 2011.
Debemos reconocer que la propuesta ética que emana de el evangelio nos sorprende. Contiene una cierta sinrazón y exceso, como hace ver el filósofo francés Paul Ricoeur. En ella, no solamente se nos exhorta a amar a los amigos, sino también a los enemigos. No solamente se exige dar al que me da, sino también al que nunca me ha dado nada y muy probablemente no me devolverá el favor.
Uno de los pensadores que más me han interesado para ahondar en la noción de “infancia” es el filósofo alemán Peter Wust. A través de su obra muestra cómo el cristianismo no es una opción infantil, sino una opción que quiere descubrir al niño que todo ser humano lleva dentro. No asocia la infancia a la inmadurez sino a la apertura, a la admiración, al deseo de conocer, a la alegría, a la inocencia y a la seguridad.
La opción por el Cristo es un verdadero estímulo en mi vida intelectual. He tenido que pensar y leer mucho para tratar de entender mi fe y dar razones de mi opción. La opción por el Cristo es una opción por el amor más grande, para crecer cada vez más en el amor, para hacer de la vida una aprendizaje constante para amar más y mejor, pero, al mismo tiempo, es una opción por el pensamiento y la reflexión. Dios es amor, pero también es palabra, razón. El cristianismo es la religión del amor, pero también es la religión de la palabra, pero de una palabra que se somete al amor.
Sin embargo, no se llega a la fe solamente haciendo una profunda reflexión. La fe no es el resultado lógico de una meditación sobre el sentido de la existencia o el misterio de la realidad (...) Confiando solamente en las propias fuerzas no recibe uno el don de la fe. Tiene que ocurrir algo: ser tocado por Dios y por su Palabra. Esta es la fuente de la fe: el encuentro con Dios y su Palabra.
Fuente:
JESUCRIST 2.0. El cristianisme ara i aquí.
Francesc Torralba.
Raval Edicions, Portic.
Barcelona, 2011.
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