La representación de san Marcos en forma de león alado es uno de los elementos más conocidos de la iconografía cristiana. Tiene su origen en el texto del Apocalipsis de San Juan 4,5-8.
“Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, y había algo parecido a un mar de vidrio, como de cristal transparente. En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás. El primero de los seres vivientes era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro como de hombre; el cuarto era semejante a un águila en vuelo. Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. Y día y noche repetían sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir.´”
El león es una de las cuatro criaturas que sitúa este libro junto al trono de Dios. Las figuras de estas criaturas han sido elegidas como símbolos de los cuatro evangelistas. La figura del león también se asocia con las palabras con las que comienza Evangelio de San Marcos, una cita atribuida a San Juan Bautista:
"El comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito por el profeta Isaías: He aquí, yo envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino". (Evangelio según Marcos 1: 1-3)
En la iconografía cristiana, Juan el Bautista es representado portando una piel de león y la frase evangélica de la voz que clama en el desierto, se ha asociado con un rugido realizado en el desierto. La figura del león también se ha convertido en símbolo el poder de la palabra del evangelista, sus alas representan la elevación espiritual, mientras que la aureola es un símbolo tradicional del Cristianismo, asociado con la santidad.
— Patrono
Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos; de Egipto y Venecia.
“Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, y había algo parecido a un mar de vidrio, como de cristal transparente. En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás. El primero de los seres vivientes era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro como de hombre; el cuarto era semejante a un águila en vuelo. Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. Y día y noche repetían sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir.´”
El león es una de las cuatro criaturas que sitúa este libro junto al trono de Dios. Las figuras de estas criaturas han sido elegidas como símbolos de los cuatro evangelistas. La figura del león también se asocia con las palabras con las que comienza Evangelio de San Marcos, una cita atribuida a San Juan Bautista:
"El comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito por el profeta Isaías: He aquí, yo envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino". (Evangelio según Marcos 1: 1-3)
En la iconografía cristiana, Juan el Bautista es representado portando una piel de león y la frase evangélica de la voz que clama en el desierto, se ha asociado con un rugido realizado en el desierto. La figura del león también se ha convertido en símbolo el poder de la palabra del evangelista, sus alas representan la elevación espiritual, mientras que la aureola es un símbolo tradicional del Cristianismo, asociado con la santidad.
— Patrono
Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos; de Egipto y Venecia.
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