viernes, 23 de diciembre de 2022

23 DE DICIEMBRE (Lecturas)

Malaquías 3,1-4.23-24
Salmo 24: Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación
Lucas 1,57-66


Malaquías 3,1-4.23-24

Así dice el Señor: «Mirad, yo os envió a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. Mirad: os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra.»


Salmo 24,4-5ab.8-9.10.14
Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
R/. Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
R/. Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
R/. Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación



A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
— ¡No! Se va a llamar Juan.
Le replicaron:
— Ninguno de tus parientes se llama así.
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió:
— Juan es su nombre.
Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: ¿Qué va a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.

jueves, 22 de diciembre de 2022

22 de diciembre (Lecturas de la Misa)

Samuel 1,24-28
Salmo 1Sam 2,1.45.6-7.8abcd: 
Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador
Lucas 1,46-56


Samuel 1,24-28

En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aun muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.»
Después se postraron ante el Señor.

Salmo 1Sam 2,1.45.6-7.8abcd
Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria.
R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador



En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Lucas 1,46-56: El Canto de María

Lucas 1,46-56


En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


SOBRE EL MISMO TEMA:

martes, 20 de diciembre de 2022

21 DE DICIEMBRE (Lecturas)

Cantar de los Cantares 2,8-14
Salmo 32: Aclamad, justos, al Señor, 
cantadle un cántico nuevo
Lucas 1,39-45


Cantar de los Cantares 2,8-14

¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías. Habla mi amado y me dice: «¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura.»

Salmo 32,2-3.11-12.20-21:
Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.
R. Aclamad, justos, al Señor, 
cantadle un cántico nuevo

El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
R. Aclamad, justos, al Señor, 
cantadle un cántico nuevo

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
R. Aclamad, justos, al Señor, 
cantadle un cántico nuevo



Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

21 de diciembre: San Pedro Canisio

lunes, 19 de diciembre de 2022

ADVIENTO: 19 de diciembre

Jueces 13,2-7.24-25a
Salmo 70,3-4a.5-6ab.16-17
Que mi boca esté llena de tu alabanza 
y cante tu gloria
Lucas 1,5-25


Jueces 13,2-7.24-25a

En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos.»La mujer fue a decirle a su marido: «Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte."» La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.

Salmo 70,3-4a.5-6ab.16-17:
Que mi boca esté llena de tu alabanza 
y cante tu gloria

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
R. Que mi boca esté llena de tu alabanza 
y cante tu gloria

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
R. Que mi boca esté llena de tu alabanza 
y cante tu gloria

Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
R. Que mi boca esté llena de tu alabanza 
y cante tu gloria



En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.

Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»

Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»

El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»

El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»

sábado, 17 de diciembre de 2022

Domingo de la 4 Semana de Adviento, ciclo A

 


Mateo 1,18-25: Concepción virginal y el nacimiento de Jesús

Mateo 1,18-25



18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, 
     cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, 
     resolvió abandonarla en secreto.
20 Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: 
     "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, 
     porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, 
     porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
23 La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, 
     que traducido significa: "Dios con nosotros".
24 Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús


SOBRE EL MISMO TEMA:

Arte: 

Oraciones a la Virgen de Guadalupe

I

"Madre Santísima de Guadalupe, Madre de Jesús,
condúcenos hacia tu Divino Hijo por el camino del Evangelio,
para que nuestra vida sea el cumplimiento generoso de la voluntad de Dios

Condúcenos a Jesús,
que se nos manifiesta 
y se nos da en la Palabra revelada
y en el Pan de la Eucaristía.

Danos una fe firme,
una esperanza sobrenatural
una caridad ardiente
y una fidelidad viva
a nuestra vocación de bautizados.

Ayúdanos a ser agradecidos a Dios,
exigentes con nosotros mismos y llenos de amor
para con nuestros hermanos.

Amén".


II

Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! 
Tú, que manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; 
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, 
único redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, 
a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, 
te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. 
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, 
nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; 
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, 
Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos 
y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: 
no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, 
te pedimos por todos los obispos, 
para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, 
de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad 
en todo el Pueblo de Dios, 
y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, 
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.


III

Oración de San Juan Pablo II en Guadalupe en 1979

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia:
no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas,
te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza.
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.

Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a El, mediante la confesión de nuestras culpas
y pecados en el sacramento de la penitencia,
que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios,
podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.


¿Cómo se produjo la imagen de la Virgen de Guadalupe?

La imagen de la Virgen de Guadalupe es una de las más conocidas y en la iglesia católica y su origen está relacionado con las apariciones, pues fue el signo con el que María convenció al obispo Zumárraga de que Juan Diego era su enviado.

Quedó impresa de manera milagrosa en la tilma fabricada con fibras de maguey que portaba Juan Diego cuando fue a visitar al obispo Juan de Zumárraga. La tela se conserva en la basílica de Guadalupe. Mide aproximadamente 1,69 metros de altura por 1,05 metros de anchura, y la imagen de la Virgen ocupa 1,43 metros.

No existe una explicación científica sobre la estampación de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego. Se le ha sometido a numerosos estudios, todos ellos muy exhaustivos, y ninguno de ellos ha podido dar una respuesta que no señale a la intervención divina. Además, la imagen se ha mantenido intacta pese a los ataques y otra serie de percances que deberían haberla destruido.

Un hecho de gran trascendencia es que la imagen de la Virgen de Guadalupe representa una audaz síntesis cultural pues presentaba la fe católica de manera muy entendible para los indígenas. El rostro es el de una joven mestiza, cuando aún no existían mestizos en el país, lo que se convertiría en una anticipación de lo que estaría por llegar. Además, en la estampación hay multitud de detalles que tenían un gran simbolismo para los pueblos indígenas y que sirvieron como una eficaz catequesis para explicarles quién era María.


¿Qué han dicho los Papas sobre Guadalupe?

El 25 de enero de 1979 san Juan Pablo II viajó a México, siendo este país el primero en visitar tras ser elegido Papa. Precisamente, la Virgen de Guadalupe siempre fue muy especial para este Pontífice, que en aquel viaje quiso visitar el santuario. Desde allí dijo estas palabras:

“Te ofrecemos todo este Pueblo de Dios. Te ofrecemos la Iglesia de México y de todo el Continente. Te la ofrecemos como propiedad Tuya. Tú que has entrado tan adentro en los corazones de los fieles a través de la señal de Tu presencia, que es Tu imagen en el Santuario de Guadalupe, vive como en Tu casa en estos corazones, también en el futuro. Sé uno de casa en nuestras familias, en nuestras parroquias, misiones, diócesis y en todos los pueblos”.

En 1999 afirmaba igualmente el santo polaco: 

“La aparición de María al indio Juan Diego en la colina del Tepeyac, el año de 1531, tuvo una repercusión decisiva para la evangelización. Este influjo va más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando todo el Continente […] Y América, que históricamente ha sido y es crisol de pueblos, ha reconocido ‘en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, […] en Santa María de Guadalupe, […] un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada’. Por eso, no sólo en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del Continente, la Virgen de Guadalupe es venerada como Reina de toda América”.

En una homilía en la basílica de San Pedro en la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Papa Benedicto XVI afirmaba en 2011: 

“La venerada imagen de la Morenita del Tepeyac, de rostro dulce y sereno, impresa en la tilma del indio san Juan Diego, se presenta como ‘la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive’. (De la lectura del Oficio. Nicán Mopohua, 12ª ed., México, D.F., 1971, 3-19). Ella evoca a la ‘mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, que está encinta’ (Ap 12,1-2) y señala la presencia del Salvador a su población indígena y mestiza. Ella nos conduce siempre a su divino Hijo, el cual se revela como fundamento de la dignidad de todos los seres humanos, como un amor más fuerte que las potencias del mal y la muerte, siendo también fuente de gozo, confianza filial, consuelo y esperanza”.

En 2016 el Papa Francisco visitó México y celebró misa en Guadalupe. Desde allí dijo: 

“En aquel amanecer de diciembre de 1531 se producía el primer milagro que luego será la memoria viva de todo lo que este Santuario custodia. En ese amanecer, en ese encuentro, Dios despertó la esperanza de su hijo Juan, la esperanza de un pueblo. En ese amanecer, Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos. En ese amanecer, Juancito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Él es elegido para supervisar, cuidar, custodiar e impulsar la construcción de este Santuario. En repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que él no era la persona adecuada, al contrario, si quería llevar adelante esa obra tenía que elegir a otros, ya que él no era ilustrado, letrado o perteneciente al grupo de los que podrían hacerlo. María, empecinada —con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre— le dice: no, que él sería su embajador”.


¿Cómo es la devoción a la Virgen de Guadalupe?

La Virgen de Guadalupe es la patrona de México, de las Américas y de Filipinas. Es la Virgen que une a todo el continente americano, ya de por sí muy mariano y con grandes advocaciones nacionales. Su devoción se extiende por todo el mundo, aunque tiene como epicentro la basílica situada en el cerro Tepeyac en México.

Cada año más de veinte millones de personas peregrinan al encuentro de la Virgen y de la tilma de san Juan Diego en la que quedó impreso su rostro. Es el santuario mariano más visitado en todo el mundo. De hecho, tan sólo para la fiesta del 12 de diciembre acuden hasta allí entre 5 y 7 millones de peregrinos.


¿Por qué se celebra la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre?

Desde hace siglos se celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre. En el siglo XVIII Benedicto XIV promovió la fiesta en este día ante una tradición que ya existía. Aunque las apariciones de la Virgen comenzaron el 9 de diciembre, la más representativa se produjo el día 12. En aquella jornada además quedo plasmada la imagen de la Virgen en la tilma de san Juan Diego, la cual es venerada a día de hoy por millones de peregrinos en la basílica de Guadalupe, y está presente igualmente en multitud de hogares e iglesias.


¿Qué dice la Iglesia sobre las apariciones de Guadalupe?

Las apariciones de Guadalupe tienen el grado máximo de aprobación por parte de la Iglesia. La devoción de millones de fieles, de los pastores y de numerosos Papas han permitido que Nuestra Señora de Guadalupe sea una fiesta litúrgica celebrada ya por todo el mundo.

En 1754, durante el pontificado de Benedicto XIV, la Congregación de Ritos, aprobó el Oficio Divino y Misa propios para el 12 de diciembre.  Además, este Papa declaró el patronazgo de la Nueva España. Ya antes, en 1644, el Papa Urbano VIII concedió indulgencia plenaria a quienes visitaran el pequeño santuario ubicado en el cerro de Tepeyac.

En 1999 san Juan Pablo II estableció que en todo el continente americano la conmemoración de la Virgen María de Guadalupe se celebrase en el calendario con el grado de fiesta. El mismo Papa quiso en 2004 que se añadiese a la fiesta el grado de memoria libre en el calendario general.


¿Quién es san Juan Diego?



San Juan Diego fue el vidente que recibió las apariciones de la Virgen en diciembre de 1531. Fue beatificado por san Juan Pablo II en la basílica de Guadalupe durante su segunda visita a México en 1990. Fue también canonizado por este Papa en 2002, igualmente en México, durante su quinto y último viaje al país americano.

Juan Diego (su nombre de bautismo) Cuauhtlatoatzin nació en 1474 y falleció en 1548 a los 74 años. En el momento de las apariciones era viudo y tenía 57 años.  Según la Real Academia de la Historia, Juan Diego era un indígena de origen chichimenca, que se convirtió al catolicismo tras ser enseñado en esta fe por los frailes misioneros franciscanos.

En su libro sobre las apariciones marianas, Díez Quintanilla explica cómo se han logrado desmontar las dudas sobre la existencia real de Juan Diego, cuya importancia es vital para la credibilidad de las apariciones. “El 6 de noviembre de 1990, san Juan Pablo II decidió beatificar a Juan Diego utilizando la llamada ‘beatificación equivalente’. Esta fórmula está reservada para aquellos casos en los que el Papa reconoce y ordena el culto público y universal de un Siervo de Dios, sin haber pasado por el procedimiento ordinario, porque su veneración ha sido realizada desde tiempos antiguos y de forma continua por la Iglesia. Dado que muchos obispos pedían su canonización, durante el proceso de estudio se creó por la Santa Sede una comisión encargada de investigar a fondo la problemática histórica. En las conclusiones de los trabajos de dicha comisión, resultó acreditado que la figura de Juan Diego aparecía en 27 documentos con declaraciones de procedencia exclusivamente indígena, y en 8 de procedencia mixta indo-española o mestiza, entre los que destacaban los pertenecientes a don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y el llamado Códice Escalada, descubierto en 1995 en una biblioteca particular y escrito en 1548, año de la muerte de Juan Diego. Una vez demostrada la existencia histórica de su figura, el 31 de julio de 2022 san Juan Pablo II canonizó a Juan Diego”, explica en dicho libro.


¿Por qué se llama Virgen de Guadalupe?

En el libro Las apariciones de la Virgen María: Doctrina e historia (Libros Libres), José Manuel Díez Quintanilla explica así el nombre que se le dio a la Virgen en las apariciones de 1531:

“En relación con el nombre de ‘Guadalupe’, hay que precisar que la Virgen se comunicó con Juan Diego en la lengua náhuatl. María se presentó como ‘coatlallope’, integrada por las palabras ‘coatl’, que significa ‘serpiente’, y ‘a llope’, que significa ‘aplasta a’; en consecuencia, se autodefinió como ‘la que aplasta a la serpiente’. 

La palabra náhuatl evocó a los frailes españoles el nombre de ‘Guadalupe’, ya que muchos de ellos eran de origen extremeño y tenían una gran devoción a esa advocación de la Virgen de la localidad cacereña. Es sorprendente descubrir cómo la Virgen escogió un nombre que permitió ser comprendido tanto por los indígenas mexicanos como por los españoles”.


¿Qué dijo la Virgen de Guadalupe en el cerro Tepeyac?

La aparición de la Virgen hay que ponerla en un contexto histórico muy concreto. Se produjo apenas diez años después de la conquista de México, y en medio de grandes problemas para la evangelización. Fue por tanto María la que consiguió hacer de transmisora y de enganche para la evangelización de América, pues justo después de las apariciones se convirtieron millones de indígenas.

Estas son algunas de las palabras que dirigió la Virgen a Juan Diego en aquellos días de diciembre de 1531 y que aparecen recogidas en el Nican Mopohua:

“Ten la bondad de enterarte, por favor pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios, de Ipalnemohuani, (Aquel por quien se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque Nahuaque (del Dueño del estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del Cielo y de la Tierra). Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a Ustedes, engrandecerlo, entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación. Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos Ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión. Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores”. (Primera aparición)

“Escucha, hijito mío el más pequeño, ten por seguro que no son pocos mis servidores, mis embajadores mensajeros a quienes podría confiar que llevaran mi aliento, mi palabra, que ejecutaran mi voluntad; mas es indispensable que seas precisamente tú quien negocie y gestione, que sea totalmente por tu intervención que se verifique, que se lleve a cabo mi voluntad, mi deseo. Y muchísimo te ruego, hijito mi consentido, y con rigor te mando, que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. Y de mi parte adviértele, hazle oír muy claro mi voluntad, mi deseo para que realice, para que haga mi templo que le pido. Y de nuevo comunícale de qué manera nada menos que yo, yo la siempre Virgen María, la Venerable Madre de Dios, allá te envío de mensajero”. (Segunda aparición).

“Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro, tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor. ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna? Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie, te perturbe, ojalá que no te angustie la enfermedad de tu honorable tío, de ninguna manera morirá ahora por ella. Te doy la plena seguridad de que ya sanó”. (Tercera aparición).

“Hijito queridísimo, estas diferentes flores son la prueba, la señal que le llevarás al Obispo. De parte mía le dirás que por favor vea en ellas mi deseo, y con eso ejecute mi deseo, mi voluntad. Y tú… tú eres mi plenipotenciario, puesto que en ti pongo toda mi confianza. Y con todo rigor te ordeno que sólo exclusivamente frente al Obispo despliegues tu tilma y le muestres lo que llevas. Y le contarás con todo detalle cómo yo te mandé que subieras al cerrito para cortar las flores, y todo lo que viste y admiraste. Y con esto le conmoverás el corazón al Gran Sacerdote para que interceda y se haga, se erija mi templo que he pedido”. (Cuarta aparición).


¿Cómo fue la aparición de la Virgen de Guadalupe?

El 12 de diciembre se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, una de las advocaciones marianas más conocidas, queridas y extendidas en todo el mundo. Aquel día de 1531 la Virgen se apareció al indio Juan Diego favoreciendo la evangelización del continente recién conquistado. Millones de indios se convirtieron tras estas apariciones mientras la devoción a la Virgen de Guadalupe se extendió rápidamente.

¿Cómo fue la aparición de la Virgen de Guadalupe?




La Virgen María se apareció cinco veces al indio Juan Diego entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en el cerro de Tepeyac, actual ciudad de México, y debido a estas apariciones se convirtieron en el transcurso de esa década ocho millones de personas. La principal fuente de estos hechos históricos se encuentra en el Nican Mopohua, escrito en 1556 por Antonio Valeriano, indígena noble azteca y sobrino de Moctezuma, a partir de las declaraciones del propio Juan Diego.

El vidente se encontraba en el cerro Tepeyac cuando la Virgen se le apareció y le ordenó ir ante el obispo para pedirle que le construyera un templo. Tras obedecer, Juan Diego volvería a aquel lugar para dar cuenta de la incredulidad del prelado, momento en el que él se encontró indigno y pidió a María que escogiera a otro para esta misión. Pero la Virgen le confirmó en su cometido y le ordenó insistir al día siguiente. En este mismo cerro, Juan Diego relató a la Virgen su nueva cita con el obispo. Juan de Zumárraga todavía no le creía y solicitó al indio Juan que pidiera a María alguna señal. Entonces la Virgen dijo al vidente que volviera al cerro al día siguiente para recibir dicha señal.

Juan Diego, debido a la grave enfermedad de su tío Juan Bernardino, no volvió al encuentro con Ella. Ante el estado de salud de su familiar salió a México para buscar un sacerdote. Rodeó el cerro para no tener que encontrarse con la Virgen. Pero ella salió a él y le tranquilizó acerca de la enfermedad de su tío. Al mismo tiempo que se aparecía a Juan Diego, lo hacía también a Juan Bernardino, al que curó de sus dolencias.

Más tarde, en la casa del Obispo Fray Juan de Zumárraga, Juan Diego mostró las rosas que llevaba en su ayate, señal dada por la Virgen. Desplegó su tilma, donde llevaba las flores, y al tiempo que se esparcieron las diferentes flores, las cuales eran imposible que crecieran en esa época del año, apareció de improviso la venerada y archiconocida imagen de la Virgen de Guadalupe impresa de manera milagrosa. En aquel momento, tanto el obispo como los allí presentes cayeron de rodillas y se convencieron de que la Virgen se había aparecido a aquel indio.


17 de diciembre

 



Ferias Mayores de Adviento



El 17 de diciembre se inician las “ferias mayores de Adviento”, que son los ocho días previos a la solemnidad de la Natividad del Señor, y la liturgia se centra con mayor énfasis en la preparación de la conmemoración anual del nacimiento del Redentor.

En los primeros siete días, durante el rezo de las vísperas, con el Magníficat se cantan o recitan las antífonas mayores de Adviento, también conocidas como “Antífonas de la O”.

Las Antífonas de la O se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación “O”, en castellano “Oh”. Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, como un resumen de los deseos de salvación de toda la humanidad, como un compendio del espíritu del Adviento.

Cada antífona empieza por una exclamación, “Oh”, seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento: 

• el 17, Sapientia (Sabiduría)
• el 18, Adonai (Señor poderoso) 
• el 19, Radix (Raíz)
• el 20, Clavis (Llave)
• el 21, Oriens (Oriente)
• el 22, Rex (Rey)
• el 23 Emmanuel (Dios con nosotros)

Si la primera letra después de la “O” se lee en sentido inverso forman el acróstico “ero cras”, que significa “seré mañana o vendré mañana”.

17 DE DICIEMBRE

Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación.

18 DE DICIEMBRE

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley: ven a librarnos con el poder de tu brazo.

19 DE DICIEMBRE

Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.

20 DE DICIEMBRE

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

21 DE DICIEMBRE

Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia: ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

22 DE DICIEMBRE

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.

23 DE DICIEMBRE

Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.


ADVIENTO: 17 de diciembre (Lecturas)

Génesis 49,1-2.8-10
Salmo 71,1-2.3-4ab.7-8.17
Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente
Mateo 1,1-17



En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro; agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel: A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos.»

Salmo 71,1-2.3-4ab.7-8.17
Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
R. Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre.
R.Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
el Gran Río al confín de la tierra.
R. Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
R. Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente



Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz al Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amás, Amos a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaguín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eflud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Sobre el nombre de la Virgen de Guadalupe

Historia de la Virgen de Guadalupe española




La palabra “Guadalupe” es, en origen, el nombre de un río, cosa que indica la propia palabra, pues “guad” significa “río” en árabe, y todas las palabras que en español empiezan por “guad”, pueden ser también otra cosa, pero en principio, son siempre el nombre de un río.

En cuanto al nombre del río, es fácil sucumbir a la tentación de explicar que significa “río del lobo”, de “guad” igual a río en árabe, y “lupe” igual a lobo en latín. Más bien parece sin embargo que significa “río escondido”, completamente árabe y no mixtura del árabe y el latín, de “guad al luben”, que significaría eso, “río escondido”

El río acabará dando nombre a una población y a una virgen, ¿pero en qué orden? Pues bien, nos hallamos aquí en un caso clásico de virgen que da nombre a una ciudad, y no de ciudad que da nombre a una virgen.

Quiere la tradición –la tradición es una manera de hacer historia- que la talla de la virgen de Guadalupe se habría realizado en el s. I, en un taller de Palestina abierto por el evangelista Lucas, al que atribuye la tradición no sólo haber pintado el rostro del mismísimo Jesucristo, sino también otras tallas como la de la madrileña Virgen de Atocha.

Sigue la leyenda señalando que “muerto San Lucas, la imagen fue enterrada junto a él y trasladada junto a sus restos desde Acaya (Asía Menor) hasta Constantinopla en el siglo IV. Desde allí el cardenal Gregorio la llevó a Roma (582), siendo elegido Papa en el año 590 con el nombre de Gregorio Magno. Se convierte este papa en el principal devoto de la imagen y el primer artífice de la expansión de la misma en Roma. La imagen se trasladó desde Roma a Sevilla, pues el Papa se la regaló al arzobispo de la ciudad hispalense, san Leandro, en cuya iglesia principal comenzó a venerarse hasta el comienzo de la invasión árabe (711). Un San Leandro que es el hermano de san Isidoro y que es quien consigue la conversión del arriano rey Recaredo, primer rey católico de la monarquía visigótica.

Al producirse la invasión musulmana de la península en el año 711, los sevillanos, para impedir su profanación por los sarracenos, la habrían escondido junto al río Guadalupe, en un lugar de la serranía de las Villuercas.

Así queda la cosa hasta que cinco siglos más tarde, ya en pleno s. XIII, la Virgen se aparece a un vaquero por nombre Gil Cordero, asegurándole que existe una talla de su persona junto al río Guadalupe. Al poco, el pastor pierde una vaca y cuando se la encuentra muerta junto al río Guadalupe, decide desollarla para aprovechar el cuero.

Como era costumbre, antes de hacerlo bendice al animal, haciéndole una señal de la cruz en el vientre, momento en el que la vaca vuelve a la vida. Se le ocurre entonces al pastor que esa debe ser la señal de la Virgen para buscar la imagen de la que le había hablado, excava y efectivamente, la encuentra, levantándose al poco una ermita en el lugar. Ermita que dará lugar a una preciosa ciudad, que recibe por nombre Guadalupe.

Historia de la Virgen de Guadalupe mejicana

Hasta aquí la historia de la Virgen de Guadalupe española. Ahora bien, ¿y la mejicana? ¿Por qué se llama de Guadalupe la virgen que con tanta devoción veneran los mejicanos?

El 9 de diciembre de 1531, en el Cerro del Tepeyac, cerca de la actual Ciudad de Méjico, sólo diez años después de la conquista de Méjico por Hernán Cortés para la corona española, la Virgen se aparece al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Juan Diego tiene 57 años, por lo que no ha nacido cristiano, sino que está recién bautizado y es producto de la evangelización de los misioneros españoles en la región. Es la primera de las hasta cuatro apariciones que Juan Diego recibirá de la Virgen, la cual le ordena cortar unas rosas que acaban de florecer en lo alto del cerro en pleno invierno, y llevarlas al obispo Juan Zumárraga, junto con la petición de que en ese lugar se le edifique un templo.

Cuando Juan Diego muestra al obispo las flores, se aparece milagrosamente la imagen de la Virgen en el ayate —tela confeccionada con fibra de maguey— en la que las portaba. El obispo entonces ordena la construcción de la ermita pedida por la Virgen, en la que Juan Diego vivirá el resto de sus días. Hoy, la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe recibe la visita de unos 20 millones de fieles al año.

En cuanto a la advocación por la que es conocida la Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe, aunque controvertida, parece que procedería de una transcripción por semejanza al árabe españolizado “guadalupe” del término náhuatl “quatlasupe”, con la que se presenta la Virgen a Juan Diego, significando “la que aplasta a la serpiente”, de “coala”, serpiente, y “supe” aplastar. Una imagen que transporta inmediatamente al pasaje del Génesis que reza así:

“Enemistad pondré entre ti [la serpiente que representa al Diablo] y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te aplastará la cabeza” (Gn 3,15)

Una mujer que la exégesis cristiana del Libro del Apocalipsis ha identificado como la Virgen María.
Y esta es la manera en que un río bautizado por los árabes como “río escondido”, acaba dando nombre a la imagen de una Virgen en España, ésta a una ciudad española, y luego a una segunda talla de otra virgen a miles de kilómetros de distancia en Méjico por similitud fonética de lo que en árabe significa “río escondido” con lo que en náhuatl significa “la que aplasta a la serpiente”.



San Josep Manyanet i Vives: "La familia es el pilar de la sociedad y la paternidad es como un sacerdocio", por Isabel Orellana Vilches


«Profeta de la Sagrada Familia. Fue un incansable apóstol que extendió en España, puntos diversos de Europa y de América el amor que le profesó. Es impulsor del templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, obra de Gaudí»

El «evangelio de la familia» tuvo en él a su más insigne difusor. Hoy continúa alumbrando con sus enseñanzas a una sociedad que necesita modelos para caminar, y especialmente a quienes se han comprometido con un proyecto de vida en común.

Es posible que haber nacido en el seno de una familia numerosa y creyente influyese en su acontecer marcándole con un amor singular a la Sagrada Familia. Nació el 7 de enero de 1833 en Tremp, Lleida, España. Su madre, artífice de su amor a María, siguió la bellísima tradición de consagrarle a la Virgen bajo la advocación de Valldeflors, a la que se honraba en la localidad porque era su patrona.

Sintiendo la llamada al sacerdocio recibió formación en Barbastro primeramente, y luego en seminarios de Lleida y Urgell costeándose él mismo los estudios con su trabajo. Virtuoso hombre de oración, devoto de la Eucaristía, prudente y sensible, con encomiable espíritu de servicio, después de ser ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859 fue de impagable ayuda para el prelado de Urgell que lo tuvo a su lado durante doce años. Fue su secretario particular, mayordomo, vicesecretario de cámara, secretario de visita pastoral y también se ocupó de la biblioteca del seminario.

En esos años de ejercicio pastoral en la Seu d’Urgell acrecentó su convicción de que la familia es el pilar de la sociedad. Porque ciertamente los valores que se aprenden en ella en gran medida condicionan el resto de la vida; es clave en la educación y enseña el modo de afrontar las vicisitudes y contingencias que se van presentando. «Los primeros y principales educadores de la tierna juventud deben ser los propios padres». La paternidad tenía para él tal valor que no dudaba en calificarla «como un sacerdocio». Y «el principal cuidado de los padres de familia es aprender y saber gobernar su casa en el servicio de Dios»[…]. «La casa y la familia fundadas sin la bendición de Dios no pueden vivir en buena paz y armonía cristianas».Si el devenir de un hogar está anclado en el modelo que ofrece la Sagrada Familia los frutos no se hacen esperar. Josep fue consciente de que la sociedad precisaba este referente inequívoco. «La Sagrada Familia debe ser el modelo de todas las demás familias, si desean paz en la tierra y aspiran a la eterna felicidad». Decía también que «el mundo es como una familia cuyo Padre es Dios».

Tomó conciencia de la importancia de tutelar de forma exquisita la educación dirigida a niños y a jóvenes; sería un semillero de gracias vertidas en la sociedad a través de ellos. De modo que, con este objetivo evangelizador, puso en marcha en 1864 los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Y diez años más tarde fundó las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.

Al emprender su obra, pensaba, sobre todo, en ese colectivo infantil y juvenil que no tenía recursos económicos: «Los ricos tienen colegios para educar a sus hijos; hagamos colegios para educar e instruir a los hijos de los obreros». Estaba convencido de que «los padres prefieren más dejar al hijo sabio que rico de bienes temporales».

En medio de conflictos políticos sufrió persecución y clausura de uno de sus centros, pero continuó su labor sin arredrarse. Durante cuatro décadas, marcadas por intensa actividad, se mantuvo al frente de sus hijos e hijas. Bajo su amparo y tutela se multiplicaron escuelas, colegios, talleres y vías diversas de apostolado en distintos puntos de España, que luego se extendieron a parte de Europa y América. Viéndole trabajar con tanto ahínco, lleno de fe y esperanza, escribiendo textos dirigidos a difundir la devoción por la Sagrada Familia, era difícil adivinar que todo ello procedía de un hombre de frágil salud que, además, debía hacer frente a numerosos contratiempos que le salían al paso. Pero así era. En su costado tenía lo que él solía denominar «las misericordias del Señor», unas llagas abiertas que es fácil imaginar lo que debieron suponer de padecimientos durante los últimos 16 años de su vida.

Fue un ejemplo de fortaleza y fidelidad. Se distinguió también por su predicación. Mantuvo viva hasta el fin la urgencia por difundir lo que Juan Pablo II denominó «evangelio de la familia», diseminado en numerosas obras dirigidas a sus hijos, a los escolares que se formaban en los centros regidos por ellos y a las familias.

Entre otras, fue autor de La Escuela de Nazaret, Casa de la Sagrada Familia (de carácter autobiográfico), Preciosa joya de familia y El espíritu de la Sagrada Familia. Impulsó la revista Sagrada Familia y la construcción del templo expiatorio dedicado a ella en Barcelona, obra monumental del genial arquitecto y siervo de Dios, Antoni Gaudí.

Viendo su quehacer en conjunto, se aprecia el afán de Josep por llevar a todos el amor a Jesús, María y José mostrándolos al mundo como ejemplo a imitar. Y el nombre de los tres fue el que brotó de sus labios cuando le llegó la suprema hora el 17 de diciembre de 1901. Quienes le rodeaban le oyeron decir por última vez lo que tantas veces había expresado: «Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía», jaculatoria que incontables familias han enseñado a recitar a sus hijos desde niños para que la rezaran poco antes de conciliar el sueño. Juan Pablo II lo beatificó el 25 de noviembre de 1984 y él mismo lo canonizó el 16 de mayo de 2004.

Fuente: Isabel Orellana Vilches, Zenit

San Josep Manyanet y Vives (1833-1901), Apóstol de la Sagrada Familia



Josep Manyanet nació el 7 de enero de 1833 en Tremp (Lleida, España), en el seno de una familia numerosa y cristiana. Fue bautizado el mismo día y, a la edad de 5 años, fue ofrecido por su madre a la Virgen de Valldeflors, patrona de la ciudad. Tuvo que trabajar para completar los estudios secundarios en la Escuela Pía de Barbastro y los eclesiásticos en los seminarios diocesanos de Lleida y Urgell. Fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859.

Tras doce años de intenso trabajo en la diócesis de Urgell al servicio del obispo, en calidad de paje y secretario particular, mayordomo de palacio, bibliotecario del seminario, vicesecretario de cámara y secretario de visita pastoral, se sintió llamado por Dios para hacerse religioso y fundar dos congregaciones religiosas.

Fundador y apóstol de la Sagrada Familia

Contando con la aprobación del obispo, en 1864, fundó los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, y en 1874, las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, con la misión de imitar, honrar y propagar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las familias, principalmente por medio de la educación e instrucción católica de la niñez y juventud y el ministerio sacerdotal.

Con oración y trabajo constantes, guió e impulsó a lo largo de casi cuarenta años la formación y expansión de los institutos, abriendo escuelas, colegios y talleres y otros centros de apostolado en varias poblaciones de España. Hoy, los dos institutos están presentes en países de Europa, las dos Américas y África.

Especialmente llamado por Dios para presentar al mundo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, escribió varias obras y opúsculos para propagar la devoción a la Familia de Jesús, María y José, fundó la revista La Sagrada Familia y promovió la erección, en Barcelona, del templo expiatorio de la Sagrada Familia, obra del arquitecto siervo de Dios, Antonio Gaudí, destinado a perpetuar las virtudes y ejemplos de la Familia de Nazaret y ser el hogar universal de las familias.

Su pensamiento

San Josep Manyanet predicó abundantemente la Palabra de Dios y escribió también muchas cartas y otros libros y opúsculos para la formación de los religiosos y religiosas, de las familias y de los niños, y para la dirección de los colegios y escuelas/talleres. Sobresale La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia (Barcelona 1895), su autobiografía espiritual, en la cual, mediante unos diálogos del alma, personificada en Desideria, con Jesús, María y José, traza todo un proceso de perfección cristiana y religiosa inspirada en la espiritualidad de la casa y escuela de Nazaret.

También Preciosa joya de familia (Barcelona 1899), una guía para los matrimonios y familias, que les recuerda la dignidad del matrimonio como vocación y la importante tarea de la educación cristiana de los hijos.

Para la formación de los religiosos escribió un libro de meditaciones titulado El Espíritu de la Sagrada Familia, en donde describe la identidad de la vocación y misión de las religiosas y religiosos Hijos de la Sagrada Familia en la sociedad y en la Iglesia.

Existe una edición de sus Obras Selectas (Madrid 1991) y está en fase de impresión el primer volumen de sus Obras Completas.

Enfermedades y muerte

Las obras del Padre Manyanet crecieron entre muchas dificultades: ni le faltaron varias dolorosas enfermedades corporales que le atormentaron durante toda su vida. Pero su constancia y fortaleza, nutridas con una profunda adhesión y obediencia a la voluntad de Dios, le ayudaron a superar todas las dificultades.

Minada su salud por unas llagas abiertas en el costado durante 16 años —que llamaba «las misericordias del Señor»—, el 17 de diciembre de 1901, esclarecido en virtudes y buenas obras, volvió a la casa del Padre, en Barcelona, en el colegio Jesús, María y José, con la misma sencillez que caracterizó toda su existencia. Sus últimas palabras fueron la jaculatoria que había repetido tantas veces: Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía.

Sus restos mortales descansan en la capilla/panteón del mismo colegio Jesús, María y José, continuamente acompañados por la oración y el agradecimiento de sus hijos e hijas espirituales y de innumerables jóvenes, niños y familias que se han acercado a Dios, atraídos por su ejemplo y sus enseñanzas.

El testimonio de su santidad

La fama de santidad que le distinguió en vida, se extendió por muchas partes. Por lo que, introducida la Causa de Canonización en 1956, reconocida la heroicidad de sus virtudes en 1982 y aprobado un milagro debido a su intercesión, fue declarado Beato por Juan Pablo II en 1984. Ahora, con la aprobación de un nuevo milagro obrado por su intercesión, está prevista su canonización para el día 16 de mayo de 2004.

La santidad de Josep Manyanet, como afirmó Juan Pablo II, tiene su origen en la Sagrada Familia. Fue llamado por Dios «para que en su nombre sean bendecidas todas las familias del mundo». El Espíritu forjó su personalidad para que anunciara con valentía el «Evangelio de la familia». Su gran aspiración era que «todas las familias imiten y bendigan a la Sagrada Familia de Nazaret»; por ello, quiso hacer un Nazaret en cada hogar, una «Santa Familia» de cada familia.

La canonización del Beato Josep Manyanet sanciona ahora no sólo la santidad, sino también la actualidad de su mensaje nazareno familiar. Es, por eso, el profeta de la familia, el protector de nuestras familias.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Jueves de la 3ª Semana de Adviento

Isaías 54,1-10
Psalmo 29: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
Lucas 7,24-30



Exulta, estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar, alégrate; tú que no tenías dolores de parto: porque la abandonada tendrá más hijos que la casada —dice el Señor—. Ensancha el espacio de tu tienda, despliega los toldos de tu morada, no los restrinjas, alarga tus cuerdas, afianza tus estacas, porque te extenderás de derecha a izquierda. Tu estirpe heredará las naciones y poblará ciudades desiertas. No temas, no tendrás que avergonzarte, no te sientas ultrajada, porque no deberás sonrojarte. Olvidarás la vergüenza de tu soltería, no recordarás la afrenta de tu viudez. Quien te desposa es tu Hacedor: su nombre es Señor todopoderoso. Tu libertador es el Santo de Israel: se llama «Dios de toda la tierra». Como a una mujer abandonada y abatida te llama el Señor; como a esposa de juventud, repudiada —dice tu Dios—. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira, por un instante te escondí mi rostro, pero con amor eterno te quiero —dice el Señor, tu liberador—. Me sucede como en los días de Noé: juré que las aguas de Noé no volverían a cubrir la tierra; así juro no irritarme contra ti ni amenazarte. Aunque los montes cambiasen y vacilaran las colinas, no cambiaría mi amor, ni vacilaría mi alianza de paz —dice el Señor que te quiere—.


Psalmo 29:
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Tañed para el Señor, fieles suyos,
celebrad el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana el júbilo.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado



Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío me mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él». Al oír a Juan, todo el pueblo, incluso los publicanos, recibiendo el bautismo de Juan, proclamaron que Dios es justo. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de dios para con ellos.