lunes, 10 de octubre de 2022

Los hijos e hijas de la promesa de Dios


Los hijos e hijas de la promesa de Dios
por Julio González sf

En la primera lectura, san Pablo recuerda a los cristianos de Galacia que Sara llega ser madre sin merecerlo, es decir, por la gracia de Dios. La que no podía tener hijos queda embarazada porque Dios muestra con ella su misericordia. Pero Sara no mostrará la misma misericordia con su esclava Agar. Desconfiando de ella, la despide. La que ahora es madre porque Dios se ha compadecido de ella rechaza a la que sin necesidad de la intervención de Dios había dado un hijo, Ismael, a su marido Abrahán.

Algunos bautizados hacemos como Sara y rechazamos a alguien sin acordarnos que hemos sido adoptados como hijos de Dios sin haberlo merecido. Porque hemos sido amados por la gracia de Dios y no porque nos lo mereciéramos, la Iglesia tiene una experiencia del amor divino que muchos todavía no tienen. Ese amor es el que los bautizados estamos llamados a ofrecer al mundo.

Las lecturas de este lunes de la 28 Semana del Tiempo Ordinario, Año II, nos invitan a fijarnos en las reacciones de quienes han recibido sin haberlo merecido el amor de Dios. Por una parte, Sara desprecia y rechaza a Agar; por otra, los descendientes del pueblo escogido por Dios se apiñan alrededor de Jesús para pedirle una señal que pueda seguir aumentando su orgullo y seguridad. 

Aquéllos que gozan de la gracia de Dios manipulan la bendición que han recibido para afianzarse en una posición de privilegio que no merecen; de ahí, que Jesús se lo recrimine y les asegure que Aquél (el Hijo del Hombre) y aquéllos (los pecadores) que ellos rechazan serán quienes los juzgarán.

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