lunes, 28 de enero de 2019

28 de enero: Santo Tomás de Aquino, por Celestino Hueso SF


Era fraile dominico a pesar de su familia, que lo tuvieron encerrado en el castillo de su propiedad y sometido a duros castigos para impedirle seguir su vocación, pero era más terco que una mula y consiguió sus propósitos. Marchó a estudiar a Bolonia, Colonia y Paris.

Cierto día los compañeros quisieron tomarle el pelo. “¡Mira! ¡Una vaca volando!” le dijeron. Se levantó de la silla y fue a mirar por la ventana. Se rieron de él como está mandado. “Prefiero, dijo, creer que las vacas vuelan antes que pensar que un cristiano miente”.

Le llamaban el buey mudo. Porque era algo gordito y por su silencio. San Alberto Magno, que fue su maestro, vaticinó: "El día que este buey muja, sus mugidos se van a oír en el mundo entero". Si hubiera jugado a la lotería habría ganado el gordo, porque acertó plenamente.

Santo Tomás de Aquino, el doctor angélico, tuvo cátedra en París, consiguió compaginar la filosofía de Aristóteles con el cristianismo y escribió varios tratados de teología que han sido la base de estudio eclesiástico en las universidades del cristianismo a lo largo de muchos siglos. En los seminarios católicos se dejó de estudiar la Suma Teológica de Santo Tomás, allá por los años 70 del siglo XX.

Es el patrono universal de los estudiantes.

Felicidades a quienes celebran hoy su día y a todos los estudiantes.

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