Levítico 21,1-9:
La santidad de los sacerdotes
2 a no ser con el de un pariente cercano: la madre, el padre, un hijo, una hija, un hermano,
3 una hermana virgen que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella sí puede contraer impureza.
4 Pero por una hermana casada, no debe contraer impureza; quedaría profanado.
5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se recortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo.
6 Han de ser santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que ofrecen los alimentos que se han de quemar para el Señor, el alimento de su Dios. Deben ser santos.
7 No tomarán por esposa a una prostituta, ni a una violada, ni a una repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios.
8 Considerarás al sacerdote como cosa santa, porque él es quien ofrece el alimento de tu Dios. Lo tendrás por santo, pues santo soy yo, el Señor, el que los santifico.
9 Si la hija de un sacerdote se prostituye y se profana, a su padre profana; será quemada.
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