lunes, 22 de febrero de 2016

Mateo 16,13-19: por la Orden Carmelitana

Mateo 16,13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo."

— Comentario por la Orden Carmelitana

El evangelio de hoy habla de tres puntos:

• la opinión de la gente respecto a Jesús
• la opinión de Pedro respecto de Jesús
• la respuesta de Jesús a Pedro

Mateo 16,13-14: La opinión de la gente respecto a Jesús

Jesús pregunta respecto a la opinión de la gente respecto a su persona. Las respuestas son variadas: Juan Bautista, Elías, Jeremías, un profeta. Nadie acierta. Hoy también, es grande la variedad de opiniones de la gente respecto a Jesús.

Mateo 16,15-16: La opinión de Pedro respecto a Jesús

Jesús pide la opinión de los discípulos. Pedro se convierte en portavoz y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, Marta hace la misma profesión de fe (Jn 11,27). Significa que en Jesús se realizan las profecías del AT.

Mateo 16,17-19: La respuesta de Jesús a Pedro

Tiene varias partes:

– Jesús le dice a Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibiste una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, el había alabado al Padre por haber revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios e inteligentes (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación de felicidad a los discípulos porque estaban viendo y oyendo cosas que antes nadie conocía (Mt 13,16).

– Pedro debe ser piedra, esto es, debe ser fundamento firme para la Iglesia para poder resistir contra las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús, Mateo anima a las comunidades perseguidas de Siria y Palestina. A pesar de ser débiles y perseguidas, las comunidades tienen un fundamento firme, garantizado por la palabra de Jesús.

La piedra, como fundamento de la fe, evoca la palabra de Dios al pueblo en exilio: “¡Escúchenme, los que van tras la justicia, ustedes, los que buscan al Señor! Fíjense en la roca de la que fueron tallados, en la cantera de la que fueron extraídos; fíjense en su padre Abraham y en Sara, que los dio a luz: cuando él era uno solo, yo lo llamé, o bendije y lo multipliqué.”, (Is 51,1-2). Indica un nuevo comienzo.

Jesús da un nombre a Simón y lo llama Piedra (Pedro). Pedro es Piedra de dos formas:

  • fundamento (Mt 16,18)
  • piedra de tropiezo (Mt 16,23). 

Pedro, por un lado, era débil en la fe, dividido, trató de desviar a Jesús, tuvo miedo en la huerta, se durmió y huyó, no entendía lo que Jesús decía. Por otro lado, era como los pequeños que Jesús proclamó bienaventurados. Siendo uno de los doce, se hace de ellos portavoz.

Más tarde, después de la muerte y de la resurrección de Jesús, su figura creció y se volvió símbolo de la Comunidad. Pedro está firme no por mérito propio, sino porque Jesús rezó por él, para que su fe no desfalleciera (Lc 22,31-34)

La Iglesia, Asamblea: 

La palabra Iglesia, en griego “eklésia”, aparece 105 veces en el NT, casi exclusivamente en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas. En los evangelios aparece tres veces, solamente en Mateo.

La palabra significa literalmente “convocada” o “escogida”. Indica a la gente se reúne convocada por la Palabra y trata de vivir el mensaje del Reino que Jesús trae. La Iglesia o la comunidad no es el Reino, pero sí uno instrumento y una muestra del Reino.

En la Iglesia, en la comunidad tiene que aparecer a los ojos de todos, aquello que acontece cuando un grupo humano deja que Jesús reine y sea el centro de sus vidas.

Las llaves del Reino: 

Pedro recibe las llaves del Reino. Este mismo poder de atar y desatar es dado también a las comunidades (Mt 18,18) y a los otros discípulos (Jn 20,23).

Uno de los puntos en que el evangelio de Mateo insiste más es la reconciliación y el perdón. Es una de las tareas más importantes de los coordinadores y coordinadoras de las comunidades. Imitando a Pedro, tienen que atar y desatar, es decir, procurar que reinen la reconciliación, la aceptación mutua, la construcción de la fraternidad.

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