jueves, 21 de julio de 2022

Números 16,16-35: El castigo de los rebeldes

Números 16,16-35:
El castigo de los rebeldes

16 Entonces Moisés dijo a Coré: «Tú y tus secuaces comparecerán mañana delante del Señor, 
     y también comparecerá Aarón.
17 Cada uno de ustedes tomará su incensario, le pondrá incienso y lo ofrecerá al Señor: 
     serán doscientos cincuenta incensarios en total. También tú y Aarón llevarán cada uno el suyo».
18 Cada uno tomó su incensario, le puso fuego y le echó incienso. 
     Luego ocuparon sus puestos a la entrada de la Carpa del Encuentro, junto con Moisés y Aarón.
19 Y una vez que Coré convocó contra ellos a toda la comunidad, 
     a la entrada de la Carpa del Encuentro, la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad,
20 y el Señor dijo a Moisés y a Aarón:
21 «Sepárense de esta comunidad, porque los voy a exterminar en un instante».
22 Pero ellos cayeron con el rostro en tierra y exclamaron: 
     «Dios, tú que das el aliento a todos los vivientes, 
     ¿te vas a irritar contra toda la comunidad cuando el que peca es uno solo?».
23 El Señor dijo a Moisés:
24 «Habla en estos términos a la comunidad: 
     "Aléjense de los alrededores de la Morada de Coré, Datán y Abirón"».
25 Moisés se levantó, fue adonde estaban Datán y Abirón, seguido de los ancianos de Israel,
26 y dijo a la comunidad: «Apártense de las carpas de estos hombres perversos 
     y no toquen nada de lo que les pertenece, porque de lo contrario también ustedes 
     serán exterminados a causa de sus pecados».
27 Y todos se separaron de las moradas de Coré, Datán, y Abirón. Datán y Abirón, por su parte, 
     salieron y se pusieron de pie a la entrada de sus carpas, junto con sus mujeres, 
     sus hijos y sus pequeños.
28 Moisés dijo: «En esto conocerán que ha sido el Señor el que me envió a hacer estas cosas, 
     y que no es un capricho mío:
29 si estos hombres mueren de muerte natural y su suerte es igual a la de todos los hombres, 
     no ha sido el Señor el que me envió.
30 Pero si el Señor realiza algo inusitado –si la tierra abre sus fauces para tragarlos 
     con todos sus bienes y ellos bajan vivos al Abismo– ustedes sabrán que esta gente 
     ha despreciado al Señor».
31 Apenas Moisés terminó de pronunciar estas palabras, el suelo se partió debajo de sus pies,
32 la tierra abrió sus fauces y los tragó junto con sus familias, con toda la gente de Coré 
     y con todos sus bienes.
33 Ellos bajaron vivos al Abismo, con todo lo que les pertenecía. 
     La tierra los cubrió y desaparecieron de en medio de la asamblea.
34 Al oír sus gritos, todos los israelitas que estaban cerca de ellos huyeron, diciendo: 
     «¡Que no nos trague la tierra!».
35 Luego bajó fuego del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres 
     que habían ofrecido incienso.

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