martes, 21 de septiembre de 2010

Septiembre 21: Fiesta de san Mateo













Mateo 9:9-13

Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. Le dijo:
— Sigueme.
Mateo se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos. Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos:
— ¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?
Al oír esto, Jesús les contestó:
— No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Pero vayan y aprendan lo que significa: "Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios". Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.

Comentario:

La fiesta que celebrabamos hoy refresca la memoria. Los retratos de Mateo, el evangelista, nos recuerdan que las paginas de su evangelio no existirian si no fuera por el testimonio de la comunidad cristiana, que reconocio en el resucitado al crucificado. Por eso, el evangelio de Mateo no es una biografia de alguien que esta muerto sino el testimonio de fe sobre Jesus de Nazaret, que sigue vivo en quienes han sido bautizados y recibido su Espiritu.

Si la fuente de nuestra fe es un libro escrito hace dos mil anyos, entonces la fe cristiana tiene un futuro muy breve. Pero si la fuente de nuestra fe es una persona viva que nos desafia a mirar por encima de nuestras debilidades y pecados, entonces, la fe de la Iglesia es necesaria siempre.

El evangelio de Mateo no nos presenta un nueva doctrina, sino a una persona: Jesus, el Hjo de David, el Mesias. El cristianismo no se hace con ideas sino con personas, con sus experiencias e historias; de ahi, que Dios haga salir el sol para buenos y malos, porque todos estamos llamados a ser mas que lo que somos. Los fariseos no pueden entender a Jesus: "Por que vuestro maestro come con pecadores?" Los fariseos han olvidado que Dios creo antes a las personas que a la ley; para ellos, la ley es lo que hace a una persona sagrada, o contaminada; para Jesus es al reves: las personas son las que hacen una ley sagrada, o no.

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