martes, 12 de julio de 2022

Isaías 53,1-12: Su pasión y su gloria (y 2)

1 ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién mostró el Señor su brazo? 
2 Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida: 
   no tenía presencia ni belleza que atrajera nuestras miradas ni aspecto que nos cautivase. 
3 Despreciado y evitado de la gente, un hombre habituado a sufrir, curtido en el dolor; 
   al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo tuvimos por nada; 
4 a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, 
   herido de Dios y afligido. 
5 Él, en cambio, fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. 
   Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos sanado.
6 Todos errábamos como ovejas, cada uno por su lado, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
7 Maltratado, aguantaba, no abría la boca; como cordero llevado al matadero, 
   como oveja muda ante el esquilador, no abría la boca. 
8 Sin arresto, sin proceso, lo quitaron de en medio, ¿quién meditó en su destino? 
   Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
9 Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, 
   aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. 
10 El Señor quería triturarlo con el sufrimiento: si entrega su vida como expiación, verá su descendencia, 
     prolongará sus años y por su medio triunfará el plan del Señor.
11 Por los trabajos soportados verá la luz, se saciará de saber;
     mi siervo inocente rehabilitará a todos porque cargó con sus crímenes. 
12 Por eso le asignaré una porción entre los grandes y repartirá botín con los poderosos: 
     porque desnudó el cuello para morir y fue contado entre los pecadores, 
     él cargó con el pecado de todos e intercedió por los pecadores.

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