martes, 12 de julio de 2022

Isaías 47,1-15: Humillación de Babilonia y de sus magos

Humillación de Babilonia y de sus magos

1 Baja, siéntate en el polvo, joven Babilonia; siéntate en tierra, sin trono, capital de los caldeos, 
   que ya no te volverán a llamar blanda y refinada. 
2 Agarra un molino, muele harina, quítate el velo, alza las faldas, descubre el muslo, cruza los canales, 
3 aparezca tu desnudez, véanse tus vergüenzas. Tomaré venganza inexorable. 
4 Nuestro redentor, que se llama el Señor Todopoderoso, el Santo de Israel, dice: 
5 Siéntate y calla, entra en las tinieblas, capital de los caldeos, que ya no te llamarán Emperatriz. 
6 Airado contra mi pueblo, profané mi herencia, la entregué en tus manos: 
   no tuviste compasión de ellos, abrumaste con tu yugo a los ancianos, 
7 diciéndote: Seré señora por siempre jamás, sin considerar esto, sin pensar en el desenlace.
8 Pero ahora escúchalo, sedienta de placeres, que reinabas confiada, que te decías: 
   Yo y nadie más. No me quedaré viuda, no perderé a mis hijos. 
9 Las dos cosas te sucederán, de repente en un solo día: 
   viuda y sin hijos te verás a la vez, a pesar de tus muchas brujerías y del gran poder de tus sortilegios. 
10 Tú te sentías segura en tu maldad, diciéndote: 
     Nadie me ve; tu sabiduría y tu ciencia te han trastornado, mientras pensabas: Yo y nadie más. 
11 Porque vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar, 
     caerá sobre ti un desastre del que no te podrás librar; 
     vendrá sobre ti de repente una catástrofe que no te imaginabas. 
12 Insiste en tus sortilegios, en tus muchas brujerías, que han sido tu tarea desde joven; 
     quizá te aprovechen, quizá los espantes. 
13 Estás harta de consejos: que se levanten y te salven los que conjuran el cielo, 
     los que observan las estrellas, los que pronostican cada mes lo que te va a suceder. 
14 Míralos convertidos en paja: el fuego los consume y no pueden librarse del poder de las llamas; 
     ni siquiera son brasas para calentarse ni hogar para sentarse enfrente. 
15 En eso han terminado aquellos con quienes traficabas, con quien te atareabas desde joven:
     cada uno se pierde por su lado, y no hay quien te salve.

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