domingo, 18 de febrero de 2018

Romanos 16,1-16: Saludos finales

Romanos 16,1-16   

16:1 Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas,
16:2 para que la reciban en el Señor, como corresponde a los santos, ayudándola en todo lo que necesite de ustedes: ella ha protegido a muchos hermanos y también a mí.
16:3 Saluden a Prisca y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús.
16:4 Ellos arriesgaron su vida para salvarme, y no sólo yo, sino también todas las Iglesias de origen pagano, tienen con ellos una deuda de gratitud.
16:5 Saluden, igualmente, a la Iglesia que se reúne en su casa. No se olviden de saludar a mi amigo Epéneto, el primero que se convirtió a Cristo en Asia Menor.
16:6 Saluden a María, que tanto ha trabajado por ustedes;
16:7 a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de cárcel, que son apóstoles insignes y creyeron en Cristo antes que yo.
16:8 Saluden a Ampliato, mi amigo querido en el Señor;
16:9 a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y también a Estaquis, mi querido amigo.
16:10 Saluden a Apeles, que ha dado pruebas de fidelidad a Cristo, y también a los de la familia de Aristóbulo.
16:11 Saluden a mi pariente Herodión, y a los de la familia de Narciso que creen en Cristo.
16:12 Saluden a Trifena y a Trifosa, que tanto se esfuerzan por el Señor; a la querida Persis, que también ha trabajado mucho por el Señor.
16:13 Saluden a Rufo, el elegido del Señor, y a su madre, que lo es también mía;
16:14 a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.
16:15 Saluden a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, así como también a Olimpia, y a todos los santos que viven con ellos.
16:16 Salúdense mutuamente con el beso de paz. Todas las Iglesias de Cristo les envían saludos. 

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