viernes, 3 de agosto de 2012

PASTORAL FAMILIAR: El Hijo de la Sagrada Familia en la Pastoral Familiar, por el P. Yosman Hurtado, S.F.

EL HIJO DE LA SAGRADA FAMILIA EN LA PASTORAL FAMILIAR

— ¿Cuál es el lugar del Hijo de la Sagrada Familia?

La naturaleza y sentido de nuestra consagación religiosa como Hijos de la Sagrada Familia nos insta a ser los primeros y los más entusiastas agentes de la Pastoral Familiar en la Iglesia.

Tomando en cuenta los lineamenta de nuestro ser familia que presenta el padre Palmo Valente en su libro "Introducción a la Espiritualidad de los Hijos de la Sagrada Familia", podemos describir el rol de asesor familiar en dos sentidos:

a. Mensajeros del Evangelio de Nazaret: porque anunciamos a la familia el misterio doméstico de Nazaret, revelándole y ofreciendo a su imitación los valores humanos y divinos de la Sagrada Familia, valores que nosotros...

– Encarnamos en nuestra vida personal
– Asumimos como norma y signo de fraternidad nazarena en nuestro hogar religioso
– Servimos en nuestro ministerio sacerdotal

Es decir, somos mensajeros de la verdad luminosa de Nazaret.

b. Ministros del Evangelio de Nazaret: que nos lleva a ser familia para las familias; esto a través de:

– La predicación
– La instrucción catequética
– La celebración de los sacramentos
– La acción litúrgica, profética y caritativa de la parroquia
– Nuestra presencia en la familia:
   – – desde el contacto y diálogo personal
   – – desde la amistad y la consejería
   – – desde la proclamación del mensaje nazareno
– Otros medios pastorales aptos para apoyar a la familia
   – – el crecimiento en la fe
   – – la unión y perseverancia en el amor
   – – la fidelidad a los deberes domésticos

— ¿Cuál es el modelo desde el que somos enviados?

a. La Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo: "Nuestra misión se enlaza muy estrechamente con la de Jesús. Como el Padre envió a su Hijo amado al hogar de Nazaret para vivir con los hombres en la tierra el eterno misterio de su diálogo doméstico de amor y de vida en el seno del Padre".

b. La Trinidad humana-nazarena: Jesús, María y José, hecha realidad concreta en nuestra vida religiosa: "Nos envía a nosotros del hogar nazareno de nuestra comunidad al hogar cristiano".

— Ámbitos a los que está dirigida nuestra asesoría

a. A la familia, en todos sus miembros y en todas las circunstancias por las que puede atravesar, acompañádoles en su camino.

b. A la Iglesia, en cuanto propagadora y constructora del reino de Dios en las familias. Vamos no solo en nombre de nuestro Padre Fundador como Hijos de la Sagrada Familia sino de la Iglesia en la que estamos llamados a servir.

c. Pero nuestra meta última es el hogar cristiano (Palmo Valente)

— Contenido del mensaje nazareno

a. Vamos al hogar cristiano como don del Padre, anunciando y ofreciendo el Verbo Nazareno, que es presencia nazarena del amor encarnado. Como don de la Iglesia vamos como hermanos, colaboradores de Cristo para sembrar la reconciliación y la paz en el amor.

b. Damos al hogar lo que somos, así:

– Lo invitamos a entrar en comunión espiritual con nuestra familia nazarena para que participe del carisma de nuestra vida consagrada en la vivencia nazarena (como hermanos).

– Lo invitamos a vivir sus compromisos del bautismo (como padres), siendo:
   – – Hijo de Dios
   – – Discípulo y hermano del Señor
   – – Apóstoles que prolonguen el misterio nazareno de Cristo y de su famili

– Los invitamos a ser (como maestros) con Cristo y sus padres, Nazaret, familia de Dios, iglesia doméstica, comunidad de esperanza, fe y amor, en dondeÑ
   – – La única ley es el amor: castidad nazarena
   – – La riqueza verdadera es Dios: pobreza nazarena
   – – La felicidad plena es el otro: obediencia nazarena

c. Proponemos al hogar lo que vivimos, invitándolos a organizar su vida doméstica al estilo de nuestra comunidad nazarena, es decir, basada en:

– Una comunión de vida, que se lleva a cabo:
   – – Dando testimonio de la vivencia nazarena por la que el Amor es nuestra vida, Dios es nuestro todo y la comunión fraterna nuestro cielo.

– Una comunión de oración, vivida a través de:
   – – Una intimidad silenciosa y gozosa en Dios.
   – – Atentos y abiertos a la Palabra de Dios y a su voluntad.
   – – Con la celebración gozosa de la fe en la eucaristía en unión con toda la Iglesia.

– Una comunión de acción, a través de:
   – – Dedicación responsable y ejemplar de cada hermano.
   – – Haciendo siempre lo que agrada al Padre en todo.
   – – Un servicio abnegado de edificación, de colaboración, de amor y de fidelidad a los hermanos configurando el hogar cristiano al modelo de la comunidad nazarena.

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