lunes, 21 de febrero de 2022

Biografía de San Pedro Damián


“Tras la tristeza, espera con alegría el gozo que vendrá”, decía el benedictino San Pedro Damián, Doctor de la Iglesia. En una dura época, ayudó con sus escritos y legaciones a la reforma eclesiástica y clerical. Damián significa “el que doma su cuerpo” y su fiesta se celebra cada 21 de febrero.

“Que la esperanza te levante ese gozo, que la caridad encienda tu fervor. Así tu mente, bien saciada, será capaz de olvidar los sufrimientos exteriores y progresará en la posesión de los bienes que contempla en su interior”, decía san Pedro Damián.

Primeros años

Pedro nació en el 1007 en Ravena (Italia) de una familia acomodada pero perdió a sus padres siendo niño y quedó al cuidado de uno de sus hermanos que lo trató como esclavo. Otro hermano, Arcipreste de Ravena, se compadeció y se encargó de su educación. Al sentirse como un hijo, Pedro tomó de su hermano el nombre de Damián. 

Pedro superó el trauma dedicándose intensamente al estudio. Primero en Ravena, mas tarde en Faenza y en Parma, fue un estudiante ejemplar. Desde joven se acostumbró a la oración, vigilia, ayuno, invitaba a los pobres a su mesa y les servía personalmente.

En contra de la riqueza de clérigos y religiosos se hace ermitaño

Enseña con gran éxito: tiene muchos discípulos. En las ciudades italianas del Norte (Ravena, Faenza, Parma), tuvo facultades para criticar el comportamiento de los clérigos seculares así como de los monjes. Tanto el trafico de dinero como el despliegue de riquezas de la jerarquía y de los monasterios le resultaban ofensivos, y le impulsaron a buscar una alternativa a la vida monástica de su tiempo. 

Tiene veintitantos años cuando atraviesa una crisis que le conduce finalmente a la soledad. Conoce casualmente a dos ermitaños de Fonte Avellana, que le escuchan con mucha caridad y le hablan del abad Romualdo. Agradecido, el joven Pedro Damián quiso regalarles un vaso de plata. Ellos se negaron a aceptarlo. Pedro reflexiona: aquellos hombres eran “verdaderamente libres, verdaderamente felices", cuenta Juan de Lodi, su fiel compañero durante sus últimos años y escritor de la vida del ermitaño más influyente de su siglo.

Ingreso en la vida monacal con los benedictinos 
de la reforma de san Romualdo: Fonte Avellana

Pedro Damián quiso ser libre y feliz, como ellos. Decidido a abrazar la vida monástica, no llamó, como Romualdo, a las puertas de una abadía rica y tradicional, sino que se dirigió directamente al eremitorio de Fonte Avellana. Hacia 1035, cuando ingresó, Fonte Avellana era un eremitorio modesto, de orígenes oscuros, como suelen serlo los de las colonias de ermitaños. Los autores suponen que se fundó en el último decenio del siglo X y suelen atribuir su fundación a san Romualdo o a Landolfo, su discípulo. El primer documento que le concierne es el privilegio de exención de la autoridad episcopal y de protección apostólica concedido por Silvestre II (999-1003). 

Al llegar Pedro Damian se componía de un pequeño oratorio en torno al cual se levantaban, sin orden ni concierto, unas pocas celdas, en medio de un bosque salvaje.

Era una comunidad pobre y prácticamente desconocida, por lo que el nuevo ermitaño debió descollar enseguida, aunque solo fuera por su formación literaria y sus conocimientos. Ordenado sacerdote, salía a predicar y enseñar en diversos monasterios. En 1043, fue elegido prior y hacia 1045-1050, compuso una regla para los ermitaños de Fonte Avellana y diversos tratados, casi todos relacionados directamente con la vida monástica.

 Fundó otras cinco comunidades de ermitaños y en todos los monjes buscaba que se fomente el espíritu de retiro, caridad y humildad. De ellos surgieron Santo Domingo Loricato y San Juan de Lodi.

Sobre la ascesis

Para dominar sus bajas pasiones se colocaba correas con espinas (cilicio) debajo de su camisa, se azotaba y ayunaba con pan y agua. Pero su cuerpo, al no estar acostumbrado, se debilitó y empezó a sufrir de insomnio. Comprendió que estos castigos no debían ser tan severos y que la mejor penitencia es la paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen. Esta experiencia le sirvió más adelante para acompañar espiritualmente a otros.

Impulsor de la reforma en las costumbres de los clérigos

Preocupado por la pésima situación espiritual de algunos sectores eclesiásticos, e impulsado por el emperador Enrique III, compuso y dirigió una célebre carta a Clemente II (1048), en la que lo exhortaba a dar un impulso más eficaz a la reforma eclesiástica. La muerte del Papa impidió se tomara ninguna medida en este punto. 

Liber Gomorrhianus



Cardenal y Obispo de Ostia

Varios Papas acudían a Pedro Damian por sus consejos. En 1057 fue ordenado Cardenal y Obispo de Ostia, aun cuando el santo siempre prefirió su vida de ermitaño. Más adelante se le concedería el deseo de volver al convento como simple monje, pero con la condición de que se le podía emplear en el servicio de la Iglesia.

Cisma

El pontificado de Alejandro II (1061-1072) dio de nuevo ocasión a Damián para prestar extraordinarios servicios a la Iglesia y ejercitar su celo apostólico. Al ser nombrado el antipapa, Pedro Damián compuso una de sus más célebres obras, dirigida a la asamblea de Augsburgo de 1062, que contribuyó eficazmente a la solución del cisma. En 1063 desempeñó otra legación, acompañado de Hugón de Cluny, en favor de la abadía de Bourgogne y de otras cluniacenses frente a Drogón, obispo de Macón.

Se dedicó a enviar cartas a muchos Pontífices y personas de alto rango para que se erradique la simonía, que era la compra o venta de lo que es espiritual por bienes materiales, incluyendo cargos eclesiásticos, sacramentos, sacramentales, reliquias y promesas de oración.

Legado del Papa

Por fin, en 1066, se le permite renunciar al obispado de Ostia y regresar a su añorado eremitorio, pero esto no significa que le dejen en paz, pues todavía tuvo que abandonar su amada soledad en servicio de la Iglesia. 

En 1066 acudió a Montecasino, donde pasó veinte días, dando los mejores ejemplos a todos sus moradores. El mismo año fue a Florencia, enviado por Alejandro II, para terminar un conflicto con los monjes de Valleumbrosa. 

Algo más tarde se vio de nuevo forzado a emprender, en nombre del Papa, un viaje a Alemania para tratar con Enrique IV el asunto de su divorcio, y en un concilio hizo triunfar los derechos de la moral cristiana. 

Muerte

El papa Alejandro II envió a Pedro Damián para que resolviera un problema con el Arzobispo de Ravena, que estaba excomulgado por ciertas atrocidades que cometió. Lamentablemente el Santo llegó cuando el Prelado había fallecido, pero convirtió a los cómplices, a quienes les impuso una justa penitencia. 

De regreso a Roma, enfermó por una aguda fiebre en un monasterio de las afueras de Faenza, falleciendo el 22 de febrero de 1072.

Dante Alighieri, en el canto XXI del Paraíso, coloca a san Pedro Damián en el cielo de Saturno, destinado a los espíritus contemplativos. Fue declarado Doctor de la Iglesia en 1828.

Fuentes: aciprensa.com
              Alberto Royo Mejía

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