2 Corintios 3,4-11
Miércoles de las 10 Semana del Tiempo Ordinario, Año I
4 Es Cristo el que nos da esta seguridad delante de Dios,
5 no porque podamos atribuirnos algo que venga de nosotros mismos,
5 no porque podamos atribuirnos algo que venga de nosotros mismos,
ya que toda nuestra capacidad viene de Dios.
6 Él nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva Alianza, que no reside en la letra,
sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
7 Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte –grabado sobre piedras– fue inaugurado con tanta
7 Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte –grabado sobre piedras– fue inaugurado con tanta
gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés, por el resplandor –aunque
pasajero– de ese rostro,
8 ¡cuánto más glorioso será el ministerio del Espíritu!
9 Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso,
8 ¡cuánto más glorioso será el ministerio del Espíritu!
9 Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso,
¡cuál no será la gloria del ministerio que conduce a la justicia!
10 En realidad, aquello que fue glorioso bajo cierto aspecto ya no lo es más en comparación con esta
gloria extraordinaria.
11 Porque si lo que era transitorio se ha manifestado con tanta gloria, ¡cuánto más glorioso será lo que
11 Porque si lo que era transitorio se ha manifestado con tanta gloria, ¡cuánto más glorioso será lo que
es permanente!
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