Gracias, Señor, por el regalo de la fe
y la llamada al servicio
en la familia de los hijos e hijas de Dios.
Tú, que conoces mis debilidades y pecados,
renueva otra vez en mí el don
de la fidelidad, la alegría,
la sabiduría, el sacrificio,
la paz, la caridad,
y otros muchos dones que sabes
que necesito para la misión
que me encomendaste el día
de mi ordenación sacerdotal.
Que mi humildad sea más visible que mi orgullo,
que mi disponibilidad sea más visible que mi bienestar,
que mi valentía sea más visible que mis temores,
que mi perdón sea más visible que mi enfado,
que mi luz sea más visible que mi oscuridad,
que mi amor sea más visible que mi egoismo,
en fin, que Tú seas más visible que yo.
Confío siempre en tu guía y protección
a sabiendas de que incluso cuando soy
un obstáculo para tus planes y providencia,
Tú encuentras la manera de hacer que donde
abundó el pecado sobreabundó tu gracia.
Por todo ello, gracias, Señor.
y la llamada al servicio
en la familia de los hijos e hijas de Dios.
Tú, que conoces mis debilidades y pecados,
renueva otra vez en mí el don
de la fidelidad, la alegría,
la sabiduría, el sacrificio,
la paz, la caridad,
y otros muchos dones que sabes
que necesito para la misión
que me encomendaste el día
de mi ordenación sacerdotal.
Que mi humildad sea más visible que mi orgullo,
que mi disponibilidad sea más visible que mi bienestar,
que mi valentía sea más visible que mis temores,
que mi perdón sea más visible que mi enfado,
que mi luz sea más visible que mi oscuridad,
que mi amor sea más visible que mi egoismo,
en fin, que Tú seas más visible que yo.
Confío siempre en tu guía y protección
a sabiendas de que incluso cuando soy
un obstáculo para tus planes y providencia,
Tú encuentras la manera de hacer que donde
abundó el pecado sobreabundó tu gracia.
Por todo ello, gracias, Señor.
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