viernes, 6 de junio de 2014

Renovación Parroquial: "Comunidad de comunidades: una nueva parroquia. La conversión pastoral de la parroquia"


Fue presentado ayer, 4 de junio, por Don Leonardo Steiner, obispo auxiliar de Brasilia y Secretario General de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños, el nuevo documento de los obispos brasileños sobre la renovación parroquial, que tiene por título “Comunidad de comunidades: una nueva parroquia. La conversión pastoral de la parroquia”.

En Brasil, el término parroquia engloba diferentes realidades. En muchos casos es constituida por un gran número de comunidades, esparcidas en amplios territorios, sobre todo en la región amazónica, acompañadas generalmente por un sacerdote. En mi caso, acompaño dos parroquias, que juntas suman 54 comunidades, en un territorio que en ambos casos supera los mil kilómetros cuadrados, donde intento hacerme presente una vez por mes, cosa que no siempre consigo.

Este documento propone reflexiones y acciones prácticas para una conversión pastoral de la parroquia. Es fruto de un trabajo de casi dos años, cuyo primer paso fue la elaboración de un documento de estudio que fue lanzado en la 51ª Asamblea General, celebrada en Aparecida en mayo de 2013, y que sirvió como punto de partida para un estudio que fue realizado en diferentes niveles y que tuvo como resultado final este documento oficial, aprobado en los primeros días de mayo en la 52ª Asamblea General de la CNBB.

En palabras del Secretario General de los obispos brasileños el nuevo documento, “va a ayudarnos a ser presencia del Evangelio de manera fecunda y samaritana, en el anuncio del Reino de Dios”, recordando que la Iglesia tiene su origen en la comunidad. En ese sentido, continuó destacando que “el Documento busca iluminar nuestro ser Iglesia, siendo comunidad de los que viven de Cristo Jesús, iluminados y guiados por la fuerza y la suavidad del Espíritu Santo, acogidos por la bondad materna del Padre”.

Hay grandes diferencias entre el documento de estudio elaborado el año pasado y el documento oficial, lo que pone de manifiesto que el trabajo realizado en diferentes niveles eclesiales fue tenido en cuenta, siendo esto constatado por don Sergio Castriani, arzobispo de Manaos, que presidió la comisión de redacción del Documento: “El Documento nº 100 es una nueva redacción, con contribuciones del estudio. Hubo cambios en los capítulos, ajustes en el texto y novedades a partir de las sugerencias enviadas por las diócesis.”

El Documento parte de una visión general de la realidad socio-eclesial, para así poder descubrir en qué debe consistir la conversión pastoral propuesta, lo que es recogido en el primer capítulo. A partir de ahí, estos aspectos son fundamentados bíblica, histórica y teológicamente a lo largo de los tres capítulos siguientes, para en el quinto capítulo presentar quienes son los sujetos de la Conversión Parroquial y que tareas deben ser desempeñadas por cada uno de ellos, comenzando por los obispos y continuando con los presbíteros, religiosos y laicos, que viven su vida de fe en diferentes realidades. Por último, el sexto capítulo, presenta una serie de propuestas pastorales, que deberán concretarse en los diferentes niveles eclesiales.

Podríamos decir que los elementos claves del Documento giran en torno de las propuestas del Vaticano II, pero no cabe duda de la gran influencia de las ideas del Papa Francisco en este escrito, pues el Documento de Aparecida, del cual fue relator siendo arzobispo de Buenos Aires, y la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, son los textos más citados en sus páginas.

En este sentido, se indican como puntos estratégicos la valorización y formación de los laicos y el incentivo de la participación del laicado y de los ministerios laicales, la conversión pastoral, la vivencia de la fe en pequeñas comunidades y el estar en un estado permanente de misión, aspectos que ya aparecen reflejados en la introducción: “Básicamente, la conversión pastoral de la parroquia consiste en ampliar la formación de pequeñas comunidades de discípulos convertidos por la Palabra de Dios y conscientes de la urgencia de vivir en estado permanente de misión. Eso implica revisar las actuaciones de los ministros ordenados, consagrados y laicos, superando la acomodación y el desánimo. El discípulo de Jesucristo percibe que la urgencia de la misión supone desinstalarse e ir al encuentro de los hermanos.”

Podríamos decir que en algunos aspectos este Documento provoca cuestionamientos revolucionarios, también sobre elementos básicos para la vida del cristiano, como es la Eucaristía. En este sentido, el documento constata que “Millares de comunidades no tienen oportunidad de participar de la Eucaristía todos los domingos”, por lo que “se hace urgente la búsqueda de soluciones duraderas para que las comunidades puedan contar con la celebración eucarística”, aspecto que ya fue cuestionado pocos días atrás por Don Erwin Kraütler, obispo en la región amazónica brasileña, donde muchas comunidades sólo tienen la posibilidad de celebrar la eucaristía una o dos veces por año.

Hacer realidad lo que recoge el Documento va a suponer una revitalización de la parroquia como instrumento evangelizador: “Delante del gran número de bautizados apartados de la vida comunitaria es urgente ejercer mejor la acogida, dialogando y proponiendo caminos a aquellos que se sienten distanciados”. Para ello no es necesario inventar nada nuevo y sí volver a las fuentes, al espíritu de las primeras comunidades cristianas, que a partir de la responsabilidad común, que nace del bautismo, y del impulso misionero consiguieron perpetuar el mensaje de Jesús de Nazaret.

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