sábado, 28 de junio de 2014

28 de junio: SAN IRENEO, por Celestino Hueso, S.F.



Su nombre significa pacificador y justo eso fue lo que hizo san Ireneo durante toda su vida. Le tocó vivir una época muy complicada por las persecuciones y los errores sobre la fe como los gnósticos, montanistas y otras “yerbas” y siempre supo mantener el equilibrio y dar serenidad a la Iglesia.

Fue discípulo de san Policarpo, que, recordemos, había sido discípulo de san Juan evangelista, y para defender la verdadera fe escribió su famoso tratado “Adversus haereses” (Contra los herejes).

San Ireneo fue un santo viajero, como san Pablo, y eso le salvó la vida cuando la persecución de los mártires de Lyon pues había ido a Roma a encontrarse con el Papa. A su regreso en el año 178 fue elegido obispo de esa ciudad y allí permaneció hasta su muerte, según parece, martirizado, dando siempre ejemplos de sabiduría y equilibrio y, sobre todo, de bondad y santidad.

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