sábado, 27 de febrero de 2010

EL EVANGELIO DE LA SAGRADA FAMILIA: La Transfiguracion

EL EVANGELIO DE NAZARET

          La Transfiguración:
          Mateo 17,1-8
          Marcos 9,2-8
          Lucas 9,28-36


APRENDER A MIRAR A JESUS CON LOS OJOS DEL PADRE

Poco antes del episodio de la transfiguración, Pedro nos dice quién es Jesús: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo", Mateo 16,13-19; Marcos 8,27-29; Lucas 9,18-20

En el evangelio de Mateo, Jesús alaba a Simón (Pedro) porque "ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre". Ahora, otra vez..., el Padre le dice a Pedro, Santiago y Juan: "Este es mi hijo amado, escuchadle".

Estas "repeticiones" del Padre no se deben a su "mala memoria" (en mi casa diríamos que el Padre se está haciendo mayor y repetirse es síntoma de que comienza a "chochear"), sino un AVISO para el discípulo y para la comunidad que escucha el evangelio.

Cuando el Padre repite sus palabras es porque sabe que todavía no hemos eschuchado o comprendido; vaya, que todavía no nos hemos enterado! Así que Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan, a lo alto de una montaña para ver si estando más cerca de las "alturas" hay alguna posibilidad de que escuchen mejor.

Para Pedro, volver a escuchar lo que a su modo ya había dicho antes, fue una señal. La misma señal descubrirá cuando Jesús le pregunte varias veces seguidas: "¿Pedro, me amas?" "Tú sabes que te amo" contestará, sin embargo, Pedro siente que algo se está rompiendo en su interior: algo está muriendo y algo está naciendo dentro de él, aunque todavía no sabe qué o quién es.

NUEVO Y ANTIGUO TESTAMENTO

No nos debe pasar desapercibido el cambio de actitud del Padre. En el Antiguo Testamento el Padre parece arrepentido de habernos creado "a su imagen y semejanza" (Génesis 1,26). Sus hijos le han decepcionado profundamente, de modo que... se las apañen solos. La separación entre el Padre y sus hijos es tal, que "ver al Padre" significa "despídete porque vas a morir!". Cuando Moisés pregunta: "¿Quién eres?" la respuesta es: "Yo soy el que soy!", o dicho de otro modo: "Ya te irás enterando..."

En realidad, el Padre sigue intentado que sus hijos aprendan de otro modo lo que deberían haber aprendido a su lado. Solo así tiene sentido que el Padre envíe a su Hijo, "no para condenar al mundo sino para salvarlo". Sin embargo, el problema entre nosotros sigue siendo el mismo: Adán y Eva vieron al Padre con sus "nuevos ojos" y quedaron temerosos y confundidos. El mismo problema tienen Pedro, Santiago y Juan: "Eschuchan al Padre" con los "oídos de de sus antepasados", y siguen temerosos y confundidos.

PEDRO

En el evangelio de Marcos y Lucas (Mateo es más discreto), Pedro intuye que deberían "hacer algo" pero no sabe el qué. Por este motivo, se le ocurre la idea de "levantar tres tiendas o hacer tres chozas". En realidad, Pedro no está del todo desacertado: ¡el Padre no los quiere pasivos!, por eso les dice a los tres: "Escúchenlo".

Para el Padre, "escuchar" es mucho más exigente que "poner el oido". "Escuchar" quiere decir: "¡Espabilen de una vez y hagan lo que él (Jesús) les diga!"

SIN EMBARGO, SIGUEN SIN ENTENDER

Los evangelistas, Mateo, Marcos y Lucas, dejan muy claro al final del episodio que los discípulos seguían sin enterarse. Los tres nos están diciendo que no conocemos al Padre y al Hijo, que no entenderemos sus palabras "solo poniendo el oído". Hay que caminar, hay que bajar de la montaña donde nos hemos subido para volver a subir con la intención purificada.


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