sábado, 24 de junio de 2023

Isaías 49,1-13: La misión

La misión
Isaías 49,1-6

1 Escúchenme, islas; presten atención, pueblos lejanos: 
   Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. 
2 Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; 
   me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba 


3 y me dijo: Tú eres mi siervo –Israel–, de quien estoy orgulloso. 
4 Mientras yo pensaba: En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas; 
   en realidad mi derecho lo defendía el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.
5 Y ahora habla el Señor, que ya en el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, 
   para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–:
6 Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; 
   te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
7 Así dice el Señor, redentor y Santo de Israel, al despreciado, al aborrecido de las naciones, 
   al esclavo de los tiranos: Te verán los reyes, y se pondrán de pie; los príncipes, y se postrarán; 
   porque el Señor es fiel, porque el Santo de Israel te ha elegido. 
8 Así dice el Señor: En tiempo de gracia te he respondido, en el día de la salvación te he auxiliado; 
   te he defendido y constituido alianza del pueblo; para restaurar el país, 
   para repartir las herencias devastadas, 
9 para decir a los cautivos: Salgan; a los que están en tinieblas: 
   Vengan a la luz; aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; 
10 no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el viento ardiente ni el sol; 
     porque los conduce el que los compadece y los guía a manantiales de agua. 
11 Convertiré mis montes en caminos y mis senderos se nivelarán. 
12 Miren, unos vienen de un país remoto; miren, otros del norte y del occidente, 
     y aquellos del país de Siene. 
13 Grita de alegría, cielo; alégrate, tierra; prorrumpan en aclamaciones, montañas, 
     porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados.

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