lunes, 16 de enero de 2017

LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Hebreos 5:1-10
Salmo 109: Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec
Marcos 2:18-22

Hebreos 5:1-10

Porque todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y está constituido en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz de comprender a ignorantes y extraviados, porque está también él envuelto en flaqueza. Y a causa de la misma debe ofrecer por sus propios pecados lo mismo que por los del pueblo. Y nadie se arroga tal dignidad, si no es llamado por Dios, lo mismo que Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se atribuyó el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió de quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para la eternidad, a la manera de Melquisedec. El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, por los padecimientos aprendió la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamado por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec.

Salmo 109: Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec

Oráculo del Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha
y haré de tus enemigos estrados de tus pies.
R. Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec

Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
R. Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec

Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré como rocío,
antes de la aurora.
R. Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.
R. Tú eres sacerdote eterno 
según el rito de Melquisedec

Marcos 2:18-22

Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echarían a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos.»

No hay comentarios: