sábado, 29 de noviembre de 2025

Primer Domingo de Adviento, Año A (Lecturas)

Isaías 2,1-5
Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor
Romanos 13,11-14a
Mateo 24,37-44


Isaías 2,1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.


Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
R. Vamos alegres a la casa del Señor



Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» 

sábado, 15 de noviembre de 2025

Domingo de la 33 Semana del Tiempo Ordinario, C


Comentario por Julio González, S.F.
 
Nos aproximamos al final del año litúrgico y los discursos y mensajes apocalípticos van a ser muy normales en estas dos últimas semanas. La crisis, los hechos y los acontecimientos, que afectan a las vidas de las personas se mezclan con sus emociones, expectativas, miedos y dramas; por eso, las imágenes y los símbolos utilizados en los episodios que proclaman la llegada del final son tan ilustrativos y variados como difíciles de asimilar.
 
Para entender estos episodios con tinte apocalíptico podemos cambiar el anuncio del final del mundo por el anuncio del final de una época, una cultura, unos valores, unas prioridades, etc.
 
¿Que pasaría si un presentador o un periodista anunciara hoy el final del mundo? Seguramente muchos pensaríamos que es una broma. Pero ¿qué pasaría si ese mismo presentador o periodista dijera que nuestra cultura, estilo de vida, forma de gobierno, valores y prioridades, van a desaparecer junto con los políticos, banqueros, hombres de negocios? Entonces, más de uno prestaría atención.
 
Esto nos ayuda a comprender mejor los motivos y el alcance del discurso apocalíptico muy presente en algunos pasajes de la Biblia. Porque el mensaje apocalíptico de Jesús no se refiere tanto al final del mundo cuanto al final de una época con una novedad que alumbrará un nuevo estilo de vida en las personas: un "nacer de nuevo".
 
Este anuncio en lugar de asustarnos debería motivarnos a estar "vigilantes y alerta" porque también nosotros vivimos el final de una época. Observando a los ancianos de mi parroquia me doy cuenta de que una cultura esta expirando y otra cultura está naciendo. Al recordar las historias, experiencias y anécdotas que mis abuelos y padres compartieron conmigo no puedo evitar sentir la nostalgia de un mundo que está finalizando, si es que no ha finalizado ya. El momento histórico que ahora nos toca vivir es similar a una encrucijada, a un cruce de caminos. Algunos quieren dar marcha atrás pero las promesas de Dios no son para iluminar el pasado sino el por-venir. Por eso, el evangelio de hoy es tan importante para todos.
 
Jesús de Nazaret no anuncia solamente el final de una sociedad sino el final de un templo y de una manera de practicar la religión. A Jesús no parece importarle demasiado lo que hacen los soldados romanos y el emperador; su mensaje y enseñanzas se centran en otros individuos, otras instituciones, otros asuntos muy sensibles a la religiosidad y mentalidad de su propio pueblo.

martes, 9 de septiembre de 2025

Origen de la palabra "educar"

La palabra EDUCAR proviene del latín y tiene un doble origen en los verbos educare y educere.

Educāre significa "criar", "nutrir" o "alimentar", “llenar de conocimiento”. Se centra en proporcionar los medios para el desarrollo, como el alimento (físico e intelectual) y el conocimiento, desde una perspectiva de un proceso "de dentro hacia fuera".

Educere significa "sacar de", "extraer", "conducir hacia afuera", “guiar”. Implica sacar a una persona de un estado primitivo, como un proceso de desarrollo personal e intelectual hacia un estado de mayor plenitud y realización.

Juntas, estas raíces etimológicas sugieren que educar es tanto un proceso de desarrollo de las capacidades y habilidades de una persona como una guía para nutrirla y sacarla hacia su pleno potencial. La etimología de "educar" abarca ambas ideas: una labor de nutrición y formación (educare) y un acto de conducción y liberación (educere), donde el individuo se desarrolla hacia su máximo potencial.


sábado, 19 de abril de 2025

Tiempo Pascual

 LITURGIA



PASCUA
para comprender



CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA



LECTURAS Y COMENTARIOS


PRIMER DOMINGO DE RESURRECCIÓN  

Lunes de la Octava de Pascua
Martes de la Octava de Pascua
Miércoles de la Octava de Pascua
Jueves de la Octava de Pascua
Viernes de la Octava de Pascua
Sábado de la Octava de Pascua

SEGUNDO DOMINGO DE RESURRECCIÓN
O DOMINGO DE LA MISERICORDIA

Lunes de la Segunda Semana de Pascua
Martes de la Segunda Semana Pascua
Miércoles de la Segunda Semana de Pascua
Jueves de la Segunda Semana de Pascua
Viernes de la Segunda Semana de Pascua
Sábado de la Segunda Semana de Pascua


TERCER DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Lunes de la Tercera Semana de Pascua
Martes de la Tercera Semana de Pascua
Miércoles de la Tercera Semana de Pascua
Jueves de la Tercera Semana de Pascua
Viernes de la Tercera Semana de Pascua
Sábado de la Tercera Semana de Pascua


CUARTO DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Lunes de la Cuarta Semana de Pascua
Martes de la Cuarta Semana de Pascua
Miércoles de la Cuarta Semana de Pascua
Jueves de la Cuarta Semana de Pascua
Viernes de la Cuarta Semana de Pascua
Sábado de la Cuarta Semana de Pascua


QUINTO DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Lunes de la Quinta Semana de Pascua 
Martes de la Quinta Semana de Pascua
Miércoles de la Quinta Semana de Pascua
Jueves de la Quinta Semana de Pascua
Viernes de la Quinta Semana de Pascua
Sábado de la Quinta Semana de Pascua


SEXTO DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Año A  Año B  Año C  

Lunes de Sexta Semana de Pascua
Martes de la Sexta Semana de Pascua
Miércoles de la Sexta Semana de Pascua
Jueves de la Sexta Semana de Pascua
Viernes de la Sexta Semana de Pascua
Sábado de la Sexta Semana de Pascua


DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

http://josemanyanet.blogspot.com/2017/05/domingo-de-la-ascension-del-senor.html

Lunes de la Séptima Semana de Pascua
Martes de la Séptima Semana de Pascua
Miércoles de la Séptima Semana de Pascua
Jueves de la Séptima Semana de Pascua
Viernes de la Séptima Semana de Pacua
Sábado de la Séptima Semana de Pascua


DOMINGO DE PENTECOSTÉS

http://josemanyanet.blogspot.com/2017/06/domingo-de-pentecostes-solemnidad.html

lunes, 17 de marzo de 2025

17 de marzo: SAN PATRICIO



En días como este 17 de marzo, precisamente, es cada vez más conocida una celebración de patente muy «british»: la de su patrón, san Patricio. Es casi imposible no haber oído hablar de este personaje y de su relación con el color verde. Pero… ¿Quién era y cómo logró convertirse en uno de los hombres más importantes de Irlanda? Hoy, aprovechando la fecha que marca el calendario, te lo explicamos.

Las principales fuentes afirman que el momento exacto de su nacimiento es difícil de determinar, aunque se suele ubicar su llegada al mundo entre los años 385 y 387. Esta última fecha es señalada por los sacerdotes John Trigilio y Kenneth Brighenti en sus diferentes textos sobre la Fe Católica (entre ellos, el original–aunque no por ello menos didáctico- libro «Catolicismo para Dummies»).

No hay tanta controversia al hacer referencia a la tierra que vio su alumbramiento ya que, en este caso, se suele asumir que fue Kilpatrick (en Dumbarton, Escocia).

Las fuentes más fabulosas (entre las que destaca la obra «Flos santorum» o «Libro de la vida de los santos») coinciden con las históricas en que el padre del pequeño era un oficial romano llamado Calfurnio y su madre una tal Conquesa.

El pequeño Patrick creció trabajando en el campo, aunque también adoraba instruirse en el arte de las letras. Poco más se sabe de su juventud, aunque –como santo que fue posteriormente- se ha creado una leyenda a su alrededor que afirma que, durante sus primeros años de vida, era de capaz de llevar a cabo milagros tan curiosos como los realizados por Moisés. Así se afirma, al menos, en «Flos Santorum»: «Mojando el niño tres dedos en las aguas, después de haber hecho oración las ruzió en forma de Cruz en honra de la Santísima Trinidad, al punto de que retiró la corriente durante una inundación».

De Irlanda a Francia

Andase lo que andase haciendo Patrick, a los 16 años su vida se fue a pique cuando fue raptado por piratas y, posteriormente, tuvo que pasar por el trauma de ser vendido como esclavo en Irlanda. Aquello le granjeó pasar seis años en las verdes campiñas de los «leprechauns», lo que le permitió empaparse del idioma y las creencias de la zona.

Nuevamente, el devenir del futuro santo es en este punto intrigante. Y es que, en el libro que posteriormente escribió («Confesiones») afirma que, durante su tiempo de cautiverio, estuvo continuamente rezando para que Dios le desvelase qué podía hacer.

«Cien veces al día, y otras tantas de noche, se hincaba de rodillas a hacer oración. Su sustento eran las hierbas del campo y otros manjares groseros, creciendo siempre en espíritu», se explica en «Flos santorum».

Así fue como, un día, decidió que tenía que escapar y caminar cientos de kilómetros hasta la costa, donde sabía que le esperaba un barco dispuesto a sacarle de allí. Para su suerte, así sucedió, por lo que puso rumbo a Francia.

¿Qué hizo Patrick en sus primeras horas de libertad? Al parecer, se puso bajo las órdenes del obispo de San Germán con el objetivo de iniciarse en la vida monástica. «En Francia fue educado en un monasterio, seguramente en la isla de Lerins», explica Louis de Wohl en «Fundada sobre roca: historia breve de la Iglesia».

Ya sacerdote, nuestro protagonista viajó hasta Roma, donde el Papa Celestino I le consagró obispo y le conminó a volver a Irlanda para predicar sus creencias y acabar con las de los druidas. Una misión que el joven religioso aceptó de buen agrado.

«Cuando el feroz obispo soldado Germanos de Auxerre fue despachado a Gran Bretaña para que manejara allí el movimiento de Pelagio [una creencia considerada como hereje por la Iglesia], Patricio le acompañó como parte de su séquito» explica, en este caso, Alexei Kondratiev en su obra «Rituales celtas».

En palabras de este experto, aquel viaje pudo ser una prueba para saber si, tras tantos años viviendo en la zona, Patrick era realmente un seguidor del catolicismo. Y vaya si lo demostró. Así lo afirma Umberto Eco en su texto «La edad media: bárbaros», donde explica que nuestro protagonista se centró absolutamente en su labor misionera (lo que le impidió dejar más allá de algunos pequeños escritos).

Trabajando por la Iglesia

Una vez de regreso en Irlanda, Patrick inició su labor evangelizadora luchando contra las creencias de la zona (representadas principalmente en los druidas o «sacerdotes paganos»). Según se dice, pasó sus días en una cueva apartada que fue conocida como el «Purgatorio de San Patricio» por las penurias que sufría en ella.

Con todo, y a pesar de que no era muy ducho en el latín (se definía a sí mismo como «burdo y escaso conocedor de esta lengua»), inició a los habitantes de la zona en dicha religión. «San Patricio se esforzó por conciliar la necesidad de leer y comprender las Sagradas Escrituras con la exigencia de dar una forma certera a la organización eclesiástica y difundir la práctica litúrgica», añade Eco.

Tras regresar a Roma para dar cuenta de su labor, fundó varias iglesias en Francia. No le resultó fácil, pues los franceses andaban también escasos de latín, y fue un esfuerzo extra hacerles llegar su mensaje.

La tradición nos dice que Patrick explicaba a sus crecientes seguidores los misterios de la Santísima Trinidad usando un trébol de tres hojas (ya que, al igual que él, un único «tallo» se dividía en Padre, Hijo y Espíritu Santo).

También se afirma que acabó (literalmente) con las víboras de Irlanda y que fundó una iglesia en la que luchaba habitualmente contra los pequeños duendes que invocaban contra él los druidas paganos (esta última parte, totalmente fabulosa). En todo caso, pasó unas tres décadas evangelizando la región, fundando monasterios y nombrando sacerdotes. Así, logró convertirse en todo un «patrón» de la zona.

Tras regresar a Roma para dar cuenta de su labor, fundó varias iglesias en Francia. Finalmente, acabó sus días en este mundo un 17 de marzo de un año indeterminado. Las fechas que se barajan son –atendiendo a las fuentes consultadas- el año 460 (de Wohl); el 461 (Eco) o, según otros, después de la década de los 90 de ese siglo. Los escritos más clásicos afirman incluso que llegó a atesorar la friolera de más de un siglo de vida. En todo caso, cuando Irlanda (o EEUU, debido a la ingente cantidad de inmigrantes de la zona) celebran San Patricio, están celebrando su evangelización.

Autor: Manuel P. Villatoro
ABC Historia

sábado, 4 de enero de 2025

2 DOMINGO DESPUES DE NAVIDAD (Lecturas)

Eclesiástico 24,1-2.8-12
Salmo 147,12-13.14-15.19-20
R/. La Palabra se hizo carne 
y acampó entre nosotros
Efesios 1,3-6.15-18
Juan 1,1-18

Eclesiástico 24,1-2.8-12

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades. En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos. El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: «Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.» Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás. En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.

Salmo 147,12-13.14-15.19-20
R/. La Palabra se hizo carne 
y acampó entre nosotros

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R/. La Palabra se hizo carne 
y acampó entre nosotros

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
R/. La Palabra se hizo carne 
y acampó entre nosotros

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
R/. La Palabra se hizo carne 
y acampó entre nosotros

Efesios 1,3-6.15-18

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.


En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer. 

jueves, 2 de enero de 2025

SAN BASILIO, Obispo de Cesarea y Doctor de la Iglesia, por Benedicto XVI



San Basilio, obispo y Dóctor de la Iglesia, es maestro de vida para los cristianos de hoy. Nació en torno al año 330 en el seno de una familia de santos (tres de sus nueve hermanos son santos).

Antes de ser elegido obispo abrazó la vida monacal, creando «un monaquismo muy particular: no estaba cerrado a la comunidad de la Iglesia local, sino abierto a ella».

Combatió el arrianismo; escribió muchas e importantes obras y, principalmente, reglas monásticas, por las que se rigen aún muchos monjes orientales; ayudó en gran manera a los pobres. Murió el 1 de enero del año 379

Intervención de Benedicto XVI 
en la que presentó la figura de san basilio:

Si bien san Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia, en la actual Turquía, falleció en el año 379, sigue siendo hoy un maestro de vida cristiana, considera Benedicto XVI. A este padre de la Iglesia dedicó su intervención durante la semanal audiencia general, del miércoles 4 julio 2007, en la que participaron doce mil peregrinos, primero en la Basílica de San Pedro del Vaticano y luego en el Aula Pablo VI.

«Fue un hombre que vivió con la mirada puesta en Cristo, un hombre del amor por el prójimo», dijo el Papa. «Lleno de la esperanza y de la alegría de la fe, Basilio nos muestra cómo ser realmente cristianos», añadió.

El obispo de Roma releyó el programa de vida que el mismo Basilio había adoptado: «apóstol y ministro de Cristo, dispensador de los misterios de Dios, heraldo del reino, modelo y regla de piedad, ojo del cuerpo de la Iglesia, pastor de las ovejas de Cristo, médico piadoso, padre y nodriza, cooperador de Dios, agricultor de Dios, constructor del templo de Dios».

Basilio nació en torno al año 330 en el seno de una familia de santos (tres de sus nueve hermanos son santos). Antes de ser elegido obispo abrazó la vida monacal, creando « un monaquismo muy particular: no estaba cerrado a la comunidad de la Iglesia local, sino abierto a ella».

«Sus monjes formaban parte de la Iglesia local, eran su núcleo animador que, precediendo a los demás fieles en el seguimiento de Cristo y no sólo de la fe, mostraba su firme adhesión a Él, el amor por Él, sobre todo en las obras de caridad».

«Estos monjes, que tenían escuelas y hospitales, estaban al servicio de los pobres y de este modo mostraron la vida cristiana de una manera completa», explicó Benedicto XVI.

«Como obispo y pastor de su extendida diócesis --siguió recordando--, Basilio se preocupó por las difíciles condiciones materiales en las que vivían los fieles; denunció con firmeza el mal; se comprometió con los pobres y los marginados; intervino ante los gobernantes para aliviar los sufrimientos de la población, sobre todo en momentos de calamidad; veló por la libertad de la Iglesia, enfrentándose a los potentes para defender el derecho de profesar la verdadera fe».

«Dio testimonio de Dios, que es amor y caridad, con la construcción de varios hospicios para necesitados, una especie de ciudad de la misericordia, que tomó su nombre “Basiliade”. En ella hunden sus raíces las los modernos hospitales para la atención de los enfermos», indicó.

«En su amor por Cristo y su Evangelio», dijo el Papa, este padre de la Iglesia «se comprometió también por sanar las divisiones dentro de la Iglesia, tratando siempre de que todos se convirtieran a Cristo y a su Palabra, fuerza unificadora, a la que todos los creyentes tienen que obedecer».