viernes, 25 de diciembre de 2020

25 de diciembre: La Natividad del Señor


Lecturas de la Misa de la Vigilia de Navidad

Lecturas de la Misa de Medianoche
Lecturas de la Misa del Día de Navidad


Arte:
Alberto Durero, Natividad 9,
Bartolomé E Murillo, Natividad con ángeles (3)
Betty Brantmayer, Natividad con animales,
Caroline Sando, Natividad India (18)
Charlie Carrillo, Natividad con ángel (6)
Chile, Natividad (20),
Colegio Padre Manyanet, Natividad (14),
Diana Bryer, Natividad (17),
Eskimo, Natividad (22),
Fra Angelico, Natividad (12),
Jozsef Dragan, Natividad (16),
Lorenzo Di Credi, Natividad (11),
Lorenzo Lotto, Natividad (10),
Monastery of Our Lady of Angels, Natividad 6,
National Shrine of Our Lady of Lourdes, Natividad 7
Nazarenum:
   Natividad,
   Natividad 2,
   Natividad 3,
   Natividad 4,
   Natividad con ángeles,
   Natividad con ángeles 2,
   Natividad con ángeles (5),
   Natividad con animales (2),
   Natividad con anuncio a los pastores,
   Natividad con Boys Scouts,
   Natividad con niños,
   Natividad con Espíritu Santo (paloma),
   Natividad con palomas,
   Natividad con el ángel Gabriel,
   Natividad con san Juan Bautista,
   Nativdad con reyes magos, Herodes, pastores,
Nicolas Poussin, Natividad 8,
Rembrandt Van Rij, Natividad con ángeles (4)
Sandro Botticelli, Natividad (13)
Perú, Natividad (19),
Templo de la Sagrada Familia, Natividad (15),
Teodora Blanco, Natividad 5,
Zimbawe, Natividad (21),

Artículos y comentarios:
  De la fecha en que nació Jesús
  Del año en que nació Jesús

sábado, 21 de noviembre de 2020

Levítico 27,30-34: Los diezmos

Levítico 27,30-34:
Los diezmos

30 La décima parte de lo que produce la tierra –tanto los campos sembrados como los árboles frutales– pertenece al Señor: es una cosa consagrada al Señor.
31 Si un hombre quiere rescatar alguna parte de sus diezmos, deberá añadir un quinto de su valor.
32 La décima parte del ganado mayor o menor –o sea, uno cada diez de todos los animales que pasan bajo el cayado del pastor– será consagrada al Señor.
33 Nadie deberá seleccionar entre lo bueno y lo malo, o sustituir uno por otro. Si hace el sustituto serán una cosa sagrada, y no se los podrá rescatar.
34 Estos son los mandamientos que el Señor dio a Moisés para los israelitas sobre la montaña del Sinaí.

Levítico 27,28-29 Los bienes consagrados al exterminio

Levítico 27,28-29:
Los bienes consagrados al exterminio

28 Ninguno de los bienes que pertenecen a una persona –ya sea un hombre, un animal o un campo de su propiedad– podrá ser vendido o rescatado si ha sido consagrado al Señor por el exterminio total: todas esas cosas están exclusivamente consagradas al Señor.
29 Tampoco podrá ser liberada ninguna persona que deba ser exterminada, sino que se le hará morir.

Levítico 27,26-27: El rescate de los primogénitos

Levítico 27,26-27:
El rescate de los primogénitos

26 Sin embargo, nadie podrá consagrar un primogénito de su ganado, ya que, por ser primogénito, pertenece al Señor: sea que se trate de un ternero o de un cordero, pertenecen al Señor.
27 Pero si se trata de animales impuros, podrán ser rescatados por la suma en que hayan sido tasados, añadiendo una quinta parte de su valor. Si no es rescatado, el animal será vendido por la suma establecida.

Levítico 27,16-25: Los campos

Levítico 27,16-25:
Los campos

16 Si un hombre consagra al Señor algún terreno de su propiedad, este será tasado según la cantidad de semilla que se pueda sembrar en él: cincuenta siclos de plata por cada cuatrocientos kilos de semilla de cebada.
17 Si lo consagra en el año mismo del jubileo, se mantendrá esta tasación.
18 Pero si consagra su campo después del jubileo, el sacerdote deberá computar el precio en razón de los años que falten para el jubileo, y así se hará el descuento correspondiente.
19 Si el que consagró su campo lo quiere rescatar, tendrá que añadir un quinto a la suma en que ha sido tasado, y así volverá a ser suyo.
20 Pero si no rescata su campo y este es vendido a otro, ya no será rescatable:
21 cuando quede libre en el año jubilar, será consagrado al Señor como si fuera un terreno interdicto, y pasará a ser propiedad del sacerdote.
22 Si alguien consagra al Señor un campo que compró, pero que no es terreno de su propiedad,
23 deberá computar el importe de su valor hasta el año del jubileo, y la persona pagará ese mismo día la suma en que ha sido tasado, como una ofrenda consagrada al Señor.
24 En el año jubilar el campo volverá al que lo vendió, o sea, al verdadero propietario de la tierra.
25 Todas las tasaciones se harán en siclos del Santuario; cada siclo equivale a veinte gueras.

Levítico 27,14-15: Las casas

Levítico 27,14-15:
Las casas

14 Si un hombre consagra su casa al Señor, el sacerdote deberá tasarla. Sea alta o baja, se aceptará la tasación fijada por el sacerdote.
15 Y si el que consagró su casa desea rescatarla, deberá añadir un quinto a la suma en que ha sido tasada, y así volverá a ser suya.

Levítico 27,9-13: Los animales

Levítico 27,9-13:
Los animales

9 Si alguien entrega un animal de los que pueden ser presentados al Señor como ofrenda, el animal ofrecido será una cosa sagrada.
10 No está permitido cambiarlo o sustituirlo por otro, ya sea bueno por malo o malo por bueno. Si alguien sustituye un animal por otro, tanto el animal ofrecido como su sustituto serán una cosa sagrada.
11 Si se trata de un animal impuro, que no puede ser presentado como ofrenda al Señor, será presentado ante el sacerdote,
12 el cual lo tasará. Sea alta o baja, se aceptará la tasación fijada por el sacerdote;
13 y si alguien quiere rescatar el animal, tendrá que añadir un quinto más a la suma establecida.

Levítico 27,1-8: Los aranceles: las personas

Levítico 27,1-8:
Los aranceles: las personas

1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Si alguien ofrece como voto al Señor la suma equivalente a una persona,
3 se aplicará la siguiente tasación: Si es un varón de veinte a sesenta años, la suma será de cincuenta siclos de plata, en siclos del Santuario;
4 y si es una mujer, la suma será de treinta siclos.
5 Si la edad es de cinco a veinte años, la suma será de veinte siclos por un varón y de diez por una
mujer.
6 Si la edad es de un mes a cinco años, la suma será de cinco siclos de plata por un varón y de tres por una mujer.
7 Si la edad es de sesenta años en adelante, la suma será de quince siclos por un varón y de diez por una mujer.
8 Pero si el oferente es demasiado pobre para pagar la suma establecida, se presentará al sacerdote, el cual fijará un equivalente proporcionado a los recursos del que hace el voto.

Levítico 26,14-46: Promesas de maldición

Levítico 26,14-46:
Promesas de maldición

14 Pero si no me obedecen y no cumplen todos estos mandamientos;
15 si desprecian mis preceptos y muestran aversión por mis leyes; si dejan de practicar mis mandamientos y quebrantan mi alianza,
16 yo, a mi vez, los trataré de la misma manera: haré que el terror los domine –la debilidad y la fiebre que consumen los ojos y desgastan la vida–. En vano plantarán sus semillas, porque las comerán sus enemigos.
17 Yo volveré mi rostro contra ustedes y serán derrotados por sus enemigos; quedarán sometidos a sus adversarios y huirán aunque nadie los persiga.
18 Y si pesar de esto no me obedecen, seguiré corrigiéndolos siete veces más a causa de sus pecados.
19 Humillaré esa enorme soberbia, haciendo que el cielo sea para ustedes como hierro y la tierra como bronce.
20 Entonces agotarán sus fuerzas en vano, porque la tierra no dará sus productos ni las plantas del campo, sus frutos.
21 Y si me siguen contrariando y rehúsan obedecerme, volveré a castigarlos siete veces más a causa de sus pecados.
22 Enviaré contra ustedes las fieras del campo, para que les arrebaten a sus hijos y exterminen su ganado. Ellas las diezmarán, y los caminos de ustedes quedarán desiertos.
23 Y si a pesar de eso no se corrigen y me siguen contrariando,
24 yo también me pondré contra ustedes y los castigaré siete veces más a causa de sus pecados.
25 Atraeré contra ustedes una espada que vengará la transgresión de la alianza. Entonces buscarán refugio en sus ciudades, pero les enviaré la peste y caerán en poder del enemigo.
26 Cuando los prive del sustento diario, diez mujeres cocerán su pan en su horno, y lo distribuirán tan bien medido, que ustedes comerán pero no se saciarán.
27 Y si a pesar de eso no me obedecen y continúan contrariándome,
28 yo los trataré con indignación y los reprenderé severamente siete veces más, a causa de sus pecados.
29 Comerán la carne de sus hijos y de sus hijas,
30 y yo destruiré sus lugares altos, derribaré los altares donde ofrecen incienso, y arrojaré los cadáveres de ustedes sobre sus ídolos inertes. Les tendré aversión,
31 convertiré sus ciudades en ruinas, asolaré sus santuarios, y ya no aspiraré el aroma de sus sacrificios.
32 Devastaré la tierra, hasta tal punto que sus mismos enemigos quedarán espantados cuando vengan a ocuparla.
33 Los dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de ustedes. Así el país se convertirá en un desierto y sus ciudades, en ruinas.
34 Y durante todo el tiempo en que estará desolada, mientras ustedes vivan en el país de sus enemigos, la tierra pagará los años sabáticos que adeuda.
35 En todo el tiempo de la desolación, ella observará por fin el descanso que no observó en sus años sabáticos, cuando ustedes la habitaban.
36 A los sobrevivientes los llenaré de pánico en la tierra de sus enemigos: el ruido que produce una hoja al caer, los ahuyentará: huirán como quien huye de la espada, y caerán aunque nadie los persiga.
37 Sin ser perseguidos, se atropellarán unos a otros como si tuvieran delante una espada. Ustedes no podrán sostenerse en pie delante de sus adversarios,
38 sino que perecerán entre las naciones y se los tragará la tierra de sus enemigos.
39 Y aquellos que sobrevivan aún, se consumirán en la tierra de sus enemigos, a causa de sus propias culpas, y también a causa de las culpas de sus padres.
40 Entonces confesarán las culpas, que ellos y sus padres cometieron por haberme sido infieles, y sobre todo, por haberse puesto contra mí.
41 Pero yo también me pondré contra ellos y los llevaré al país de sus enemigos. Así se humillará su corazón incircunciso y pagarán sus culpas.
42 Yo me acordaré de mi alianza con Jacob, con Isaac y con Abraham, y me acordaré de la tierra.
43 Pero antes, la tierra quedará abandonada y pagará los años sabáticos que adeuda, mientras esté desolada por la ausencia de ellos; y también pagarán sus culpas, ya que despreciaron mis leyes y sintieron aversión por mis preceptos.
44 Pero aún entonces, cuando estén en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni sentiré aversión por ellos hasta el punto de aniquilarlos y de anular mi alianza con ellos: porque yo soy el Señor, su Dios.
45 Me acordaré en favor de ellos de la alianza que establecí con sus antepasados, con los que hice salir de Egipto a la vista de las naciones para ser su Dios. Yo, el Señor.
46 Estos son los preceptos, las leyes y las instrucciones que el Señor estableció entre él y los israelitas sobre la montaña del Sinaí, por intermedio de Moisés.

Levítico 26,1-13: Promesas de bendición

Exhortación final

1 No se fabriquen ídolos ni se erijan imágenes o piedras conmemorativas; no pongan en su tierra piedras grabadas para postrarse delante de ellas, porque yo soy el Señor, su Dios.
2 Observen mis sábados y respeten mi Santuario. Yo soy el Señor.

Levítico 26,3-13: Promesas de bendición

3 Si ustedes viven conforme a mis preceptos y observan fielmente mis mandamientos,
4 yo enviaré las lluvias a su debido tiempo, y así la tierra dará sus productos y las plantas del campo, sus frutos.
5 Entonces el tiempo de la trilla se prolongará hasta la vendimia y la vendimia, hasta la siembra. Comerán pan hasta saciarse y habitarán seguros en su tierra.
6 Yo aseguraré la paz en el país y ustedes descansarán sin que nadie los perturbe: alejaré del país los animales dañinos y ninguna espada asolará la tierra
7 Perseguirán a sus enemigos, y ellos caerán bajo la espada delante de ustedes.
8 Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien a diez mil; y sus enemigos caerán bajo la espada delante de ustedes.
9 Yo los miraré con bondad, los haré fecundos y numerosos, y mantendré mi alianza con ustedes.
10 Comerán grano viejo largamente almacenado, y tendrán que tirar el grano viejo para dar lugar al nuevo.
11 Yo pondré mi Morada en medio de ustedes y no les tendré aversión;
12 siempre estaré presente entre ustedes: ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
13 Yo soy el Señor, su Dios, el que los hice salir de Egipto para que no fueran más sus esclavos. Yo rompí las barras de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida.

Levítico 25,47-55: El derecho al rescate de los esclavos israelitas

Levítico 25,47-55:
El derecho al rescate de los esclavos israelitas

47 Si un extranjero que reside junto a ti llega a prospera, y tu hermano, en cambio, se queda en la miseria y tiene que venderse a ese extranjero o a un descendiente de la familia de un extranjero,
48 tu hermano tendrá derecho al rescate, aun después de haberse vendido. Podrá rescatarlo uno de sus hermanos,
49 su tío, su primo, o algún otro pariente cercano; y si él llega a disponer de recursos, podrá rescatarse a sí mismo.
50 Junto con el que lo ha comprado, calculará el total de años desde el momento en que se vendió hasta el año del jubileo; y el precio de venta dependerá del número de años, computando además el tiempo en que trabajó para él, como si se tratara de un asalariado.
51 Si todavía faltan muchos años, deberá devolver por su rescate una suma proporcionada al precio de la venta;
52 y si faltan pocos años hasta el año jubilar, el cómputo para el pago del rescate se hará de acuerdo con los años que faltan.
53 De todas maneras, tu hermano estará al servicio del comprador año tras año, como si fuera un asalariado; y no permitas que él lo trate despóticamente ante tus mismos ojos.
54 Si no es rescatado en el transcurso de esos años, quedará libre en el año jubilar, junto con sus hijos.
55 Porque es a mí a quien deben servir los israelitas: ellos son mis servidores, los que yo hice salir de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.

Levítico 25,44-46: Los esclavos extranjeros

Levítico 25,44-46:
Los esclavos extranjeros

44 Los esclavos y esclavas que ustedes tengan, provendrán de las naciones vecinas: solamente de ellas podrán adquirirlos.
45 También podrán adquirirlos entre los hijos y familiares de los extranjeros que residan entre ustedes, entre aquellos que hayan nacido en Israel. Ellos serán propiedad de ustedes,
46 y podrán dejarlos como herencia a sus hijos, para que los posean como propiedad perpetua. A estos podrán tenerlos como esclavos; pero nadie podrá ejercer un poder despótico sobre sus hermanos israelitas.

Levítico 25,39-43: Los servidores israelitas

Levítico 25,39-43:
Los servidores israelitas

39 Si tu hermano se queda en la miseria y se ve obligado a venderse a ti, no le impongan trabajos de esclavo.
40 El estará a tu servicio como asalariado o como huésped, y trabajará para ti solamente hasta el año jubilar.
41 Entonces quedará en libertad junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la propiedad de sus padres.
42 Porque ellos son mis servidores: yo los hice salir de Egipto, y por eso no deben ser vendidos como esclavos,
43 Tú no ejercerás sobre tu hermano un poder despótico, sino que temerás a tu Dios.

Levítico 25, 35-38: Prohibición de la usura

Levítico 25, 35-38:
Prohibición de la usura

35 Si tu hermano se queda en la miseria y no tiene con qué pagarte, tú lo sostendrás como si fuera un extranjero o un huésped, y él vivirá junto a ti.
36 No le exijas ninguna clase de interés: teme a tu Dios y déjalo vivir junto a ti como un hermano.
37 No le prestes dinero a interés, ni le des comidas para sacar provecho.
38 Yo soy el Señor, su Dios, el que los hizo salir de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser el Dios de ustedes.


Levítico 25,32-34: Las propiedades de los levitas

Levítico 25,32-34: Las propiedades de los levitas

32 En cuanto a las ciudades de los levitas, estos tendrán siempre derecho de rescate sobre las casas que están en las ciudades de su propiedad.
33 Y si alguno de los levitas no la rescata, la casa que él vendió –y que es su propiedad– quedará libre en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son de su propiedad entre los israelitas.
34 En cambio, los campos que rodean sus ciudades no podrán ser vendidos, porque son su propiedad para siempre.

Levítico 25,29-31: Las casas

Levítico 25,29-31:
Las casas

29 Si alguien vende una vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a rescatarla durará hasta que se cumpla el año de su venta; el período del reste durará un año entero.
30 Si no ha sido rescatada antes de transcurrido ese año, la casa pasará definitivamente al comprador y a sus descendientes, y no será rescatada en el jubileo.
31 Pero las casas de los poblados que no tienen murallas serán consideradas como el campo abierto: podrán ser rescatadas, y en el año del jubileo quedarán libres.

Levítico 25,23-28: El rescate de las propiedades: las tierras

Levítico 25,23-28:
El rescate de las propiedades: las tierras

23 La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes.
24 En cualquier terreno de su propiedad, ustedes concederán el derecho de rescate sobre la tierra.
25 Si tu hermano queda en la miseria y se ve obligado a vender una parte de su propiedad, su pariente más cercanos vendrá a ejercer el derecho de rescate sobre lo que ha vendido su hermano.
26 Si no tiene a nadie que pueda ejercer ese derecho, pero adquiere por sí mismo lo necesario para el rescate,
27 calculará los años transcurridos desde la venta, devolverá la diferencia al comprador, y así podrá regresar a su propiedad.
28 Si carece de medios suficientes para recuperarla, lo vendido permanecerá en poder del comprador hasta el año del jubileo, pero en el año jubilar quedará libre, y el vendedor regresará a su propiedad.

Levítico 25,20-22: La Providencia divina

Levítico 25,20-22:
La Providencia divina

20 Pero tal vez ustedes se pregunten: «¿Qué comeremos el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger nuestro productos?».
21 Yo les mandare mi bendición en el sexto año, y este producirá una cosecha suficiente para tres años más.
22 Así, cuando ustedes siembren en el octavo año, todavía estarán comiendo el grano de aquella cosecha; y lo seguirán comiendo hasta el noveno, hasta que llegue la cosecha.

Levítico 25,1-19: El año sabático

Levítico 25,1-19:
El año sabático

1 El Señor dijo a Moisés sobre la montaña del Sinaí:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les doy, la tierra observará un sábado en honor del Señor.
3 Durante seis años sembrarás tu campo, podarás tu viña y cosecharás sus productos.
4 Pero el séptimos año, la tierra tendrá un sábado de descanso, un sábado en honor del Señor: no sembrarás su campo ni podarás tu viña;
5 no segarás lo que vuelva a brotar de la última cosecha ni recogerás las uvas de tu viña que haya quedado sin podar: será un año de descanso para la tierra.
6 Sin embargo, podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo;
7 y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos.
8 Deberás contar siete semanas de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años.
9 Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes –el día de la Expiación– ustedes harán sonar la trompeta en todo el país.
10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: casa uno recobrará su propiedad y regresará a su familia.
11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubile: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar;
12 porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.
13 En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad.
14 Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros.
15 Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos:
16 cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas.
17 No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.
18 Observen mis preceptos y cumplan fielmente mis leyes; así vivirán seguros en esta tierra.
19 La tierra dará sus frutos, ustedes comerán hasta quedar saciados y vivirán seguros en ella.

Levítico 24,17-23: La ley del talión

Levítico 24,17-23:
La ley del talión

17 El que hiera mortalmente a cualquier hombre, será castigado con la muerte.
18 El que hiera mortalmente a un animal, pagará la indemnización correspondiente: vida por vida.
19 Si alguien lesiona a su prójimo, lo mismo que él hizo se le hará a él:
20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma lesión que él haya causado al otro.
21 el que mate a un hombre, será castigado con la muerte.
22 No habrá para ustedes más que un derecho, válido tanto para el extranjero como para el nativo. Porque yo soy el señor, su Dios.

La aplicación del castigo

23 Así habló Moisés a los israelitas. Entonces ellos sacaron el blasfemo fuera del campamento y lo mataron a pedradas. De esta manera ejecutaron la orden que el Señor había dado a Moisés.

Levítico 24,10-26: El castigo de la blasfemia

Levítico 24,10-26:
El castigo de la blasfemia

10 Entre los israelitas apareció un hombre, cuya madre era israelita y su padre egipcio. Al suscitarse una pelea entre este último y un israelita,
11 el hijo de la israelita blasfemó contra el Nombre, pronunciando una maldición. Entonces lo llevaron ante Moisés –su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, y era de la tribu de Dan–.
12 Y el hombre fue puesto bajo custodia, hasta tanto se pudiera tomar una decisión en virtud de un oráculo del Señor.
13 El Señor dijo a Moisés:
14 «Saca el blasfemo fuera del campamento; que todos los que lo oyeron, pongan las manos sobre su cabeza, y que toda la comunidad lo mate a pedradas.
15 Luego di a los israelitas: Cualquier hombre que maldiga a su Dios, cargará con su pecado.
16 El que pronuncie una blasfemia contra el nombre el Señor será castigado con la muerte: toda la comunidad deberá matarlo a pedradas. Sea extranjero o nativo, si pronuncia una blasfemia contra el Nombre, será castigado con la muerte».

Levítico 24,5-9: Los panes de la ofrenda

Levítico 24,5-9:
Los panes de la ofrenda

5 Prepara además doce tortas de harina de la mejor calidad, empleando dos décimas partes de una medida para cada una.
6 Luego las depositarás en la presencia del Señor, en dos hileras de seis, sobre la mesa de oro puro;
7 y sobre cada hilera pondrás incienso puro, como un memorial del pan, como una ofrenda que se quema para el Señor.
8 Esto se dispondrá regularme todos los sábados delante del Señor: es una obligación permanente para los israelitas.
9 Los panes serán para Aarón y sus hijos, y ellos deberán comerlos en el recinto sagrado, porque se trata de una cosa santísima. Es un derecho que Aarón tendrá siempre sobre las ofrendas que se queman para el Señor.

Levítico 24,1-4: El cuidado de las lámparas

Levítico 24,1-4:
El cuidado de las lámparas

1 El Señor dijo a Moisés:
2 Ordena a los israelitas que traigan aceite puro de oliva molida para el candelero, a fin de que se pueda mantener encendida permanentemente una lámpara.
3 Aarón deberá prepararla en la Carpa del Encuentro, fuera del velo que está ante el Arca del Testimonio, para que arda regularmente delante del Señor, durante toda la noche. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones.
4 El dispondrá las lámparas delante del Señor, sobre el candelabro de oro puro, para que ardan regularmente.



Levítico 23,39-44: Apéndice sobre la Fiesta de las Chozas

Lv 23,39-44:
Apéndice sobre la Fiesta de las Chozas

39 El día quince del séptimo mes, cuando hayan cosechado los productos de la tierra, celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días. El primero y el octavo día serán de descanso.
40 El primer día ustedes tomarán frutos de los mejores árboles frondosos y sauces del río, y se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, durante siete días.
41 Así celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días cada año, en el séptimo mes. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones.
42 Durante siete días vivirán en chozas. Así tendrán que hacerlo todos los nativos de Israel,
43 para que las generaciones futuras sepan que yo hice vivir en chozas a los israelitas, cuando los hice salir del país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.
44 De esta manera, Moisés declaró a los israelitas cuáles eran las fiestas del Señor.

Levítico 23,37-38: Conclusión

Lv 23,37-38:
Conclusión

37 Estas son las fiestas del Señor, en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas y presentarán ofrendas que se queman para el Señor –holocaustos, oblaciones, sacrificios y libaciones, según corresponda a cada día–
38 además de los sábados del Señor, y de los dones, las ofrendas votivas y las ofrendas voluntarias que ustedes ofrezcan al Señor.



Levítico 23,23-25: El primer día del séptimo mes

Lv 23,23-25:
El primer día del séptimo mes

23 El Señor dijo a Moisés:
24 Habla en estos términos a los israelitas: El primer día del séptimo mes será para ustedes un día de descanso, una conmemoración anunciada con toque de trompetas, y habrá una asamblea litúrgica.
25 No harán ningún trabajo servil y presentarás una ofrenda que se quema en homenaje al Señor.

Levítico 23,33-36: La Fiesta de las Chozas

Lv 23,33-36:
La Fiesta de las Chozas

33 El Señor dijo a Moisés:
34 Habla en estos términos a los israelitas: Además, el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor del Señor, durante siete días.
35 El primer día habrá una asamblea litúrgica, y ustedes no harán ningún trabajo servil.
36 Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día, celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor: es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo.



Levítico 23,15-22: La Fiesta de las Semanas

 Lv 23,15-22: 
La Fiesta de las Semanas

15 También contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las semanas deberán ser completas.
16 Por eso tendrán que contar hasta el día siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al Señor una ofrenda de grano nuevo.
17 Ustedes traerán desde sus casas dos panes, para que sean ofrecidos con el gesto de presentación. Cada pan deberá estar preparado con dos décimas de harina de la mejor calidad y cocido después de fermentar: son las primicias para el Señor.
18 junto con el pan, ofrecerán en holocausto al Señor siete corderos de un año y sin defecto, un novillo y dos carneros, con sus correspondientes oblaciones y libaciones, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
19 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión.
20 El sacerdote los ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, junto con el pan de las primicias y dos corderos. Todo esto es una cosa consagrada al Señor y pertenecerá al sacerdote.
21 Ese mismo día harán una convocatoria: ustedes tendrán una asamblea litúrgica y no se podrá realizar ningún trabajo servil. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten,
22 En el momento de recoger la cosecha de tu tierra, no segarás todo el campo hasta sus bordes, ni volverás a buscar las espigas caídas: las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios.

Levítico 23,9-14: La ofrenda de la primera gavilla

Lv 23,9-14:
La ofrenda de la primera gavilla

9 El Señor dijo Moisés:
10 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote la primera gavilla.
11 El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, para que les sea aceptada;
12 y ese mismo día ustedes sacrificarán como holocausto al Señor un cordero de un año y sin defecto.
13 Juntamente con él, presentarán –como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor– una oblación consistente en dos décimas de harina de la mejor calidad mezclada con aceite; y añadirán como libación un litro y medio de vino.
14 Antes de ese día, o sea, antes de entregar la ofrenda de su Dios, no comerán pan, grano tostado ni espigas tiernas. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten.



Levítico 23,4-8: La Pascua y los Ácimos

 Lv 23,4-8: 
La Pascua y los Ácimos

4 Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes:
5 En el primer mes, el día catorce, al ponerse el sol, se celebrará la Pascua del señor,
6 y el quince de ese mismo mes tendrá lugar la fiesta de los Acimos en honor del Señor. Durante siete días comerán panes sin levadura.
7 El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo servil.
8 Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán ningún trabajo servil.



Levítico 23,1-3: El calendario de las fiestas litúrgicas: el Sábado

Lv 23,1-3: 
El calendario de las fiestas litúrgicas: el Sábado

1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Estas son mis fiestas, las fiestas del Señor en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas:
3 Durante seis días se trabajará, pero el séptimo será un día de reposo, de asamblea litúrgica, en el que ustedes no harán ningún trabajo. Será un sábado consagrado al Señor, cualquiera sea el lugar donde habiten.


Levítico 22,30-33: Última exhortación

Levítico 22,30-33:
Última exhortación

30 será comido el mismo día, sin dejar nada de él hasta la mañana siguiente. Yo soy el Señor. 
31 Guardad mis mandamientos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor. 
32 No profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado entre los hijos de Israel. Yo soy el Señor, el que os santifica, 
33 el que os sacó de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el Señor».

Levítico 22,17-30: Los animales para los sacrificios

Levítico 22,17-30:
Los animales para los sacrificios

17 El Señor habló a Moisés: 
18 «Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel: “Si un hombre de la casa de Israel, o de los emigrantes residentes en Israel, presenta una ofrenda de lo que se ofrece al Señor como holocausto, cumpliendo un voto o voluntariamente, 
19 para que la víctima sea aceptada favorablemente, habrá de ser macho, sin defecto, vacuno, ovino o cabrío. 
20 No ofrezcáis nada defectuoso, pues no os sería bien aceptado. 
21 Si uno ofrece al Señor ganado mayor o menor como sacrificio de comunión, cumpliendo un voto o voluntariamente, para que sea aceptado favorablemente habrá de ser una res sin defecto; no debe tener defecto alguno. 
22 No presentaréis ante el Señor animal ciego, cojo, mutilado, ulcerado, sarnoso o ruin; nada de eso pondréis sobre el altar como alimento que se quema para el Señor. 
23 Si el vacuno u ovino es desproporcionado o enano, lo podréis presentar como ofrenda voluntaria, pero no os sería aceptado cumpliendo voto. 
24 No ofreceréis al Señor animal que tenga los testículos aplastados, machacados, arrancados o cortados. No hagáis tales cosas en vuestra tierra. 
25 Tampoco recibiréis de la mano del extranjero nada de eso como alimento de vuestro Dios: tienen el defecto de la mutilación; no serían bien aceptados”». 
26 El Señor dijo a Moisés: 
27 «Cuando nazca un ternero, un cordero, o un cabrito, quedarán siete días con la madre. A partir del día octavo serán gratos como ofrenda de oblación para el Señor. 
28 No inmoléis en el mismo día vaca u oveja juntamente con su cría. 
29 Cuando ofrezcáis al Señor un sacrificio de acción de gracias, hacedlo de tal modo que os sea favorablemente aceptado: 

Levítico 22,10-16: Los excluidos de las comidas sagradas

Levítico 22,10-16: 
Los excluidos de las comidas sagradas

10 Ningún extraño comerá de las cosas santas; ni el huésped del sacerdote ni su jornalero comerán de las cosas santas. 
11 Pero si un sacerdote compra con su dinero una persona, esta podrá comer de las cosas santas; y también el siervo nacido en la casa: ambos pueden comer del alimento del sacerdote. 
12 La hija de un sacerdote, casada con un extraño, no podrá comer del tributo reservado de las cosas santas. 
13 Pero si la hija de un sacerdote queda viuda o es repudiada, y sin tener prole vuelve a la casa de su padre, podrá comer del alimento de su padre, como en su juventud. Pero ningún extraño podrá comerlo. 
14 Quien, por ignorancia, coma cosa santa, la restituirá al sacerdote, añadiendo un quinto. 
15 Los sacerdotes no profanarán las cosas santas traídas por los hijos de Israel, reservadas para el Señor, 
16 porque al comerlas incurrirían en una falta que exigiría reparación. Porque yo soy el Señor, el que los santifico”».

Levítico 22,1-9: La santidad de los que participan de las comidas sagradas

Levítico 22,1-9: 
La santidad de los que participan de las comidas sagradas

1 El Señor habló a Moisés: 
2 «Di a Aarón y a sus hijos que traten con respeto las ofrendas sagradas que los hijos de Israel me consagran, para no profanar mi santo nombre. Yo soy el Señor. 
3 Diles: “Cualquiera de vuestros descendientes, de cualquier generación, que se acerque en estado de impureza a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, será excluido de mi presencia. Yo soy el Señor. 
4 Ningún descendiente de Aarón que sea leproso, o padezca flujo, comerá de las cosas santas hasta que se haya purificado. El que toque lo que está contaminado de impureza por contacto de cadáver, o el que haya tenido un derrame seminal, 
5 o el que haya tocado un bicho o a un hombre y haya contraído así alguna impureza; 
6 quien haya tocado esas cosas, quedará impuro hasta la tarde. No comerá de las cosas santas, sino que se bañará 
7 y, una vez que se ponga el sol, quedará limpio y podrá comer de las cosas santas, pues son su alimento. 
8 No comerá animal muerto o destrozado: quedaría impuro. Yo soy el Señor. 
9 Que guarden mis prescripciones; así no incurrirán en culpa ni tendrán que morir por haber cometido una profanación. Yo soy el Señor, el que los santifico. 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Levítico 21,16-24: Los impedimentos para el sacerdocio

 Levítico 21,16-24:
Los impedimentos para el sacerdocio

16 El Señor habló a Moisés: 
17 «Dile a Aarón: “Ninguno de tus descendientes, de cualquier generación, que tenga un defecto corporal, podrá acercarse a ofrecer el alimento de su Dios. 
18 Ningún hombre que tenga defecto corporal se acercará: ni ciego, ni cojo, ni deforme, ni monstruoso, 
19 ni lisiado, ni manco; 
20 ni jorobado, ni raquítico, ni con defecto en un ojo, ni sarnoso o tiñoso, ni eunuco. 
21 Ningún descendiente de Aarón que tenga defecto corporal puede acercarse a ofrecer las oblaciones quemadas en honor del Señor. Al tener un defecto, no puede acercarse a ofrecer el alimento de su Dios. 
22 Podrá comer del alimento de su Dios, de las cosas santísimas y de las santas; 
23 mas no podrá traspasar el velo ni acercarse al altar, porque tiene un defecto y profanaría mi Santuario, pues yo soy el Señor, el que los santifico”». 
24 Moisés comunicó esto a Aarón y a sus hijos y a todo Israel.

Levítico 21,10-15: La santidad del Sumo Sacerdote

Levítico 21,10-15:
La santidad del Sumo Sacerdote

10 El sumo sacerdote, el mayor entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura revistiéndose los ornamentos, no llevará desgreñada la cabellera ni se rasgará las vestiduras, 
11 ni se acercará a cadáver alguno; ni siquiera por su padre o por su madre se le permite contraer impureza. 
12 No saldrá del Santuario, y así no profanará el Santuario de su Dios; pues está consagrado con el óleo de la unción de su Dios. Yo soy el Señor. 
13 Tomará por esposa una virgen. 
14 No se casará con viuda, ni con repudiada, ni con profanada por prostitución, sino que tomará por esposa una virgen de su parentela. 
15 Así no profanará a su descendencia entre su pueblo, pues soy el Señor, el que lo santifico”». 

Levítico 21,1-9: La santidad de los sacerdotes

Levítico 21,1-9: 
La santidad de los sacerdotes

1 El Señor habló así a Moisés: «Di a los sacerdotes, hijos de Aarón: “Que ninguno contraiga impureza con el cadáver de alguno de los suyos, 
2 a no ser con el de un pariente cercano: la madre, el padre, un hijo, una hija, un hermano, 
3 una hermana virgen que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella sí puede contraer impureza. 
4 Pero por una hermana casada, no debe contraer impureza; quedaría profanado. 
5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se recortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo. 
6 Han de ser santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que ofrecen los alimentos que se han de quemar para el Señor, el alimento de su Dios. Deben ser santos. 
7 No tomarán por esposa a una prostituta, ni a una violada, ni a una repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios. 
8 Considerarás al sacerdote como cosa santa, porque él es quien ofrece el alimento de tu Dios. Lo tendrás por santo, pues santo soy yo, el Señor, el que los santifico. 
9 Si la hija de un sacerdote se prostituye y se profana, a su padre profana; será quemada. 

Levítico 20,24b-27: Lo puro y lo impuro

Levítico 20,24b-27
Lo puro y lo impuro

Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os he separado de esos pueblos. 
25 Habéis de distinguir entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; para que no os contaminéis, ni con animales, ni con aves, ni con reptiles, de los que yo he puesto aparte como impuros. 
26 Sed para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he separado de los demás pueblos para que seáis míos. 
27 El hombre o la mujer que practique el espiritismo o la adivinación, será castigado con la muerte: serán apedreados. Caiga su sangre sobre ellos”».

Levítico 20,1-24a: Faltas cultuales y sexuales castigadas con la muerte

Levítico 20,1-24a
Faltas cultuales y sexuales castigadas con la muerte

1 El Señor habló a Moisés: 
2 «Esto dirás a los hijos de Israel: “Si un hombre cualquiera, israelita o emigrante que reside en Israel, entrega uno de sus hijos a Mólec, morirá sin remedio; el pueblo de la tierra lo apedreará. 
3 Yo mismo me volveré contra ese hombre y lo extirparé de su pueblo, por haber entregado un hijo suyo a Mólec, manchando mi Santuario y profanando mi nombre santo. 
4 Pero, si el pueblo de la tierra cierra los ojos ante ese hombre que entregó uno de sus hijos a Mólec, y no le da muerte, 
5 yo mismo me volveré contra ese hombre y contra su familia, y lo extirparé de su pueblo, a él y a todos los que como él se prostituyan con Mólec. 
6 Si alguien consulta a los nigromantes, o a los adivinos, prostituyéndose con ellos, yo me volveré contra él y lo extirparé de su pueblo. 
7 Santificaos y sed santos; porque yo soy el Señor, vuestro Dios. 
8 Guardad mis leyes y cumplidlas. Yo soy el Señor, el que os santifica 
9 El que maldiga a su padre o a su madre, morirá irremisiblemente: ha maldecido a su padre o a su madre; caiga su sangre sobre él. 
10 Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, serán castigados con la muerte: el adúltero y la adúltera. 
11 Si uno se acuesta con la mujer de su padre, descubre la desnudez de su padre: ambos morirán; caiga su sangre sobre ellos. 
12 Si un hombre se acuesta con su nuera, ambos morirán; han cometido una infamia: caiga su sangre sobre ellos. 
13 Si un varón se acuesta con otro varón como con una mujer, ambos han cometido una abominación: han de morir; caiga su sangre sobre ellos. 
14 Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es algo horrible. Serán quemados tanto él como ellas para que no quede nada tan horrible entre vosotros. 
15 Al que se una con una bestia, se le dará muerte. Mataréis también la bestia. 
16 Si una mujer se acerca a una bestia y se une a ella, matarás a la mujer y a la bestia. Han de morir; caiga su sangre sobre ellas. 
17 Si alguien toma por esposa a su hermana por parte de padre o por parte de madre, y ve la desnudez de ella y ella ve la desnudez de él, es algo vergonzoso. Serán exterminados en presencia de los hijos de su pueblo. Ha descubierto la desnudez de una hermana suya: cargará con su iniquidad. 
18 Si uno se acuesta con una mujer durante sus reglas, descubriendo la desnudez de ella, él ha descubierto la fuente de su flujo y ella ha descubierto su propia fuente. Ambos serán excluidos de su pueblo. 
19 No descubras la desnudez de la hermana de tu madre ni de la hermana de tu padre, porque desnudas su propia carne: cargarán con su pecado. 
20 El que se acueste con la mujer de su tío paterno, descubre la desnudez de este. Cargarán con su pecado; no tendrán hijos. 
21 Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, es algo horrible, pues descubre la desnudez de su hermano; no tendrán hijos. 
22 Guardad todas mis leyes y todas mis normas, y cumplidlas; así no os vomitará la tierra a la que os llevo para que habitéis en ella. 
23 No imitéis las costumbres de los pueblos que voy a expulsar a vuestra llegada; pues me dan asco por obrar así. 
24 A vosotros os he dicho: ‘Tomaréis posesión de su tierra, que os daré en herencia, tierra que mana leche y miel’. 

Levítico 19,1-37: Prescripciones morales y rituales

Levítico 19,1-37
Prescripciones morales y rituales

1 El Señor habló así a Moisés: 
2 «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. 
3 Respete cada uno a su madre y a su padre. Guardad mis sábados. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 
4 No acudáis a ídolos ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Señor vuestro Dios. 
5 Cuando ofrezcáis al Señor sacrificios de comunión, hacedlo de forma que os sean aceptados. 
6 La víctima será comida el mismo día de su inmolación o al día siguiente. Lo que sobre para el tercer día se quemará. 
7 Lo que se come al tercer día es alimento podrido: no será grato al Señor. 
8 El que lo coma, cargará con su culpa, por haber profanado lo santo del Señor, y será excluido de su pueblo. 
9 Cuando seguéis la mies de vuestras tierras, no desorillarás el campo, ni espigarás los restos de tu mies. 
10 Tampoco harás rebusco de tu viña ni recogerás las uvas caídas. Se lo dejarás al pobre y al emigrante. Yo soy el Señor vuestro Dios. 
11 No robaréis ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros. 
12 No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. 
13 No explotarás a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el jornal del obrero. 
14 No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No daréis sentencias injustas. 
15 No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo. 
16 No andarás difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. 
17 No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. 
18 No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. 
19 Guardad mis leyes. No cruzarás ganado de diversas especies. No sembrarás tu campo con dos especies diferentes de grano. No usarás ropa de tela de dos clases. 
20 Si un hombre se acuesta con una sierva desposada con otro, pero que no ha sido rescatada ni manumitida, se hará una investigación, pero no son reos de muerte, pues ella no era libre; 
21 él ofrecerá al Señor, como sacrificio de reparación, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un carnero de reparación. 
22 Con el carnero de reparación, el sacerdote hará expiación ante el Señor por el pecado que cometió, y se le perdonará su pecado. 
23 Cuando entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales, no recogeréis sus frutos inmediatamente; durante tres años los consideraréis como incircuncisos: no se podrán comer. 
24 El cuarto año todos sus frutos serán consagrados festivamente al Señor. 
25 El quinto año podréis ya comer de su fruto y almacenar su producto. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 
26 No comáis carne con su sangre. No practiquéis la adivinación ni la magia. 
27 No os rapéis en redondo la cabellera, ni os recortéis los bordes de la barba. 
28 No os hagáis incisiones en vuestra carne por un difunto; ni os hagáis tatuajes. Yo soy el Señor. 
29 No profanarás a tu hija prostituyéndola: se prostituiría la tierra y se llenaría de indecencias. 
30 Guardad mis sábados y honrad mi Santuario. Yo soy el Señor. 
31 No acudáis a nigromantes ni consultéis a adivinos. Quedaríais impuros por su causa. Yo soy el Señor vuestro Dios. 
32 Álzate ante las canas y honra al anciano. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. 
33 Si un emigrante reside con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis. 
34 El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios. 
35 No cometáis injusticias ni en los juicios, ni en medidas de longitud, de peso o de capacidad. 
36 Tened balanzas exactas, pesas exactas, fanegas exactas y cántaros exactos. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto. 
37 Cumplid todas mis leyes y mandatos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor”».

Levítico 18,1-30: Prohibición del incesto

Levítico 18,1-30
Prohibición del incesto

1 El Señor habló así a Moisés: 
2 «Di a los hijos de Israel: “Yo soy el Señor, vuestro Dios. 
3 No hagáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis habitado, ni lo que se hace en la tierra de Canaán, a donde os llevo; no sigáis sus costumbres. 
4 Cumplid mis normas y guardad mis preceptos, comportándoos de acuerdo con ellos. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 
5 Guardad mis preceptos y mis normas. Quien los cumpla, vivirá gracias a ellos. Yo soy el Señor. 
6 Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo soy el Señor. 
7 No descubrirás la desnudez de tu padre y de tu madre. Es tu madre; no descubrirás su desnudez. 
8 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre: es la desnudez de tu padre. 
9 No descubrirás la desnudez de tu hermana por parte de padre o por parte de madre, nacida en casa o fuera de ella. 
10 No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija: es tu propia desnudez. 
11 No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada por tu padre: es tu hermana. 
12 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre: es carne de tu padre. 
13 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre: es carne de tu madre. 
14 No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer: es tu tía. 
15 No descubrirás la desnudez de tu nuera: es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. 
16 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano: es la desnudez de tu hermano. 
17 No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni te unirás a la hija de su hijo o a la hija de su hija para descubrir su desnudez: son su propia carne; es una indecencia. 
18 No tomarás por esposa a una mujer y a su hermana cuando todavía vive la primera: harías a la segunda rival de la primera al descubrir también su desnudez. 
19 No te acercarás a una mujer durante su impureza menstrual descubriendo su desnudez. 
20 No te acostarás con la mujer de tu prójimo, haciéndote impuro con ella. 
21 No darás ningún hijo tuyo para hacerlo pasar por el fuego ante Mólec, profanando así el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. 
22 No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación. 
23 No te unirás con bestia haciéndote impuro con ella. Y la mujer no se ofrecerá a una bestia para unirse con ella: es una infamia. 
24 No os hagáis impuros con ninguna de estas prácticas, pues con ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a expulsar cuando lleguéis vosotros. 
25 Se ha manchado la tierra; por eso he castigado su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes. 
26 Vosotros, pues, guardad mis preceptos y mis normas, y no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni los de vuestro pueblo ni los emigrantes que residen entre vosotros. 
27 Porque todas esas abominaciones las han cometido los hombres que habitaron el país antes que vosotros y por eso la tierra se ha contaminado. 
28 Que no os vaya a vomitar la tierra por vuestras impurezas, del mismo modo que vomitó a las naciones anteriores a vosotros; 
29 sino que quien cometa una de esas abominaciones sea excluido de su pueblo. 
30 Guardad, pues, mis prescripciones y no practiquéis ninguna de las costumbres abominables que se practicaban antes de llegar vosotros, para que no os hagáis impuros con ellas. Yo soy el Señor, vuestro Dios”».

Levítico 17,1-16: Reglas para la inmolación de animales

Levítico 17,1-16
Reglas para la inmolación de animales

1 El Señor habló así a Moisés: 
2 «Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel: “Esta es la orden del Señor: 
3 cualquier hombre de la casa de Israel que mate buey, oveja o cabra dentro del campamento o fuera del mismo, 
4 y no los lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro, para presentarlos como ofrenda al Señor ante su Morada, será reo de sangre. Ese hombre ha derramado sangre y será excluido de su pueblo. 
5 Así pues, los hijos de Israel han de presentar en honor del Señor al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que matan en el campo, para que se ofrezcan como sacrificios de comunión. 
6 El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como aroma que aplaca al Señor. 
7 En adelante no seguirán inmolando sus sacrificios a los sátiros con los que se prostituían. Es ley perpetua para ellos, generación tras generación”. 
8 Diles también: “Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio de comunión, 
9 y no lo lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro para sacrificarlo en honor del Señor, será excluido de su pueblo. 
10 Si un hombre cualquiera de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, come cualquier clase de sangre, yo me volveré contra el que coma sangre y lo excluiré de su pueblo. 
11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he dado la sangre para hacer expiación sobre el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida se hace con la sangre. 
12 Por eso tengo dicho a los hijos de Israel: ‘No comeréis sangre ninguno de vosotros, ni el emigrante que reside entre vosotros’. 
13 Cualquier hombre de los hijos de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que cace un animal o un ave comestible, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. 
14 Porque la vida de toda carne está en su sangre. Por eso mandé a los hijos de Israel: ‘No comeréis la sangre de carne alguna, pues la vida de toda carne está en su sangre. Quien la coma, será excluido’. 
15 Todo nativo o emigrante que coma carne de bestia muerta o destrozada lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. 
16 Si no los lava ni se baña, cargará con su falta”».

Levítico 16,1-34: El gran día de la expicación

Levítico 16,1-34
El gran día de la expiación

1 El Señor habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón que murieron al acercarse al Señor. 
2 El Señor mandó a Moisés: «Di a tu hermano Aarón que no entre en cualquier fecha en el Santuario, detrás del velo, ante el propiciatorio que cubre el Arca. Así no morirá. Porque yo me muestro en una nube sobre el propiciatorio. 
3 Estas son las condiciones para que pueda entrar Aarón en el Santuario: con un novillo para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. 
4 Se vestirá la túnica sagrada de lino, se cubrirá con calzones de lino, se ceñirá una banda de lino y se pondrá un turbante de lino. Son vestiduras sagradas: las vestirá después de haberse bañado. 
5 Además, recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. 
6 Aarón ofrecerá su novillo expiatorio, y hará la expiación por sí mismo y por su casa. 
7 Después tomará los dos machos cabríos y los presentará ante el Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro. 
8 Sorteará los dos machos cabríos: uno para el Señor y otro para Azazel. 
9 Tomará el que haya tocado en suerte al Señor y lo ofrecerá en sacrificio expiatorio. 
10 El que haya tocado en suerte a Azazel lo presentará vivo ante el Señor, hará la expiación por él y después lo mandará al desierto, a Azazel. 
11 Aarón ofrecerá su novillo expiatorio y hará la expiación por sí mismo y por su familia; y lo degollará. 
12Tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas y dos puñados de incienso aromático en polvo, y lo introducirá detrás del velo. 
13 Pondrá incienso sobre las brasas, ante el Señor, para que el humo del incienso oculte el propiciatorio que está sobre el Testimonio; y así no morirá. 
14 Después tomará sangre del novillo y salpicará con el dedo el propiciatorio, hacia oriente; después, ante el propiciatorio, hará siete aspersiones de sangre con el dedo. 
15 Degollará el macho cabrío, víctima expiatoria, presentado por el pueblo; llevará su sangre detrás del velo, igual que ha hecho con la sangre del novillo: la salpicará sobre el propiciatorio y delante de él. 
16 Así hará la expiación por el Santuario, por todas las impurezas y delitos de los hijos de Israel, por todos sus pecados. Lo mismo hará con la Tienda del Encuentro, que habita entre ellos, en medio de sus impurezas. 
17 Desde que Aarón entre a hacer la expiación hasta que salga no habrá nadie en la Tienda del Encuentro. Hará la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. 
18 Después saldrá, irá al altar que está ante el Señor y hará la expiación por él: tomará sangre del novillo y del macho cabrío, y untará con ella los salientes del altar. 
19 Salpicará la sangre con el dedo siete veces sobre el altar. Así lo consagrará y lo purificará de las impurezas de los hijos de Israel. 
20 Acabada la expiación tanto del Santuario como de la Tienda del Encuentro y del altar, Aarón presentará el macho cabrío vivo. 
21 Con las dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él las iniquidades y delitos de los hijos de Israel, todos sus pecados; se los echará encima de la cabeza al macho cabrío, y después, con el hombre designado para ello, lo mandará al desierto. 
22 Así el macho cabrío se lleva consigo, a región desierta, todas sus iniquidades. El encargado soltará el macho cabrío en el desierto. 
23 Después Aarón entrará en la Tienda del Encuentro, se quitará las vestiduras de lino que se había puesto para entrar en el Santuario y las dejará allí. 
24 Se bañará en lugar sagrado y se pondrá sus propios vestidos. Volverá a salir, ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo. Hará la expiación por sí mismo y por el pueblo, 
25 y quemará sobre el altar la grasa de la víctima expiatoria. 
26 El que ha llevado el macho cabrío a Azazel lavará sus vestidos, se bañará y después podrá entrar en el campamento. 
27 El novillo expiatorio y el macho cabrío expiatorio, cuya sangre se introdujo en el Santuario para hacer la expiación, se sacarán fuera del campamento; y se quemará piel, carne e intestinos. 
28 El encargado de quemarlos lavará sus vestidos, se bañará, y después podrá entrar en el campamento. 
29 Esta será para vosotros ley perpetua: el mes séptimo, el día décimo del mes, ayunaréis y no haréis trabajo alguno, ni el nativo ni el emigrante que reside entre vosotros. 
30 Porque ese día se hará la expiación por vosotros, para purificaros. Y quedaréis limpios delante del Señor de todos vuestros pecados. 
31 Será para vosotros día de descanso completo, en el que habéis de ayunar: es ley perpetua. 
32 Hará la expiación el sacerdote ungido, cuyas manos han sido consagradas para ejercer el sacerdocio como sucesor de su padre: él se revestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 
33 y hará la expiación del Santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar. Hará también la expiación por los sacerdotes y por toda la asamblea del pueblo. 
34 Esta será para vosotros ley perpetua: hacer la expiación por todos los pecados de los hijos de Israel una vez al año». Y se hizo como el Señor había mandado a Moisés.

domingo, 18 de octubre de 2020

domingo, 7 de junio de 2020

Etimología y significado de "doctor"

La palabra “doctor” viene del latín “docere” que significa “enseñar”. Tanto el latín “docere” como el griego “δοξα” parecen provenir de la misma raín indoeuropea “dek-” (aceptar, tomar).

- Varios significados:

1. Persona que ha conseguido el último grado académico en la universidad, después de haber defendido una tesis doctoral.

2. Persona que se dedica a curar o prevenir las enfermedades, aunque no tenga el doctorado.

3. Título eclesiástico que se concede a los santos que han destacado por la defensa o la enseñanza de la religión católica.

- Origen:

Es préstamo (s. XIII) del latín “doctor, doctoris” que significa “maestro, el que enseña”, derivado de “docere” ‘enseñar’. Aparte de los significados etimológicos, ha sufrido una evolución que ha llevado a esta palabra a ser sinónimo de “médico”. A la misma familia etimológica latina pertenecen “docencia, dócil, docto, doctrina y documento”.

De la palabra latina “docere” nos llega también:

Docente: el que enseña
Docto: el que ha sido enseñado, sabio
Doctrina: enseñanza, ciencia, lo que se enseña
Dócil: el que muestra disposición para ser enseñado, que puede ser enseñado
Documento: ejemplo, modelo, prueba, demostración de algo

Ver también: doctrina, dogma

Etimología y significado de "doctrina"

La palabra “doctrina” viene del latín “doctrina” y significa “ciencia”, “sabiduría”. Sus componentes lexicos son “docere” (enseñar), el sufijo “-tor” (que indica el que hace la acción) y el sufijo “-ina” (que indica relación, pertenencia).

Es un préstamo (s. XIII) del latín que viene a mostrar “lo que se enseña” y el “mismo conjunto de conocimientos”. La voz se especializó en el latín cristiano designando ‘el conjunto de dogmas cristianos’. De la familia etimológica de doctor.

Ver también dogma, doctor.

martes, 26 de mayo de 2020

MARTES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA (Lecturas)

Hechos 20,17-27
Salmo 67,10-11.20-21: Reyes de la tierra, cantad a Dios
Juan 17,1-11a

Hechos 20,17-27

En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: "Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios."

Salmo 67,10-11.20-21:
Reyes de la tierra, cantad a Dios

Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Juan 17,1-11a

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti."

miércoles, 6 de mayo de 2020

MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA (lecturas)

Hechos 12,24-13,5
Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben
Juan 12,44-50

Hechos 12,24-13,5

En aquellos días, la palabra de Dios cundía y se propagaba. Cuando cumplieron su misión, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el Moreno, Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo. Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado." Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, llevando como asistente a Juan.

Salmo 66,2-3.5.6.8:
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben

Juan 12,44-50

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre."

martes, 5 de mayo de 2020

MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA (lecturas)

Hechos 11,19-26
Salmo 86: Alabad al Señor, todas las naciones
Juan 10,22-30

Hechos 11,19-26

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.

Salmo 86,1-3.4-5.6-7:
Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
R. Alabad al Señor, todas las naciones

"Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí."
Se dirá de Sión: "Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado."
R. Alabad al Señor, todas las naciones

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Éste ha nacido allí."
Y cantarán mientras danzan:
"Todas mis fuentes están en ti."
R. Alabad al Señor, todas las naciones

Juan 10,22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: "¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente." Jesús les respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno."

domingo, 3 de mayo de 2020

LUNES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA (lecturas)

Hechos 11,1-18
Salmo 41: Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo
Juan 10,11-18

Hechos 11,1-18

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión le reprocharon: "Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos." Pedro entonces se puso a exponerles los hechos por su orden: "Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: Algo que bajaba, una especie de toldo grande, cogido de los cuatro picos, que se descolgaba del cielo hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y pájaros. Luego oí una voz que me decía: "Anda, Pedro, mata y come." Yo respondí: "Ni pensarlo, Señor; jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro." La voz del cielo habló de nuevo: "Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano." Esto se repitió tres veces, y de un tirón lo subieron todo al cielo. En aquel preciso momento se presentaron, en la casa donde estábamos, tres hombres que venían de Cesarea con un recado para mí. El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: "Manda recado a Jafa e invita a Simón Pedro a que venga; lo que te diga te traerá la salvación a ti y a tu familia." En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; me acordé de lo que había dicho el Señor: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?" Con esto se calmaron y alabaron a Dios diciendo: "También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida."

Salmo 41,2-3;42,3.4:
Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Juan 10,11-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre’’.