domingo, 29 de septiembre de 2013

"Ya no os llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre" Juan 15:15

Juan 15:15-25

15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre. 16 Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 17 Esto os mando: que os améis los unos a los otros. 18 Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia. 20 Acordaos de la palabra que yo os dije: "Un siervo no es mayor que su señor." Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. 21 Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió. 22 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23 El que me odia a mí, odia también a mi Padre. 24 Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. 25 Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: "ME ODIARON SIN CAUSA."

sábado, 28 de septiembre de 2013

Lucas 16,19-31, por M. Dolors Gaja, M.N.


Lucas 16,19-31

En aquellos días dijo Jesús esta parábola: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama." Pero Abraham le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros." «Replicó: "Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento." Díjole Abraham: "Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan." El dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán." Le contestó: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite."»

- Comentario por M. Dolors Gaja, M.N.

Seguimos en el Camino a Jerusalén. Lucas sabe que el camino es espejo de la vida y coloca en este camino las grandes enseñanzas de Jesús. En el centro de este camino, dos capítulos clave: el 15, que nos habla de la Misericordia de Dios y de cómo deben ser nuestras relaciones con el Padre (recuérdese hijo pródigo, hermano mayor…oveja que se aleja…) y el capítulo 16, aparentemente centrado en el uso del dinero pero, en realidad, centrado en la relación con el hermano. Lo cual conlleva, claro está, la justicia social y el reparto equitativo de bienes.

Dos dípticos:

Lucas tiene la costumbre de “pintar” cuadros con dos protagonistas en los que, generalmente, el segundo es el humanamente pobre y, sin embargo, sale ganando en el relato: recordemos la anunciación a Zacarias/María, el fariseo y el publicano, Marta y María, este rico y el pobre Lázaro… Algo nos deja claro: que este mundo está al revés porque cuando lo explica Jesús los pobres salen ganando.

El segundo díptico (imaginemos pintar un cuadro con dos escenas) lo forman la contraposición de este mundo con el de más allá.

LOS HOMBRES DE ESTA PARÁBOLA

En este mundo

Lucas tiene muchas parábolas que comienzan con el sintagma “Un hombre…”. Es una manera de decir que no se trata de un hombre concreto sino de la humanidad en general. (Un hombre tenía dos hijos…Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó…) Por contraposición el pobre tiene nombre y un nombre que en hebreo significa “Dios ayuda”. Pero Dios no ha podido ayudar porque aunque el pobre está cerca del rico, la puerta de éste está cerrada.

Del rico sabemos que vestía bien y comía espléndidamente. Lázaro ni siquiera puede mantener su dignidad pues está “echado” y los únicos que se acercan son perros. La parábola denuncia el abismo de injusticia que había en tiempos de Jesús…¡y que hay ahora!

Hermanos nuestros echados, sin casa, sin papeles, sin comida, sin dignidad…Y nuestra sociedad, y nosotros, preocupados por si engordamos, por si tenemos lo último en tecnología, por…

En el otro

La muerte, ya lo cantaban los medievales, trata a todos por igual, Muere el rico y muere el pobre. Pero la muerte del pobre es fiesta (ángeles, Abraham…) mientras del rico sólo sabemos que fue sepultado.

Y por un momento atisbamos “el otro lado”. Podemos deducir que el rico era piadoso pues conoce a Abraham y lo llama “Padre Abraham” y éste le contesta “Hijo”. Pero no vivió como hijo de Abraham y por tanto no participará del banquete.

Dice Gustavo Gutiérrez que “fuera de los pobres no hay salvación”. Al cerrar la puerta al pobre, el rico se cerró la puerta del paraíso. Los pobres (de cualquier tipo) los marginados, los carentes, los ninguneados…ellos son nuestra salvación o perdición porque “cualquier cosa que hicierais a uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis”

Jesús ha querido vincular la salvación a los pobres. En la parábola queda claro que el hombre rico se habría salvado si hubiera ayudado a Lázaro. El cielo significa, en cierto modo, ver claro. Y el hombre rico ve ahora a Lázaro como el único que le puede ayudar. No pide a Abraham que le dé agua él mismo sino que “mande a Lázaro”. Lázaro significa “Dios ayuda”. Pero el kairós, el tiempo oportuno, ha sido desperdiciado…Es un aviso serio para no dejar pasar de largo la Gracia y “agarrarla por los pelos”.

Siempre pensamos que hay que ayudar a los pobres. Jesús pone los puntos sobre las íes y nos explica que son ellos, los pobres quienes pueden ayudarnos.

No me resisto a dejar algún texto que nos hace ver cómo se tomaron los cristianos de los primeros siglos el tema de la riqueza:

“Forzosamente, el principio y raíz de tus riquezas proceden de la injusticia. Porque Dios, al principio, no hizo al uno rico y al otro pobre, sino que dejó a todos la misma tierra. ¿De dónde, pues, siendo la tierra común tienes tú tantas yugadas de tierra y tu vecino ni un palmo de terreno?” San Juan Crisóstomo

El no dar parte de lo que se tiene es ya rapiña. S. Juan Crisóstomo

Abrid de par en par las puertas de vuestros graneros, dad salida a vuestras riquezas en todas las direcciones. Dime, ¿qué es lo que te pertenece?, ¿de dónde trajiste nada a la vida?, ¿de quién lo recibiste? Así son los ricos: se apoderan los primeros de lo que es de todos y se lo apropian, sólo porque se han adelantado a los demás... Si cada uno se contentase con lo indispensable para atender a sus necesidades y dejara lo superfluo a los indigentes, no habría ricos ni pobres. San Basilio

Y acabo con un no-cristiano (o no bautizado) Gandhi:

"Es bonito hablar de Dios mientras estamos sentados después de un agradable desayuno y a la espera de otra comida aún mejor. Pero, ¿cómo puedo hablarle de Dios a las muchedumbres que tienen que tirar adelante sin dos comidas al día?. A éstos, Dios sólo se les puede representar como pan y mantequilla. La única forma aceptable en que Dios puede osar presentarse a un pueblo hambriento y desocupado, es en el trabajo y las promesa de alimento como salario".

Que la lectura de este domingo nos lleva al hermano necesitado. ¡Lean lo últimito del Papa Francisco también!

SÁBADO DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Zacarías 2,5-9.14-15a
Interleccional: Jeremías 31,10-13: 
El Señor nos guardará como pastor a su rebaño
Lucas 9,43b-45

Zacarías 2,5-9.14-15a

Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté: "¿Adónde vas?" Me contestó: "A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud." Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, diciéndole: "Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de hombres y ganados que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de ella -oráculo del Señor-."" "Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti -oráculo del Señor-. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti."

Interleccional: Jeremías 31,10-13: 
El Señor nos guardará como pastor a su rebaño

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
"El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño."
R. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño

"Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte."
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.
R. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.
R. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño

Lucas 9,43b-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres." Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

jueves, 26 de septiembre de 2013

VIERNES DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Ageo 2,15b-2,9
Salmo 42: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío
Lucas 9,18-22
´

Ageo 2,15b-2,9

El año segundo del reinado de Darío, el día veintiuno del séptimo mes, vino la palabra del Señor por medio del profeta Ageo: "Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel -oráculo del Señor-; ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero -oráculo del Señor-, a la obra, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los ejércitos-. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo -dice el Señor de los ejércitos-. Mía es la plata y mío es el oro -dice el Señor de los ejércitos-. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero -dice le Señor de los ejércitos-; y en este sitio daré la paz -oráculo del Señor de los ejércitos-.""


Salmo 42: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: 
Salud de mi rostro, Dios mío



Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día."

lunes, 23 de septiembre de 2013

LUNES DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Esdras 1,1-6
Salmo 125: El Señor ha estado grande con nosotros
Lucas 8,16-18

Esdras 1,1-6

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a proclamar de palabra y por escrito en todo su reino: "Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén." "Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

Salmo 125: El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
R. El Señor ha estado grande con nosotros

Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos."
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
R. El Señor ha estado grande con nosotros

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas / cosechan entre cantares.
R. El Señor ha estado grande con nosotros

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
R. El Señor ha estado grande con nosotros

Lucas 8,16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener."

sábado, 21 de septiembre de 2013

Lucas 16:1-13, por M. Dolors Gaja, M.N.

Lucas 16,1-13
25 Domingo del tiempo ordinario, C

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. "El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. "Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite. "Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta. "Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."

— Comentario por M. Dolors Gaja, M.N.

Lucas es el evangelista que hace mayor hincapié en el  tema del dinero. Recoge, más que los otros, las diversas enseñanzas que Jesús dio acerca de él. Este domingo lo hace con una parábola algo extraña pues parece que Jesús alabe la falta de honradez del mal administrador. Y no es así. Pero vamos a la parábola:

DERROCHADOR DE BIENES

Por cercanía – se relata un capítulo antes – recordamos otro derrochador: el hijo pródigo. Tanto en una parábola como en otra queda claro que los bienes no son propios. Somos sólo administradores de todos los bienes que el Señor nos ha dado: la naturaleza – y ay de los que la explotan hasta hacerla agonizar- los talentos personales y, también, las posesiones materiales.

A lo largo del evangelio Jesús refleja distintas posturas ante los bienes que debemos, tan sólo, administrar: hay quien los entierra, como el criado de la parábola de los talentos; hay quien los derrocha, como este administrador o el hijo pródigo; hay quien sirve al dinero, como el rico Epulón o el hombre que duerme preocupado por construir silos para el grano…cuando esa misma noche se le pedirá la vida.

La única postura válida es la de la libertad, la del buen uso, la del compartir, como Zaqueo. Jesús no fue un ingenuo que rechazara el dinero, en su grupo había un tesorero. No maldijo el dinero pero criticó la dependencia de éste. Lo decía más fuerte, pues criticaba a los que “adoraban” el dinero.

Preguntémonos qué hacemos con los bienes recibidos, del tipo que sean (inteligencia, espiritualidad, bienes materiales…): ¿los entierro? ¿los dejo perder, los malgasto? ¿los convierto en centro de mi vida? (hay quien vive para el deporte, para el cuerpo, para el éxito, para el trabajo…) ¿ O los uso y comparto?

Jesús, como buen semita, usa cifras muy exageradas para captar la atención:  las cien medidas de aceite equivalen a 3.500 litros, que se reducen luego a la mitad; las cien medidas de trigo equivalen a 600 quintales o 27.600 kg  y la deuda se reduce a ochenta medidas lo cual supone un ahorro de 120 quintales o 5.520 kg

Los comentaristas discuten si este administrador sigue estafando a su señor cuando se ve descubierto, lo cual no parece muy lógico,  o lo que hace es renunciar a su parte, al margen de ganancia que el amo permitía a los administradores para así ganarse el favor de los “deudores”. Muchos se inclinan por esta interpretación, lo cual nos indica que si somos buenos administradores de los talentos recibidos nuestro “margen de ganancia” es también muy amplio. El caso es que, de nuevo, entramos en el perenne juego del evangelio, “perder para ganar” porque este administrador que pierde, gana la gratitud y la benevolencia de los deudores.

LOS DEUDORES DEL AMO

Hace años, cuando rezábamos el padrenuestro, nos reconocíamos deudores. Nuestra sociedad materialista fue limitando el concepto de deuda a “deber dinero” pero todos sabemos que las deudas más grandes nunca podremos pagarlas: el amor recibido, la educación, la confianza, las oportunidades, la fe transmitida, la vida misma…Ante estas deudas solo hay una manera de intentar pagar: reconocer que nunca podremos pagarlas. Y ese es el inicio de la gratitud.

Dios sólo puede tener deudores. Reconocer que nunca podré pagar a Dios sus beneficios y saberme en deuda es el inicio de la vida espiritual, de la humildad.

La deuda que yo tengo que “pagar a Dios” la cobra otro. Ese es el camino: de los bienes recibidos, son mis hermanos los beneficiarios.

LA FIDELIDAD

Hay que entender que Jesús, en esta parábola, elogia la astucia del administrador, no su deshonestidad. Y viene a decirnos que ojalá fuéramos tan espabilados como él para alcanzar la Luz. Para ello, para esa astucia que nos lleva a una vida luminosa, Jesús mismo nos indica el camino: la fidelidad a las pequeñas cosas. Porque la infidelidad se prepara cada día antes de abrazarla y lo mismo ocurre con la fidelidad: es un mosaico de pequeñas teselas. Teselas que hay que poner cada día con la certeza de que un día brillará, con todo esplendor, el mosaico de la imagen divina.

CORAZÓN PARTÍO

La persona, imagen e Dios, solo puede adorar a Dios. Y Dios es absoluto. Servir a Dios y al dinero es como pretender jugar un partido de fútbol con dos balones: no sabremos a cuál dar.  Pocas veces es Jesús tan rotundo, tan claro: No podéis servir a Dios y al dinero.

La sabiduría popular sabe que hay personas que encienden “una vela a Dios y otra al diablo” y contra eso nos previene Jesús: no se puede, tarde o temprano te inclinas por Dios o por el diablo.

Optar bien es lo que nos pide hoy la Palabra.  Servir y amar a Dios de todo corazón es nuestra única felicidad.

martes, 17 de septiembre de 2013

21 de septiembre: SAN MATEO, Apóstol

Efesios 4,1-7.11-13
Salmo 18: A toda la tierra alcanza su pregón
Mateo 9,9-13

Efesios 4,1-7.11-13

Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Salmo 18: A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
R. A toda la tierra alcanza su pregón

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
R. A toda la tierra alcanza su pregón

Mateo 9,9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."

VIERNES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

I Timoteo 6,2c-12
Salmo 48: Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos
Lucas 8,1-3

I Timoteo 6,2c-12

Querido hermano: Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada venimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

Salmo 48: Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas?
¿Si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Lucas 8,1-3

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

JUEVES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

I Timoteo 4,12-16
Salmo 110: Grandes son las obras del Señor
Lucas 7,36-50

I Timoteo 4,12-16

Querido hermano: Nadie te desprecie por ser joven; sé tú un modelo para los fieles, en el hablar y en la conducta, en el amor, la fe y la honradez. Mientras llego, preocúpate de la lectura pública, de animar y enseñar. No descuides el don que posees, que se te concedió por indicación de una profecía con la imposición de manos de los presbíteros. Preocúpate de esas cosas y dedícate a ellas, para que todos vean cómo adelantas. Cuídate tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te salvarás a ti y a los que te escuchan.

Salmo 110: Grandes son las obras del Señor

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
R. Grandes son las obras del Señor

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
R. Grandes son las obras del Señor

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
R. Grandes son las obras del Señor

Lucas 7,36-50

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora." Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte." El respondió: "Dímelo, maestro." Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?" Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más." Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente."Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama." Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados." Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."

MIÉRCOLES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

I Timoteo 3,14-16
Salmo 110: Grandes son las obras del Señor
Lucas 7,31-35

I Timoteo 3,14-16

Querido hermano: Aunque espero ir a verte pronto, te escribo esto por si me retraso; quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la asamblea de Dios vivo, columna y base de la verdad. Sin discusión, grande es el ministerio que veneramos: Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo, llevado a la gloria.

Salmo 110: Grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
R. Grandes son las obras del Señor

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
R. Grandes son las obras del Señor

Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. 
R. Grandes son las obras del Señor

Lucas 7,31-35

En aquel tiempo, dijo el Señor: "¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón."

MARTES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

I Timoteo 3,1-13
Salmo 100: Andaré con rectitud de corazón
Lucas 7,11-17

I Timoteo 3,1-13

Querido hermano: Está muy bien dicho que quien aspira a ser obispo no es poco lo que desea, porque el obispo tiene que ser irreprochable, fiel a su mujer, sensato, equilibrado, bien educado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, comprensivo, no agresivo ni interesado. Tiene que gobernar bien su propia casa y hacerse obedecer de sus hijos con dignidad. Uno que no sabe gobernar su casa, ¿cómo va a cuidar de una Iglesia de Dios? Que no sea recién convertido, por si se le sube a la cabeza y lo condenan como al diablo. Se requiere, además, que tenga buena fama entre los de fuera, para evitar el descrédito y que lo atrape el diablo.También los diáconos tienen que ser responsables, hombres de palabra, no aficionados a beber mucho ni a sacar dinero, conservando la fe revelada con una conciencia limpia. También éstos tienen que ser probados primero, y, cuando se vea que son irreprensibles, que empiecen su servicio. Las mujeres, lo mismo, sean respetables, no chismosas, sensatas y de fiar en todo. Los diáconos sean fieles a su mujer y gobiernen bien sus casas y sus hijos, porque los que se hayan distinguido en el servicio progresarán y tendrán libertad para exponer la fe en Cristo Jesús.

Salmo 100: Andaré con rectitud de corazón

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí?
R. Andaré con rectitud de corazón

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal.
R. Andaré con rectitud de corazón

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes,
no los soportaré.
R. Andaré con rectitud de corazón

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.
R. Andaré con rectitud de corazón

Lucas 7,11-17

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores." Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!" El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo." La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

lunes, 16 de septiembre de 2013

LUNES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar

I Timoteo 2,1-8
Salmo 27: Bendito el Señor, 
que escuchó mi voz suplicante
Lucas 7,1-10

I Timoteo 2,1-8

Querido hermano: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.

Salmo 27: Bendito el Señor, 
que escuchó mi voz suplicante

Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.
R. Bendito el Señor, 
que escuchó mi voz suplicante

El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
R. Bendito el Señor, 
que escuchó mi voz suplicante

El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.
R. Bendito el Señor, 
que escuchó mi voz suplicante

Lucas 7,1-10

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga." Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace." Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: "Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe." Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

sábado, 14 de septiembre de 2013

24 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, C, por Mons. Francisco González, S.F.


Exodo 32:7-11,13-14
Salmo 51: Volveré donde mi Padre
1Timoteo 1:12-17
Lucas 15:1-32 ó 15:1-10

Exodo 32,7-11.13-14

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: "Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.""Y el Señor añadió a Moisés: "Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo. "Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: "¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: "Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.""Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Salmo 50: Me pondré en camino adonde esta mi padre

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
R. Me pondré en camino adonde esta mi padre

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
R. Me pondré en camino adonde esta mi padre

Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
R. Me pondré en camino adonde esta mi padre

I Timoteo 1,12-17

Querido hermano: Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que crearán en él y tendrán vida eterna.Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Lucas 15, 1-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
— Ése acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
— Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.
También les dijo:
— Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. El padre les repartió los bienes.No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.Su hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.Éste le contestó: Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado. El padre le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.

— Comentario por Mons. Francisco González, S.F.

Este es el vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario. Alguien ha dicho que este es el domingo para resaltar “la alegría de la salvación”. La Liturgia de la Palabra nos dice algo del pecado del hombre y de la misericordia de Dios.

En la primera lectura escuchamos a Dios conversando con Moisés y diciéndole del castigo que va a imponer sobre los israelitas por idolatrar y ofrecer sacrificios a un becerro de oro. Moisés intercede ante Dios por su pueblo y la Sagrada Escritura nos dice como “el Señor renunció a destruir su pueblo como lo había anunciado”. La misericordia de Dios es extraordinaria.

La segunda lectura, tomada de las llamadas “cartas pastorales”. San Pablo confiesa que antes había sido “blasfemo, perseguidor (de los seguidores de Cristo) y furioso contradictor”, y ahora agradece “estar en el ministerio”, sin merecerlo, claro está, porque Dios tuvo compasión de él y porque “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”. El Apóstol de los Gentiles nos habla con profunda sencillez de la extraordinaria misericordia de Dios y cómo él la ha experimentado en su propia vida.

Francesc Ramis Darder escribió un librito sobre el evangelio de San Lucas. No me extrañaría que lo tituló pensando en el pasaje que hoy leemos de dicho evangelio. El título del libro, publicado en mayo de 1997, reza: Lucas, evangelista de la ternura de Dios. Diez catequesis para descubrir al Dios de la misericordia. Después de leer este título ya casi no hace falta leer nada más, al menos por un tiempo, y deleitarse en esa “ternura y misericordia” de Dios.

El pasaje de hoy nos presenta tres parábolas: el buen pastor que busca la oveja perdida y cuando la encuentra, la carga en hombros, se siente feliz y celebra con los amigos porque la perdida ha sido encontrada. La segunda parábola es la mujer que pierde una moneda, pero que no para hasta encontrarla, y, como en la parábola anterior, la mujer se llena de alegría y celebra la recuperación con las amigas.

En tercer lugar, nos encontramos con la “parábola del hijo pródigo” o como muchos hoy la llaman, la “parábola del padre misericordioso”. Estamos acompañando a Jesús en su camino a Jerusalén, mientras Él nos explica los requisitos para ser sus discípulos. Hoy hace un alto en el camino y cambia de tema. Hoy nos habla del rostro de Dios, de cómo es Dios, un Dios-Padre que acoge siempre, espera siempre y perdona siempre sin imponer condiciones.

El re-encuentro entre el hijo pródigo y el padre es extraordinario. El hijo quiere seguir esclavizado y de esa forma no tiene que cambiar, pero el padre le reta a que “verdaderamente sea hijo” y disfrute de todo lo que hay en la casa. El mayor vive en la casa ya, pero le falta descubrir la grandeza de una relación personal con el padre, se ha arropado en una obediencia puramente legalista y no ha sabido aceptar un amor creador de intimidad generadora de vida basada en el perdón y la misericordia que viene del Padre, del Buen Pastor que se alegra, que disfruta, que celebra la vuelta, el regreso del que se había perdido, vuelva en el estado que vuelva.

“Sí, me levantaré y volveré a la casa de mi padre… Cuando todavía estaba lejos, su padre le vió y sintió compasión, corrió a echarse a su cuello y le abrazó”.

martes, 10 de septiembre de 2013

MARTES DE LA 23 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

Colosenses 2,6-15
Salmo 144: El Señor es bueno con todos
Lucas 6,12-19

Colosenses 2,6-15

Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded según él. Arraigados en él, dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento. Cuidado con que haya alguno que os capture con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en los elementos del mundo y no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados con el, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.

Salmo 144: El Señor es bueno con todos

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
R. El Señor es bueno con todos

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
R. El Señor es bueno con todos

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R. El Señor es bueno con todos

Lucas 6,12-19

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Lucas 14:25-33, por M. Dolors Gaja, M.N.

Lucas 14:25-33
23 Domingo del tiempo ordinario, C

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Parece que es mucha la gente que acompaña a Jesús. Y no obstante, al final estuvo solo, muy solo. Hay una fase de descubrimiento de la persona de Jesús que encandila y fascina. Pero siempre viene la prueba, el momento en que Jesús rompe mis esquemas, las ideas que me he forjado sobre él. Amar a Dios significa estar abierto/a a su realidad y aceptarlo tal como es… Vayamos al relato:

La centralidad de Jesús

Jesús va delante y la comunidad le sigue. Por eso necesita volverse, girarse cuando les quiere hablar. La palabra que Jesús proclama parece inicialmente dura. Pero nos remite a una realidad y es la de que la vida no es "una tienda de todo a cien”, como se llamaban antes, donde todo tiene más o menos el mismo valor. Jesús nos pide que reconozcamos a Dios como Absoluto. Pero el verbo posponer no suele gustarnos pues nos parece que es dejar “en segunda fila” a aquellas personas que tanto amamos: padres, hermanos, familia...

No. Jesús no nos pide que graduemos nuestro amor pues en Él todo cabe. La imagen que me viene a la cabeza es la del palo de un pajar que permite que todo se ordene y, al mismo tiempo, centraliza, agrupa y sostiene.  Es el “Dios mío y todas las cosas” de Francisco de Asís. Que mi amor por Jesús sea ese bastón que ancla el resto de mi vida...

Llevar la cruz detrás de Jesús

En la vida se nos da, con el gozo, el dolor. Todos tenemos alguna cruz: personal (enfermedad, temperamento, limitación psíquica…) familiar (parejas rotas, hijos alejados…) social (trabajo, escasa valoración...) ¡hay tantas cruces!

Bien es verdad que habría que distinguir entre las cruces reales y las que nos fabricamos artificiosamente... hay mucho sufrimiento que no sólo no es querido por Dios ( Dios no quiere ningún sufrimiento) sino que se le hace, incluso, intolerable: ¿cómo va a tolerar Dios, que nos considera su imagen, su obra de arte, que digamos que “no valemos nada”? Y cuánto dolor produce la baja autoestima…que, encima, es una especie de bofetada a Dios.

Pero lo importante es que si hay dolor en nuestra vida sepamos llevarlo por el mismo camino que siguió Jesús. Es importante que aprendamos a dar valor redentor a nuestro sufrimiento. La cruz de Cristo tiene un potencial infinito porque fue ofrecida al Padre. Qué lástima tanto dolor perdido porque sólo se “soporta” y no se ofrece...

Capaz de acabar

Ya decía Manyanet que no está todo en comenzar sino en seguir adelante y concluir…y que mientras comenzar es de muchos, acabar es de pocos.

Jesús pone la imagen de un hombre que no es capaz de acabar de construir su propia casa y por ello es motivo de burla. Ante la vida se precisa la capacidad de reflexión, que aparece en los verbos calcular y deliberar. Sólo si primero pasamos por el silencio del corazón nuestro proyecto vital, si calculamos qué se nos pide y deliberamos con Dios el plan, para ver si Él aplaude o perfila aquel proyecto que yo le presento, sólo así tenemos una posibilidad de concluir la obra.

Todos conocemos personas-globo, personas que comienzan con entusiasmo y pinchan ante la primera dificultad. Y conocemos también personas hormiga que paso a paso y sin permitirse desfallecer, avanzan hacia la meta. ¿Qué soy yo? ¿soy paciente en lo esencial?

La renuncia a los bienes

A pocas personas pide Jesús una renuncia total a los bienes. Pero a todos los que intentamos seguirle nos pide que de corazón podamos decir: Tú eres mi único bien. Todo, sin Ti, es nada. Y nada, contigo, es todo. 

23 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, C, por Mons. Francisco González, S.F.



Comentario por Mons. Francisco González, S.F.

Estamos comenzando la vigésima tercera semana del Tiempo Ordinario. Como siempre, la Palabra de Dios nos ofrece una oportunidad para la reflexión personal, eclesial o comunitaria. La Liturgia de la Palabra comienza hoy con un pasaje del libro de la Sabiduría: “¿Quién puede entender los designios de Dios?”

Nadie los conoce, nosotros somos incapaces, nos confundimos fácilmente aún con las cosas y situaciones de este mundo. Si somos humildes, o sea, amantes de la verdad, nos daremos cuenta cómo nos hemos equivocado innumerables veces al emitir juicios u opiniones sobre otros, aunque en el momento de hacerlo, lo dijimos como si fuera dogma de fe. Nuestra mente es limitada y por lo tanto nuestro conocimiento no es perfecto, ¿por qué extrañarse entonces de que no podamos conocer los designios de Dios?

Desde el momento que tuvo lugar el pecado original, parece que el cuerpo ata el espíritu: “El vivir en casa de barro hace pesado el espíritu con sus mil pensamientos”, (1ª lectura) pero, como nos indica la misma lectura, “podemos conocer la voluntad de Dios porque nos ha enviado de lo alto su Espíritu Santo”.

Por tanto: ¿Quién puede saber lo que Dios quiere? El que ora, el que escucha Su Palabra, el que abre su mente y corazón a los dones del Espíritu de Dios.

En la segunda lectura, tomada de la carta a Filemón, vemos a un San Pablo expresándose en una forma muy humana. Él está en la cárcel y allí, como Él dice, “dio vida a Onésimo”, un esclavo que se había escapado de su dueño. Onésimo ha aceptado la fe y ahora Pablo lo envía a su antiguo dueño y le pide que lo trate, no como esclavo, sino como hermano querido y “aunque por un tiempo lo había perdido, ahora lo puede recuperar para toda la eternidad”. En esta carta de Pablo, la más corta de las que escribió, podemos ver que el ruego que hace a Filemón es el mismo que nos dirige a toda la comunidad cristiana: “Trataos como hermanos”, no puede ser de otra forma.

Ya llevamos con este domingo, once semanas acompañando a Jesús y sus discípulos en su viaje a Jerusalén. Hoy lo mismo que el evangelio del décimo-tercer domingo nos habla del discipulado y de la radicalidad del mismo: “¿Quieres ser mi discípulo?” Si de veras lo quieres, dice Jesús, carga con tu cruz y sígueme, enseñándoles a las multitudes la difícil tarea de la cruz. La cruz es esencial para ser discípulo del Señor; ser discípulo requiere un plan cuidadoso de formación. En algún lugar he leído algo muy verdadero: “Un cristianismo sin cruz no es más que pura elucubración de filósofos”.

La Buena Nueva del evangelio no es la filosofía de Cristo o su teología, sino la persona de Jesús mismo y nuestro compromiso es con su persona primero y ante todo.

Cruz, una palabra fuerte que nos habla de un misterio profundo y que sólo los que verdaderamente desean seguir a Jesús la cargan y la abrazan. Hay otros que la llevan también, pero esas cruces, en minúscula, vienen de la joyería y no fueron hechas en el Calvario.

El seguimiento de Jesús requiere renuncia y desprendimiento, pide un amor preferencial por Jesús, demanda abrazar-cargar con la cruz, sin olvidar la perseverancia.

“Cargar con la cruz”, finalmente, no supone buscar o ir detrás de dificultades y darse de coscorrones para la mayor gloria de Dios, eso no tiene sentido, sino más bien es vivir la vida de cada día de acuerdo con las exigencias del Reino y al estilo como Jesús vivía, pues no solamente él va delante, sino principalmente ÉL ES EL CAMINO.

En su primera homilía, el papa Francisco nos dijo: "Sin la Cruz de Cristo, somos mundanos, no discípulos".

Alguien ha definido a Dios como “un buscador”: Dios busca y sale al encuentro del hombre. Démosle gracias que nos busca, no vestido con la túnica de juez, sino en su desnudez desde la cruz.