jueves, 31 de agosto de 2023

VIERNES DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

I Tesalonicenses 4,1-8
Salmo 96: Alegraos, justos, con el Señor
Mateo 25,1-13


I Tesalonicenses 4,1-8

Hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús. Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada. Por consiguiente, el que desprecia este mandato no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.


Salmo 96: Alegraos, justos, con el Señor

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono.
R. Alegraos, justos, con el Señor

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R. Alegraos, justos, con el Señor

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
R. Alegraos, justos, con el Señor

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
R. Alegraos, justos, con el Señor



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."

miércoles, 30 de agosto de 2023

MIÉRCOLES DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

I Tesalonicenses 2,9-13
Salmo 138: Señor, tú me sondeas y me conoces
Mateo 23,27-32


I Tesalonicenses 2,9-13

Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.

Salmo 138: Señor, tú me sondeas y me conoces

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.
R. Señor, tú me sondeas y me conoces

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
R. Señor, tú me sondeas y me conoces

Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
R. Señor, tú me sondeas y me conoces



En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"

lunes, 28 de agosto de 2023

28 de agosto: SAN AGUSTÍN

Agosto 28: SAN AGUSTÍN DE HIPONA (354-430)


Los primeros años

Agustín nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354. La familia de Agustín no era rica pero sí respetable. El padre, Patricio, era pagano. Mónica consiguió que recibiera la gracia del bautismo y una muerte santa alrededor del año 371.

Agustín tuvo una educación cristiana. Mónica lo inscribió entre los catecúmenos. Una vez, estando muy enfermo, pidió el bautismo pero cuando el peligro pasó declinó el sacramento siguiendo la costumbre de la época.

Estudios en Tagaste, Madaura y Cartago

Patricio, orgulloso del éxito de Agustín en las escuelas de Tagaste y Madaura, lo envió a Cartago para continuar estudios. Cuando llegó a Cartago a finales del 370, Agustín fue seducido por el libertinaje de otros estudiantes, la gran ciudad, los teatros y su éxito literario.

Otro estilo de vida

Agustín confesó a Mónica que mantenía una relación con la mujer que dio a luz a su hijo (372). En su debilidad moral, Agustín conservaba cierta dignidad y sentía remordimientos. Desde los diecienueve años tuvo el deseo de romper con aquel estilo de vida.

En 373, una nueva inclinación se manifestó en su vida: leyendo el "Hortensio" se sintió inspirado por la sabiduría que Cicerón elogia en su obra. A partir de entonces, Agustín consideró la retórica como una profesión y la filosofía, léase "sabiduría", como una meta de su vida.

Maniqueo

Agustín y su amigo Honorato se hicieron maniqueos en 373, seducidos por las promesas de una filosofía libre, sin ataduras a la fe, y porque los maniqueos decían haber descubierto contradicciones en la Sagrada Escritura. El maniqueísmo había sido introducido en África por el persa Mani (215-276).

A Agustín le entusiasmaban las ciencias naturales y los maniqueos decían que la naturaleza no tenía secretos para su obispo, Fausto. Además, el problema del mal era una gran incógnita y al no poder resolverlo Agustín reconoció dos principios opuestos. Adicionalmente, tenía el encanto de la irresponsabilidad moral porque el maniqueísmo negaba el libre albedrío y atribuía el pecado a un principio ajeno.

Agustín leyó los libros de la secta y adoptó sus opiniones. Su proselitismo llevó al error a su amigo Alipio y a Romaniano, el amigo de su padre que pagaba los gastos de Agustín.

Profesor en Tagaste

Al finalizar sus estudios, Agustín regresó a Tagaste a enseñar gramática. Convencía a sus alumnos y uno de ellos, Alipio, lo siguió en el error. Después recibiría con Agustín el bautismo en Milán y llegaría a ser obispo de Tagaste, su ciudad natal.

Profesor en Cartago y desvinculación del maniqueísmo

Agustín se fue a Cartago donde continuó enseñando retórica. Aquí su intelecto resplandeció aún más. Ganó un concurso poético y el procónsul Vindiciano le confirió la "corona agonística".

Por su parte, Mónica deploraba la herejía de Agustín y no lo habría aceptado en su casa si no hubiera sido por el consejo del obispo san Ambrosio quien declaró que "el hijo de tantas lágrimas no puede perecer".

A finalizar su primera obra sobre estética empezó a debilitarse su maniqueísmo. Las enseñanzas de Mani no eran lo que pretendían los maniqueos. Agustín siempre permaneció en la secta como "oyente", el grado más bajo de la jerarquía.

Agustín explica su desencanto: destruyen todo y no construyen nada, sus argumentos son flojos cuando debaten con los católicos. Sobre las Escrituras la única respuesta que tienen es "han sido falsificadas". No conocen la naturaleza ni su funcionamiento. Cuando hacía preguntas sobre los movimientos de las estrellas nadie sabía contestarle. "Espera a Fausto", le decían, "él te lo explicará todo". Por fin, Fausto de Mileve, el obispo maniqueo llegó a Cartago. Agustín fue a visitarlo y se encontró con el retórico vulgar e ignorante de sabiduría científica. La ilusión había durado nueve años.

Encuentro con san Ambrosio de Milán

Agustín sentía atracción por Italia. Como su madre sospechaba su partida y estaba determinada a no separarse de él, se embarcó a escondidas por la noche. Tiene veintinueve años (383).

En Roma abrió una escuela de retórica pero disgustado por las argucias de los alumnos, que le engañaban descaradamente con los honorarios de las clases, solicitó una cátedra vacante en Milán. Cuando visitó al obispo Ambrosio se sintió cautivado por la amabilidad del santo y comenzó a asistir a sus prédicas.

Últimas crisis antes de la conversión

Antes de abrazar la fe Agustín sufrió una lucha de tres años. Primero se inclinó hacia la filosofía de los académicos con su escepticismo pesimista. Después la filosofía neoplatónica. En Milán, apenas había leído algunas obras de Platón y de Plotinio cuando despertó a la esperanza de encontrar la verdad. Agustín soñaba que él y sus amigos dedicaban la vida a su búsqueda, ajenos a los honores, las riquezas y el placer, acatando el celibato como regla (Confesiones, VI). Era tan solo un sueño porque todavía era esclavo de sus pasiones.

Mónica, que se había reunido con su hijo en Milán, le convenció para que se casara pero la prometida en matrimonio era demasiado joven. Agustín se había separado de la madre de su hijo Adeodato, pero otra ocupó el puesto. Así fue como atravesó un último período de lucha y angustia. Finalmente, la lectura de las Sagradas Escrituras le convenció de que Jesucristo era el único camino a la verdad y a la salvación.

Una entrevista con Simpliciano, futuro sucesor de san Ambrosio, en la que contó a Agustín la conversión del famoso retórico neoplatónico Victorino (Confesiones, VIII.1, VIII.2), abrió el camino para el golpe de gracia. A la edad de treinta y tres años Agustín había llegado al final de su peregrinación moral y de fe (septiembre de 386).

En la soledad de Casiciaco: "Los Diálogos"

Agustín renunció a su cátedra y marchó con Mónica, Adeodato y sus amigos a Casicíaco, la propiedad campestre de Verecundo. Allí se dedicó a la búsqueda de la verdadera filosofía que para él era inseparable del cristianismo.

Estaba familiarizando con la doctrina cristiana y la fusión de la filosofía platónica con los dogmas revelados iba solidificando en su mente. La soledad en Casicíaco hizo realidad su sueño. En su libro "Contra los académicos", Agustín describe la serenidad ideal de Casiciaco que estimula la pasión por la verdad.

Completó la enseñanza de sus amigos con lecturas literarias y conferencias fisosóficas que fueron recopiladas por un secretario y son la base de los "Diálogos".

Licencio recuerda en sus "Cartas" las mañanas y atardeceres filosóficos en los que los temas de las conferencias eran la verdad, la certeza, la verdadera felicidad en la filosofía (De la vida feliz), el orden de la Providencia en el mundo y el problema del mal (De Ordine) y, por último, Dios y el alma (Soliloquios, Acerca de la inmortalidad del alma).

Los "Diálogos" (Casiciaco 286) es una obra filosófica de juventud (Confesiones, IX.4) que contiene la historia de su formación cristiana. El objeto de su filosofía es respaldar la autoridad con la razón y, para Agustín, la gran autoridad es de Cristo. Si Agustín es platónico se debe a que encuentra en ellos interpretaciones que están en armonía con su fe (Contra los académicos, III, c. X). Esta confianza era excesiva pero quien habla en los "Diálogos" ciertamente es cristiano, no platónico.

Agustín nos cuenta los detalles de su conversión, el argumento que lo convenció (la vida y conquistas de los Apóstoles), su progreso en la escuela de san Pablo (ibid., II,II), las conferencias con sus amigos sobre la divinidad de Jesucristo, la conversión que la fe obró en su alma derrotando el orgullo intelectual que los estudios platónicos habían despertado en él (De la vida feliz), la calma gradual de sus pasiones y la resolución de elegir la sabiduría como única compañera (Soliloquios, I, X).

Se puede apreciar la influencia del neoplatonismo en Agustín. Al buscar la armonía entre las dos doctrinas creyó encontrar el cristianismo en Platón o el platonismo en el Evangelio. En sus "Retractaciones", Agustín reconoce que no siempre ha podido evitar este peligro. Así, imaginó haber descubierto en el platonismo la doctrina completa del Verbo y el prólogo entero de San Juan. Sin embargo, desmintió muchas teorías neoplatónicas que al principio lo habían conducido al error. Agustín reprocha a los platónicos que rechacen los puntos fundamentales del cristianismo: "El gran misterio, el la Encarnación del Verbo y el amor humilde". También ignoran la gracia, dice, dando sublimes preceptos de moralidad sin ninguna ayuda para alcanzarlos.

Bautismo

Agustín anhelaba recibir con el bautismo la gracia divina. En el año 387, al principio de la Cuaresma fue a Milán y con Adeodato y Alipio ocupó su lugar entre los "competentes". Ambrosio lo bautizó el día de Pascua Florida.

Agustín, Alipio y Evodio decidieron retirarse a África. Agustín permaneció en Milán hasta el otoño continuando sus obras: "Acerca de la inmortalidad del alma" y "Acerca de la música".

Muerte de Mónica



En el otoño de 387 iba a embarcarse en Ostia cuando Mónica falleció. En las Confesiones, IX, Agustín nos habla de aquel momento descubriéndonos las interioridades de su alma.

De vuelta a África con el ideal de una vida perfecta

Agustín permaneció en Roma varios meses refutando el maniqueísmo. En agosto del 388 partió hacia África y después de una breve estancia en Cartago regresó a Tagaste. Allí vendió sus bienes y regaló las ganancias a los pobres.

Agustín y sus amigos se retiraron a sus tierras, que ya no le pertenecían, para llevar una vida en común de pobreza, oración y estudio de las Escrituras. El libro de las "LXXXIII cuestiones" es el fruto de las conferencias celebradas en este retiro, en el que también escribió "De Genesi contra Manichaeos", "De Magistro", y "De Vera Religione."

Sacerdote

Agustín no pensó en ordenarse sacerdote pero mientras oraba en una iglesia en Hippo Regius la gente se congregó a su alrededor aclamándole y rogando al obispo, Valerio, que lo ordenase sacerdote.
Agustín fue ordenado sacerdote en 391 pero volvió a su vida religiosa en Tagaste. Valerio le apoyó poniendo una propiedad eclesiástica a su disposición y permitiendo que estableciera un monasterio. También le pidió que predicara, a pesar de que en África este ministerio estaba reservado a los obispos. Agustín combatió la herejía, especialmente el maniqueísmo con gran éxito. También abolió el abuso de celebrar banquetes en las capillas de los mártires.

El 8 de octubre del año 393 tomó parte en el Concilio Plenario de África, presidido por san Aurelio, obispo de Cartago, y a petición de los obispos dio un discurso que, en su forma completa, sería el tratado de "De Fide et symbolo."

Obispo de Hipona

Valerio, obispo de Hipona, debilitado por la vejez, obtuvo la autorización de san Aurelio, primado de África, para asociar a Agustín como coadjutor. Agustín se resignó a que Megalio, primado de Numidia, lo consagrara obispo. Tenía cuarenta y dos años y ocupó la sede de Hipona durante treinta y cuatro.

Agustín combinó sus deberes pastorales con las austeridades de la vida religiosa. Transformó su residencia episcopal en monasterio, viviendo en comunidad con sus clérigos quienes se comprometieron a observar la pobreza religiosa.

La casa episcopal de Hipona formó a los fundadores de los monasterios que se extendieron por toda África y a los obispos que ocuparon las sedes vecinas. San Posidio (Vita S. August., XXII) enumera diez amigos de Agustín y discípulos que fueron promovidos al episcopado. Agustín ganó el título de patriarca de los religiosos y renovador de la vida del clero en África.

Agustín predicaba con frecuencia y escribió cartas que divulgaron sus soluciones a los problemas de la época. También influyó con sus enseñanzas en los concilios africanos a los que asistió: Cartago en 398, 401, 407, 419 y Mileve en 416 y 418.

Controversia maniquea y el problema del mal

Al ser consagrado obispo, el celo que Agustín había mostrado desde su bautismo en acercar a sus antiguos correligionarios a la verdadera Iglesia tomó una forma más paternal:

"Dejad que se encolericen contra nosotros
aquellos que desconocen cuán amargo
es el precio de obtener la verdad…
En cuanto a mí, os mostraría la misma indulgencia
que mis hermanos mostraron conmigo
cuando yo erraba ciego por vuestras doctrinas"
(Contra Epistolam Fundamenti, III).

Entre los acontecimientos más memorables ocurridos durante esta controversia está la victoria que en 404 obtuvo sobre Félix, un doctor de la secta. Félix propagaba sus errores en Hipona y Agustín le invitó a una conferencia pública. Al finalizar, Félix aceptó la derrota y abrazó la fe. Agustín refutó en sus escritos a Mani (397), al famoso Fausto (400), a Secundino (405), y (alrededor de 415) a los fatalistas priscilianistas.

En su pensamiento sobre el mal, Agustín proclama que la obra de Dios es buena y la fuente del mal moral es la libertad de las criaturas (De Civitate Dei, XIX.13.2). Defiende el libre albedrío, incluso en el hombre tal y como es. Sus obras contra los maniqueos son una reserva de argumentos en esta controversia todavía en debate.

Controversia donatista

Mientras en Oriente discutían sobre cristología y la divinidad del Verbo, en Occidente lo hacían sobre el pecado. El dilema era la santidad de la Iglesia; ¿Puede ser perdonado el pecador y dejar que continue siendo miembro de la Iglesia? En África, los debates eran sobre la santidad de la jerarquía. Los obispos de Numidia no habían aceptado la consagración de Ceciliano, obispo de Cartago, de manos de un "traditor" (cisma del 312).

Cuando Agustín llegó a Hipona, el cisma había alcanzado enormes proporciones y se mostraba en tendencias políticas. La Iglesia Africana siguió el ejemplo de Agustín. Al principio buscó restablecer la unidad por medio de conferencias. Inspiró varias medidas conciliadoras en los concilios de África y envió embajadores a los donatistas invitándolos a reintegrarse a la Iglesia o instándoles a enviar diputados a una conferencia (403).

Los donatistas primero respondieron con silencio, luego con insultos y después con violencia. Posidio, obispo de Calamet y amigo de Agustín, se vio forzado a huir. El obispo de Bagaïa fue agredido. Agustín sufrió atentados contra su vida (Carta 88 a Januario, el obispo donatista). Agustín aprobó entonces unas leyes duras aunque nunca deseó que la herejía se castigara con la muerte.

En junio de 411 tuvo lugar una conferencia en Cartago en presencia de 279 obispos donatistas y 286 católicos. Los portavoces de los donatistas eran Petiliano de Constantinopla, Primiano de Cartago y Emérito de Cesarea. Los oradores católicos eran Aurelio y Agustín. Agustín demostró la inocencia de Ceciliano y de su consagrante Félix. En el debate estableció la tesis católica de que la Iglesia terrenal puede, sin perder su santidad, tolerar bajo su palio a los pecadores a fin de convertirlos. El procónsul Marcelino, en nombre del emperador, sancionó la victoria de los católicos. El donatismo decayó y desapareció finalmente con la llegada de los vándalos.

Agustín desarrolló su teoría de la Iglesia tan amplia y magníficamente que merece que se le llame el "Doctor de la Iglesia" además de "Doctor de la Gracia". Möhler (Dogmatik, 351) escribió: "Desde los tiempos de san Pablo no se ha escrito nada sobre la Iglesia que tenga la profundidad y la fuerza de las obras de san Agustín".

Agustín corrigió y perfeccionó las páginas de San Cipriano de Cartago sobre la institución divina de la Iglesia, su autoridad, sus marcas esenciales y su misión en la distribución de la gracia y administración de los Sacramentos.

Controversia pelagiana

El final de la lucha contra los donatistas coincidió con los comienzos de una disputa teológica que mantuvo ocupado a Agustín hasta su muerte.

África, donde Pelagio y su discípulo Celestio habían buscando refugio después de la toma de Roma por Alarico fue el centro de los primeros desórdenes pelagianos. En 412 un concilio celebrado en Cartago condenó a los pelagianos por sus ataques a la doctrina del pecado original.

Agustín escribió en contra de ellos "De naturâ et gratia" y los concilios celebrados en Cartago y Mileve confirmaron la condena a estos innovadores cuyas tesis se habían impuesto en el sínodo de Diospolis (Palestina); condena que fue confirmada por el papa san Inocencio I (417).

Un segundo período de crisis pelagianas tuvo lugar en Roma. El papa san Zósimo, a quien Celestio había convencido hasta que Agustín tomó cartas en el asunto, condenó a los herejes en 418. A partir de entonces, Agustín contestó a Julián de Eclana, lider del partido pelagiano.

Hacia 426 entró en liza una escuela que se llamó semipelagiana. Sus primeros miembros eran monjes de Hadrumetum en África, a los que siguieron otros de Marsella, dirigidos por Casiano, el famoso abad de San Víctor. Éstos buscaron un punto medio entre Agustín y Pelagio. Defendían que la gracia se debe otorgar a aquellos que la merezcan y negarla a los demás; por lo tanto, la buena voluntad tiene precedencia, pues desea, pide y Dios recompensa. Agustín expuso en "De Prædestinatione Sanctorum" cómo incluso estos primeros deseos de salvación existen en nosotros debido a la gracia de Dios.

Contra el arrianismo

A los setenta y dos años de edad (426), queriendo ahorrar a su ciudad episcopal la agitación de una elección después de su muerte, hizo que tanto el pueblo como el clero aclamaran la elección del diácono Heraclio como auxiliar y sucesor suyo.

Pero Agustín no pudo descansar (427) por la agitación en Hipona debido a la revuelta del conde Bonifacio. Los ostrogodos, enviados por la emperadora Placidia contra Bonifacio y los vándalos, a quienes llamó después en su ayuda, eran arrianos. Maximino, obispo arriano, entró en Hipona con las tropas imperiales. Agustín defendió la fe en una conferencia pública (428) y en varios escritos. Apenado por la devastación de África se afanó por conseguir una reconciliación entre el conde Bonifacio y la emperatriz.

La paz fue imposible con Genseric, rey vándalo. Vencido Bonifacio, buscó refugio en Hipona donde muchos obispos habían huído en busca de protección. Hipona, bien fortificada, padeció dieciocho meses de asedio.

Agustín continuó refutando a Julián de Eclana pero cuando comenzó el asedio enfermó y al cabo de tres meses falleció el 28 de agosto de 430, en el año septuagésimo octavo año de su vida.

Fuente: Enciclopedia Católica On Line

domingo, 27 de agosto de 2023

¿Quién fue San Agustín?

¿Quién fue San Agustín? 
Entrevista a José Ramón Ayllón

José Ramón Ayllón nos ofrece una versión directa de la vida de San Agustín, sin centrarse tanto en la filosofía o la teología como en la propia vida del Obispo de Hipona en un lenguaje actual y ágil. A continuación ofrecemos unas palabras del autor de esta versión:

¿Quién fue San Agustín?

Un hombre a la altura del momento extraordinario que le tocó vivir. Contempló la caída del más poderoso imperio antiguo. Pasó de sabio pagano a obispo de la nueva religión de un mundo nuevo. En la frontera entre dos civilizaciones, entendió perfectamente ambas culturas, y su síntesis entre platonismo y cristianismo ha configurado Europa hasta nuestros días. Su fuerza creadora le lleva a inaugurar dos géneros: la autobiografía y la teología de la Historia.

¿Qué importancia tiene como filósofo?

Es un Top Ten, sin ninguna duda. Su obra filosófica, por su amplitud y profundidad, supera a todas las anteriores expresiones del pensamiento cristiano, y deja su impronta en los siglos venideros.

En La Ciudad de Dios, primer ensayo de filosofía y teología de la Historia, leemos que la religión y la política apuntan al mismo fin: descubrir y amar al Dios que habita en el interior de cada criatura humana; de ahí que la Iglesia fundada por Cristo, deba dar forma al Estado con sus principios, y tenga el derecho de apoyarse en él.

Esta concepción recorrerá, desde entonces, toda la historia política de Europa. Por eso, en Le Monde, Roger-Pol Droit tituló un editorial cultural de fin de año con estas palabras: Nombre: Agustín; sobrenombre: Occidente.

¿Qué son las Confesiones?

Hoy estamos acostumbrados al género autobiográfico, pero Agustín es el pionero que lo crea. Y lo hace de forma genial, hasta el punto de lograr una obra considerada, por muchos, el mejor libro de la Historia, después de la Biblia. En esas páginas, nos regala una mezcla insuperable de antropología, ética, psicología y estilo. Si reducimos a esquema su contenido, podemos decir que la autobiografía más reeditada y leída es la introspección de un alma en carne viva, una búsqueda apasionada de la felicidad, un alarde de psicología y estilo literario. Y, sobre todo, una oración a corazón abierto.

¿Por qué esta versión reducida?

Pienso que algunos clásicos solo pueden entrar en las aulas si se facilita su lectura. Ése ha sido mi reto. ¿Con qué criterios? En primer lugar, he suprimido digresiones filosóficas y teológicas, para mostrar al desnudo la vida apasionante del joven Agustín, hasta su conversión. Por otro lado, he intentado hacer justicia a su altísima calidad literaria por medio de un castellano del siglo XXI, alejado de la retórica arcaida de algunas traducciones.

¿Le ha servido su experiencia como novelista?

Por supuesto. Pero el propio Agustín me ha dado todas las facilidades, pues su vida –donde no faltan los ingredientes morbosos- es más apasionante que cualquier novela. Y su forma de contrala me parece insuperable.

sábado, 26 de agosto de 2023

DOMINGO DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A (Lecturas)

Isaías 22,19-23
Salmo 137: Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos
Romanos 11,33-36
Mateo 16,13-20


Isaías 22,19-23

Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna.»


Salmo 137: Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.
R. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos

Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
R. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos

El Señor es sublime,
se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
R. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos


Romanos 11,33-36

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
— ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
— Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
Él les preguntó:
— Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
— Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió:
— ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

DOMINGO DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A

jueves, 24 de agosto de 2023

24 de agosto: SAN BARTOLOMÉ, Apóstol

24 de agosto: San Bartolomé, Apóstol

24 de agosto: San Bartolome, Apóstol




El nombre Bartholomaios procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo".

— Bartolomé, Natanael

Es mencionado en los tres de evangelios sinópticos siempre en compañía de Felipe (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14) y en los Hechos de los Apóstoles (1:13). Muchos autores creen que el personaje que el evangelista Juan llama Natanael (Juan 1:45-51; 21:2), es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé porque Mateo, Lucas y Marcos cuando nombran al apóstol Felipe le colocan siempre como compañero a Natanael. Natanael significa "regalo de Dios".

- Bartolomé no aparece en el evangelio de Juan mientras que Natanael no es mencionado en los sinópticos.

- Los nombres Bartolomé y Felipe están emparejados en el evangelio de Mateo y Lucas. En el evangelio de Marcos, Felipe y Bartolomé están juntos. Todo ello concuerda con el evangelio de Juan, que dice que Felipe era amigo de Natanael y le presentó a Jesús.

- La llamada de Natanael parece una llamada al apostolado.

- Natanael era de Galilea donde Jesús encontró a la mayoría sino a todos los doce Apóstoles.

- En la aparición de Jesús en la orilla del mar de Tiberias, Natanael está presente junto con algunos apóstoles que son nombrados y dos no nombrados discípulos de Jesús, que eran probablemente apóstoles (la palabra "apóstol" no se encuentra en el cuarto Evangelio y "discípulo" de Jesús ordinariamente significa apóstol).

Sin embargo, esta cadena de evidencias es circunstancial. Natanael puede haber sido otra persona en la cual el autor del cuarto evangelio pudo haber estado muy interesado, como lo hizo con Nicodemo, quien tampoco aparece en los sinópticos.

— Bartolome en los escritos de Eusebio


Nadie menciona a Bartolomé en la literatura eclesiástica antes que Eusebio, quien cuenta que Pantaenus, evangelizando en la India, supo que un apóstol ya había evangelizado allí antes y le había dado a sus convertidos el Evangelio de Mateo escrito en hebreo, que todavía era atesorado por la Iglesia. India era un nombre que cubría una vasta área, incluida Arabia Felix.

La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a san Judas Tadeo. Ambos son considerados patrones de la Iglesia Apostólica Armenia por ser los primeros en fundar el cristianismo en Armenia.

Otras tradiciones representan a Bartolomé como predicador en Mesopotamia, Persia, Egipto, Lycaonia, Phrygia, y en las orillas del Mar Negro.

— Martirio y muerte

Su muerte, se dice que fue en Albanopolis en Armenia. Algunos testimonios dicen que fue decapitado, otros que fue desollado vivo y luego crucificado, con la cabeza hacia abajo, por ordenes de Astyages, porque Bartolomé había convertido a su hermano Polymus, rey de Armenia.

Según san Doroteo, fue crucificado. He aquí las propias palabras de este santo: "San Bartolomé dio a conocer el evangelio de san Mateo a los indios, predicándoles en la lengua que ellos hablaban, y murió crucificado cabeza abajo, en Albana, ciudad de la extensa región de Armenia". San Teodoro afirma que fue desollado. En cambio, en otros muchos libros se lee que este apóstol fue decapitado.

Sgún una tradición, fue enterrado en la isla de Lipara y más tarde trasladado a Benevento, Italia y después a Roma donde ahora están en la Iglesia de San Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo" del río Tiber. Se dice que la Reina Emma, la esposa del Rey Canute entregó uno de sus brazos a Canterbury en el siglo XI.

— En el Martirologio Romano

El Martirologio Romano resume la vida del santo: "San Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la piel y después le cortaron la cabeza".

Su fiesta es celebrada el 24 de agosto. El 11 de junio los griegos, coptos y sirios; el 8 de diciembre los armenios.

Un evangelio apócrifo de Bartolomé existió en los primeros años.

— En el arte

La imagen más conocida de Bartolomé en la historia del Arte es la representación del santo cuando sufre martirio, siendo desollado, sobre un potro o atado a un árbol. También se le ha representado obrando milagros: resucitando a los hijos del rey Polimio y liberando a su hija poseída por el demonio. A veces aparece siendo flagelado.

Tambien es representado con un gran cuchillo en alusión a su martirio: desollado vivo. Por esta razón es el patrón de los curtidores. Aparece también mostrando su piel cogida en el brazo como si se tratara de una prenda de vestir. En la época Barroca es común verlo representado como apóstol, con largo manto blanco, asiendo las escrituras y mostrando el cuchillo.


DUOMO DE MILAN



JOSE RIBERA

— Patrono

San Bartolomé es patrón de los curtidores, carniceros, fabricantes de libros, guantes, pieles, zapateros, sastres, mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros. Se le invoca contra desórdenes nerviosos.

24 de agosto: San Bartolomé, apóstol (Lecturas)

Apocalipsis 21,9b-14
Salmo 144: Que tus fieles, Señor,
 proclamen la gloria de tu reinado
Juan 1,45-51


Apocalipsis 21,9b-14

El ángel me habló así: «Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero.» Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.

Salmo 144,10-11.12-13ab.17-18
Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y la majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado



En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice:
— Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.
Natanael le replicó:
— ¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:
— Ven y verás.
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
— Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.
Natanael le contesta:
— ¿De qué me conoces?
Jesús le responde:
— Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Natanael respondió:
— Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Jesús le contestó:
— ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has ver cosas mayores.
Y le añadió:
— Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

sábado, 19 de agosto de 2023

DOMINGO DE LA 20 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A


Mateo 15,21-28: Evangelio en imágenes


En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo." Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando." Él les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel." Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: "Señor, socórreme." Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos." Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le respondió: "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas." En aquel momento quedó curada su hija.

EL EVANGELIO EN IMÁGENES:















Domingo 20 del Tiempo Ordinario, año A: "Aceptemos aprender de los demás", por Mons. Francisco Gonzalez, S.F.



En la primera lectura, las palabras del profeta posiblemente causaron consternación entre la gente del pueblo elegido. Tan elegido se sentía que todo lo que no eran ellos o de ellos, no podía reclamar el beneplácito de Dios. El profeta les recuerda observar el derecho y practicar la justicia, pues la justicia de Dios está para manifestarse. Más adelante les dice que las bendiciones de este Dios van a recaer sobre todos, no solamente sobre el pueblo elegido: ...porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos.

Una lección semejante la encontramos en el evangelio de hoy donde nos narra cómo Jesús se retiró al país de Tiro y Sidón, región de paganos que no estaba bajo el dominio del rey de los judíos. Una mujer salió de algún lugar, tal vez cruzó la frontera y comenzó a seguir al grupo que lideraba Jesús, al mismo tiempo que gritaba para llamar su atención. Tenía una necesidad grande, su hija estaba poseída por un demonio muy malo.

Parece ser que era tal el alboroto que producía que los discípulos pidieron a Jesús que la atendiera, en vez de seguir ignorándola. El defendió dicha actitud recordándoles que su misión era dirigirse a las ovejas descarriadas de Israel, a los pobres, a los desahuciados, a los enfermos pero de Israel.

Cuando la mujer lo pudo alcanzar y se hincó delante de él, le suplicaba: “Socórreme, Señor”. Jesús siguió en sus trece y no cedía, tanto que le dijo algo que hasta pudiera ofender nuestros oídos: “No está bien quitarle el pan a los hijos (Israel) para echárselo a los perrillos (paganos y ella era cananea)”.

Ella, que era madre, tal vez madre soltera, viuda o abandonado por su marido o familia, no estaba para razones religiosas, filosóficas o históricas. Lo que estaba en su mente y corazón era su hija poseída por un demonio muy malo y que como consecuencia su vida era un infierno. No se nos dice qué clase de enfermedad o posesión satánica sufría la hija, pero lo que si sabemos es que el sufrimiento reinaba en su casa, en su hogar.

Tal vez la joven actuaba con violencia, creando peligro para ambas; tal vez estaba postrada en cama veinticuatro horas al día sin poder hacer nada; tal vez se pasaba el día y la noche dando gritos. Fuera lo que fuera, era algo grave, pues la madre lo describe como “muy malo”, cruza la frontera para hablar con alguien que no es de los suyos, y que la ignora primero, y la insulta después.

La madre sigue insistiendo a pesar de todo y responde a Jesús: “Cierto, Señor, pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Creo que deberían dar un aplauso a esa mujer, que no cede porque ella está sufriendo, su hija está sufriendo, y Jesús, a quien ella se dirige tiene el poder de remediarlo, y así al final Jesús, ¡qué grande es en su humildad!, acepta que el Dios en cuyo nombre él ha recibido su misión no hace distinción, y el sufrimiento que tiene el poder de igualar a los seres humanos, es algo que Dios quiere remediar. Jesús, el Todopoderoso y Maestro, aprende de la gran lección que le da una madre impotente ante el sufrimiento de su hija.

Grandes lecciones podemos aprender todos de este pasaje evangélico. En primer lugar la fe y confianza en Dios que quiere, que ama a todos sin distinción de clases, nacionalidad, posición económica o religión.

En segundo lugar la perseverancia aún cuando las cosas no sucedan de inmediato, sabiendo resistir al silencio, el rechazo, incluso las buenas razones cuando la justicia y amor están por encima de ellas.

En tercer lugar, el ejemplo de Jesús, que a pesar de todos los pesares, a pesar de su autoridad, a pesar de lo que el creía ser su fidelidad a la misión por la que él había venido a este mundo, acepta aprender de los demás y reconoce el razonamiento superior de esa mujer pagana: Dios no quiere el sufrimiento, y lo mismo que hace salir el sol para buenos y malos, su sanación tampoco hace distinciones.

DOMINGO DE LA 20 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A (Lecturas)

Isaías 56,1.6-7
Salmo 66,2-3.5.6.8: 
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben
Romanos 11,13-15.29-32
Mateo 15,21-28


Isaías 56,1.6-7

Así dice el Señor: «Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»


Salmo 66,2-3.5.6.8: 
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


Romanos 11,13-15.29-32

Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.


En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
— Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.
Él no le respondió nada.
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
— Atiéndela, que viene detrás gritando.
Él les contestó:
— Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
— Señor, socórreme.
Él le contestó:
— No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
Pero ella repuso:
— Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
— Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada su hija.


COMENTARIO DOMINICAL:

La Exhortación Apostólica



Estos documentos generalmente se promulgan después de la reunión de un Sínodo de Obispos o por otras razones. Son parte del magisterio de la Iglesia.

Exhortaciones apostólicas post-sinodales son:

Evangelli nuntiandi (1975) del Papa Pablo VI, sobre la Evangelización del mundo moderno.
Catechesi tradendae (1979) del Papa Juan Pablo II, sobre la catequesis.
Familiaris consortio (1984) del Papa Juan Pablo II, sobre el papel de la familia cristiana.
Reconciliatio et paenitentia (1984) del Papa Juan Pablo II, sobre la reconciliación y la penitencia 
   en la misión de la Iglesia.
Redemptoris custos (1989)del Papa Juan Pablo II, en la persona y misión de San José 
   en la vida de Cristo y la Iglesia.

viernes, 18 de agosto de 2023

SÁBADO DE LA 19 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

Josué 24,14-29
Salmo 15: Tú, Señor, eres el lote de mi heredad
Mateo 19,13-15


Josué 24,14-29

En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo: "Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor." El pueblo respondió: "¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor; ¡es nuestro Dios!"Josué dijo al pueblo: "No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará." El pueblo respondió: "¡No! Serviremos al Señor." Josué insistió: "Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor." Respondieron: "¡Somos testigos!" Josué contestó: "Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor, Dios de Israel." El pueblo respondió: "Serviremos al Señor, nuestro Dios. y le obedeceremos."Aquel día, Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Escribió las cláusulas en el libro de la ley de Dios, cogió una gran piedra, y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: "Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios." Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad. Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

Salmo 15: Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad



En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos." Les impuso las manos y se marchó de allí.

jueves, 17 de agosto de 2023

Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, Año I (Lecturas)

Josué 3,7-10a.11.13-17
Salmo 113A,1-2.3-4.5-6: Aleluya
Mateo 18,21–19,1


Josué 3,7-10a.11.13-17

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy empezaré a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú ordena a los sacerdotes portadores del arca de la alianza que cuando lleguen a la orilla se detengan en el Jordán.» Josué dijo a los israelitas: «Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios. Así conoceréis que un Dios vivo está en medio de vosotros, y que va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros. Y cuando los pies de los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra pisen el Jordán, la corriente del Jordán se cortará: el agua que viene de arriba se detendrá formando un embalse.» Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza caminaron delante de la gente. Y, al llegar al Jordán, en cuanto mojaron los pies en el agua –el Jordán va hasta los bordes todo el tiempo de la siega–, el agua que venía de arriba se detuvo, creció formando un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adam, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba al mar del desierto, al mar Muerto, se cortó del todo. La gente pasó frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos

Salmo 113A,1-2.3-4.5-6
R. Aleluya

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
R. Aleluya

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
R. Aleluya

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
R. Aleluya



En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.» Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

miércoles, 16 de agosto de 2023

16 de Agosto: SAN ESTEBAN, PRIMER REY DE HUNGRÍA (975-1038)

SAN ESTEBAN REY DE HUNGRIA
Basílica de san Esteban, Budapest

Nació en Estrigona en el año 975 y murió el 15 de agosto de 1038.

Fue hijo del príncipe húngaro Géza y de Sarolta, hija del jefe tribal húngaro Gyula. Según la tradición, antes de que el futuro monarca húngaro naciese, el protomártir san Esteban se le apareció a su madre Sarolta y le anunció que su hijo sería un gran monarca. Aunque Esteban recibió el nombre pagano de Vajk, una vez que su familia se cristianizó adoptó el nombre de Esteban. Fue bautizado, junto con su padre, por el arzobispo san Adalberto de Praga en el 985.

Un acontecimiento relevante para la familia de Esteban fue la muerte en 995 del duque germano Enrique, el Pendenciero, de Baviera, vecino de la casa húngara y con el mantenían una tensa relación. Cuando el futuro emperador y santo Enrique II reemplazó a su padre las dos familias se acercaron religiosa y políticamente. Geza, el padre de Esteban, consiguió la mano de la hermana de Enrique II, Gisela de Baviera, para su hijo. El matrimonio se llevó a cabo en 996 en la abadía de Scheyern, en suelo germánico.

Disputa por el trono

El primitivo Estado medieval húngaro conocido como el Principado de Hungría consistía en una federación de tribus húngaras dirigidas cada una por un jefe, quienes respondían ante un príncipe. Desde la muerte del gran príncipe Árpád en 907, las tribus siguieron políticas independientes sin obedecer directamente a la figura central.

La familia gobernante que conservó el título fue la Casa de Árpád, los ancestros de Esteban, quienes tenían sus terrenos tribales al noroeste de la actual Hungría. Esto los convirtió en vecinos fronterizos del Sacro Imperio Romano Germánico y motivó al príncipe Géza, padre de Esteban, a acercarse política y religiosamente a la figura del emperador germánico y al papado para poder gozar de mayor estabilidad.

Tras la muerte de Géza, Esteban asumió el poder del principado magiar en 997 según tradición cristiana occidental de la primogenitura, donde el hijo del anterior monarca heredaba la corona.

Sin embargo, el Señor de Somogy, Cupan (también descendiente de Árpad), repudiando la nueva fe y las tradiciones europeas medievales se rebeló contra Esteban. Otras tradiciones locales defendían el senioratus, es decir, el pariente mayor de la familia gobernante heredaba el trono. Se produjo entonces la Rebelión de Cupan en 997.

Cupan aspiraba a tomar por esposa a la reina viuda y no reconocer a Esteban. En consecuencia se produjo un enfrentamiento militar cerca de la actual ciudad húngara de Veszprém, donde Cupan fue derrotado por tropas húngaras y germánicas. Puesto que Gisela, la esposa de Esteban, era de Baviera, vinieron con ella muchos caballeros, clérigos y nobles germánicos, quienes con el caudillo húngaro Csanád comandaron la Batalla de Veszprém contra Cupan.
Cupan fue descuartizado (en el sentido propio de la expresión, es decir, cortado en cuatro pedazos) y sus miembros enviados a las cuatro ciudades más importantes de Hungría: Veszprém, Esztergom, Fehérvár y Gyulafehérvár. Fueron colocados en las puertas de cada ciudad como claro mensaje para aquellos paganos que deseasen retar la autoridad de Esteban y de las nuevas tradiciones.

Primer rey de Hungría e impulsor del cristianismo

En 997 Esteban subió al trono de Hungría. Con el objeto de convertir a Hungría al cristianismo y establecerse a sí mismo como un sólido gobernante, Esteban envió al abad Astrico a Roma para pedirle al papa Silvestre II dignidad real y poder para establecer sedes episcopales. El Papa accedió a sus deseos y se presentó ante él con una corona con la que fue coronado en Gran el 17 de agosto de 1001.

Esteban se convertió oficialmente en un rey cristiano y Hungría pasó a tener el rango de Reino, siendo el segundo reino creado en la Europa central y oriental después de Croacia (Polonia, Bohemia, entre otros, sólo tenían el rango de Principado / Gran Ducado para la fecha).

Muchos obispos y arzobispos sirvieron intelectual y religiosamente al monarca, asistiéndole en la elaboración de leyes, el proceso de cristianización y administración y el desenvolvimiento del orden moral y social.

Rey compasivo con los pobres y religioso

Esteban promovió la construcción de abadías, claustros, monasterios e iglesias y terminó otros como la abadía de Pannonhalma, cuya construcción fue iniciada por su padre.

La edificación más importante fue la basílica de Székesfehérvár en la que cabían 9000 personas. Ésta se convirtió en la basílica de coronación húngara y el lugar donde fueron enterrados casi tres decenas de monarcas húngaros.

Hacia 1016, Esteban abrió los caminos por tierra a Jerusalén para que los peregrinos pudiesen viajar hasta Tierra Santa (estas misma via a través de Hungría será utilizada por los ejércitos de la Primera Cruzada, de la Segunda y Tercera, así como por millones de peregrinos).

Esteban ordenó la fundación de una residencia en Roma y otra en Jerusalén para que los húngaros pudieran hospedarse en caso de ir de peregrinación. También fundó hospicios para peregrinos en Roma, Ravenna y Constantinopla.

Era amigo personal de San Bruno de Querfurt y mantenía correspondencia con el Abad San Odilo de Cluny.

Últimos años

Los últimos años de su vida los pasó enfermo y enfrentándose a problemas familiares. El 2 de septiembre de 1031, cuando su único hijo, san Emerico, perdió la vida en una cacería, se desvaneció su esperanza de transferir los reinos de gobierno a las manos de un piadoso príncipe cristiano. Entonces, se produjo una querella entre sus numerosos sobrinos que aspiraban a la sucesión, tomando parte algunos de ellos en una conspiración contra su vida.

Canonización

Esteban fue enterrado junto a su hijo en Stuhlweissenburg y ambos fueron canonizados en 1083 por el papa Gregorio VII, a petición del rey hungaro san Ladislao I. San Estebán fue el primer rey canonizado como santo sin haber sido mártir. Su fiesta se celebra el 16 de agosto.
 



Su mano derecha incorrupta es atesorada en la basílica de San Esteban, Budapest, como la reliquia más sagrada en Hungría.