martes, 28 de enero de 2014

2 Samuel 12,1-7a.10-17: "El que ha hecho eso es reo de muerte (...) Natán dijo a David: ¡Eres tú! La espada no se apartará de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, y matándolo con la espada amonita (...) David respondió: ¡He pecado contra el Señor! Natán le dijo: El Señor ha perdonado tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá (...) David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo".

2 Samuel 12,1-7a.10-17
Sábado de la 3 semana de tiempo ordinario (ciclo II),

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David. Entró Natán ante el rey y le dijo: "Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped." David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: "Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera." Natán dijo a David: "¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo con la espada amonita. Así dice el Señor: "Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día."" David respondió a Natán: "¡He pecado contra el Señor!" Natán le dijo: "El Señor ha perdonado tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá." Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó, ni quiso comer nada con ellos.

2 Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17: "David mandó a preguntar por la mujer: es Betsabé, esposa de Urías. David mandó a unos para que se la trajesen. Después Betsabé volvió a su casa, quedó encinta".

2 Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17
Viernes de la 3 semana del tiempo ordinario (ciclo II),

Al año siguiente, en la época en que los reyes van a la guerra, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel, a devastar la región de los amonitas y sitiar a Rabá. David, mientras tanto, se quedó en Jerusalén; y un día, a eso del atardecer, se levantó de la cama y se puso a pasear por la azotea del palacio, y desde la azotea vio a una mujer bañándose, una mujer muy bella. David mandó a preguntar por la mujer, y le dijeron: "Es Betsabé, hija de Alián, esposa de Urías, el hitita." David mandó a unos para que se la trajesen. Después Betsabé volvió a su casa, quedó encinta y mandó este aviso a David: "Estoy encinta." Entonces David mandó esta orden a Joab: "Mándame a Urías, el hitita." Joab se lo mandó. Cuando llegó Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra. Luego le dijo: "Anda a casa a lavarte los pies." Urías salió del palacio, y detrás de él le llevaron un regalo del rey. Pero Urías durmió a la puerta del palacio, con los guardias de su señor; no fue a su casa. Avisaron a David que Urías no había ido a su casa. Al día siguiente, David lo convidó a un banquete y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió para acostarse con los guardias de su señor, y no fue a su casa. A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la mandó por medio de Urías. El texto de la carta era: "Pon a Urías en primera línea, donde sea más recia la lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera." Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos. Los de la ciudad hicieron una salida, trabaron combate con Joab y hubo bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita.

2 Samuel 7,18-19.24-29: "Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra (...) Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: Te edificaré una casa".

2 Samuel 7,18-19.24-29
Jueves de la 3 semana del tiempo ordinario (ciclo II),

Después que Natán habló a David, el rey fue a presentarse ante el Señor y dijo: "¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí? ¡Y, por si fuera poco para ti, mi Señor, has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor! Has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra. Que tu nombre sea siempre famoso. Que digan: "¡El Señor de los ejércitos es Dios de Israel!" Y que la casa de tu siervo David permanezca en tu presencia. Tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: "Te edificaré una casa"; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo."

Marcos 4,1-20: "Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar (...) Los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas (...) Os han comunicado los secretos del reino de Dios (...) El sembrador siembra la palabra (...) Viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos".

Marcos 4,1-20
Miércoles de la 3 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: "Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Y añadió: "El que tenga oídos para oír, que oiga." Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen."" Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno."

2 Samuel 7,4-17: "Dile a mi siervo David: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto no he habitado en una casa, sino que he viajado de acá para allá en una tienda que me servía de santuario".

2 Samuel 7,4-17
Miércoles de la 3 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta hoy, no he habitado en una casa, sino que he viajado de acá para allá en una tienda que me servía de santuario. Y, en todo el tiempo que viajé de acá para allá con los israelitas, ¿encargué acaso a algún juez de Israel, a los que mandé pastorear a mi pueblo Israel, que me construyese una casa de cedro?" Pues bien, di esto a mi siervo David: "Así dice el Señor de los ejércitos: Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes como suelen los hombres, pero no le retiraré mi lealtad como se la retiré a Saúl, al que aparté de mi presencia. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."" Natán comunicó a David toda la visión y todas estas palabras.

2 Samuel 6,12b-15.17-19: "David llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba danzando ante el Señor con entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino (...) David ofreció sacrificios de comunión al Señor y bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas".

2 Samuel 6,12b-15.17-19
Martes de la 3 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

En aquellos días, fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino. Así iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores y al sonido de las trompetas. Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor y, cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.

SABADO DE LA 3 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo II (Lecturas)

2 Samuel 12,1-7a.10-17
Salmo 50: Oh Dios, crea en mí un corazón puro
Marcos 4,35-41

2 Samuel 12,1-7a.10-17

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David. Entró Natán ante el rey y le dijo: "Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped." David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: "Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera." Natán dijo a David: "¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo con la espada amonita. Así dice el Señor: "Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día."" David respondió a Natán: "¡He pecado contra el Señor!" Natán le dijo: "El Señor ha perdonado tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá." Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó, ni quiso comer nada con ellos.

Salmo 50: Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Marcos 4,35-41

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla." Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: "Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: "¡Silencio, cállate!" El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?" Se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!"

VIERNES DE LA 3 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo II (Lecturas)

2 Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17
Salmo 50: Misericordia, Señor: hemos pecado
Marcos 4,26-34

2 Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17

Al año siguiente, en la época en que los reyes van a la guerra, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel, a devastar la región de los amonitas y sitiar a Rabá. David, mientras tanto, se quedó en Jerusalén; y un día, a eso del atardecer, se levantó de la cama y se puso a pasear por la azotea del palacio, y desde la azotea vio a una mujer bañándose, una mujer muy bella. David mandó a preguntar por la mujer, y le dijeron: "Es Betsabé, hija de Alián, esposa de Urías, el hitita." David mandó a unos para que se la trajesen. Después Betsabé volvió a su casa, quedó encinta y mandó este aviso a David: "Estoy encinta." Entonces David mandó esta orden a Joab: "Mándame a Urías, el hitita." Joab se lo mandó. Cuando llegó Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra. Luego le dijo: "Anda a casa a lavarte los pies." Urías salió del palacio, y detrás de él le llevaron un regalo del rey. Pero Urías durmió a la puerta del palacio, con los guardias de su señor; no fue a su casa. Avisaron a David que Urías no había ido a su casa. Al día siguiente, David lo convidó a un banquete y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió para acostarse con los guardias de su señor, y no fue a su casa. A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la mandó por medio de Urías. El texto de la carta era: "Pon a Urías en primera línea, donde sea más recia la lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera." Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos. Los de la ciudad hicieron una salida, trabaron combate con Joab y hubo bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita.

Salmo 50: Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R. Misericordia, Señor: hemos pecado

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
R. Misericordia, Señor: hemos pecado

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
R. Misericordia, Señor: hemos pecado

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí la culpa.
R. Misericordia, Señor: hemos pecado

Marcos 4,26-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega." Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

lunes, 27 de enero de 2014

Lucas 3,21-24: "Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años. Se creía que era hijo de José"

Lucas 3,21-24

Jesús, ya bautizado, se hallaba en oración, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado.» Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años. Se creía que era hijo de José, hijo de Helí, hijo de Matat, hijo de Leví...

2 Samuel 5,1-10: " Las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: Hueso y carne tuya somos (...) Ellos ungieron a David como rey de Israel (...) Tenía treinta años cuando empezó a reinar y reinó cuarenta años (...) David iba creciendo en poderío y el Señor de los ejércitos estaba con él".

2 Samuel 5,1-10
Lunes del 3 semana del tiempo ordinario (ciclo II),

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: "Hueso y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además, el Señor te ha prometido "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tu serás el jefe de Israel"". Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. Tenía treinta años cuando empezó a reinar y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país. Los jebuseos dijeron a David: "No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos. (Era una manera de decir que David no entraría)". Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada: "Ciudad de David". David iba creciendo en poderío y el Señor de los ejércitos estaba con él.

domingo, 26 de enero de 2014

LUNES DE LA 3 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo II (Lecturas)

2 Samuel 5, 1-10
Salmo 88: Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán
Marcos 3, 22-30

2 Samuel 5, 1-10

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: "Hueso y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además, el Señor te ha prometido "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tu serás el jefe de Israel"". Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. Tenía treinta años cuando empezó a reinar y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país. Los jebuseos dijeron a David: "No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos. (Era una manera de decir que David no entraría)". Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada: "Ciudad de David". David iba creciendo en poderío y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Salmo 88: Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Un día hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.
R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Encontré David mi siervo
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.
R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar
y su derecha hasta el Gran Río.
R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Marcos 3,22-30

En aquel tiempo, unos letrados de Jerusalén decían: "Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios". El los invitó a acercarse y les puso estas comparaciones: "¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil, no puede subsistir; una familia dividida, no puede subsistir. Si satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre". Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Domingo de la 3 Semana del Tiempo Ordinario, A, por Mons. Francisco González, SF.

Isaias 8:23-9:3
Salmo 27: El Señor es mi luz y mi salvación
1Corintios 1:10-13.17
Mateo 4:12-23

Isaías 8,23b-9,3

En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Una cosa pido al Señor, / eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
R. El Señor es mi luz y mi salvación

1 Corintios 1,10-13.17

Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo." ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

Mateo 4,12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que habla dicho el profeta Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló." Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." [Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.]

Comentario por Mons. Francisco González, SF.

Celebramos hoy el tercer domingo del Tiempo Ordinario. Para mejor comprender la primera lectura de hoy (Is. 9, 1-4), conviene empezar con el capítulo 8, versículo 21-23:

“Pero allí donde se encontraba la angustia, desaparecerá la noche. En el pasado casi aniquiló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro se llenará de gloria la carretera del mar, más allá del Jordán, en la región de los paganos”. 

Estos pasajes nos presentan el contraste entre humillación y triunfo, tiniebla y luz. Zabulón y Neftalí han sido zarandeados, pero ahora, después de todos los sufrimientos, este pueblo ha visto “una luz intensa”, que les ha traído bendición y alegría.

El profeta, en esta lectura, nos trae un mensaje de esperanza, que muy bien lo podemos aceptar en nuestra vida, donde hay y estamos sometidos a humillaciones, ataques, rechazos, reformas de inmigración aún no cumplidas, padres de familia que están sufriendo por haber sido separados de sus hijos, pero aún en esta situación desoladora, vendrá la luz.

Este anuncio del profeta, lo repite Jesús y lo vemos en el evangelio de hoy (Mt. 4,12-23). Juan el Bautista ha sido encarcelado, él había anunciado la llegada de quien era “la luz”, pero ahora, por su encarcelamiento ya no puede continuar su pregón, tal vez ya no es necesario, porque la “luz” ya llegó. Jesús, “luz del mundo”, que nos invita, pero con urgencia, a “cambiar vida y corazón porque está cerca el Reino de Dios”. Este cambio no es otra cosa que la conversión, uno de los temas más constantes y profundos de la Biblia.

El cambio que Jesús pide es radical y su seguimiento incondicional. Cuando nosotros emprendemos viaje, hacemos inventario de todo lo que vamos a llevarnos. Basta ir a los aeropuertos y vemos la infinidad de equipaje, ya pronto los carritos van a tener que ser motorizados. Cuando emprendemos viaje de seguimiento a Cristo, lo que Él nos pide, no es una lista de lo que debemos llevar con nosotros, sino más bien que dejemos todo, pues Él proveerá: dejaron las redes y al padre y lo siguieron.

Seguir el llamado del Señor es una invitación al constante renacer, a lo nuevo, al futuro. “Mucha gente, dice A. Pronzato, es vieja no por el pasado, sino por el futuro. Hay gente que tiene ante sí un futuro ya gastado, apagado, engañoso, marchito antes de florecer, consumado antes de ser vivido, sin novedad, muy previsible”.

El reto de la conversión, del cambio, de la renovación (hacer nuevo) es para espíritus fuertes y generosos. Nos da miedo el poder perder el control y por eso hay gente, organizaciones e instituciones amarradas a un pasado que ya pasó, a un presente de Nueva Era con música suave que nos adormece y que por lo tanto, no deja ver el futuro, lleno de esperanza, iluminado por “la luz”.

Hay quienes han plantado sus reales, su sistema, y no hay quien los saque de ahí. La llamada de Jesús: “Convertíos, el Reino de Dios está cerca” es una constante en nuestra vida de bautizados y que no podemos olvidar.

Pablo (2º lectura) ataca las actitudes de los Corintios. Ellos están divididos, cada uno va por la suya y eso no puede ser así. Pablo se declara seguidor de Cristo, único Salvador. Aquella gente necesita un cambio.

“Les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan todos de acuerdo y terminen con las divisiones, que encuentren un mismo modo de pensar y los mismos criterios. Personas de la casa de Cloe me han hablado de que hay rivalidades entre ustedes. ¿Quieren dividir a Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O fueron bautizados en el nombre de Pablo?” 1 Cor 1,10-13.17.

Madián, mencionado en la primera lectura, es el territorio donde se refugió Moisés y del que no quería salir. Estaba bien donde estaba. Yahvé le llama y él prefiere seguir donde está. Finalmente acepta el llamado de Dios, vuelve a Egipto y el pueblo hebreo es liberado de la esclavitud. Una pregunta: ¿qué es lo que nos cuesta dejar para poder vivir una conversión radical a “la luz” del evangelio?

lunes, 20 de enero de 2014

LUNES DE LA 2 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo 2, por Movimiento Adsis

1 Samuel 15, 16-23
Salmo 49: Al que sigue buen camino 
le haré ver la salvación de Dios
Marcos 2,18-22

1 Samuel 15,16-23

En aquellos días, Samuel dijo a Saúl:
— Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche.
Contestó Saúl:
— Dímelo.
Samuel dijo:
— Aunque te creías pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?
Saúl replicó:
— ¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traído a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor tu Dios en Guilgal".
Samuel contestó:
— ¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza hoy como rey.

Salmo 49: Al que sigue buen camino 
le haré ver la salvación de Dios

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa
ni un cabrito de tus rebaños.
R. Al que sigue buen camino 
le haré ver la salvación de Dios

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandamientos?
R. Al que sigue buen camino 
le haré ver la salvación de Dios

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.
R. Al que sigue buen camino 
le haré ver la salvación de Dios

Marcos 2,18-22

En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: "Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán". Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado, porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos".

— Comentario del Movimiento Adsis

En el seguimiento de Jesús hay una novedad radical. Ya no basta el fiel cumplimiento de unos ritos o unas prácticas piadosas o la fidelidad a costumbres y tradiciones. El vino nuevo de Jesús, supone una mentalidad nueva, unas actitudes nuevas, unas estructuras nuevas, una nueva disposición. En Jesús no seguimos una doctrina, una moral. Jesús para nosotros es un acontecimiento que transforma nuestras vidas. Una doctrina se la entiende, una moral se practica, un acontecimiento por el contrario, o se celebra y se vive o pierde su significado y eficacia. Por eso, ¿cómo ayunar si Jesús está con nosotros? En su presencia hasta las carencias son relativas, pues en Él encontramos el sentido a nuestro ser y quehacer. Solo cuando Él nos falta o no vivimos desde Él, la vida se nos hace especialmente pesada y el «ayuno» nos recordará la necesidad de volver a su encuentro, de llenarnos de su presencia, de no atarnos a lo que en definitiva genera en nosotros insatisfacción. Solo Él llena adecuadamente nuestro corazón.

Fuente: Adsis.org

1 Samuel 15,16-23: "El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores (...) ¿Por qué no has obedecido al Señor? (...) Si la tropa tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor en Guilgal (...) Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que grasa de carneros".

1 Samuel 15,16-23
Lunes de la 2 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

En aquellos días, Samuel dijo a Saúl:
— Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche.
Contestó Saúl:
— Dímelo.
Samuel dijo:
— Aunque te creías pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?
Saúl replicó:
— ¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traído a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor tu Dios en Guilgal.
Samuel contestó:
— ¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza hoy como rey.

domingo, 19 de enero de 2014

Francisco condensa en 4 virtudes lo que significa para los cristianos ser "discípulos del Cordero"



¿Qué cosa significa para la Iglesia, para nosotros, hoy, ser discípulos de Jesús Cordero de Dios? Significa poner en el lugar de la malicia la inocencia, en el lugar de la fuerza el amor, en el lugar de la soberbia la humildad, en el lugar del prestigio el servicio": a falta de una, y según es ya costumbre con las cosas que quiere grabar a fuego en quienes le escuchan, Francisco repitió dos veces esta frase de su alocución en el Angelus de este 2 domingo del tiempo ordinario, año A.

sábado, 18 de enero de 2014

Etimología y significado de la palabra "pecado"

La palabra pecado procede del latín pecus, pecudis: animal que pace, y viene a significar vivir rastreramente, como bestias, vivir frustrado en un nivel de existencia inferior al que le corresponde.

La palabra pecado se desarrolla de la raiz indoeuropea ped- que significa pie y, más cercanamente, del latin pecco, contracción de pedico, que significa tropezar y, de ahí, cometer una falta. Más directamente procede de la palabra peccatum que significa delito, falta o acción culpable.

La religion cristiana presente 7 pecados capitales y 7 virtudes que los neutralizan:

Pereza, diligencia
Ira, paciencia
Lujuria, castidad
Soberbia, humildad
Avaricia, generosidad
Gula, templanza
Envidia, caridad

Del origen y significado de la palabra "ojalá", por Luis Antequera


“Ojalá” es una de los muchos arabismos que impregnan el español, producto de una convivencia que no fue buena, como muchos quieren hacernos creer ahora, pero que está indisolublemente adherida a nuestra historia y de la que, a pesar de su inestabilidad, sería un suicidio antropológico renegar, porque de ella resultaron muchos logros para la historia del género humano y desde luego para la modelación y forja del carácter español tal como lo conocemos y tal como nos identifica ante el mundo.

Un cuerpo lingüístico, el de los arabismos, que podrían ascender hasta cuatro mil en su conjunto. Entre ellos, es “ojalá” uno de los más evidentes en cuanto uno de los que ha conservado mejor su “aspecto” árabe, pues a nadie se le escapa que “ojalá” es una palabra que no corresponde a ningún modelo morfológico español: una sonoridad muy árabe, un agudo en “á”…

El Diccionario de la Real Academia nos ofrece esta definición del término:

“Ojalá. (Del árabe hispano “law šá lláh”, si Dios quiere).
1. interj. Denota vivo deseo de que suceda algo.”

Proviene, pues, “ojalá” del del árabe “law sha’a Allah”, traducible como “quiera Dios” o “si Dios quisiera”, y no, como acostumbran a decirse, de “in sha’a Allah”, que significa, pequeña diferencia de matiz, “si Dios quiere”.

Del interesante blog http://etimologias.dechile.net/ extraigo esta información:

“La fórmula se pronunciaba en el dialecto árabe andalusí “lawsha’allâh”, luego “ioshalâ”, y el castellano antiguo la tomó con aféresis de la ele inicial, “oxalâ”, que dio lugar al español “ojalá”

Según explica el prestigioso arabista español Federico Corriente [Doctor en Filología Semítica por la Universidad Complutense de Madrid], hay en árabe una frase piadosa (“la’awhasa llahu”) que suelen usar los árabes de religión islámica y vendría a significar “haga Dios que no se sienta nostalgia [de tal cosa]”, o sea, más o menos, “no [nos] aflija Dios sin [tal cosa deseada]” lo que equivale a decir “permita Dios que [suceda tal cosa]”. Esta frase, usual en el árabe de Oriente y Occidente, en el árabe andalusí habría sufrido una adaptación lo cal que de “la’awhasa llahu” por medio de una contracción “l(a’)aw(ha)sa llahu” habría hecho “lawsa’a llahu”, que es la que significa “si Dios quiere”, y habría dado lugar al español antiguo “oxalá”, moderno ojalá y portugués “oxalá””.

El significado se corresponde con el existente en otros idiomas: en inglés marida bien con el término “hopefully”, en francés con la expresión “Dieu veille que” o “pourvue que”; en italiano con “magari”.

Especialmente interesante es la relación que mantiene, en este caso, con esa lengua tan hermana que es el portugués, donde como bien se señala arriba, “ojalá” se dice “oxalá”, -no en balde, la Reconquista es uno de los muchos procesos históricos que compartimos con “os nossos amaveis irmãos portuguêses”.

Orientaciones del papa Francisco para la homilía, por José Manuel Bernal


La exhortación Evangelii gaudium del papa Francisco es un pozo sin fondo. Nunca acaba uno de agotar su contenido. Ahora, en este post, voy a prestar atención a las consideraciones que hace el papa sobre la homilía. No tienen desperdicio.

Comienza el papa Francisco situando la homilía en el marco de la celebración eucarística. Es un buen punto de partida. Porque la homilía no es una clase de teología, ni una conferencia, ni una plática de ejercicios espirituales, ni, menos aún, una especie de chascarrillo para entretener al personal.

La homilía, a la luz de las palabras del papa, debe propiciar un diálogo de Dios con su pueblo. La predicación del sacerdote hace suya la palabra de Dios, la asume en su propia carne, la medita y la proclama. El predicador es el portavoz de lo que Dios quiere decir. El predicador ama esa palabra, se ha dejado atrapar por ella y está persuadido de que es Dios quien habla por su boca.

La palabra de Dios, expresada por boca del predicador, suscita la respuesta del pueblo; una respuesta de aceptación, de amor, de fe y de confianza incondicional. De este modo el papa, con ese planteamiento inicial, ha intuido la misma dinámica de la celebración de la palabra: una dinámica de diálogo, en el que Dios irrumpe con su palabra, se dirige a la comunidad congregada y suscita una respuesta; y la comunidad, a través de su oración personal, de sus cantos y de su plegaria comunitaria responde, con amor y confianza, a la palabra de Dios expresada por el sacerdote y compartida comunitariamente.

Por formar parte de la celebración, la homilía no debe ser puramente moralista, ni adoctrinadora, ni una especie de entretenimiento. Por ser una parte preferente de la liturgia de la palabra, la homilía debe surgir con fuerza, vigorosa, de la fe del liturgo; debe proyectar con claridad el amor con que el predicador asume la palabra de Dios, se deja embargar por ella hasta identificarse con su mensaje.

La homilía, que no debe ser nunca un sermón de circunstancias ni de campanillas, jamás debe dejar indiferente ni al predicador ni a la comunidad de oyentes. La palabra de Dios deja huella, marca, al predicador y a los oyentes. Por eso el papa invita con insistencia al predicador a que ame la palabra, a que la escuche él mismo, el primero, con atención, a que se deje conmover por ella.

El predicador, dice el papa, debe convertirse en un contemplativo de la palabra. De ahí las palabra que se dedican en el documento a la preparación de la homilía. El espacio de tiempo dedicado a la preparación de la homilía deberá ser un tiempo de oración, de reflexión personal, de estudio sosegado y de creatividad pastoral.

El papa Francisco dice además que, por ser parte de la celebración, la homilía debe ser breve, equilibrada y sencilla. No debe ser tan brillante ni de tanta ostentación que llegue acaparar la atención de la asamblea reunida, eclipsando la centralidad incomparable de la presencia del Señor. Lo importante es el Señor y su palabra proclamada; el ministro es un siervo del Señor y está dedicado al servicio de la palabra. Francisco aboga por un debido equilibrio de las partes y por una justa armonía. El discípulo no es más que el maestro; y la palabra de Dios no debe ser ninguneada por la palabra del predicador. Quiere decir Francisco que, en ningún caso, la homilía debe servir para lucimiento de predicador.

Respecto al contenido de la homilía, el papa deja claro que el punto de referencia deberá ser siempre la palabra de Dios, celebrada y proclamada en las lecturas. El análisis de la palabra será sencillo, desde la fe, sin pretensiones técnicas innecesarias. El predicador deberá buscar siempre el meollo del mensaje, lo importante; la presentación deberá ser amable, sencilla, cordial, cercana. Hay que hablar a la gente desde el corazón, con el vigor de una fe arraigada y vivida.

Termino. No instrumentalicemos el momento de la homilía para hablar de temas que no vienen a cuento. La homilía no es una clase de teología; debe conmover a la asamblea; hay que ayudar a los fieles a que entren de lleno en la celebración, a que se dejen atrapar por el embrujo de la palabra proclamada, por la magia de los grades símbolos sacramentales; a que se adentren en el mundo del misterio y de la trascendencia; el predicador debería intentar crear en la asamblea un clima de interiorización y de recogimiento, un clima de oración profunda. Desde ahí nuestras celebraciones quizás puedan entrar en una nueva primavera.

Sacerdotes "grasientos" no, por el P. Juan Garcia Inza

El papa Francisco nos tiene acostumbrados a lanzar frases como dardos, que dicen más que un largo discurso, no siempre fácil de asimilar por el pueblo fiel. A pesar de todo cada día nos sorprende con un “titular” ingenioso. Esta vez va dirigida a nosotros los sacerdotes.

El sábado, en la homilía de Santa Marta,  arremetió con simpatía con una posible condición sacerdotal no acorde con nuestra vocación. Afirmó que no le gustan los sacerdotes “grasientos”. Y no se refería –menos mal-  a la gordura que nos acompaña a más de uno. No hablaba de los “michelines”, del tejido adiposo, que no es fácil siempre de evitar, por mucha dieta que haga uno. Hablaba de otro tipo de grasa.

Hablando de la relación tan íntima que los sacerdotes debemos tener con Jesucristo, lanzó estas preguntas: “¿Qué lugar ocupa Jesús en mi vida sacerdotal?, ¡hay una relación viva o es una relación un poco artificial, que no viene del corazón?” Y entonces el Papa Francisco afirmó que cuando un sacerdote se aleja de Jesucristo puede perder la unción. Recordó que estamos ungidos por el espíritu. Pero cuando se pierde esa relación íntima con el Señor, “en vez de ser ungido termina por ser grasiento”. No es lo mismo “unto” que significa ungido que “untuoso” que significa grasiento. “¡Cuanto mal hacen a la Iglesia los sacerdotes grasientos!” Afirmó el Papa.

Hay que huir de la idolatría, del narcisismo como una enfermedad grave del alma, que puede afectar a toda la persona. Y el Santo Padre dijo que para evitar el narcisismo hay que tener una relación íntima con Jesucristo. El pueblo fiel tiene un olfato especial para percibir de lejos el buen o mal olor de la condición de cualquier sacerdote. No hace falta recordar que somos pecadores, pero debemos ser pecadores que aman mucho a Cristo, y por eso luchan contra el pecado que nos aleja de nuestro amor preferido.

No son tiempo buenos para proteger nuestra vocación ante los envites del ambiente y de las ideologías, pero para ser santos cualquier tiempo es bueno. Y no podemos olvidar que la batalla contra el mal las ganan los santos. Así ha sido siempre. Es bueno recordar a los lectores laicos que no se olviden de rezar una oración cada día por nosotros. Lo necesitamos. Me alegraba el jueves pasado asistir a una vigilia de oración por los sacerdotes y seminaristas en la capilla del Seminario de mi Diócesis. Estaba repleta de laicos, religiosos y religiosas, de jóvenes, de sacerdotes y seminaristas. Todos rezando por lo mismo. Y es rara la parroquia que no dedica un  tiempo litúrgico para orar por los sacerdotes y las vocaciones.  

Pidamos que el Señor nos libre de las “grasas” que sofocan el alma y no nos dejan respirar. Que vivamos con gozo nuestra “unción sacerdotal”.

Comunicar la Alegría, por Emilio Chuvieco Salinero

No se puede empezar mejor un pontificado que como lo ha hecho el Papa Francisco: sonriendo y rezando. La imagen de su sonrisa da la vuelta al mundo todos los días: abraza a los enfermos, llama por teléfono a los abatidos, dialoga con quienes buscan la Fe perdida, ... pero sobre todo reza y sonríe, porque rezar y sonreir es parte de lo mismo: de reconocer que Dios está ahí, junto a nosotros, y que nada ni nadie, como dijo Jesús a sus discípulos, "..podrá arrancaros vuestra alegría".

Me produce especial pesar escuchar a algunos sacerdotes u obispos quejarse del entorno, de las circunstancias, de las incomprensiones, del abandono de la Iglesia... porque no se están dando cuenta de que con ese tono no van a contribuir más que a seguir vaciándola.

El Papa Francisco tiene muy claro que la esencia de ese abandono es el desconocimiento, una imagen distorsionada de Jesús y de su mensaje que corresponden poco con la realidad del Evangelio, por eso nos anima a entusiasmarnos con la Fe. Entusiasmarse es sinónimo de alegría, pero tiene también un significado más profundo, ya que significa literalmente llenarse de Dios (en-Theos).

El entusiasmo, así entendido, no es una alegría hueca, fruto de un estímulo exterior que dura poco, sino que hunde sus raíces en algo más profundo, que es compatible incluso con la contradicción, con el fracaso, con la enfermedad, con todo eso que nos quita la alegría inmediata. Estar alegre es tener un sentido, saber porque hacemos las cosas, y saber que el fin último de las cosas no está solo en este mundo, que estamos llamados a una vida eterna, donde todas las piezas encajarán.

Como escribí en un libro sobre este tema (Entusiasmate):

"El símbolo por antonomasia del cristianismo es la Cruz, que lejos de ser sólo un patíbulo se ha convertido en el trono desde el que Jesús nos recuerda el mayor testimonio posible de amor generoso. 

Quien dio su vida por nosotros está clavado en la Cruz, sufriendo, mostrándonos que el dolor, también el dolor del inocente, tiene un sentido profundo. Con ser imprescindible la imagen de Jesús en la cruz,  reducir su vida y su mensaje a ese supremo momento distorsionaría el resto de su vida terrena. 

Jesús no estuvo sufriendo permanentemente, también rió, cantó, trabajó, consoló, ayudó. En varios pasajes del Evangelio leemos cómo los discípulos dejan todo, inmediatamente, cuando Jesús se lo pide. Además de la Gracia propia del Hijo de Dios, ese seguimiento indiscutido indica que su figura también tenía un enorme atractivo humano: algo que ilusionaba y hacía a los hombres y mujeres que le seguían cambiar drásticamente su vida. 

Jesús arrastraba muchedumbres porque su palabra era poderosa, pero también porque su mensaje era atrayente, porque sus oyentes se entusiasmaban al oírle hablar, y así el “ven y sígueme”, se contestaba afirmativamente, sin titubeos, arrastrados por el amor que percibían en aquella figura cercana, sonriente, alegre. 

Podemos también imaginar a Jesús riendo, jugando con su madre o sus vecinos en la adolescencia, comentando los sucesos cotidianos con sus paisanos, escuchando e interesándose por todos. Ese también es Jesús Redentor, ahí también estaba salvando al género humano, porque todo lo que hizo, desde su nacimiento hasta su muerte en la cruz, nos devuelve la amistad con Dios, nos enseña cómo es Dios, porque Él es Dios. 

Los cristianos estamos llamados a vivir como Cristo, a imitar a Jesús, único modelo perfecto. “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”, y eso en todos los ambientes, en todas las circunstancias. La fatiga, el trabajo, la contrariedad, el dolor son cristianos, pero también la alegría, disfrutar de la Creación que Dios nos regala, del amor de las personas que nos quieren, de las cosas que nos agradan".

Fuente: religionenlibertad.com

2 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, año A, por Mons. Francisco González, SF.

Isaías 49:3,5-6 
Salmo 40: Aquí estoy, Senor, 
para hacer tu voluntad
1 Corinitios 1:1-3 
Juan 1:29-34

Isaías 49,3.5-6

El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra."

Salmo 39: Aquí estoy, Señor, 
para hacer tu voluntad

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
R. Aquí estoy, Señor, 
para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy."
R. Aquí estoy, Señor, 
para hacer tu voluntad

Como está escrito en mi libro:
"Para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.
R. Aquí estoy, Señor, 
para hacer tu voluntad

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, 
para hacer tu voluntad

1 Corintios 1,1-3

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Juan 1,29-34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.” Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."

— Comentario por Mons. Francisco González, SF.

Estamos hoy en el segundo domingo del Tiempo Ordinario. Además de la celebración del misterio Pascual y del Nacimiento de Jesús junto con la preparación a los mismos (Adviento y Cuaresma) tenemos un poco más de treinta domingos que conocemos por Tiempo Ordinario, en los que, como nos recuerda el gran liturgista Andrés Pardo, “no se celebra ningún misterio en particular, sino el conjunto de la Historia de la Salvación”.

Entre las fiestas de Navidad y el comienzo de la Cuaresma vamos a tener seis domingos del Tiempo Ordinario. Hoy tomamos la primera lectura del profeta Isaías (49, 3.5-6) que corresponde al Segundo Canto del Siervo de Yavé. Toda profecía dice más de lo que se ve a primera vista, pues habla del futuro y cubre territorio desconocido, incluso para el mismo profeta, pues es Dios el que verdaderamente habla.

En la lectura de hoy dice al siervo que quiere que sea algo más que siervo, quiere que sea “luz de las naciones”. Tal vez este mismo deseo de Dios va dirigido a nosotros, que en muchas ocasiones respondemos al llamado de Dios en un grado mínimo, en vez de como recomienda San Ignacio de Loyola: “Con toda libertad y generosidad”. Nos parecemos un poco al Hijo Pródigo que se contenta con que le traten como “siervo”, porque eso requiere menos esfuerzo que “ser y vivir como verdadero hijo”.

Pablo (2 lectura) escribe a la comunidad de Corinto y comienza proclamándose “apóstol de Jesucristo, por voluntad de Dios”. Algunos han cuestionado su autoridad y él quiere reafirmarla como es su derecho, porque la carta que sigue va a ser dura. Corinto es una gran metrópolis, es un maremágnum de ideas, comercio, gente, religiones. Es una ciudad donde abunda la dolce vita y todo eso está penetrando a la comunidad cristiana. A Pablo le han llegado malas noticias y escribe esta carta que como veremos en sucesivos domingos les llama la atención en lo que se refiere a su fe, su compromiso, su comportamiento. Para aquellos cristianos de Corinto, venidos del paganismo, no les era fácil cristianizar la cultura dominante de un entorno descrito como: “Gran ciudad entre las griegas, puerto comercial y cruce de corrientes culturales y religiosas, con fama de libertinaje en sus costumbres”.

Con el evangelio de hoy, que lo tomamos de San Juan (1, 29-34), nos encontramos con un reto extraordinario: ¿conocemos al Mesías? Juan nos presenta a Jesús como el Cordero de Dios, aunque dice que no lo conocía, pero que el que lo envió le había dado la señal: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo”.

Nosotros nos hemos declarado seguidores de ese Mesías, de Jesús, del Cordero de Dios. Nosotros hemos sido bautizados y recibido el Espíritu Santo. ¿Cómo está nuestra relación con Jesucristo?

Hay un gran peligro para nuestra vida espiritual y es el encasillarse en una devoción particular, en una práctica religiosa confortable, en unas estructuras y tradiciones recibidas que no nos atrevemos a constantemente revivificar y podemos llegar fácilmente a fosilizar nuestra relación con Dios, a contentarnos con ser “siervos y no hijos”. A veces nos contentamos con ser una copiadora espiritual que te repite lo mismo, pero que falta originalidad, la originalidad que viene de la constante apertura al poder y energía del Espíritu Santo.

viernes, 17 de enero de 2014

jueves, 16 de enero de 2014

EVANGELIO EN IMÁGENES: Marcos 1,40-45


Marcos 1,40-45:

En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: "Si quieres, puedes limpiarme". Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: "Quiero: queda limpio". La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. El lo despidió, encargándoles severamente: "No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

1 Samuel 4,1-11: "Se reunieron los filisteos para atacar a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos (...) Israel fue derrotado por los filisteos (...) "¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir una derrota? Vamos a traer el arca de la alianza del Señor, para que nos salve del enemigo (...) Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una derrota tremenda"

1 Samuel 4,1-11
Jueves de la 1 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

Por entonces se reunieron los filisteos para atacar a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon junto a Piedrayuda, mientras que los filisteos acampaban en El Cerco. Los filisteos formaron en orden de batalla frente a Israel. Entablada la lucha, ; de sus filas murieron en el campo unos cuatro mil hombres. La tropa volvió al campamento, y los ancianos de Israel deliberaron: "¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota a manos de los filisteos? Vamos a Siló, a traer el arca de la alianza del Señor, para que esté entre nosotros y nos salve del poder enemigo". Mandaron gente a Siló, a por el arca de la alianza del Señor de los ejércitos entronizado sobre querubines. Los dos hijos de Elí, Jofni y Finés, fueron con el arca de la alianza de Dios. Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel lanzó a pleno pulmón el alarido de guerra, y la tierra retembló. Al oír los filisteos el estruendo del alarido, se preguntaron: "¿Qué significa ese alarido que retumba en el campamento hebreo?" Entonces se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento, y, muertos de miedo, decían: "¡Ha llegado su dios al campamento! ¡Ay de nosotros! Es la primera vez que nos pasa esto. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos, los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de calamidades y epidemias? ¡Valor, filisteos! Sed hombres, y no seréis esclavos de los hebreos como lo han sido ellos de nosotros. ¡Sed hombres, y al ataque!" cayeron treinta mil de la infantería israelita. El arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofni y Finés, murieron.

¿Cuánto cuesta llegar a ser santo?


La Santa Sede establece un nuevo precio de referencia para hacer más transparentes los procesos de beatificación y canonización
 
Las causas de beatificación y de canonización tienen desde este principio de año un precio de referencia, que acaba con la incertidumbre que las diócesis y las congregaciones religiosas sufrían al no saber cuánto iba a costarles el proceso para ver elevado a los altares a su santo o beato local. Según anunció el lunes el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, en un curso de su dicasterio en la Pontifica Universidad Urbaniana de Roma, en 2014 han entrado en vigor unas tarifas de referencia a las que deben atenerse los postuladores y otras personas implicadas en las causas de canonización. Se trata de una «novedad inspirada en el sentido de sobriedad y equidad» para evitar que haya «desigualdades entre las varias causas».

«L'Osservatore Romano», el diario de la Santa Sede, informa de esta novedad en su edición de hoy asegurando que la tabla de tarifas se pudo elaborar tras varios meses de trabajo conjunto entre el «ministerio» vaticano que se encarga de los santos y varios postuladores, quienes explicaron cuáles son los costes derivados de sus trabajos en los diversos procesos. Para Amato, es «bueno» que aquellos que impulsan una causa de beatificación sepan desde un primer momento los gastos que supondrá el proceso. Éstos se deben a dos causas: el pago a los postuladores y el abono de las tasas que cobra la Santa Sede.

El cardenal anunció en su conferencia que para poder sacar adelante las beatificaciones y canonizaciones cuyos impulsores no pueden hacer frente a estos costes, se aceptarán donaciones. «Alguno ya ha comenzado a hacer llegar propuestas», aseguró. El dicasterio que dirige está además dispuesto a poner de su parte para sacar adelante causas significativas, aunque no cuenten con el suficiente respaldo económico.

Las reformas impulsadas por el Papa Francisco en el trabajo de la Congregación también incluyen la creación de un camino preferencial para los eventuales beatos y santos que sean poco conocidos o provengan de las zonas más pobres del orbe católico. En particular, se beneficiarán de este recorrido especial los cristianos víctimas de la persecución de los regímenes nazis y comunistas que eclosionaron en Europa del Este durante el siglo XX. El Pontífice, según destacó Amato, tiene un gran interés por «la valorización de la santidad de los sacerdotes y de los laicos» y está «siempre dispuesto» a reunirse con él para valorar y firmar los decretos de beatificación y canonización. «También ofrece consejos y sugerencias útiles a nuestra misión». La nota negativa la puso Amato al lamentar que algunas causas, incluso en sus últimas fases, sufren retrasos debido a que sus promotores, ya sean obispos, religiosos o laicos, «parecen ausentes». Por ello, animó a tener un diálogo más fluido con el dicasterio que dirige.

Pero, ¿cuánto cuesta realmente el proceso para ser proclamado santo? «Es imposible calcular un precio medio», aseguran fuentes eclesiales a LA RAZÓN. ¿El motivo? No hay un santo igual a otro, ni la investigación que implica lleva la misma complejidad. Lo que está claro es que no está al alcance de todos los bolsillos. Y no sólo por las tasas vaticanas –la presentación de la «positio», por ejemplo, es superior a los 6.000 euros–, sino por el largo proceso que implica.

Así, la «positio», esto es, el documento que probaría que la persona que se quiere elevar a los altares ha llevado una vida ejemplar, es lo más parecido a una tesis doctoral que debe ajustarse a la instrucción «Sanctorum Mater», el manual elaborado al respecto por la Santa Sede aprobado en 2007. Eso implica al menos una persona que recopile documentación biográfica del futuro santo, entrevistas a quienes le conocieron, recopilación de sus escritos... Todo de forma estandarizada. «Imagina los años que puede llevar eso, décadas incluso. Es un trabajo cuyo precio no está valorado. En el caso de una monja de clausura puede resultar sencillo elaborar una semblanza, pero desde el momento que haya sido una persona de mundo, surgen problemas», comenta esta misma fuente. Así, no se pueden admitir testigos, que «sólo hayan oído hablar» del protagonista, y tampoco lo pueden ser los «confesores habituales» de éstos.

Cuando se quiere dar un salto más allá de proclamar venerable a un fiel, esto es, que ha vivido el Evangelio de una forma heroica, los trámites y gastos se multiplican pues para ser proclamado beato o santo es necesario acreditar un milagro. Entre otras cosas, porque demostrar una curación de forma inexplicable, exige un minucioso peritaje por parte de notarios, médicos... Desde la historia clínica de la persona curada, opiniones médicas hasta análisis de laboratorio y exploraciones instrumentales. Todo, certificado ante notario, amén de los llamados «censores teólogos», nombrados para que examinen los escritos publicados por el Siervo de Dios y comprueben que no «hay nada en ellos contrarios a la fe y a las costumbres».

«Llevo muchos años en esto y puedo asegurar que no es un coste elevado, pero es cierto que hay que pagar el trabajo de todos aquellos profesionales que están involucrados. Es un precio razonable», comenta un trabajador del Dicasterio que confirma que desde hace tiempo se venía trabajando en el baremo que presentó ayer Amato.

Con todo esto solventado a nivel diocesano, toca confiar en Roma, pues son muchos los casos abiertos y también hay cierto «atasco» administrativo. «Estamos trabajando en elevar a los altares al fundador de una congregación de la diócesis. Aunque en 1986 tuvo lugar el supuesto milagro, las religiosas no pudieron ponerse a fondo hasta unos años más tarde debido al esfuerzo económico y personal que supone abordar algo así. Tras la fase diocesana, se presentaron los documentos en la Santa Sede en 2006», explica Sergio Alentorán Baeta, delegado de la Causa de los Santos de Zaragoza, feliz porque ha recibido recientemente ya la carta del Dicasterio de Angelo Amato que confirma que ya están abordando el caso a fondo.

Fuente: Darío Menor/José Beltrán. Larazon.es

La Santa Sede abarata los procesos de canonización

El prefecto de la Congregación para la Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, ha anunciado un nuevo sistema tarifario en las causas de canonización o santificación que pretende eliminar "las desigualdades entre las diversas causas" a través de un principio de sobriedad y equidad.

Se trata de una respuesta conjunta por parte de la propia Congregación y varios postuladores de causas para la santificación de personas a la petición de la Santa Sede de presentar un balance económico de gastos, según informa el diario oficial del Vaticano, el 'Osservatore Romano' en su edición de este miércoles.

"Es bueno que los protagonistas -ha apuntado Amato- conozcan los gastos que tienen, tanto las tasas de la Santa Sede, como la remuneración de los postuladores". Además el prefecto ha informado de que "se han comenzado a hacer llegar ofertas a las causas más pobres". De esta manera, según ha precisado Amato, la Congregación puede estar disponible para "eventuales peticiones por parte de causas que merezcan un subsidio".

A propósito de la próxima canonización de Juan XXIII, el cardenal Amato ha precisado que "no se han hecho descuentos, y que el Papa Francisco ha eximido -la canonización- del milagro". Para el alto prelado, el Papa "sólo ha reducido los tiempos, para hacer posible la gran oportunidad en la Iglesia entera de celebrar en 2014 a Juan XXIII, quien inició el Concilio Vaticano II y con Juan Pablo II, el propulsor de las raíces pastorales, espirituales, y doctrinales de los documentos conciliares".

Amato ha precisado que la Positio -la tesis sobre la vida- de Juan XXIII "está llena de milagros y fama para realizarlos" por lo que su canonización quedaría fuera de las llamadas equivalentes. Las canonizaciones equivalentes son aquellas en las que no se necesita un milagro, sino que es suficiente con que el Papa firme un decreto. El Papa Urbano VIII introdujo esta fórmula en 1632 y sólo puede usarse cuando el beato es venerado desde hace mucho tiempo.

Amato ha aclarado que las señales de gracia y su fama para realizar milagros "provienen de todo el mundo y que en muchas ocasiones están acompañadas de documentación médica". Entre los casos más interesantes, el cardenal se ha referido a la historia de una mujer de Nápoles que en 2002 "ingirió sin querer una bolsa de cianuro". "Invocando al beato se salvó del envenenamiento sin dañar los riñones, o el bazo, y curando al mismo tiempo la cirrosis hepática", ha precisado, para añadir que este milagro "forma parte del proceso de beatificación y canonización".

El cardenal Amato también se ha referido al trabajo de la Congregación para las causas de los Santos. Así, ha recordado que en 2013 hubo 18 ceremonias de beatificación para 540 nuevos beatos, entre los que había 528 mártires y 12 confesores. El año pasado el Papa Francisco canonizó a 804 santos nuevos de los 800 eran mártires y 4 confesores. Además, decretó 2 canonizaciones equivalentes la de Pedro Fabro, el primer sacerdote jesuita, y la mística italiana Angela de Foligno.

Antes del Papa Francisco, Benedicto XVI usó la canonización equivalente con Hildegarda de Bingen y Juan Pablo II, con Kinga de Polonia.

Fuente: Religiondigital.com

lunes, 13 de enero de 2014

1 Samuel 1,9-20: "Mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo del Señor (...) Si concedes a tu esclava un hijo varón, se lo ofreceré al Señor para toda la vida y la navaja no pasará por su cabeza"

1 Samuel 1,9-20
Martes de la 1 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo del Señor, Ana se levantó y, desconsolada, rezó al Señor deshaciéndose en lágrimas e hizo este voto: "Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu esclava, si te acuerdas de mí y no me olvidas, si concedes a tu esclava un hijo varón, se lo ofreceré al Señor para toda la vida y la navaja no pasará por su cabeza". Mientras repetía su oración al Señor, Elí la observaba. Ana hablaba para sus adentros: movía los labios, sin que se oyera su voz. Elí, creyendo que estaba borracha, le dijo: "¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Devuelve el vino que has bebido". Ana respondió: "No es eso, señor; no he bebido vino ni licores; lo que pasa es que estoy afligida y me desahogo con el Señor. No me tengas por una mujer perdida, que hasta ahora he hablado movida por mi gran desazón y pesadumbre". Entonces dijo Elí: "Vete en paz. Que el Señor de Israel te conceda lo que le has pedido". Y ella respondió: "Que tu sierva halle gracia ante ti". La mujer se marchó, comió, y se transformó su semblante. A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer, Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo: "¡Al Señor se lo pedí!"

1 Samuel 1,1-8: "Tenía dos mujeres: Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía. Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo para adorar y ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor (...) Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la quería, pero el Señor la había hecho estéril (...) Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril (...) Ana, ¿por qué lloras y no comes?, ¿por qué te afliges?"

1 Samuel 1, 1-8
Lunes de la 1 semana del tiempo ordinario (ciclo 2),

Había un hombre sufita oriundo de Ramá, en la serranía de Efraím, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía. Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo para adorar y ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Finés.Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la quería, pero el Señor la había hecho estéril. Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así hacía año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así.Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná, su marido, le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no comes?, ¿por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez hijos?"

sábado, 11 de enero de 2014

BAUTISMO DEL SEÑOR, Año A, por Mons. Francisco González, S.F.

BAUTISMO DE JESUS
por John Nava
Catedral de los Angeles, USA

Isaías 42:1-4
Salmo 29: El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hechos 10:34-38
Mateo 3,13-17

Isaías 42,1-4.6-7

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagara. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Sal 29, la y 2. 3ac-4. 3b y 9b-l0
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz 

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡ Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hechos de los Apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
— «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predica¬ba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»

Mateo 3,13-17

Entonces se presenta Jesús, que viene de Galilea al Jordán, a donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. Una vez bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»

— Comentario por Mons. Francisco González, SF.

En este domingo, primero después del 6 de enero, se celebra cada año la fiesta del Bautismo del Señor. El Bautismo del Señor nos parece algo extraño, pues si por el Bautismo se nos perdonan los pecados, se nos da la filiación divina y nos hacemos miembros de la comunidad de fe, nada de eso necesitaba Jesús.

Había una cierta creencia por aquellos tiempos, principalmente desde la muerte de los últimos profetas, de que la relación entre el Pueblo Elegido y Dios estaba muy deteriorada, hasta el punto que no había comunicación: los cielos se habían cerrado.

En el evangelio de hoy leemos que “de repente se abrió el cielo”, en otras palabras, la comunicación entre Dios y su pueblo se abre de nuevo y esta vez es Cristo quien estará encargado de que dicha comunicación no vuelva a interrumpirse.

El evangelio de este domingo (Mt. 3, 13-17) nos presenta a Jesús pidiendo ser bautizado por Juan, y a éste teniendo problemas con dicha petición. Juan no se considera digno de hacerlo. Así lo expresa, sorprendido ante el hecho de que Jesús se acerca para ser bautizado.

A las objeciones de Juan, Jesús insiste: “Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. -¿Por qué? Podríamos pensar que Jesús, más que entrar en el agua del Jordán para limpiarse de sus pecados, bajó a las aguas para recoger los pecados de los hombres y así cargando con ellos llegar hasta el Calvario para ofrecerse a Dios Padre, llevando sobre sus hombros todas nuestras ofensas, nuestras injusticias, nuestro pecado: “Él no cometió pecado, pero Dios quiso que cargara con nuestro pecado para que nosotros, en Él, participáramos en la santidad de Dios”. (2Cor. 5,21). También es ésta una oportunidad muy singular para que todos los bautizados hagamos un pequeño examen de conciencia acerca de cómo vivimos nuestro bautismo.

Este Jesús es del que nos hablan las profecías de Isaías (10 lectura) en los conocidos “Cantos del Siervo de Yavé”, ungido, preferido, sufriente, etcétera. Jesús, predilecto del Padre, ha sido encargado de traer el derecho a las naciones, de proclamar la justicia, de abrir los ojos a los ciegos.

En este pasaje evangélico de San Mateo también encontramos expresiones simbólicas con un profundo sentido teológico: El cielo abierto, que Dios se revela, que abre las puertas para que le conozcamos; la paloma, símbolo de paz y de la renovación del mundo, del nuevo pueblo; la voz celestial, la forma como Dios habla cuando han terminado las profecías, según los judíos; mi Hijo, una confesión de la divinidad de Jesús.

Estas últimas semanas hemos estado reflexionando acerca del Mesías, las profecías que le anunciaron y su llegada entre nosotros hace dos mil años. Vino para establecer un nuevo orden de cosas, un orden basado en el bien y la justicia.

Ese orden establecido por Cristo, ¿es la regla de nuestras vidas? Creo que deberíamos dar un repaso a nuestras vidas y ver si estamos tratando de conocer a Dios más y mejor, pues las puertas del cielo están abiertas; ¿somos mensajeros de la paz, como la paloma simboliza?

Esta fiesta del Bautismo del Señor nos puede recordar que nosotros también fuimos bautizados y eso hizo que nosotros recibiéramos una nueva vida, una vida de unión con Jesucristo, lo cual quiere decir que debemos aceptar la escala de valores que Él nos mostró y que debemos vivir de acuerdo con esta nueva forma de entender la vida, o sea vivir nuestra vida en Cristo haciendo el bien y colaborando con Él en su misión, aunque nos cueste imitarle en esa misión que el Padre le confió.

Así nos lo explica Pedro en la segunda lectura, que hoy tomamos de los Hechos de los Apóstoles (10, 34-38). El acababa de bautizar a un pagano y eso no gustó a todos.

Pedro les recuerda que Dios no hace distinciones, no se guía por esas cosas como apellidos famosos, cuentas de banco, posición social, título universitario o color de la piel, sino que acepta “al que lo teme (ama, respeta) y practica la justicia, sea de la nación que sea”.

“El Señor bendice a su pueblo con la paz”. (Salmo 28)

Mateo 3,13-17, por M. Dolors Gaja, MN


Mateo 3,13-17

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

— Comentario de M. Dolors Gaja, MN

Este domingo es fiesta grande. El Bautismo de Jesús tiene una profunda significación teológica que los ortodoxos festejan especialmente. Porque más allá de ser un relato que tiene a Jesús como protagonista, asistimos a una revelación trinitaria.

En la biblia se llaman teofanías las manifestaciones del Padre. En el evangelio se nos narran tres teofanías: el Bautismo de Jesús, la Transfiguración en el monte Tabor y la Resurrección de Cristo, en la que el Padre es el gran protagonista al glorificar a su Hijo.

Las Teofanías suelen tener dos partes: visión y voz.

LA ESCENA HUMANA

Juan comenzaba a tener un cierto éxito en su predicación. Y de repente ve, en la cola de los pecadores, a Jesús. Y su admiración se hace eco de la de su madre Isabel cuando vio llegar a María. Isabel y Juan representan el Antiguo testamento que recibe con asombro al Nuevo.

¿De qué tenía que redimirse el Redentor? Si aceptamos que el bautismo nos purifica es obvio que Jesús no precisaba bautizarse. Pero Jesús asume la fragilidad humana, el pecado, lo hace suyo. Su bautismo es un preludio de su pasión.

CIELOS ABIERTOS

El cielo es el “espacio” divino, mientras la tierra es el humano. Normalmente pertenecen a esferas distintas. Por eso ese abrirse los cielos es una manera de señalar que en Jesús la divinidad y la humanidad ya no tienen fronteras. Hay una total comunión. Cabría preguntarse si mi familia, mi comunidad, mi parroquia, la Iglesia…es un cielo abierto, un espacio donde lo natural y sobrenatural se funden.

LA PALOMA

Son las traducciones las que nos han liado y, mucho más, las pinturas. Ahí seguimos, imaginando al Espíritu como una paloma blanca. No. El Espíritu descendió como (desciende) una paloma, es decir, suavemente. El águila puede lanzarse en picado pero la paloma revolotea y se posa suavemente. El Espíritu es suave, pacificador…No entra dando portazos, es brisa suave…

VOZ DEL CIELO

Con la visión llega la voz: este es mi Hijo amado en quien tengo puestas mis complacencias. También nosotros somos hijos y somos amados por Dios “hasta el extremo”. Como diría el Papa, Dios nos ha “primereado”, ha tomado la iniciativa. Pero…¿puedo decir cada noche que Dios se ha complacido en mí?

LO QUE SUPONE EL BAUTISMO

La vivencia de Jesús en las aguas del Jordán se manifestó en una coherencia de vida que la segunda lectura resume con una frase: “Pasó haciendo el bien”. Porque si me reconozco hijo sólo puedo vivir como hermano y, por tanto, sólo puedo amar. Ojalá que de nosotros se pudiera decir también lo mismo al final de nuestra vida. 

Hechos de los Apóstoles 10,34-38: "Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea (...) Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo".

Hechos de los Apóstoles 10, 34-38
Bautismo del Señor A,

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
— «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»

Isaías 42,1-4.6-7: "Mirad a mi siervo, mi elegido. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones (...) Yo, el Señor, te he llamado (...) Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas".

Isaías 42,1-4.6-7
Bautismo del Señor A,

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagara. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

BAUTISMO DEL SEÑOR, Año A (Lecturas)

Isaías 42:1-4.6-7
Salmo 29: El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hechos 10:34-38
Mateo 3,13-17

Isaías 42,1-4.6-7

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagara. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Sal 29, la y 2. 3ac-4. 3b y 9b-l0
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡ Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hechos de los Apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
— «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»


Entonces se presenta Jesús, que viene de Galilea al Jordán, a donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. Una vez bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»

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viernes, 10 de enero de 2014

Ezequiel 36,26: “Os daré un corazón nuevo, meteré dentro de vosotros un Espíritu nuevo, arrancaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”


NAVIDAD: Viernes depués de la Epifanía del Señor (Lecturas)

1 Juan 5,5-13
Salmo 147: Glorifica al Señor, Jerusalén
Lucas 5,12-16

1 Juan 5,5-13

Queridos hermanos: ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene dentro el testimonio. Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y éste es el testimonio: Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo tiene la vida, quien no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna.

Salmo 147: Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén

Lucas 5,12-16

Una vez, estando Jesús en un pueblo, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús cayó rostro a tierra y le suplicó: "Señor, si quieres puedes limpiarme." Y Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: "Quiero, queda limpio." Y en seguida le dejó la lepra. Jesús le recomendó que no lo dijera a nadie, y añadió: "Ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés para que les conste." Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírle y a que los curara de sus enfermedades. Pero él solía retirarse a despoblado para orar.

La Asociación de la Sagrada Familia: Los líos de la sexualidad, por José María Contrera...

La Asociación de la Sagrada Familia: Los líos de la sexualidad, por José María Contrera...: He recibido esta pregunta y procedo a contestarla. Me viene muy bien que me hagan preguntas y las agradezco. Paso a la pregunta: Estoy...