lunes, 31 de julio de 2017

Lunes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario, Año I (Lecturas)

Éxodo 32,15-24.30-34
Salmo 105: Dad gracias al Señor porque es bueno
Mateo 13,31-35

Éxodo 32,15-24.30-34

En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas de la alianza en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada en las tablas. Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés: «Se oyen gritos de guerra en el campamento.» Contestó él: «No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo.» Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte. Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua, haciéndoselo beber a los israelitas. Moisés dijo a Aarón: «¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?» Contestó Aarón: «No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado." Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé"; yo lo eché al fuego, y salió este becerro.» Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: «Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado.» Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo: «Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro.» El Señor respondió: «Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado.»

Salmo 105,19-20.21-22.23
R. Dad gracias al Señor porque es bueno

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen de un toro
que come hierba.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno

Mateo 13,31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.» Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.» Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» 

domingo, 30 de julio de 2017

1 Reyes 2,36-46: Desobediencia y la muerte de Semei

1 Reyes 2,36-46  

2:36 El rey mandó llamar a Semei y le dijo: "Constrúyete una casa en Jerusalén y quédate allí, sin salir a ninguna parte.
2:37 Porque si un día sales y cruzas el torrente Cedrón, sábelo bien: morirás irremediablemente; tu sangre recaerá sobre tu cabeza".
2:38 Semei dijo al rey: "Muy bien. Tu servidor obrará conforme a lo que ha dicho mi señor el rey". Y Semei permaneció largo tiempo en Jerusalén.
2:39 Pero, al cabo de tres años, dos esclavos de Semei huyeron al reino de Aquís, hijo de Maacá, rey de Gat. Alguien le avisó a Semei: "Mira que tus esclavos están en Gat".
2:40 Entonces Semei se levantó, ensilló su asno y se fue a Gat, donde estaba Aquís, para buscar a sus esclavos; no hizo más que ir y traer de Gat a sus esclavos.
2:41 Cuando le avisaron a Salomón que Semei había ido de Jerusalén a Gat y que estaba de vuelta,
2:42 el rey mandó llamar a Semei y le dijo: "¿Acaso no te hice jurar por el Señor, advirtiéndote expresamente que apenas salieras y fueras a cualquier parte podrías estar seguro de que morirías sin remedio? Y tú me respondiste: Está bien, me doy por enterado.
2:43 ¿Por qué entonces no has cumplido el juramento del Señor y la orden que te di?"
2:44 Y el rey siguió diciendo a Semei: "Tú sabes bien, y tu corazón lo reconoce, todo el daño que hiciste a mi padre David. El Señor hará recaer tu maldad sobre tu cabeza,
2:45 mientras que el rey Salomón será bendecido, y el trono de David será estable para siempre delante del Señor".
2:46 Luego el rey dio una orden a Benaías, hijo de Iehoiadá, y este salió e hirió de muerte a Semei. Así la realeza quedó afirmada en manos de Salomón.

1 Reyes 2,28-35: La muerte de Joab

1 Reyes 2,28-35  

2:28 La noticia llegó a oídos de Joab, y como él se había puesto de parte de Adonías, aunque no de Absalón, fue a refugiarse en la Carpa del Señor y se agarró de los cuernos del altar.
2:29 Cuando informaron al rey Salomón: "Joab se ha refugiado en la Carpa del Señor y está al lado del altar", Salomón mandó decir a Joab: "¿Qué motivo tienes para refugiarte junto al altar?". Joab respondió: "Tuve miedo de ti y fui a refugiarme junto al Señor". Entonces Salomón envió a Benaías, hijo de Iehoiadá, con esta orden: "Ve y mátalo".
2:30 Benaías entró en la Carpa del Señor y dijo a Joab: "El rey ordena que salgas". Pero él replicó: "No, moriré aquí". Benaías llevó la respuesta al rey: "Joab ha dicho esto y me ha respondido así".
2:31 Y el rey le dijo: "Procede conforme a lo que él ha dicho: mátalo y luego entiérralo. Así apartarás de mí y de la casa de mi padre la sangre inocente que ha derramado Joab.
2:32 El Señor hará recaer esa sangre sobre su cabeza, porque él mató a dos hombres más justos y mejores que él, y los hizo morir bajo la espada, sin que lo supiera mi padre David: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Iéter, jefe del ejército de Judá.
2:33 Su sangre recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; en cambio, para David, para su descendencia, para su casa y su trono, habrá paz perpetua de parte del Señor".
2:34 Entonces Benaías, hijo de Iehoiadá, subió e hirió de muerte a Joab, y este fue sepultado en su casa, en el desierto.
2:35 En lugar de Joab, el rey puso al frente del ejército a Benaías, hijo de Iehoiadá. Y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Ebiatar.

1 Reyes 2,26-27: El destierro del sacerdote Ebiatar

1 Reyes 2,26-27  

2:26 En cuanto al sacerdote Ebiatar, el rey le dijo: "Vete a tus campos de Anatot. Aunque mereces la muerte, hoy no te haré morir, porque has llevado el Arca del Señor delante de mi padre David, y has compartido todas sus aflicciones".
2:27 Y Salomón destituyó a Ebiatar de su función de sacerdote del Señor, cumpliendo así la palabra que el Señor había pronunciado contra la casa de Elí, en Silo.

1 Reyes 2,13-25: El pedido de Adonías y su muerte

1 Reyes 2,13-25

2:13 Adonías, hijo de Jaguit, fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón. "¿Vienes en son de paz?", preguntó ella. "Sí", respondió él.
2:14 Y añadió: "Tengo algo que decirte". "Habla", replicó ella.
2:15 Entonces él dijo: "Tú sabes que a mí me correspondía la realeza y que todo Israel tenía los ojos puestos en mí, esperando que yo reinara. Pero la realeza se me escapó de las manos y fue a parar a mi hermano, porque el Señor se la tenía destinada.
2:16 Ahora tengo que hacerte un solo pedido; no me lo niegues". Ella le dijo: "Habla".
2:17 Él prosiguió: "Pídele por favor al rey Salomón que me dé por esposa a Abisag, la sunamita. Seguramente no te lo va a negar".
2:18 "Está bien, respondió Betsabé, yo misma le hablaré de ti al rey".
2:19 Betsabé fue a presentarse al rey Salomón para hablarle de Adonías. El rey se levantó, fue a su encuentro y le hizo una inclinación. Luego se sentó en su trono, mandó poner un trono para la madre del rey, y ella se sentó a su derecha.
2:20 Entonces ella dijo: "Tengo que hacerte un pequeño pedido; no me lo niegues". El rey respondió: "Pide, madre mía, porque no te lo voy a negar".
2:21 Ella le dijo: "Que se dé a Abisag, la sunamita, como esposa a tu hermano Adonías".
2:22 Pero el rey Salomón replicó a su madre, diciendo: "¿Por qué pides para Adonías a la sunamita Abisag? ¡Pide más bien para él la realeza, ya que es mi hermano mayor! ¡Sí, para él, para el sacerdote Ebiatar y para Joab, hijo de Sarvia!"
2:23 Y el rey Salomón juró por el Señor, diciendo: "¡Que Dios me castigue si Adonías no ha pronunciado esta palabra a costa de su propia vida!
2:24 Y ahora, ¡por la vida del Señor, que me ha afianzado haciéndome sentar en el trono de mi padre David, y que me ha constituido una dinastía, conforme a lo que había dicho, juro que Adonías morirá hoy mismo!"
2:25 En seguida el rey Salomón envió a Benaías, hijo de Iehoiadá, y este hirió de muerte a Adonías.

1 Reyes 2,1-12: La muerte de David

1 Reyes 2,1-12: La muerte de David
Cf. 1 Crónicas 29,26-30
   1 Reyes 2,1-4.10-12
   Jueves de la 4 Semana del Tiempo Ordinario, Año II

2:1 Estando ya próximo a su muerte, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón:
2:2 "Yo me voy por el camino de todo el mundo. Sé fuerte y compórtate como un hombre.
2:3 Observa las prescripciones del Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, sus mandamientos, sus leyes y sus instrucciones, según lo que está escrito en la Ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y en todo lo que emprendas,
2:4 y el Señor mantendrá esta palabra que me ha dicho: Si tus hijos vigilan su conducta, caminando delante de mí con fidelidad, de todo corazón y con toda su alma, nunca te faltará un descendiente en el trono de Israel.
2:5 Tú sabes, además, lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel, a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Iéter: como los mató, vengando en tiempo de paz la sangre derramada en la guerra; así manchó con sangre inocente mi cinturón y mis sandalias.
2:6 Obra conforme a tu sabiduría, y no dejes que sus cabellos blancos bajen en paz al Abismo.
2:7 En cambio, a los hijos de Barzilai, el galaadita, trátalos con bondad y cuéntalos entre tus comensales, porque así me trataron a mí cuando huía de tu hermano Absalón.
2:8 Tú tienes todavía cerca de ti a Simei, hijo de Guerá, el benjaminita de Bajurím; él me maldijo despiadadamente el día en que yo iba a Majanaim. Pero cuando bajó a recibirme en el Jordán, yo le juré por el Señor: No te haré morir por la espada.
2:9 Ahora no lo dejes sin castigo, porque eres un hombre sensato y sabes cómo deberás tratarlo para que sus cabellos blancos bajen ensangrentados al Abismo".
2:10 David se fue a descansar con sus padres, y lo enterraron en la Ciudad de David.
2:11 Cuarenta años duró su reinado sobre Israel: reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.
2:12 Salomón se sentó en el trono de su padre David, y su realeza quedó firmemente afianzada.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Ánimo sé un hombre    

1 Reyes 1,41-53: La reacción de Adonías y sus partidarios

1 Reyes 1,41-53

1:41 Adonías y los invitados que estaban con él oyeron el ruido cuando terminaban de comer. Joab, por su parte, al oír el sonido de la trompeta, preguntó: "¿A qué se debe ese tumulto en la ciudad?"
1:42 Todavía estaba hablando, cuando llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Ebiatar. Adonías dijo: "Ven, tú eres un hombre de bien y seguro que traes buenas noticias".
1:43 Pero Jonatán tomó la palabra y dijo a Adonías: "¡Al contrario! Nuestro señor, el rey David, ha proclamado rey a Salomón.
1:44 El rey envió con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías, hijo de Iehoiadá, a los quereteos y a los peleteos, y ellos lo hicieron montar en la mula del rey.
1:45 Luego el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungieron rey en Guijón. De allí todos volvieron a subir muy contentos, y la ciudad está alborotada. Ese es el ruido que ustedes han oído.
1:46 Además, Salomón se ha sentado en el trono real,
1:47 y también los servidores del rey fueron a felicitar a nuestro señor el rey David, diciendo: 'Que tu Dios haga el nombre de Salomón más ilustre que el tuyo y engrandezca su trono más que el tuyo'. El rey, en su lecho, hizo un gesto de asentimiento,
1:48 y también pronunció estas palabras: '¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha permitido hoy que un hombre de mi descendencia esté sentado en mi trono, y que lo vean mis ojos!'".
1:49 Llenos de pánico, todos los invitados de Adonías se levantaron y se fueron cada uno por su lado.
1:50 Adonías, por su parte, tuvo miedo de Salomón, se levantó y fue a agarrarse de los cuernos del altar.
1:51 Entonces le avisaron a Salomón: "Adonías tiene miedo de ti y se ha agarrado de los cuernos del altar, diciendo: 'Que el rey Salomón me jure primero que no hará morir a su servidor por la espada'".
1:52 El rey dijo: "Si se comporta como un hombre de bien, ni uno solo de sus cabellos caerá por tierra; pero si es sorprendido en falta, morirá".
1:53 Salomón mandó que lo bajaran del altar. Adonías fue a postrarse ante el rey, y Salomón le dijo: "Vete a tu casa".

1 Reyes 1,38-40: La unción real de Salomón

1 Reyes 1,38-40  

1:38 El sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, hijo de Iehoiadá, los quereteos y los peleteos bajaron, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón.
1:39 El sacerdote tomó de la Carpa el cuerno de aceite y ungió a Salomón. Entonces sonó la trompeta y todo el pueblo exclamó: ¡Viva el rey Salomón!
1:40 Después, todo el pueblo volvió a subir detrás de él, al son de las flautas y dando tales señales de alegría, que la tierra parecía estallar bajo sus gritos.

1 Reyes 1,28-37: Designación de Salomón como sucesor de David

1 Reyes 1,28-37  

1:28 Entonces el rey David tomó la palabra y dijo: "Llámenme a Betsabé". Ella se presentó al rey y se quedó de pie delante de él.
1:29 Y el rey juró, diciendo: "¡Por la vida del Señor, que me ha librado de todo peligro,
1:30 hoy mismo daré cumplimiento a lo que te he jurado por el Señor, el Dios de Israel, cuando dije: Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará en mi trono en lugar mío!"
1:31 Betsabé se inclinó con el rostro en tierra y se postró delante del rey. Luego exclamó: "¡Viva para siempre mi señor el rey David!"
1:32 El rey David dijo: "Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, hijo de Iehoiadá". Ellos se presentaron ante el rey,
1:33 y él les ordenó: "Tomen con ustedes a los servidores de su señor, monten a mi hijo Salomón en mi propia mula y háganlo bajar a Guijón.
1:34 Allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán rey de Israel; ustedes sonarán la trompeta y lo aclamarán: ¡Viva el rey Salomón!
1:35 Luego volverán a subir detrás de él, y él vendrá a sentarse en mi trono y reinará en mi lugar: yo lo he constituido jefe de Israel y de Judá".
1:36 Entonces Benaías, hijo de Iehoiadá, respondió al rey: "¡Amén! Así lo haga el Señor, el Dios de mi señor el rey.
1:37 Como el Señor estuvo con mi señor el rey, esté también con Salomón y engrandezca su trono más aún que el trono de mi señor el rey David".

1 Reyes 1,11-27 Reacción de los partidarios de Salomón

1 Reyes 1,11-27

1:11 Entonces Natán dijo a Betsabé, la madre de Salomón: "¿No te has enterado de que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey sin que nuestro señor David lo sepa?
1:12 Ahora bien, te voy a dar un consejo para que salves tu vida y la de tu hijo Salomón.
1:13 Ve a presentarte ante el rey y dile: Rey, mi señor, tú mismo has hecho este juramento a tu servidora: 'Salomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono'. ¿Por qué entonces Adonías se ha proclamado rey?
1:14 Y cuando todavía estés allí, hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y confirmaré tus palabras".
1:15 Betsabé se presentó ante el rey en su habitación privada. El rey estaba muy viejo y Abisag, la sunamita, lo servía.
1:16 Betsabé se inclinó profundamente ante el rey, y este le preguntó: "¿Qué quieres?".
1:17 Ella le dijo: "Mi señor, tú mismo has hecho a tu servidora este juramento, por el Señor, tu Dios: 'Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará en mi trono'.
1:18 Pero ahora Adonías se ha proclamado rey, sin que tú, mi señor el rey, lo sepas.
1:19 Él ha sacrificado una gran cantidad de bueyes, de terneros cebados y de corderos, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Ebiatar, y a Joab, el jefe del ejército. Pero no ha invitado a tu hijo Salomón.
1:20 Por eso, todo Israel tiene los ojos puestos en ti, para que le anuncies quién debe sentarse en el trono de mi señor el rey, después de él.
1:21 De lo contrario, cuando mi señor el rey se vaya a descansar con sus padres, yo y mi hijo Salomón correremos la suerte de los culpables".
1:22 Todavía estaba hablando con el rey, cuando llegó el profeta Natán.
1:23 Le anunciaron al rey: "Está aquí el profeta Natán". Él se presentó al rey y se postró delante de él con el rostro en tierra.
1:24 Luego dijo Natán: "Mi señor el rey, sin duda tú has dicho: 'Adonías reinará después de mí y se sentará en mi trono'.
1:25 Porque hoy bajó a sacrificar una gran cantidad de bueyes, de terneros cebados y de corderos, e invitó a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y al sacerdote Ebiatar. Ahora están comiendo y bebiendo delante de él, y lo han aclamado: ¡Viva el rey Adonías!
1:26 Pero a mí, que soy tu servidor, al sacerdote Sadoc, a Benaías, hijo de Iehoiadá, y a tu servidor Salomón, no nos ha invitado.
1:27 Tal vez esta decisión provenga de mi señor el rey, sin que tú hayas querido hacer saber a tus servidores quién se sentaría en el trono de mi señor el rey, después de él".

1 Reyes 1,5-10: Sucesión al trono de David: las pretensiones de Adonías

1 Reyes 1,5-10  

1:5 Mientras tanto, Adonías, hijo de Jaguit, se ufanaba diciendo: "Yo seré el rey". Y se consiguió un carro de guerra, caballos y cincuenta hombres que corrían delante de él.
1:6 Pero nunca su padre lo había reprendido, preguntándole por qué hacía eso. Además, era muy apuesto, y había nacido después de Absalón.
1:7 Adonías mantuvo conversaciones con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Ebiatar, que le prestaron su apoyo.
1:8 En cambio, el sacerdote Sadoc, Benaías, hijo de Iehoiadá, el profeta Natán, Samei, Reí y el cuerpo de los valientes de David no estaban de su parte.
1:9 Un día, Adonías sacrificó ovejas, bueyes y terneros cebados junto a la Piedra de Zojélet, que está al lado de la fuente de Roguel, e invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá que estaban al servicio del rey;
1:10 pero no invitó al profeta Natán, a Benaías, al cuerpo de los valientes de David, ni a su hermano Salomón.

1 Reyes 1,1-4: Los últimos años del rey David

SALOMÓN, SUCESOR DE DAVID
1 Reyes 1,1-4: Los últimos años del rey David  

1:1 El rey David estaba viejo, muy avanzado en años, y por más que lo abrigaban no entraba en calor.
1:2 Sus servidores le dijeron: "Sería conveniente buscarle al rey, mi señor, una jovencita: ella estará al servicio del rey y cuidará de él; dormirá entre sus brazos, y así mi señor, el rey, entrará en calor".
1:3 Entonces buscaron por todo el territorio de Israel una joven hermosa; encontraron a Abisag, la sunamita, y se la llevaron al rey.
1:4 La joven, que era muy hermosa, cuidaba al rey y estaba a su servicio. Pero el rey no se unió a ella.

Mateo 13,44-52: Sólo Dios puede darnos una alegría plena, por el papa Francisco

Mateo 13,44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?» Ellos le contestaron: «Sí.» Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

— Solo Dios puede darnos una alegría plena en este mundo, por el Papa Francisco

El Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus reflexionó sobre dos parábolas: la del tesoro escondido y la de la perla preciosa. “En el primer caso se trata de un campesino que casualmente se tropieza con un tesoro escondido en el campo donde está trabajando. No siendo el campo de su propiedad tiene que comprarlo si quiere adueñarse del tesoro. Por tanto decide arriesgar todo lo que tiene para no perder una ocasión tan excepcional. En el segundo caso encontramos a un comerciante de perlas preciosas. Él, como experto conocedor, ha localizado una perla de gran valor. También decide apostarlo todo por aquella perla hasta vender todas las demás”.

En su intervención destacó dos características que se refieren a poseer el Reino de Dios: “La búsqueda y el sacrificio”.

Actitud de búsqueda para encontrar a Dios

“El Reino de Dios se ha ofrecido a todos pero no se ha puesto a disposición en bandeja de plata, requiere un dinamismo. Se trata de buscar, de caminar, de hacer. La actitud de búsqueda es la condición esencial para encontrar”, añadió el Papa.

No obstante para que estor se produzca “hace falta que el corazón arda en deseo de alcanzar el bien preciado, es decir, el Reino de Dios que se hace presente en la persona de Jesús. Él es el tesoro escondido, él es la perla de gran valor. Él es el descubrimiento fundamental que puede dar un cambio decisivo a nuestra vida llenándola de significado”.

Sacrificios que pide el tesoro encontrado

Cuando los dos protagonistas descubren lo inesperado, “les conduce a una decisión que implica sacrificio, separación y renuncia”, afirmó el Papa: “Cuando el tesoro y la perla son descubiertos, es decir cuando hemos encontrado al Señor, es necesario no dejar estéril este descubrimiento sino sacrificar por él cualquier otra cosa. No se trata de despreciar el resto sino de subordinarlo a Jesús poniéndolo a Él en primer lugar”.

“El discípulo de Cristo no es uno que se priva de lo esencial. Es uno que ha encontrado mucho más”, añadió Papa Francisco: “Ha encontrado la alegría plena que solo el Señor puede dar. Es la alegría evangélica de los enfermos curados, de los pecadores perdonados, del ladrón al que se le abre la puerta del paraíso”.

Finalizó su intervención mostrando que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quienes se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él son libres del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesúcristo siempre nace y renace la alegría”.

sábado, 29 de julio de 2017

Mateo 13,44-52: Tesoros escondidos y perlas, por el P. Raniero Cantalamessa

Mateo 13,44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Entendéis bien todo esto?» Ellos le contestaron: «Sí.» Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

— Tesoros escondidos y perlas, por el P. Raniero Cantalamessa

¿Qué quería decir Jesús con las dos parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa? Más o menos esto. Ha sonado la hora decisiva de la historia. ¡Ha aparecido en la tierra el Reino de Dios! Concretamente, se trata de Él, de su venida a la tierra.

El tesoro escondido, la perla preciosa, no es otra cosa sino Jesús. Es como si Jesús con esas parábolas quisiera decir: la salvación ha llegado a vosotros gratuitamente, por iniciativa de Dios, tomad la decisión, aferradla, no la dejéis escapar. Este es tiempo de decisión.

Me viene a la mente lo que ocurrió el día en que terminó la segunda guerra mundial. En la ciudad, los partisanos o los aliados abrieron los almacenes de provisiones dejados por el ejército alemán en retirada. En un santiamén la noticia llegó a los campos y todos a la carrera fueron a conseguir esos bienes, volviendo cargados unos con mantas, otros con cestas de productos alimenticios.

Pienso que Jesús con esas dos parábolas quería crear un clima semejante. Como para decir: «¡Corred mientras estáis a tiempo! Hay un tesoro que os espera gratuitamente, una perla preciosa. No dejéis escapar la ocasión». Sólo que en el caso de Jesús la apuesta es infinitamente más seria. Se juega el todo por el todo. El Reino es lo único que nos puede salvar del riesgo supremo de la vida, que es el de errar el motivo por el que estamos en este mundo.

Vivimos en una sociedad que vive de seguridades. Se asegura contra todo. En ciertas naciones se ha convertido en una especie de mania. Pero reflexionemos un momento: ¿a quién le es útil un seguro tal y contra qué nos asegura? ¿Contra la muerte? ¡Ciertamente no! Asegura que, en caso de muerte, alguien reciba una indemnización.

El reino de los cielos es también un seguro de vida y contra la muerte, pero un seguro real, que sirve no sólo a quien se queda, sino también a quien se va, a quien muere. «Quien cree en mí, aunque muera, vivirá», dice Jesús.

Se entiende entonces también la exigencia radical que un «asunto» como éste plantea: vender todo, desprenderse de todo. En otras palabras, estar dispuestos, si es necesario, a cualquier sacrificio. No para pagar el precio del tesoro y de la perla, que por definición son «sin precio», sino para ser dignos de ellos.

En cada una de las dos parábolas hay, en realidad, dos actores: uno manifiesto, que va, vende, compra, y otro escondido, sobreentendido. El actor sobreentendido es el antiguo propietario que no se percata de que en su campo hay un tesoro y lo liquida al primero que se lo pide; es el hombre o la mujer que poseía la perla preciosa, y no se da cuenta de su valor y la cede al primer comerciante que pasa, tal vez para una colección de perlas falsas. ¿Cómo no ver en ello una advertencia dirigida a nosotros, gente del Viejo Continente europeo, en acto de vender nuestra fe y herencia cristiana?

No se dice en cambio en la parábola que «un hombre vendió todo lo que tenía y se puso en busca de un tesoro escondido». Sabemos cómo acaban estas historias: se pierde lo que se tiene y no se encuentra ningún tesoro. Historias de ilusiones, de visionarios. No: un hombre halló un tesoro y por ello vendió todo lo que tenía para adquirirlo. Hay que haber encontrado el tesoro para tener la fuerza y la alegría y vender todo.

Fuera parábola: hay que haber encontrado primero a Jesús, de manera nueva, personal, convencida. Haberle descubierto como propio amigo y salvador. Después será cuestión de broma vender todo. Se hará «llenos de alegría» como aquel hombre del que habla el Evangelio. 

Mateo 13,44-52: La decisión más importante, por José Antonio Pagola

Mateo 13,44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Entendéis bien todo esto?» Ellos le contestaron: «Sí.» Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

— La decisión más importante, por José Antonio Pagola

El evangelio recoge dos breves parábolas de Jesús con un mismo mensaje. En ambos relatos, el protagonista descubre un tesoro enormemente valioso o una perla de valor incalculable. Y los dos reaccionan del mismo modo: venden con alegría y decisión lo que tienen y se hacen con el tesoro o la perla. Según Jesús, así reaccionan los que descubren el reino de Dios.

Al parecer, Jesús teme que la gente le siga por intereses diversos, sin descubrir lo más atractivo e importante: ese proyecto apasionante del Padre que consiste en conducir a la humanidad hacia un mundo más justo, fraterno y dichoso, encaminándolo así hacia su salvación definitiva en Dios.

¿Qué podemos decir hoy después de veinte siglos de cristianismo? ¿Por qué tantos cristianos buenos viven encerrados en su práctica religiosa con la sensación de no haber descubierto en ella ningún «tesoro»? ¿Dónde está la raíz última de esa falta de entusiasmo y alegría en no pocos ámbitos de nuestra Iglesia, incapaz de atraer hacia el núcleo del Evangelio a tantos hombres y mujeres que se van alejando de ella, sin renunciar por eso a Dios ni a Jesús?

Después del Concilio, Pablo VI hizo esta afirmación rotunda: «Solo el reino de Dios es absoluto. Todo lo demás es relativo». Años más tarde, Juan Pablo II lo reafirmó diciendo: «La Iglesia no es ella su propio fin, pues está orientada al reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento». El papa Francisco nos viene repitiendo: «El proyecto de Jesús es instaurar el reino de Dios».

Si esta es la fe de la Iglesia, ¿por qué hay cristianos que ni siquiera han oído hablar de ese proyecto que Jesús llamaba «reino de Dios»? ¿Por qué no saben que la pasión que animó toda la vida de Jesús, la razón de ser y el objetivo de toda su actuación, fue anunciar y promover ese proyecto humanizador del Padre: buscar el reino de Dios y su justicia?

La Iglesia no puede renovarse desde su raíz si no descubre el «tesoro» del reino de Dios. No es lo mismo llamar a los cristianos a colaborar con Dios en su gran proyecto de hacer un mundo más humano que vivir distraídos en prácticas y costumbres que nos hacen olvidar el verdadero núcleo del Evangelio.

El papa Francisco nos está diciendo que «el reino de Dios nos reclama». Este grito nos llega desde el corazón mismo del Evangelio. Lo hemos de escuchar. Seguramente, la decisión más importante que hemos de tomar hoy en la Iglesia y en nuestras comunidades cristianas es la de recuperar el proyecto del reino de Dios con alegría y entusiasmo.

Romanos 10,1-13: Israel y la justicia de Dios

Romanos 10,1-13
   Rm 10,8-13
   Domingo de la 1 Semana de Cuaresma, ciclo C

10:1 Hermanos, mi mayor deseo y lo que pido en mi oración a Dios es que ellos se salven.
10:2 Yo atestiguo en favor de ellos que tienen celo por Dios, pero un celo mal entendido.
10:3 Porque desconociendo la justicia de Dios y tratando de afirmar la suya propia, rehusaron someterse a la justicia de Dios,
10:4 ya que el término de la Ley es Cristo, para justificación de todo el que cree.
10:5 Moisés, en efecto, escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: El hombre que la practique vivirá por ella.
10:6 En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?, esto es, para hacer descender a Cristo.
10:7 O bien: ¿Quién descenderá al Abismo?, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos.
10:8 ¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos.
10:9 Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
10:10 Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
10:11 Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
10:12 Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
10:13 Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Profesión del que cree en Jesucristo    

Romanos 10,14-21: El misterio de la incredulidad de Israel

Romanos 10,14-21

10:14 Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
10:15 ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
10:16 Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
10:17 La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
10:18 Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
10:19 Pero vuelvo a preguntarme: ¿Es posible que Israel no haya comprendido? Ya lo dijo Moisés: Yo los pondré celosos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata.
10:20 E Isaías se atreve a decir: Me encontraron los que no me buscaban y me manifesté a aquellos que no preguntaban por mí.
10:21 De Israel, en cambio, afirma: Durante todo el día tendí mis manos a un pueblo infiel y rebelde. 

Romanos 9,25-33: La infidelidad de Israel y el llamado a los paganos

Romanos 9,25-33  

9:25 Esto es lo que dice Dios por medio de Oseas: Al que no era mi pueblo, lo llamaré "Mi pueblo", y a la que no era mi amada la llamaré "Mi amada".
9:26 Y en el mismo lugar donde se les dijo: "Ustedes no son mi pueblo", allí mismo serán llamados "Hijos del Dios viviente".
9:27 A su vez, Isaías proclama acerca de Israel: Aunque los israelitas fueran tan numerosos como la arena del mar, sólo un resto se salvará,
9:28 porque el Señor cumplirá plenamente y sin tardanza su palabra sobre la tierra.
9:29 Y como había anticipado el profeta Isaías: Si el Señor del universo no nos hubiera dejado un germen, habríamos llegado a ser como Sodoma, seríamos semejantes a Gomorra.
9:30 ¿Qué conclusión sacaremos de todo esto? Que los paganos que no buscaban la justicia, alcanzaron la justicia, la que proviene de la fe;
9:31 mientras que Israel, que buscaba una ley de justicia, no llegó a cumplir esa ley.
9:32 ¿Por qué razón? Porque no recurrieron a la fe sino a las obras. De este modo chocaron contra la piedra de tropiezo,
9:33 como dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace caer, pero el que cree en él, no quedará confundido. 

Romanos 9,14-24: La libertad de la elección divina

Romanos 9,14-24  

9:14 ¿Diremos por eso que Dios es injusto? ¡De ninguna manera!
9:15 Porque él dijo a Moisés: Seré misericordioso con el que yo quiera, y me compadeceré del que quiera compadecerme.
9:16 En consecuencia, todo depende no del querer o del esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios.
9:17 Porque la Escritura dice al Faraón: Precisamente para eso te he exaltado, para que en ti se manifieste mi poder y para que mi Nombre sea celebrado en toda la tierra.
9:18 De manera que Dios tiene misericordia del que él quiere y endurece al que él quiere.
9:19 Tú me podrás objetar: Entonces, ¿qué puede reprocharnos Dios? ¿Acaso alguien puede resistir a su voluntad?
9:20 Pero tú, ¿quién eres para discutir con Dios? ¿Puede el objeto modelado decir al que lo modela: Por qué me haces así?
9:21 ¿No es el alfarero dueño de su arcilla, para hacer de un mismo material una vasija fina o una ordinaria?
9:22 ¿Qué podemos reprochar a Dios, si queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia a quienes atrajeron su ira y merecieron la perdición?
9:23 Y si él quiso manifestar la riqueza de su gloria en los que recibieron su misericordia, en los que él predestinó para la gloria,
9:24 en nosotros, que fuimos llamados por él, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos, ¿qué podemos reprocharle?

Romanos 9,6-13: La fidelidad de Dios a sus promesas

Romanos 9,6-13  

9:6 No es cierto que la palabra de Dios haya caído en el vacío. Porque no todos los que descienden de Israel son realmente israelitas.
9:7 Como tampoco todos los descendientes de Abraham son hijos suyos, sino que como dice la Escritura: De Isaac nacerá tu descendencia.
9:8 Esto quiere decir que los hijos de Dios no son los que han nacido de la carne, y que la verdadera descendencia son los hijos de la promesa.
9:9 Porque así dice la promesa: Para esta misma fecha volveré, y entonces Sara tendrá un hijo.
9:10 Y esto no es todo: está también el caso de Rebeca que concibió dos hijos de un solo hombre, Isaac, nuestro padre.
9:11 Antes que nacieran los niños, antes que pudieran hacer el bien o el mal —para que resaltara la libertad de la elección divina,
9:12 que no depende de las obras del hombre, sino de aquel que llama— Dios le dijo a Rebeca: El mayor servirá al menor,
9:13 según lo que dice la Escritura: Preferí a Jacob, en lugar de Esaú.

Romanos 8,28-30: El plan de salvación

Romanos 8,28-30
Domingo de la 17 Semana del Tiempo Ordinario, Año A

8:28 Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio.
8:29 En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos;
8:30 y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

Exodo 27,20-21: Aceite para las lámparas

Exodo 27,20-21: Aceite para las lámparas
Cf. Levítico 24,1-4

27:20 Mandarás a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva molida para el alumbrado, para alimentar continuamente la llama.
27:21 Aarón y sus hijos lo tendrán dispuesto delante de Yahveh desde la tarde hasta la mañana en Tienda del Encuentro, fuera del velo que cuelga delante del Testimonio. Deben arder ante el Señor desde la tarde hasta el amanecer. Esta será la ley perpetua para todas las generaciones de Israel.

Exodo 27,9-19: El atrio

Exodo 27,9-19: El atrio
Cf. Éxodo 38,9-20

27:9 También harás el atrio de la Morada. Del lado del Négueb, hacia el sur, el atrio tendrá un cortinaje de lino fino torzal, en una longitud de cien codos a uno de los lados.
27:10 Sus veinte postes descansarán sobre veinte basas de bronce; sus ganchos y varillas serán de plata.
27:11 A lo largo del lado septentrional habrá igualmente un cortinaje en una longitud de cien codos, con sus veinte postes que descansarán sobre veinte basas de bronce; los ganchos de los postes y sus varillas serán de plata.
27:12 A lo ancho del atrio, por el lado occidental, habrá un cortinaje de cincuenta codos; sus postes serán diez, y diez igualmente las basas en que descansarán.
27:13 La anchura del atrio, al este, al oriente, será de cincuenta codos.
27:14 Quince codos tendrá el cortinaje de un lado, con sus tres postes y sus tres basas.
27:15 Por el otro lado, otro cortinaje de quince codos, con sus tres postes y sus tres basas.
27:16 La puerta del atrio tendrá un tapiz de veinte codos, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de recamador. Tendrá cuatro postes y cuatro basas.
27:17 Todos los postes que rodean al atrio tendrán varillas de plata; sus ganchos serán de plata y sus basas de bronce.
27:18 El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta codos de ancho y cinco codos de alto; todo de lino fino torzal y con sus basas de bronce.
27:19 Todos los utensilios de la Morada para toda clase de servicios con todo su clavazón y toda la clavazón del atrio, serán de bronce. 

Exodo 27,1-8 :El altar de los sacrificios

Exodo 27,1-8 :El altar de los sacrificios
Cf. Éxodo 38,1-7


27:1 Harás el altar de madera de acacia de cinco codos de largo y cinco de ancho; será cuadrado y tendrá tres codos de alto.
27:2 Harás sobresalir de sus cuatro ángulos unos cuernos, que formarán un cuerpo con él; lo revestirás de bronce.
27:3 Le harás ceniceros para la grasa incinerada, badiles y acetres, tenedores y braseros. Fundirás de bronce todos estos utensilios.
27:4 Fabricarás para él una rejilla de bronce, en forma de red; y en los cuatro extremos de la red fijarás cuatro anillas de bronce.
27:5 La colocarás bajo la cornisa inferior del altar, de modo que llegue desde abajo hasta la mitad del altar.
27:6 Harás varales para el altar, varales de madera de acacia, que revestirás de bronce.
27:7 Para transportar el altar, se pasarán estos varales por las anillas de ambos lados del altar.
27:8 Harás el altar hueco, de paneles; conforme a lo que se te ha mostrado en el monte, así lo harás. 

Santa Marta, por CH

Dice el Evangelio que Jesús “amaba a Marta, a María y a su hermano Lázaro”, eran sus amigos de Betania y en su casa se hospedaba el Maestro siempre que pasaba por el lugar.

Con Santa Marta pasa un poco lo que con Santo Tomás, siempre se nos viene a la memoria que el Señor tuvo que recordarle que el trabajo es necesario pero lo más importante es el amor a Dios y que su hermana María había escogido la mejor parte, pero se nos olvida fácilmente su confesión de fe, aquel día en que lloraba la muerte de su hermano Lázaro, “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”

¿Se puede decir más con menos palabras?, Jesús hizo volver a la vida a Lázaro y los tres hermanos compartieron con Él muchas jornadas más y supieron serle fieles hasta la muerte.

No conocemos el final de su existencia terrena pero sabemos que los tres amigos de Betania siguen disfrutando de la presencia del Señor en el Reino de los Cielos.

Como una curiosidad digamos que según una leyenda de La Provenza, Marta fue con su hermana María a Francia y evangelizó Tarascón, lugar donde derrotó a la Tarasca, un dragón que tenía muertecicos de miedo a todos los habitantes de la región porque se los tragaba de diez en diez con zapatos y todo.

Es patrona de los hosteleros porque siempre fue gran servidora. Por cierto que con ella celebramos también hoy a sus dos hermanos: María, la que supo elegir la mejor parte a los pies del Señor para alimentarse de la Palabra de Dios y a Lázaro del que sabemos nada y menos pero sabemos lo más importante, amigo de Jesús que mereció ser resucitado por Él.

Exodo 24,1-11: Ratificación de la alianza

Exodo 24,1-11
Sábado de la 16 Semana del Tiempo Ordinario, Año I

24:1 Dijo a Moisés: "Sube donde Yahveh, tú, Aarón, Nadab y Abihú, con setenta de los ancianos de Israel; os postraréis desde lejos.
24:2 Sólo Moisés se acercará a Yahveh; ellos no se acercarán. Tampoco el pueblo subirá con ellos."
24:3 Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahveh y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió a una voz: "Cumpliremos todas las palabras que ha dicho Yahveh."
24:4 Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahveh; y, levantándose de mañana, alzó al pie del monte un altar y doce estelas por las doce tribus de Israel.
24:5 Luego mandó a algunos jóvenes, de los israelitas, que ofreciesen holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de comunión para Yahveh.
24:6 Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la derramó sobre el altar.
24:7 Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió: "Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahveh."
24:8 Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: "Esta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con vosotros, según todas estas palabras."
24:9 Moisés subió con Aarón, Nadab y Abihú y setenta de los ancianos de Israel,
24:10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo.
24:11 No extendió él su mano contra los notables de Israel, que vieron a Dios, comieron y bebieron.

SÁBADO DE LA 16 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Exodo 24,3-8
Salmo 49: Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza
Mateo 13,24-30

Exodo 24,3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: "Haremos todo lo que dice el Señor." Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza, y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: "Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos." Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo diciendo: "Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos."

Salmo 49: Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece.
R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

"Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio."
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.
R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.
R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza

Mateo 13,24-30

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: "El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'""

viernes, 28 de julio de 2017

Exodo 27,1-8 :El altar de los sacrificios

Exodo 27,1-8 :El altar de los sacrificios
Cf. Éxodo 38,1-7


27:1 Harás el altar de madera de acacia de cinco codos de largo y cinco de ancho; será cuadrado y tendrá tres codos de alto.
27:2 Harás sobresalir de sus cuatro ángulos unos cuernos, que formarán un cuerpo con él; lo revestirás de bronce.
27:3 Le harás ceniceros para la grasa incinerada, badiles y acetres, tenedores y braseros. Fundirás de bronce todos estos utensilios.
27:4 Fabricarás para él una rejilla de bronce, en forma de red; y en los cuatro extremos de la red fijarás cuatro anillas de bronce.
27:5 La colocarás bajo la cornisa inferior del altar, de modo que llegue desde abajo hasta la mitad del altar.
27:6 Harás varales para el altar, varales de madera de acacia, que revestirás de bronce.
27:7 Para transportar el altar, se pasarán estos varales por las anillas de ambos lados del altar.
27:8 Harás el altar hueco, de paneles; conforme a lo que se te ha mostrado en el monte, así lo harás. 

Exodo 26,31-37: Velos de separación

Exodo 26,31-37  

26:31 Harás un velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal; bordarás en él unos querubines.
26:32 Lo colgarás de cuatro postes de acacia, revestidos de oro, provistos de ganchos de oro y de sus cuatro basas de plata.
26:33 Colgarás el velo debajo de los broches; y allá, detrás del velo, llevarás el arca del Testimonio, y el velo os servirá para separar el Santo del Santo de los Santos.
26:34 Pondrás el propiciatorio sobre el arca del Testimonio, en el Santo de los Santos.
26:35 Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; pondrás la mesa en el lado norte.
26:36 Harás para la entrada de la Tienda una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de recamador.
26:37 Para la cortina harás cinco postes de acacia, que revestirás de oro; sus ganchos serán también de ro, y fundirás para ellos cinco basas de bronce.

Exodo 26,15-30: Los tableros de madera

Exodo 26,15-30  

26:15 También harás para la Morada tableros de madera de acacia, y los pondrás de pie.
26:16 Cada tablero tendrá diez codos de largo y codo y medio de ancho.
26:17 Tendrá además dos espigas paralelas. Harás lo mismo para todos los tableros de la Morada.
26:18 Pondrás veinte de los tableros en el flanco del Négueb, hacia el sur.
26:19 Harás cuarenta basas de plata para colocarlas debajo de los veinte tableros: dos basas debajo de un tablero para sus dos espigas y dos basas debajo del otro tablero para sus dos espigas.
26:20 Para el segundo flanco de la Morada, la parte del norte, otros veinte tableros,
26:21 con sus cuarenta basas de plata: dos basas debajo de un tablero y dos basas debajo de otro tablero.
26:22 Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, harás seis tableros;
26:23 y para los ángulos de la Morada, en su parte posterior, dos más,
26:24 que estarán unidos, desde abajo hasta arriba, hasta la primera anilla. Así se hará con los dos tableros destinados a los dos ángulos.
26:25 Serán, pues, ocho tableros con sus basas de plata; dieciséis basas, dos debajo del otro tablero.
26:26 Harás, además, cinco travesaños de madera de acacia para los tableros de un flanco de la Morada,
26:27 cinco travesaños para los tableros del otro flanco, y cinco travesaños para los tableros de la parte posterior de la Morada, hacia el occidente.
26:28 El travesaño central pasará a media altura de los tableros, de un extremo al otro.
26:29 Revestirás de oro los tableros y les harás anillas de oro, para pasar los travesaños. También revestirás de oro los travesaños.
26:30 Erigirás la Morada según la norma que te ha sido mostrada en el monte. 

Exodo 26,1-14: La morada

Exodo 26,1-14: La morada
Cf. Exodo 36, 8-38

26:1 Harás la Morada con diez tapices, de lino fino torzal, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí; bordarás en ellos unos querubines.
26:2 La longitud de cada tapiz será de veintiocho codos y la anchura de cuatro. Todos los tapices tendrán las mismas medidas.
26:3 Cinco tapices estarán unidos entre sí y lo mismo los otros cinco.
26:4 Pondrás lazos de púrpura violeta en el borde del tapiz con que termina la primera serie, y lo mismo harás en el borde del tapiz con que termina el segundo conjunto.
26:5 Pondrás cincuenta lazos en el primer tapiz y otros cincuenta en el borde del último tapiz del segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros.
26:6 Harás cincuenta broches de oro y con los broches enlazarás entre sí los tapices, para que la Morada forme un espacio único.
26:7 Tejerás también piezas de pelo de cabra para que a modo de tienda cubran la Morada. Tejerás once de estas piezas.
26:8 La longitud de cada pieza será de treinta codos; de cuatro, la anchura. Las once piezas tendrán las mismas medidas.
26:9 Juntarás cinco piezas en una parte y seis en la otra y doblarás la sexta pieza ante la fachada de la Tienda.
26:10 Harás cincuenta lazos en el borde de la última pieza del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde de la última pieza del segundo conjunto.
26:11 Harás cincuenta broches de bronce e introducirás los broches en los lazos, uniendo así la Tienda de modo que forme un espacio único.
26:12 Como las piezas de la Tienda exceden en amplitud, harás extender la mitad de la pieza excedente por detrás de la Morada.
26:13 Lo que excede en longitud de las piezas de la Tienda —un codo por cada lado— se extenderá a ambos lados de la Morada, a un lado y a otro, para cubrirla.
26:14 También harás para la Tienda un toldo de pieles de carnero teñidas de rojo; y encima otro toldo de cueros finos. 

Exodo 25,31-40: El candelabro

Exodo 25,31-40: El candelabro
Cf. Éxodo 37,17-24

25:31 Harás también un candelabro de oro puro. Harás de oro macizo el candelabro, su pie y su tallo. Sus cálices —corolas y flores— formarán un cuerpo con él.
25:32 Saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos de un lado y tres del otro.
25:33 El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con corola y flor; también el segundo brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con corola y flor; y así los seis brazos que salen del candelabro.
25:34 En el mismo candelabro habrá cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus corolas y sus flores:
25:35 una corola debajo de los dos primeros brazos que forman cuerpo con el candelabro; una corola, debajo de los dos siguientes, y una corola, debajo de los dos últimos brazos; así con los seis brazos que salen del candelabro.
25:36 Las corolas y los brazos formarán un cuerpo con el candelabro. Todo ello formará un cuerpo de oro puro macizo.
25:37 Harás sus siete lámparas que colocarás encima de manera que den luz al frente.
25:38 Sus despabiladeras y sus ceniceros serán de oro puro.
25:39 Se empleará un talento de oro puro para hacer el candelabro con todos estos utensilios.
25:40 Fíjate para que lo hagas según los modelos que te han sido mostrados en el monte.

Exodo 25,23-30: La mesa

Exodo 25,23-30: La mesa
Cf. Éxodo 37,10-16

25:23 Harás una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, uno de ancho, y codo y medio de alto.
25:24 La revestirás de oro puro y le pondrás alrededor una moldura de oro.
25:25 Harás también en torno de ella un reborde de una palma de ancho, con una moldura de oro alrededor del mismo.
25:26 Le harás cuatro anillas de oro, y pondrás las anillas en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies.
25:27 Estarán las anillas junto al reborde, para pasar por ellas los varales y transportar la mesa.
25:28 Harás los varales de madera de acacia y los revestirás de oro. Con ellos se transportará la mesa.
25:29 Harás también las fuentes, los vasos, los jarros y las tazas para las libaciones. De oro puro los harás.
25:30 Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de mí el pan de la Presencia.

Exodo 25,10-22: El Arca de la Alianza

Exodo 25,10-22: El Arca de la Alianza
Cf. Éxodo 37,1-9;  Éxodo 27,1-8; Éxodo 30, 1-10

25:10 Harás un arca de madera de acacia de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto.
25:11 La revestirás de oro puro; por dentro y por fuera la revestirás; y además pondrás en su derredor una moldura de oro.
25:12 Fundirás para ella cuatro anillas de oro, que pondrás en sus cuatro pies, dos anillas a un costado, y dos anillas al otro.
25:13 Harás también varales de madera de acacia, que revestirás de oro,
25:14 y los pasarás por las anillas de los costados del arca, para transportarla.
25:15 Los varales deben quedar en las anillas del arca, y no se sacarán de allí.
25:16 En el arca pondrás el Testimonio que yo te voy a dar.
25:17 Harás asimismo uno propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.
25:18 Harás, además, dos querubines de oro macizo; los harás en los dos extremos del propiciatorio:
25:19 haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos.
25:20 Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio.
25:21 Pondrás el propiciatorio encima del arca; y pondrás dentro del arca el Testimonio que yo te daré.
25:22 Allí me encontraré contigo; desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el arca del Testimonio, te comunicaré todo lo que haya de ordenarte para los israelitas. 

Exodo 25,1-9: Tributos para su construcción

Exodo 25,1-9: Tributos para su construcción
Cf. Éxodo 35, 4-9

25:1 Yahveh habló a Moisés diciendo:
25:2 Di a los israelitas que reserven ofrendas para mí. Me reservaréis la ofrenda de todo aquel a quien su corazón mueva.
25:3 De ellos reservaréis lo siguiente: oro, plata y bronce;
25:4 púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino y pelo de cabra;
25:5 pieles de carnero teñidas de rojo, cueros finos y maderas de acacia;
25:6 aceite para el alumbrado, aromas para el óleo de la unción y para el incienso aromático;
25:7 piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.
25:8 Me harás un Santuario para que yo habite en medio de ellos.
25:9 Lo haréis conforme al modelo de la Morada y al modelo de todo su mobiliario que yo voy a mostrarte.

Exodo 24,12-18: Moisés se encuentra con el Señor en el Sinaí

Exodo 24,12-18

24:12 Dijo Yahveh a Moisés: "Sube hasta mí, al monte; quédate allí, y te daré las tablas de piedra —la ley y los mandamientos— que tengo escritos para su instrucción."
24:13 Se levantó Moisés, con Josué, su ayudante; y subieron al monte de Dios.
24:14 Dijo a los ancianos: "Esperadnos aquí que volvamos a vosotros. Ahí quedan con vosotros Aarón y Jur. El que tenga alguna cuestión que recurra a ellos."
24:15 Y subió Moisés al monte. La nube cubrió el monte.
24:16 La gloria de Yahveh descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó Yahveh a Moisés de en medio de la nube.
v17 La gloria de Yahveh aparecía a la vista de los hijos de Israel como fuego devorador sobre la cumbre del monte.
24:18 Moisés entró dentro de la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

Exodo 23,20-33: Exhortación final

Exodo 23,20-33
2 de octubre: Santos Ángeles Custodios

23:20 He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.
23:21 Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre.
23:22 Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios.
23:23 Mi ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré.
23:24 No te mostrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas.
23:25 Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios, yo bendeciré tu pan y tu agua. Y apartaré de ti las enfermedades.
23:26 No habrá en tu tierra mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el número de tus días.
23:27 "Sembraré delante de ti mi terror; llenaré de turbación a todos los pueblos donde llegues; y haré que todos tus enemigos huyan ante ti.
23:28 Enviaré avispas delante de ti que ahuyentarán de tu presencia al jivita, al cananeo y al hitita.
23:29 No les expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que al quedar desierta la tierra se multipliquen contra ti las fieras del campo.
23:30 Les expulsaré de tu vista poco a poco, hasta que tú te multipliques y te apoderes de la tierra.
23:31 Y fijaré tus confines desde el mar de Suf hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Río, pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia.
23:32 No hagas pacto con ellos ni con sus dioses.
23:33 No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí, pues dando culto a sus dioses caerías en un lazo."

COMENTARIOS: 
  Nos ayuda a avanzar en el camino de la salvación  

Exodo 23,14-19: Las tres fiestas anuales

Exodo 23,14-19: Las tres fiestas anuales
Cf. Éxodo 34,18-26; Deuteronomio 16,1-17 

23:14 Tres veces al año me celebrarás fiesta.
23:15 Guardarás la fiesta de los Ázimos. Durante siete días comerás ázimos, como te he mandado, en el tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de mí con las manos vacías.
23:16 También guardarás la fiesta de la Siega, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al término del año, al recoger del campo los frutos de tu trabajo.
23:17 Tres veces al año se presentarán tus varones delante de Yahveh, el Señor.
23:18 No ofrecerás la sangre de mi sacrificio con pan fermentado ni guardarás hasta el día siguiente la grasa de mi fiesta.
23:19 Llevarás a la Casa de Yahveh, tu Dios, las mejores primicias de tu suelo. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Exodo 23,10-13: Descanso

Exodo 23,10-13

23:10 Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto;
23:11 al séptimo la dejarás descansar y en barbecho, para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo comerán los animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar.
23:12 Seis días harás tus trabajos, y el séptimo descansarás, para que reposen tu buey y tu asno, y tengan un respiro el hijo de tu sierva y el forastero.
23:13 Guardad todo lo que os he dicho. No invocarás el nombre de otros dioses: ni se oiga en vuestra boca. 

Exodo 23,1-9: Defensa de los débiles

Exodo 23,1-9  

23:1 No levantes testimonio falso, ni ayudes al malvado dando testimonio injusto.
23:2 No sigas a la mayoría para hacer el mal; ni te inclines en un proceso por la mayoría en contra de la justicia.
23:3 Tampoco favorecerás al pobre en su pleito.
23:4 Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevarás.
23:5 Si ves caído bajo la carga el asno del que te aborrece, no rehúses tu ayuda. Acude a ayudarle.
23:6 No tuerzas el derecho de tu pobre en su pleito.
23:7 Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente y justo; y no absuelvas al malvado.
23:8 No recibas regalos; porque el regalo ciega a los perspicaces y pervierte las causas justas.
23:9 No oprimas al forastero; ya sabéis lo que es ser forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. 

Exodo 22,17-30: Leyes sociales y religiosas

Exodo 22,17-30: Leyes sociales y religiosas
   Ex 22,20-26
   Domingo de la 30 Semana del Tiempo Ordinario A,

22:17 A la hechicera no la dejarás con vida.
22:18 Todo el que peque con bestia, morirá.
22:19 El que ofrece sacrificios a otros dioses, será entregado al anatema.
22:20 No maltratarás al forastero, ni le oprimirás, pues forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.
22:21 No vejarás a viuda ni a huérfano.
22:22 Si le vejas y clama a mí, no dejaré de oír su clamor,
22:23 se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.
22:24 Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés.
22:25 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol,
22:26 porque con él se abriga; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué va a dormir, si no? Clamará a mí, y yo le oiré, porque soy compasivo.
22:27 No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al principal de tu pueblo.
22:28 No tardarás en ofrecerme de tu abundancia y de tus jugos. Me darás el primogénito de tus hijos.
22:29 Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás.
22:30 Hombres santos seréis para mí. No comáis la carne despedazada por una fiera en el campo; echádsela a los perros.

Exodo 22,1-16: Daño a la propiedad ajena

Exodo 22,1-16

22:1 Si el ladrón, sorprendido al perforar la pared, es herido mortalmente, no habrá venganza de sangre.
22:2 Mas si esto sucede salido ya el sol, su sangre será vengada. Debe restituir; si no tiene con qué, será vendido para restituir por su robo.
22:3 Si lo robado, sea buey, asno u oveja, fuere hallado vivo en su poder, restituirá el doble.
22:4 Si un hombre causa daño en un campo o en una viña, dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, restituirá con lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña.
22:5 Si se declara un fuego, y se incrementa con zarzales de modo que se abrasen las hacinas, la mies, o el campo, el autor del incendio deberá resarcir el daño.
22:6 Cuando un hombre dé a otro dinero o utensilios en depósito para que se lo guarde, y son robados de la casa de éste, el ladrón, si es hallado, restituirá el doble.
22:7 Pero si no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar que no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo.
22:8 En todo caso delictivo, ya se trate de buey, asno, oveja, ropa o de cualquier cosa desaparecida, de la que uno diga: "Es esto", la causa de ambos se llevará ante Dios; y aquel a quien Dios declare culpable, restituirá el doble a su prójimo.
22:9 Si un hombre entrega a otro un asno, buey, oveja, o cualquier otro animal para su custodia, y éstos mueren o sufren daño o son robados sin que nadie lo vea,
22:10 mediará entre los dos el juramento de Yahveh para atestiguar que el depositario no ha puesto su mano sobre la hacienda de su prójimo; el dueño tomará lo que quede y el otro no tendrá que restituir.
22:11 Pero si el animal le ha sido robado estando él cerca, restituirá a su dueño.
22:12 Si el animal ha sido despedazado, que traiga como testimonio los despojos y no tendrá que restituir.
22:13 Si un hombre pide a otro que le preste un ganado y éste sufre un daño o muere, en ausencia de su dueño, tendrá que restituir.
22:14 Si estaba presente su dueño, nada se restituirá. Si lo había alquilado, el dueño recibirá el precio del alquiler.
22:15 Si un hombre seduce a una virgen, no desposada, y se acuesta con ella, le pagará la dote, y la tomará por mujer.
22:16 Y si el padre de ella no quiere dársela, el seductor pagará el dinero de la dote de las vírgenes.

Exodo 21,33-37: Daño a la propiedad ajena

Exodo 21,33-37

21:33 Si un hombre deja abierto un pozo, o si cava un pozo y no lo tapa, y cae en él un buey o un asno,
21:34 el propietario del pozo pagará al dueño de ellos el precio en dinero, y el animal muerto será suyo.
21:35 Si el buey de uno acornea al buey de otro, causándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el precio, repartiendo igualmente el buey muerto.
21:36 Pero si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás, y su dueño no le vigiló, pagará buey por buey y el buey muerto será suyo.
21:37 Si un hombre roba un buey o una oveja, y los mata o vende, pagará cinco bueyes por el buey, y cuatro ovejas por la oveja.

Exodo 21,18-32: Golpes y heridas

Exodo 21,18-32  

21:18 Si dos hombres riñen y uno hiere a otro con una piedra o con el puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama,
21:19 puede levantarse y andar por la calle, apoyado en su bastón, el que le hirió quedará exculpado, pero pagará el tiempo perdido y los gastos de la curación completa.
21:20 Si un hombre golpea a su siervo o a su sierva con un palo y muere a sus manos, cae bajo la ley de venganza.
21:21 Pero si sobrevive un día o dos, no será vengado, pues lo había comprado con dinero.
21:22 Si unos hombres, en el curso de una riña, dan un golpe a una mujer encinta, y provocan el parto sin más daño, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio.
21:23 Pero si resultare daño, darás vida por vida,
21:24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
21:25 quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal.
21:26 Si un hombre hiere a su siervo o a su sierva en el ojo y le deja tuerto, le dará libertad en compensación del ojo.
21:27 Si uno salta un diente a su siervo o a su sierva, le pondrá en libertad en compensación del diente.
21:28 Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y le causa la muerte, el buey será apedreado, y no se comerá su carne, pero el dueño del buey quedará exculpado.
21:29 Mas si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, aun advertido, no le vigiló, y ese buey mata a un hombre o a una mujer, el buey será apedreado, y también su dueño morirá.
21:30 Si se le impone un precio por ello, dará en rescate de su vida cuanto le impongan.
21:31 Si acornea a un muchacho o a una muchacha, se seguirá esta misma norma.
21:32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, se pagarán treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado. 

Exodo 21,12-17: Delitos capitales

Exodo 21,12-17  

21:12 El que hiera mortalmente a otro, morirá;
21:13 pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse.
21:14 Pero al que se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar le arrancarás para matarle.
21:15 El que pegue a su padre o a su madre morirá.
21:16 Quien rapte a una persona —la haya vendido o esté todavía en su poder— morirá.
21:17 Quien maldiga a su padre o a su madre morirá.

Exodo 21,1-11: Sobre el esclavo hebreo

Exodo 21,1-11: Sobre el esclavo hebreo
Cf. Deuteronomio 15,12-18

21:1 Estas con las normas que has de dar:
21:2 Cuando compres un esclavo hebreo, servirá seis años, y el séptimo quedará libre sin pagar rescate.
21:3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él.
21:4 Si su amo le dio mujer, y ella le dio a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán del amo, y él saldrá solo.
21:5 Si el esclavo declara: "Yo quiero a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; renuncio a la libertad"
21:6 su amo le llevará ante Dios y, arrimándolo a la puerta o a la jamba, su amo le horadará la oreja con una lezna; y quedará a su servicio para siempre.
21:7 Si un hombre vende a su hija por esclava, ésta no saldrá de la esclavitud como salen los esclavos.
21:8 Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, éste permitirá su rescate; y no podrá venderla a gente extraña, tratándola con engaño.
21:9 Si la destina para su hijo, le dará el mismo trato que a sus hijas.
21:10 Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá a la primera la comida, ni el vestido ni los derechos conyugales.
21:11 Y si no le da estas tres cosas, ella podrá salirse de balde sin pagar rescate. 

Exodo 10,22-26: Ley del altar

Exodo 10,22-26  

20:22 Dijo Yahveh a Moisés: Así dirás a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo.
20:23 No haréis junto a mí dioses de plata, ni os haréis dioses de oro.
20:24 Hazme un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde haga yo memorable mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
20:25 Y si me haces un altar de piedra, no lo edificarás de piedras labradas; porque al alzar tu cincel sobre ella queda profanada.
20:26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez sobre él.

Exodo 20,18-21: Moisés mediador

Exodo 20,18-21: Moisés mediador
Cf. Deuteronomio 5,22-23

20:18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia.
20:19 Dijeron a Moisés: "Habla tú con nosotros, que podremos entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos."
20:20 Respondió Moisés al pueblo: "No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis".
20:21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.

Exodo 19,16-25: El Señor desciende a la montaña

Exodo 19,16-25  

19:16 Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
19:17 Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
19:18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahveh había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia.
19:19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno.
19:20 Yahveh bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte; llamó Yahveh a Moisés a la cima de la montaña y Moisés subió.
19:21 Dijo Yahveh a Moisés: "Baja y conjura al pueblo que no traspase las lindes para ver a Yahveh, porque morirían muchos de ellos;
19:22 aun los sacerdotes que se acercan a Yahveh deben santificarse para que Yahveh no irrumpa contra ellos."
19:23 Moisés respondió a Yahveh: "El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos lo has prohibido, diciendo: Señala un límite alrededor del monte y decláralo sagrado."
19:24 Yahveh le dijo: "Anda, baja, y luego subes tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasarán las lindes para subir hacia Yahveh a fin de que no irrumpa contra ellos."
19:25 Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y les dijo...

Exodo 18,13-27: Nombramiento de jueces

Exodo 18,13-27: Nombramiento de jueces
Cf. Deuteronomio 1, 9-18

18:13 Al día siguiente, se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la noche.
18:14 El suegro de Moisés vio el trabajo que su yerno se imponía por el pueblo, y dijo: "¿Cómo haces eso con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo haciendo que todo el pueblo tenga que permanecer delante de ti desde la mañana hasta la noche?"
18:15 Contestó Moisés a su suegro: "Es que el pueblo viene a mí para consultar a Dios.
18:16 Cuando tienen un pleito, vienen a mí; yo dicto sentencia entre unos y otros, y les doy a conocer los preceptos de Dios y sus leyes."
18:17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: "No está bien lo que estás haciendo.
18:18 Acabarás agotándote, tú y este pueblo que está contigo; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo.
18:19 Así que escúchame; te voy a dar un consejo, y Dios estará contigo. Sé tú el representante del pueblo delante de Dios y lleva ante Dios sus asuntos.
18:20 Enséñales los preceptos y las leyes, dales a conocer el camino que deben seguir y las obras que han de practicar.
18:21 Pero elige de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres fieles e incorruptibles, y ponlos al frente del pueblo como jefes de mil, jefes de ciento, jefes de cincuenta y jefes de diez.
18:22 Ellos juzgarán al pueblo en todo momento; te presentarán a ti los asuntos más graves, pero en los asuntos de menor importancia, juzgarán ellos. Así se aliviará tu carga, pues ellos te ayudarán a llevarla.
18:23 Si haces esto, Dios te comunicará sus órdenes, tú podrás resistir, y todo este pueblo por su parte podrá volver en paz a su lugar."
18:24 Escuchó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo que le había dicho.
18:25 Eligió, pues, hombres capaces de entre todo Israel, y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, jefes de ciento, jefes de cincuenta, y jefes de diez.
18:26 Estos juzgaban al pueblo en todo momento; los asuntos graves se los presentaban a Moisés, mas en todos los asuntos menores juzgaban por sí mismos.
18:27 Después Moisés despidió a su suegro, que se volvió a su tierra.

Exodo 18,1-12: Encuentro con Jetró

Exodo 18,1-12  

18:1 Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, se enteró de lo que había hecho Dios en favor de Moisés y de Israel, su pueblo, y cómo Yahveh había sacado a Israel de Egipto.
18:2 Entonces Jetró, suegro de Moisés, tomó a Séfora, mujer de Moisés, a la que Moisés había despedido,
18:3 y a sus hijos; el uno se llamaba Guersom, pues Moisés dijo: "Forastero soy en tierra extraña,"
18:4 y el otro se llamaba Eliezer, pues dijo Moisés: "El Dios de mi padre es mi protector y me ha librado de la espada de Faraón."
18:5 Llegó, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de Moisés, al desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios.
18:6 Y dijo a Moisés: Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti con tu mujer y sus dos hijos."
18:7 Moisés salió al encuentro de su suegro, se postró y le besó. Se saludaron ambos y entraron en la tienda.
18:8 Moisés contó a su suegro todo lo que Yahveh había hecho a Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; todos los trabajos sufridos en el camino y cómo Yahveh les había librado de ellos.
18:9 Jetró se alegró de todo el bien que Yahveh había hecho a Israel, librándole de la mano de los egipcios.
18:10 Y dijo Jetró: "¡Bendito sea Yahveh, que os ha librado de la mano de los egipcios y de la mano de Faraón y ha salvado al pueblo del poder de los egipcios!
18:11 Ahora reconozco que Yahveh es más grande que todos los dioses..."
18:12 Después Jetró, suegro de Moisés, ofreció un holocausto y sacrificios a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios. 

Exodo 17,1-7: ¿Nos has hecho salir de Egipto para morir de sed?

Exodo 17,1-7  

17:1 Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin, a la orden de Yahveh, para continuar sus jornadas; y acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber.
17:2 El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: "Danos agua para beber." Respondióles Moisés: "¿Por qué os querelláis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahveh?"
17:3 Pero el pueblo, torturado por la sed, siguió murmurando contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacerme morir de sed, a mí, a mis hijos y a mis ganados?"
17:4 Clamó Moisés a Yahveh y dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen."
17:5 Respondió Yahveh a Moisés: "Pasa delante del pueblo, llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río y vete,
17:6 que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo." Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.
17:7 Aquel lugar se llamó Massá a causa de la querella de los israelitas, y por haber tentado a Yahveh, diciendo: "¿Está Yahveh entre nosotros o no?"

Exodo 16,21-36: Sobre el maná

Exodo 16,21-36  

16:21 Lo recogían por las mañanas, cada cual según lo que necesitaba; y luego, con el calor del sol, se derretía.
16:22 El día sexto recogieron doble ración, dos gomor por persona. Todos los jefes de la comunidad fueron a decírselo a Moisés;
16:23 él les respondió: "Esto es lo que manda Yahveh: Mañana es sábado, día de descanso consagrado a Yahveh. Coced lo que se deba cocer, hervid lo que se tenga que hervir; y lo sobrante, guardadlo como reserva para mañana."
16:24 Ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no se pudrió, ni se agusanó.
16:25 Dijo entonces Moisés: "Hoy comeréis esto, porque es sábado de Yahveh; y en tal día no hallaréis nada en el campo.
16:26 Seis días podéis recogerlo, pero el día séptimo, que es sábado, no habrá nada."
16:27 A pesar de todo, salieron algunos del pueblo a recogerlo el séptimo día, pero no encontraron nada.
16:28 Yahveh dijo a Moisés: "¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mi mandatos y mis leyes?
16:29 Mirad que Yahveh os ha puesto el sábado; por eso el día sexto os da ración para dos días. Quédese cada uno en su sitio, y que nadie se mueva de su lugar el día séptimo."
16:30 Y el día séptimo descansó el pueblo.
16:31 La casa de Israel lo llamó maná. Era como semilla de cilantro, blanco, y con sabor a torta de miel.
16:32 Dijo Moisés: "Esto manda Yahveh: Llenad un gomor de maná, y conservadlo, para vuestros descendientes, para que vean el pan con que os alimenté en el desierto cuando os saqué del país de Egipto."
16:33 Dijo, pues, Moisés a Aarón: "Toma una vasija, pon en ella un gomor lleno de maná, y colócalo ante Yahveh, a fin de conservarlo para vuestros descendientes."
16:34 Tal como Yahveh se lo mandó a Moisés, Aarón lo puso ante el Testimonio para conservarlo.
16:35 Los israelitas comieron el maná por espacio de cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo estuvieron comiendo hasta que llegaron a los confines del país de Canaán.
16:36 El gomor es la décima parte de la medida.

Exodo 16,1-20: Maná y codornices

Exodo 16,1-20

16:1 Partieron de Elim, y toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto.
16:2 Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto.
16:3 Los israelitas les decían: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea."
16:4 Yahveh dijo a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley.
16:5 Mas el día sexto, cuando preparen lo que hayan traído, la ración será doble que la de los demás días."
16:6 Dijeron, pues, Moisés y Aarón a toda la comunidad de los israelitas: "Esta tarde sabréis que es Yahveh quien os ha sacado del país de Egipto;
16:7 y por la mañana veréis la gloria de Yahveh. Porque ha oído vuestras murmuraciones contra Yahveh; pues ¿qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros?"
16:8 Y añadió Moisés: "Yahveh os dará esta tarde carne para comer, y por la mañana pan en abundancia; porque Yahveh ha oído vuestras murmuraciones contra él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahveh."
16:9 Dijo entonces Moisés a Aarón: "Ordena a toda la comunidad de los israelitas: Acercaos a Yahveh, pues él ha oído vuestras murmuraciones."
16:10 Aún estaba hablando Aarón a toda la comunidad de los israelitas, cuando ellos miraron hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahveh se apareció en forma de nube.
16:11 Y Yahveh habló a Moisés, diciendo:
16:12 "He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y así sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios."
16:13 Aquella misma tarde vinieron las codornices y cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío en torno al campamento.
16:14 Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra.
16:15 Cuando los israelitas la vieron, se decían unos a otros: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Este es el pan que Yahveh os da por alimento.
16:16 He aquí lo que manda Yahveh: Que cada uno recoja cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, según el número de los miembros de vuestra familia; cada uno recogerá para la gente de su tienda."
16:17 Así lo hicieron los israelitas; unos recogieron mucho y otros poco.
16:18 Pero cuando lo midieron con el gomor, ni los que recogieron poco tenían de menos. Cada uno había recogido lo que necesitaba para su sustento.
16:19 Moisés les dijo: "Que nadie guarde nada para el día siguiente."
16:20 Pero no obedecieron a Moisés, y algunos guardaron algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se pudrió; y Moisés se irritó contra ellos. 

VIERNES DE LA 16 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Exodo 20,1-17
Salmo 18,8-11: 
Señor, tú tienes palabras de vida eterna
Mateo 13,18-23

Exodo 20,1-17

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

Salmo 18,8-11: 
Señor, tú tienes palabras de vida eterna

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

Mateo 13,18-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."

jueves, 27 de julio de 2017

7 consejos para parejas en situación irregular que desean vivir en gracia y recibir los sacramentos


El matrimonio y la familia fueron los temas que el papa Francisco propuso a la reflexión de la Iglesia convocando un sínodo de obispos en dos etapas: la primera en octubre de 2014 y la segunda en octubre de 2015. De él surgió el documento Amoris Laetitia.

El Derecho Canónico reconoce el derecho a recibir los medios espirituales necesarios para la salvación -de manera particular los sacramentos (Canon 213), y entre ellos la Comunión-, y también que hay que favorecer su recepción sin interponer ningún impedimento para recibirlos con provecho: lícita y válidamente.

Con respecto a los fieles que, a los ojos de la Iglesia, conforman parejas en situación irregular, el sínodo sobre el amor en la familia nunca dijo un “no” rotundo a la admisión a los sacramentos a todas estas parejas, como tampoco dijo un “sí” rotundo a todas ellas: se mirará caso por caso.

Muchas parejas “en situación irregular” (personas casadas con una persona ya casada, divorciados en nueva unión,…) buscan los medios para poder conformar la vida al querer de Dios en sintonía con la Iglesia. En este sentido, explica el P. Henry Vargas Holguín, nos han llegado varias preguntas: ¿puedo comulgar? ¿estoy actuando mal?…

Conocer cada caso

Resulta difícil dar respuestas generales, en frío, sin conocer a la persona y su situación concreta. Por eso, lo primero es animar a todos los que tengan dudas en este sentido a acercarse a un sacerdote o a un matrimonio católico comprometido de confianza que les ayude a discernir lo que les irá mejor a ustedes en su caso concreto.

Matrimonio

Algunas consideraciones generales podrían servir de orientación previa. Por ejemplo, en los casos en que las dos personas no se hayan casado por la Iglesia, tengan o no tengan entre ellas algún vínculo conyugal desde el punto de vista civil, pueden acercarse a la parroquia y contraer el matrimonio canónico. Si alguna de las partes tuvo un matrimonio civil con otra persona se debe gestionar primero el divorcio.

Estudiar la nulidad del matrimonio anterior 

Los católicos con previo matrimonio canónico que quieran regularizar su situación tienen la opción, menos fácil pero posible, de indagar si pudieron haber fallado algunos elementos esenciales que permitan declarar nulo ese matrimonio.

Si se llega a descubrir que una pareja no contrajo matrimonio canónico válido, se puede y se debe declarar la nulidad de dicha “unión”, con perjuicio de los respectivos efectos civiles. Si se declara la nulidad, estas personas se pueden casar por la Iglesia, con alguien que no tenga previo matrimonio canónico válido.

hay que tener en cuenta que anular un matrimonio canónico no es sinónimo de divorcio canónico, que no existe. La declaración de nulidad declara que el matrimonio sencillamente jamás existió, y por tanto es algo muy distinto del divorcio civil (cuando los efectos civiles cesan). Cuando se firma un decreto de nulidad no se trata de anular un vínculo sino de confirmar que tal vínculo no existió como válido ya desde un comienzo.

La Iglesia no anula ningún matrimonio válidamente contraído y consumado; en tal caso el matrimonio es absolutamente indisoluble (Catecismo, 1640). Por tanto mientras no se pruebe lo contrario, se presume la validez del matrimonio canónico.

Las parejas irregulares que no pueden contemplar 
alguna de las posibilidades mencionadas, 
¿qué camino de salida tienen?

Mientras se verifica la validez o la invalidez del precedente matrimonio canónico o si, habiendo estudiado el matrimonio canónico, se constata realmente su validez, las parejas irregulares estarían invitadas en principio a:

1.- Ofrecer a Dios, con carácter penitencial, el dolor y el sufrimiento de haber quebrantado la exigencia de Cristo de valorar la sacramentalidad del amor conyugal entre un hombre y una mujer, así como el de no poder tener la plena comunión en la vida divina a través de los sacramentos.

2.- Pensar que en todo caso son personas amadas por Dios, y siguen siendo miembros de la Iglesia. La Iglesia orará por estas personas, las animará y se presentará como madre misericordiosa.

3.- Confiar en la misericordia de Dios.

4.- Eliminar la situación de pecado. Esto no significa dejar de querer o dejar de ayudar a la pareja o dejar de estar a su favor; hay que seguir queriéndola bajo los mismos parámetros que pide Cristo cuando habla a todos sus discípulos de amar al prójimo.

5.- Respetar el vínculo matrimonial canónico precedente, dando así testimonio del valor, de la trascendencia y de la indisolubilidad del matrimonio canónico. Respetar lo que Dios ha bendecido es respetarlo a Él mismo. Como bautizados le debemos fidelidad a Dios, a Cristo, al propio cónyuge legítimo y a la unión esponsal canónica aunque ya no se conviva con él o con ella.

6.- Pensar en la salvación propia y ajena favoreciendo un camino de conversión.

7.- A estas parejas se les invita además a escuchar la Palabra de Dios, a perseverar en la oración, a ir a misa, a colaborar en las iniciativas de la parroquia en favor de la caridad y la justicia, a educar y, o, dejar educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu de conversión y las obras de penitencia para encaminarse por los caminos de la salvación (Familiaris Consortio, 84).

Las puertas de la Iglesia están abiertas

La Iglesia desea que estas parejas participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible en el intento por lograr la completa participación sacramental. Respecto a la manera de hacerlo, serán muy útiles -reiteramos- los consejos del párroco, el acompañamiento personalizado que permitirá valorar las circunstancias concretas y un discernimiento más libre.

El amor de Dios está a su alcance y no solo abre las puertas a su perdón, concediendo a su vez la gracia sacramental, sino que, por medio de la misma, capacita y motiva para no vivir más en pecado.

En el caso de las parejas de casados por la Iglesia en situación irregular que han hecho un camino de conversión con un sacerdote acompañante, que reúnen las condiciones fundamentales para que puedan acceder a los sacramentos -“estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos” (can 843,1)- y que concluyen inequívocamente que pueden recibir la gracia sacramental, pueden recibir los sacramentos, pueden comulgar.

¿Qué condiciones fundamentales deben tener en cuenta las parejas irregulares para acceder a los sacramentos? La reconciliación a través del sacramento de la penitencia –que les abriría el camino al sacramento eucarístico– puede darse a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a seguir una vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio.

En líneas generales, esto podría implicar, si es posible, fácil y serena, la separación; y si, por motivos muy serios, no pueden cumplir la obligación de la separación, el compromiso de vivir en continencia. Pero cada caso es un mundo.