sábado, 11 de enero de 2014

Mateo 3,13-17, por M. Dolors Gaja, MN


Mateo 3,13-17

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

— Comentario de M. Dolors Gaja, MN

Este domingo es fiesta grande. El Bautismo de Jesús tiene una profunda significación teológica que los ortodoxos festejan especialmente. Porque más allá de ser un relato que tiene a Jesús como protagonista, asistimos a una revelación trinitaria.

En la biblia se llaman teofanías las manifestaciones del Padre. En el evangelio se nos narran tres teofanías: el Bautismo de Jesús, la Transfiguración en el monte Tabor y la Resurrección de Cristo, en la que el Padre es el gran protagonista al glorificar a su Hijo.

Las Teofanías suelen tener dos partes: visión y voz.

LA ESCENA HUMANA

Juan comenzaba a tener un cierto éxito en su predicación. Y de repente ve, en la cola de los pecadores, a Jesús. Y su admiración se hace eco de la de su madre Isabel cuando vio llegar a María. Isabel y Juan representan el Antiguo testamento que recibe con asombro al Nuevo.

¿De qué tenía que redimirse el Redentor? Si aceptamos que el bautismo nos purifica es obvio que Jesús no precisaba bautizarse. Pero Jesús asume la fragilidad humana, el pecado, lo hace suyo. Su bautismo es un preludio de su pasión.

CIELOS ABIERTOS

El cielo es el “espacio” divino, mientras la tierra es el humano. Normalmente pertenecen a esferas distintas. Por eso ese abrirse los cielos es una manera de señalar que en Jesús la divinidad y la humanidad ya no tienen fronteras. Hay una total comunión. Cabría preguntarse si mi familia, mi comunidad, mi parroquia, la Iglesia…es un cielo abierto, un espacio donde lo natural y sobrenatural se funden.

LA PALOMA

Son las traducciones las que nos han liado y, mucho más, las pinturas. Ahí seguimos, imaginando al Espíritu como una paloma blanca. No. El Espíritu descendió como (desciende) una paloma, es decir, suavemente. El águila puede lanzarse en picado pero la paloma revolotea y se posa suavemente. El Espíritu es suave, pacificador…No entra dando portazos, es brisa suave…

VOZ DEL CIELO

Con la visión llega la voz: este es mi Hijo amado en quien tengo puestas mis complacencias. También nosotros somos hijos y somos amados por Dios “hasta el extremo”. Como diría el Papa, Dios nos ha “primereado”, ha tomado la iniciativa. Pero…¿puedo decir cada noche que Dios se ha complacido en mí?

LO QUE SUPONE EL BAUTISMO

La vivencia de Jesús en las aguas del Jordán se manifestó en una coherencia de vida que la segunda lectura resume con una frase: “Pasó haciendo el bien”. Porque si me reconozco hijo sólo puedo vivir como hermano y, por tanto, sólo puedo amar. Ojalá que de nosotros se pudiera decir también lo mismo al final de nuestra vida. 

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