Resulta que Herodes Antipas se enamoró perdidamente de su cuñada Herodías y, sin pensárselo dos veces, se la quitó a su hermano Filipo y echó a su legítima esposa sin ningún tipo de contemplaciones.
Juan Bautista, que era un profeta de los de verdad, de esos que dicen las cosas de frente, le hizo saber que las leyes están hechas para todos y que, por más rey que fuese, no le estaba permitido vivir con la mujer de su hermano.
A Herodes no le gustó mucho el reproche e hizo encarcelar a Juan, pero a quien le sentaron como un tiro las palabras del Bautista, fue a Herodías y se juró no parar hasta conseguir que el profeta perdiera la cabeza.
Nos cuenta San Marcos en su evangelio que Herodes organizó un fiestorronón el día de su cumpleaños que es justamente el 29 de Agosto. En medio del jolgorio salió a bailar la hija de Herodías y, por lo visto, era una Carmen Amaya.
Bueno, no sabemos si porque realmente le gustó mucho o por adular a su concubina, Herodes hizo grandes elogios de la muchacha y, en el colmo de la torpeza, le prometió darle lo que pidiera, aunque fuera la mitad de su reino.
A la niña le faltó tiempo para ir con el cuento a la harpía que tenía por madre y a ésta se le pusieron los ojos como platos del subidón de alegría.
¿Qué pensáis que pidió la tía? Efectivamente, la cabeza de Juan Bautista en una bandeja. Y de ese modo pasó a formar parte del número de los santos “el mayor entre los nacidos de mujer” según dice Jesús.
Años más tarde a Herodes Antipas le invadió el territorio el padre de su esposa auténtica y le destrozó el reino, acabó desterrado lejos de su patria. De Herodías se cuenta que caminando por un río helado se abrió el hielo y hasta ahí llegó el baile.
Resumiendo los Juanes y Juanas pueden celebrar hoy también su santo porque San Juan Bautista, cuyo martirio conmemoramos es el mismo del que celebrábamos su nacimiento el 24 de Junio. ¡Felicidades a todos!
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