lunes, 13 de febrero de 2017

Santos Cirilo y Metodio, la importancia de inculturar el mensaje de salvación, por Benedicto XVI


Cirilo y Metodio eran el menor y mayor, respectivamente, de una familia de siete hermanos, hijos de un alto funcionario de la Administración bizantina en Tesalónica. Ambos dedicaron su vida a la evangelización de los pueblos eslavos.

Cirilo murió varios años antes que su hermano (en el 869). Metodio fue nombrado más tarde obispo de Panonia y falleció en el 885. Juan Pablo II los nombró, junto con san Benito, patronos de Europa occidental y oriental.

La importancia de inculturar el mensaje de salvación

El papa Benedicto XVI confirmó la necesidad de que el mensaje de la salvación sea inculturado en los diferentes pueblos para que lo puedan expresar y vivir con su propio lenguaje. A esta conclusión llegó el 17 de junio de 2009 durante su intervención en la audiencia general, en la que habló de los hermanos santos Cirilo y Metodio, apóstoles de los pueblos eslavos en el siglo IX, inventores del alfabeto glagolítico, y traductores al eslavo de la Biblia, los Santos Padres y libros litúrgicos.

Al continuar con la serie de intervenciones semanales sobre los grandes personajes de la historia de la Iglesia, el Papa constató la contribución ofrecida por los dos copatronos de Europa al comprender el valor del idioma en la transmisión de la Revelación.

Fueron enviados por el emperador de Constantinopla a Moravia donde los pueblos eslavos habían rechazado el paganismo para convertirse al cristianismo, pero no tenían maestros que pudieran explicarles la fe en su idioma.

El Papa resumió la gran misión de estos dos santos con una oración que uno de ellos dirigió a Cristo: "hablar en eslavo por Él".

Y dado que el idioma hablado por los eslavos difícilmente se adaptaba al alfabeto latino, los santos en su labor de traducción bíblica y litúrgica dieron origen al desarrollo del alfabeto glagolítico, que luego sería llamado precisamente "cirílico", utilizado en numerosos idiomas, como el ruso, búlgaro, macedonio, o mongol.

"Cirilo y Metodio estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibido plenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto", explicó el Papa.

Por eso, aclaró, "Cirilo y Metodio constituyen un ejemplo clásico de lo que hoy se indica con el término 'inculturación': cada pueblo debe hacer que penetre en la propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su propio lenguaje".

"Esto supone un trabajo de 'traducción' muy empeñativo --reconoció el Papa--, pues exige encontrar términos adecuados para volver a proponer, sin traicionarla, la riqueza de la Palabra revelada".

"Los dos santos hermanos han dejado en este sentido un testimonio particularmente significativo que la Iglesia sigue mirando hoy para inspirarse y orientarse", concluyó el Papa.

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