sábado, 11 de febrero de 2017

SALMO 119 (118)

SALMO 119 (118)
Dichosos los que siguen la ley del Señor

La felicidad de los que cumplen la Ley del Señor
119:1 Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor,
119:2 Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón,
119:3 los que van por sus caminos,
sin hacer ningún mal.
119:4 Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
119:5 ¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos!
119:6 Así no sentiré vergüenza,
al considerar tus mandamientos.
119:7 Te alabaré con un corazón recto,
cuando aprenda tus justas decisiones.
119:8 Quiero cumplir fielmente tus preceptos:
no me abandones del todo.

La Ley de Señor, fuente de rectitud y alegría
119:9 ¿Cómo un joven llevará una vida honesta?
Cumpliendo tus palabras.
119:10 Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.
119:11 Conservo tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti.
119:12 Tú eres bendito, Señor:
enséñame tus preceptos.
119:13 Yo proclamo con mis labios
todos los juicios de tu boca.
119:14 Me alegro de cumplir tus prescripciones,
más que de todas las riquezas.
119:15 Meditaré tus leyes
y tendré en cuenta tus caminos.
119:16 Mi alegría está en tus preceptos:
no me olvidaré de tu palabra.

Súplica para saber estimar la Ley del Señor
119:17 Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
119:18 Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley.
119:19 Soy un peregrino en la tierra,
no me ocultes tus mandamientos.
119:20 Mi alma se consume,
deseando siempre tus decisiones.
119:21 Tú amenazas a esos malditos arrogantes,
que se desvían de tus mandamientos.
119:22 Aparta de mí la vergüenza y el desprecio,
porque yo cumplo tus prescripciones.
119:23 Aunque los poderosos se confabulen contra mí,
yo meditaré tus preceptos.
119:24 Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros.

Determinación de obedecer a la Ley del Señor
119:25 Mi alma está postrada en el polvo:
devuélveme la vida conforme a tu palabra.
119:26 Te expuse mi conducta y tú me escuchaste:
enséñame tus preceptos.
119:27 Instrúyeme en el camino de tus leyes,
y yo meditaré tus maravillas.
119:28 Mi alma llora de tristeza:
consuélame con tu palabra.
119:29 Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley.
119:30 Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.
119:31 Abracé tus prescripciones:
no me defraudes, Señor.
119:32 Correré por el camino de tus mandamientos,
porque tú me infundes ánimo.

Deseo de cumplir exactamente la Ley del Señor
119:33 Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos,
y yo los cumpliré a la perfección.
119:34 Instrúyeme, para que observe tu ley
y la cumpla de todo corazón.
119:35 Condúceme por la senda de tus mandamientos,
porque en ella tengo puesta mi alegría.
119:36 Inclina mi corazón hacia tus prescripciones
y no hacia la codicia.
119:37 Aparta mi vista de las cosas vanas;
vivifícame con tu palabra.
119:38 Cumple conmigo tu promesa,
la que hiciste a tus fieles.
119:39 Aparta de mí el oprobio que temo,
porque tus juicios son benignos.
119:40 Yo deseo tus mandamientos:
vivifícame por tu justicia.

Propósito de dar testimonio de la Ley del Señor
119:41 Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor,
y tu salvación conforme a tu promesa.
119:42 Así responderé a los que me insultan,
porque confío en tu palabra.
119:43 No quites de mi boca la palabra verdadera,
porque puse mi esperanza en tus juicios.
119:44 Yo cumpliré fielmente tu ley:
lo haré siempre, eternamente.
119:45 Y caminaré por un camino espacioso,
porque busco tus preceptos.
119:46 Hablaré de tus prescripciones delante de los reyes,
y no quedaré confundido.
119:47 Me deleitaré en tus mandamientos,
que yo amo tanto.
119:48 Elevaré mis manos hacia tus mandamientos
y meditaré en tus preceptos.

La Ley del Señor, fuente de consuelo
119:49 Acuérdate de la palabra que me diste,
con la que alentaste mi esperanza.
119:50 Lo que me consuela en la aflicción
es que tu palabra me da la vida.
119:51 Los orgullosos se burlan de mí como quieren,
pero yo no me desvío de tu ley.
119:52 Me acuerdo, Señor, de tus antiguos juicios,
y eso me sirve de consuelo.
119:53 Me lleno de indignación ante los pecadores,
ante los que abandonan tu ley.
119:54 Tus preceptos son para mí como canciones,
mientras vivo en el destierro.
119:55 Por la noche, Señor, me acuerdo de tu Nombre,
y quiero cumplir tu ley.
119:56 Esto me ha sucedido
porque he observado tus mandamientos.

Firme adhesión a la Ley del Señor
119:57 El Señor es mi herencia:
yo he decidido cumplir tus palabras.
119:58 Procuro de todo corazón que me mires con bondad;
ten piedad de mí, conforme a tu promesa.
119:59 Examino atentamente mis caminos,
y dirijo mis pasos hacia tus prescripciones.
119:60 Me apresuro, sin titubear,
a cumplir tus mandamientos.
119:61 Los lazos de los malvados me rodean,
pero yo no me olvido de tu ley.
119:62 Me levanto a medianoche
para alabarte por tus justas decisiones.
119:63 Soy amigo de todos tus fieles,
de los que cumplen tus leyes.
119:64 La tierra, Señor, está llena de tu amor;
enséñame tus preceptos.

La Ley del Señor, fuente de sabiduría en la aflicción
119:65 Tú fuiste bueno con tu servidor,
de acuerdo con tu palabra, Señor.
119:66 Enséñame la discreción y la sabiduría,
porque confío en tus mandamientos.
119:67 Antes de ser afligido, estaba descarriado;
pero ahora cumplo tu palabra.
119:68 Tú eres bueno y haces el bien:
enséñame tus mandamientos.
119:69 Los orgullosos traman engaños contra mí:
pero yo observo tus preceptos.
119:70 Ellos tienen el corazón endurecido,
yo, en cambio, me regocijo en tu ley.
119:71 Me hizo bien sufrir la humillación,
porque así aprendí tus preceptos.
119:72 Para mí vale más la ley de tus labios
que todo el oro y la plata.

La Ley del Señor, motivo de esperanza
119:73 Tus manos me hicieron y me formaron;
instrúyeme, para que aprenda tus mandamientos.
119:74 Tus fieles verán con alegría
que puse mi esperanza en tu palabra.
119:75 Yo sé que tus juicios son justos, Señor,
y que me has humillado con razón.
119:76 Que tu misericordia me consuele,
de acuerdo con la promesa que me hiciste.
119:77 Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré,
porque tu ley es toda mi alegría.
119:78 Que se avergüencen los orgullosos,
porque me afligen sin motivo;
yo, en cambio, meditaré tus preceptos.
119:79 Que se vuelvan hacia mí tus fieles;
los que tienen en cuenta tus prescripciones.
119:80 Que mi corazón cumpla íntegramente tus preceptos,
para que yo no quede confundido.

Fidelidad a la Ley del Señor en la persecución
119:81 Mi alma se consume por tu salvación;
yo espero en tu palabra.
119:82 Mis ojos se consumen por tu palabra,
¿cuándo me consolarás?
119:83 Aunque estoy como un odre resecado por el humo,
no me olvido de tus preceptos.
119:84 ¿Cuántos serán los días de mi vida?
¿Cuándo juzgarás a mis perseguidores?
119:85 Los orgullosos me cavan fosas,
oponiéndose a tu ley.
119:86 Todos tus mandamientos son verdaderos;
ayúdame, porque me persiguen sin motivo.
119:87 Por poco me hacen desaparecer de la tierra;
pero yo no abandono tus preceptos.
119:88 Vivifícame por tu misericordia,
y cumpliré tus prescripciones.

La estabilidad de la Ley del Señor
119:89 Tu palabra, Señor, permanece para siempre,
está firme en el cielo.
119:90 Tu verdad permanece por todas las generaciones;
tú afirmaste la tierra y ella subsiste.
119:91 Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos,
porque todas las cosas te están sometidas.
119:92 Si tu ley no fuera mi alegría,
ya hubiera sucumbido en mi aflicción.
119:93 Nunca me olvidaré de tus preceptos:
por medio de ellos, me has dado la vida.
119:94 Sálvame, porque yo te pertenezco
y busco tus preceptos.
119:95 Los malvados están al acecho para perderme,
pero yo estoy atento a tus prescripciones.
119:96 He comprobado que toda perfección es limitada:
¡qué amplios, en cambio, son tus mandamientos!

El amor por la Ley del Señor
119:97 ¡Cuánto amo tu ley,
todo el día la medito!
119:98 Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos,
porque siempre me acompañan.
119:99 Soy más prudente que todos mis maestros,
porque siempre medito tus prescripciones.
119:100 Soy más inteligente que los ancianos,
porque observo tus preceptos.
119:101 Yo aparto mis pies del mal camino,
para cumplir tu palabra.
119:102 No me separo de tus juicios,
porque eres tú el que me enseñas.
119:103 ¡Qué dulce es tu palabra para mi boca,
es más dulce que la miel!
119:104 Tus preceptos me hacen comprender:
por eso aborrezco el camino de la mentira.

La Ley del Señor, luz y guía de la vida
119:105 Tu palabra es una lámpara para mis pasos,
y una luz en mi camino.
119:106 Hice el juramento —y lo sostengo—
de cumplir tus justas decisiones.
119:107 Estoy muy afligido, Señor:
vivifícame, conforme a tu palabra.
119:108 Acepta, Señor, las ofrendas de mis labios,
y enséñame tus decisiones.
119:109 Mi vida está en constante peligro,
pero yo no me olvido de tu ley.
119:110 Los pecadores me tienden una trampa,
pero yo no me aparto de tus preceptos.
119:111 Tus prescripciones son mi herencia para siempre,
porque alegran mi corazón.
119:112 Estoy decidido a cumplir tus preceptos,
siempre y a la perfección

Repudio de los que no cumplen la Ley del Señor
119:113 Detesto la doblez del corazón
y amo tu ley,
119:114 Tú eres mi amparo y mi escudo:
yo espero en tu palabra.
119:115 Que los malvados se aparten de mí:
yo cumpliré los mandamientos de mi Dios.
119:116 Sé mi sostén conforme a tu promesa, y viviré:
que mi esperanza no quede defraudada.
119:117 Dame tu apoyo y seré salvado,
y fijaré la mirada en tus preceptos.
119:118 Tú abandonas a los que se desvían de tus preceptos,
porque todo lo que piensan es mentira.
119:119 Tú eliminas como escoria a los impíos,
por eso amo tus prescripciones.
119:120 Mi carne se estremece de temor por ti,
y respeto tus decisiones.

Nueva profesión de fidelidad a la Ley del Señor
119:121 He obrado conforme al derecho y a la justicia:
no me entregues a mis opresores.
119:122 Otorga una garantía a mi favor,
para que no me opriman los orgullosos.
119:123 Mis ojos se consumen por tu salvación
y por tu promesa de justicia.
119:124 Trátame conforme a tu bondad,
y enséñame tus preceptos.
119:125 Yo soy tu servidor: instrúyeme,
y así conoceré tus prescripciones.
119:126 Ha llegado, Señor, el tiempo de obrar;
han quebrantado tu ley.
119:127 Por eso amo tus mandamientos
y los prefiero al oro más fino.
119:128 Por eso me guío por tus preceptos
y aborrezco todo camino engañoso.

Ardiente deseo de observar la Ley del Señor
119:129 Tus prescripciones son admirables:
por eso las observo.
119:130 La explicación de tu palabra ilumina
y da inteligencia al ignorante.
119:131 Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos.
119:132 Vuelve tu rostro y ten piedad de mí;
es justo que lo hagas con los que aman tu Nombre.
119:133 Afirma mis pasos conforme a tu palabra,
para que no me domine la maldad.
119:134 Líbrame de la opresión de los hombres,
y cumpliré tus mandamientos.
119:135 Que brille sobre mí la luz de tu rostro,
y enséñame tus preceptos.
119:136 Ríos de lágrimas brotaron de mis ojos,
porque no se cumple tu ley.

La justicia de la Ley del Señor
119:137 Tú eres justo, Señor,
y tus juicios son rectos.
119:138 Tú impones tus prescripciones con justicia
y con absoluta lealtad.
119:139 El celo me consume,
porque mis adversarios olvidan tu palabra.
119:140 Tu palabra está bien acrisolada,
y por eso la amo.
119:141 Soy pequeño y despreciable,
pero no olvido tus preceptos.
119:142 Tu justicia es eterna
y tu ley es la verdad.
119:143 Cuando me asalta la angustia y la opresión,
tus mandamientos son toda mi alegría.
119:144 La justicia de tus prescripciones es eterna;
instrúyeme y viviré.

Constancia en la meditación de la Ley del Señor
119:145 Yo clamo de todo corazón: escúchame, Señor,
y observaré tus preceptos.
119:146 Clamo a ti: sálvame,
y cumpliré tus prescripciones.
119:147 Me anticipo a la aurora para implorar tu ayuda;
yo espero en tu palabra.
119:148 Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche,
para meditar tus enseñanzas.
119:149 Por tu amor, oye mi voz, Señor;
vivifícame por tu justicia.
119:150 Se acercan a mí los que me persiguen con perfidia,
los que están alejados de tu ley.
119:151 Pero tú estás cerca, Señor,
y todos tus mandamientos son verdaderos.
119:152 Yo sé desde hace mucho tiempo
que tú afirmaste para siempre tus prescripciones.

La fidelidad a la Ley del Señor, fuente de salvación
119:153 Mira mi aflicción y líbrame,
porque no me olvido de tu ley.
119:154 Defiende mi causa y sálvame;
vivifícame, conforme a tu promesa.
119:155 La salvación está lejos de los impíos,
porque no buscan tus preceptos.
119:156 Tu compasión es muy grande, Señor;
vivifícame por tu justicia.
119:157 Son muchos los que me persiguen y me oprimen,
pero yo no me desvié de tus prescripciones.
119:158 Veo a los pecadores y siento indignación,
porque no cumplen tu palabra.
119:159 Mira, Señor, que yo amo tus preceptos:
vivifícame por tu amor.
119:160 Lo primordial de tu palabra es la verdad,
y tus justos juicios permanecen para siempre.

La Ley del Señor, fuente de paz y seguridad
119:161 Los poderosos me persiguen sin motivo,
pero yo temo únicamente tu palabra.
119:162 Yo me alegro en tu promesa,
como quien logra un gran botín.
119:163 Odio y aborrezco la mentira;
en cambio, amo tu ley.
119:164 Te bendigo muchas veces al día,
porque tus juicios son justos.
119:165 Los que aman tu ley gozan de una gran paz,
nada los hace tropezar.
119:166 Yo espero tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandamientos.
119:167 Mi alma observa tus prescripciones,
y las ama intensamente.
119:168 Yo observo tus mandamientos y tus prescripciones,
porque tú conoces todos mis caminos.

Anhelo final de cumplir la Ley del Señor
119:169 Que mi clamor se acerque a ti, Señor:
instrúyeme conforme a tu palabra.
119:170 Que mi plegaria llegue a tu presencia:
líbrame, conforme a tu promesa.
119:171 Que mis labios expresen tu alabanza,
porque me has enseñado tus preceptos.
119:172 Que mi lengua se haga eco de tu promesa,
porque todos tus mandamientos son justos.
119:173 Que tu mano venga en mi ayuda,
porque yo elegí tus preceptos.
119:174 Yo ansío tu salvación, Señor,
y tu ley es toda mi alegría.
119:175 Que yo viva y pueda alabarte,
y que tu justicia venga en mi ayuda.
119:176 Ando errante como una oveja perdida:
ven a buscar a tu servidor.
Yo nunca olvido tus mandamientos.

SOBRE EL SALMO 119 (118)
En la liturgia de la Iglesia:
Sal 118: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34: Dichoso el que camina...
Sal 118,23-24.26-27.29-30: Dichoso el que camina...

Biblia en imágenes:


















No hay comentarios: