En varias ocasiones hemos comentado que nuestra madre, la Santísima virgen, tiene una bella colección de vestidos. Pero no son para presumir sino para servir a todos los que se acogen bajo su manto maternal.
Hoy María se ha vestido de chocolate. Y chocolate de la mejor marca “el Carmelo” para endulzar la existencia de todos los que se encuentran pasando un purgatorio en este mundo o en el otro, y de las gentes del mar que la invocan como patrona y de los conductores de muchos países del mundo que también la tienen como guía, y de todos los atribulados que fijan en ella su mirada.
Hoy se bendice e impone el escapulario del Carmen en todas partes. El escapulario es el hábito del Carmen. Pero ya sabéis que el hábito no hace al monje, es el monje quien hace al hábito.
Colocarse el escapulario significa comprometerse a repartir chocolate entre los hermanos, a derramar dulzura a nuestro alrededor, a levantar al caído, a servir a todos siguiendo los pasos de nuestra madre la Santísima Virgen del Carmen.
Felicidades, pues, a todos los conductores, los marineros y gentes del mar y no olvidemos una oración por las almas del purgatorio.
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