WILLIAM HOLMAN HUNT (1827-1910)
Todos Vds. conocen la expresión: "ser el chivo expiatorio", es decir, "pagar por las culpas de los demás": a veces teniendo también uno una parte de culpa, otras veces, aún más injusto, sin ni siquiera tener culpa alguna.
Se le llama también “ser cabeza de turco” y en expresión más moderna y coloquial, “ser el paganini”. Ahora bien, ¿de dónde viene la expresión? Pues como tantas otras, de la Biblia, concretamente del Antiguo Testamento.
Su origen se halla en el libro del Levítico, donde se describe una ceremonia de expiación de los pecados que debían llevar a cabo los judíos en 10 de tishrei, fiesta del Yom Kipur.
La ceremonia está detalladamente descrita en el Levítico:
“Aarón […] recibirá de la comunidad de los israelitas dos machos cabríos para el sacrificio por el pecado y un carnero para el holocausto. Aarón ofrecerá su novillo por el pecado como expiación por sí mismo y por su casa; tomará los dos machos cabríos y los presentará ante Yahvé, a la entrada de la Tienda del Encuentro. Echará las suertes sobre los dos machos cabríos, uno ‘para Yahvé’, y otro ‘para Azazel’. Presentará el macho cabrío que haya caído en suerte `para Yahvé´, y lo ofrecerá como sacrificio por el pecado. El macho cabrío que haya caído en suerte ‘para Azazel’, lo colocará vivo delante de Yahvé para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Azazel” (Lev 16,6-10).
No existe certeza sobre el significado de lo que es “Azazel”. La Biblia de Jerusalén, en nota a pie de página, indica lo siguiente:
“Azazel como parece haberlo entendido la versión siria, es el nombre de un demonio que los antiguos hebreos y cananeos creían habitaba en el desierto, tierra estéril, donde Dios no ejerce su acción fecundante”.
Continúa el Levítico explicando:
“Después inmolará el macho cabrío como sacrificio por el pecado del pueblo e introducirá su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del novillo: rociará el propiciatorio y su parte anterior. Así purificará el santuario de las impurezas de los israelitas y de todas sus rebeldías y pecados. Lo mismo hará con la Tienda del Encuentro, que mora entre ellos, en medio de sus impurezas. Nadie debe estar en la Tienda del Encuentro desde que Aarón entre a hacer la expiación dentro del santuario hasta que salga. Hará expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. Luego saldrá hacia el altar que se halla ante Yahvé y hará expiación por él: tomará sangre del novillo y del macho cabrío y untará los cuernos del altar. Hará sobre él con su dedo siete aspersiones de sangre, y así lo purificará y lo consagrará, apartándolo de las impurezas de los israelitas.
Acabada la expiación del santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar, Aarón hará traer el macho cabrío vivo, impondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los israelitas, todas sus rebeldías y todos sus pecados, los cargará sobre la cabeza del macho cabrío y lo enviará al desierto por medio de un hombre designado para ello. Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos, hacia una tierra desierta; y (el encargado) soltará el macho cabrío en el desierto.
Luego entrará Aarón en la Tienda del Encuentro, se despojará de las vestiduras de lino con que se había vestido al entrar en el santuario y las dejará allí; se lavará el cuerpo en lugar sagrado y se pondrá sus vestidos. Después saldrá y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo, hará la expiación por sí mismo y por el pueblo, y quemará sobre el altar la grasa de la víctima por el pecado.
El hombre encargado de soltar el macho cabrío para Azazel lavará sus vestidos y bañará su cuerpo; después de lo cual podrá entrar en el campamento. Del novillo del sacrificio por el pecado y del macho cabrío inmolado por el pecado, cuya sangre fue introducida en el santuario para hacer expiación, serán sacados fuera del campamento y quemados con fuego sus pieles, su carne y sus excrementos. El que los queme lavará sus vestidos y se bañará; después de lo cual podrá entrar en el campamento” (Lev. 16,15-28).
Y bien, he ahí una más de esas expresiones que usamos a diario tomada, como tantas, de ese libro que ha condicionado y modelado la entera historia del ser humano, la Biblia.
Fuente: religionenlibertad.com
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