Lienzo barroco con la Virgen Niña
entre San Antonio Abad y San Francisco de Asís
Hoy celebramos nuevamente a nuestra madre del cielo con el vestido de la dulzura. El nombre no es solamente para distinguirnos de los demás. Cuando el nombre es apropiado nos dice lo que la persona es o lo que espera ser; por eso el Nombre de Dios es Yahvé (yo soy) porque nada existe fuera de Dios; y por eso también, Dios, de vez en cuando, cambia el nombre a las personas para indicar cuál será su misión.
De este modo Saray se convertirá en Sara y Abram en Abraham. Ya en el Nuevo Testamento el ángel da a Zacarías el nombre del hijo que le va a nacer “Se va a llamar Juan” Y Jesús cambia el nombre a Simón “Tú eres Pedro”
Ese es también el motivo por el que una persona al ser elegida Papa o al hacer su consagración definitiva en un convento se cambia el nombre. Francisco se llama así porque su ilusión es imitar a San Francisco de Asís. Y la verdad es que lo está haciendo muy bien.
De ahí que la Iglesia nos recomiende poner a nuestros hijos nombres de santos porque eso es lo que queremos que sean.
María es señora, y ejerce su señorío a través de su fidelidad a Dios y el servicio a los demás.
Felicidades a todas las María, Miriam y Dulce, que son una legión.
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