miércoles, 27 de septiembre de 2017

Lucas 9,1-6: Anclados en sus propias ideas de poder y autoridad


En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Comentario del P. Julio González, SF:
"Les dio poder y autoridad"

Leer la Buena Noticia, entrega a entrega, por episodios, tiene un gran inconveniente: que no tenemos una visión panorámica del evangelio hasta que llegamos a los últimos capítulos y, aun así, nos puede ocurrir como a los primeros discípulos, que solamente se sintieron con fuerzas para proclamar el Evangelio después de recibir el Espíritu Santo (Pentecostés). 

Esto es debido a que la fe no se aprende de una vez para siempre sino que es un don aparentemente insignificante (como el grano de mostaza) que va creciendo dentro de nosotros.

Al leer este capítulo 9, a falta de una visión completa del evangelio, algunos pueden creer que el poder (=gr.dinamin) y la autoridad (=gr.exousian) que Jesús dio a los Doce los transformó en personas parecidas a superman ("les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades"). 

Pero los apóstoles no eran héroes. Ellos tenían su propia idea de lo que es el poder y la autoridad y, más adelante, veremos que no consiguen lo que se proponen, vacilan y se enojan entre ellos. Cuando Jesús habla de "poder" y "autoridad" no lo hace para sustituir a los poderosos de este mundo.

El testimonio de poder y autoridad de Jesús es siempre un servicio, una ofrenda, un sacrificio. Como digo, esto solamente lo descubrimos en su totalidad durante la última cena, la pasión y muerte de Jesús. Y aun entonces, algunos seguían anclados en sus propias ideas de poder y autoridad.

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