Martes de la 5 Semana del Tiempo Ordinario, Año I
Salmo 8,4-5.6-7.8-9: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies.
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Salmo 8,4-5.6-7.8-9: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies.
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
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